martes, 26 de febrero de 2013

GRUPO DE POESÍA SÁBADOS 23-02-2013


                                                                    

GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 104, 23-02-2013
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Dibujos: Miguel Oscar Menassa









El GOCE INTERRUMPIDO

Estaba gozando sin mundo y era un sueño,
Estaba tan sólo gozando que no había
goce para ver, ni sentir si no
una extensión flotante sin ti
y en ella los ahogados, y en los ahogados
el agua sin interrupción fluía
de color narcótico aparente.

Pero una sencilla tú,
instante en que apareces,
orilla
de la tierra bulliciosa,
rozas mi cuerpo con tus letras,
me interrumpes el mar...
Una sencilla humanidad
femenina distribuye
su aire fresco tan picante
en el alma, que despierto...
Sangre viva, tope indiscutible,
en tus dulces cabos salientes
encallan amasijos
de algas como cuerpos,
escollos, ceniza, maderas
y gozo.


Kepa Ríos Alday






EL GOCE INTERRUMPIDO

Inútil fue querer
que mi deseo fluya
por caminos que lo ciñen.

No hay mano
que lo suelte o agarre,
no tiene rosales que lo ronden.

Como río desbordado
sacude sus cauces y mi nombre.

Aprieto las horas
para que fino y alto
suba por tus piernas.

Largas risas
ríen sombras,
cruzan y titilan
extravagantes relatos,
amores por venir.

Es una sensación
que se me escapa,
baila al filo del sueño,
lento abanicos de hojas,
deshace el aire.

Aguas de siete velos
te desnudan sin conseguirlo,
rompen broches de voces,
te rodean, por momentos,
fugaz, traspasa como carne,
la noche.

Jaime Kozak





 Palabras para un adiós interrumpido.

Convoqué  tus demonios y los míos,
a todos los fantasmas sin nombre
que aún no habían conseguido
un símbolo que lograra sepultarlos .
Cabalgué la noche con la muerte al hombro
hasta el país de los sueños más terribles,
y al final del viaje, la miré a la cara:
no había palabras, ni perdón.

Viajé, entonces, al resplandor del alba
en busca de la luz y la eufonía
que lograra el milagro del adiós;
pasó un pájaro gimiendo, arrastrando un esqueleto que reía
con una estrella apagada entre los dientes, y en las manos
los ojos de una flor,
y ahuyentó el milagro, me robó la voz. 

Más, no confíes en  este adiós interrumpido
en  la mitad del umbral.
Él se hará presente y se dará un lugar de privilegio 
en mi cuaderno, en la próxima página, que no te ha de nombrar.  

 Norma Demaría 
 EL GOCE INTERRUMPIDO

La vida transcurría como si el tiempo
no importara, como si navegar
fuera el destino natural para nosotros. 

Todo era brillo y color, arrebato múltiple,
obnubilado por la ilusión de amanecer,
un día más, cobijados por los dioses.

Y nuestros cuerpos se retorcían
sobre múltiples divagaciones
y encuentros de vértigo calculado.

Locura y fervor en los ojos,
amábamos el filo y la redondez de su corte,
el estrépito necesario para continuar.

Todos y ninguno, eso éramos, materia
fértil para el amor, semilla y humus
donde el futuro germinaría humanidad.

Después, aconteció el silencio y la brecha
se extendió por el alma: aquel goce,
interrumpido, desató esta realidad.


Carmen Salamanca Gallego


GOCE INTERRUMPIDO
 
Duros flagelos se resisten
desata  castigo ,cada  día
en otoño que horada lentamente.
Vivir en un trozo del planeta
que va hacia el siglo XIX,
es difícil,
mil horas flacas,
otras mil raquíticas,
empujan a quedarse
en los recuerdos.
Herida a cielo abierto,
mutilaciones acechan ,
sombras antiguas sobrevienen
desempolvan su misterio,
refugio seguro del goce cotidiano
en este martes de aguacero.
Delante está el abismo,
nuevo goce clamando sus rituales. 
Como antaño fue Saulo de Tarso
tras la huella de luz de los cristianos,
asì , desafiando las tormentas
la tierra de esta voz se hace jauría,
escuálidos  ríos sobreviven,
miran al sol inmortal de occidente
con sus frutos anclados en la mente.
Se desglosa en nuevos vértigos el alma,
clama al viento que se abra
hacia vida elemental
de rosas rojas,rosas malvas.

Rosalba Pelle
 GOCE INTERRUMPIDO


Claudicaremos los presagios más angostos
con tal que nuestras vidas se sacien de legitimidad.

¿Para qué tanta agonía? ¿a caso las mañanitas de abril son un destino?

Traerán los vientos, tempestades que sin tiento,
elevarán los ánimos después de la rezagada insatisfacción.

Tal vez, se prodiguen almas forradas de lana para el invierno
pero el gélido aliento del tu mirada, vacía el ruido de los acordeones.

Extenuada en el silencioso rugir contenido en el llanto
aplaudo, una vez más, este goce interrumpido.


Magdalena Salamanca
 EL GOCE INTERRUMPIDO

Jugué contra mi misma y no gané
en los vértigos de los años prohibidos y del futuro incierto.

Niña de mi juventud pasando por desfiladeros
donde los juegos no eran los del amor que imaginé,
aquel fuerte como un carro cargado de sueños incumplidos.

Se unía al carromato un camino repleto de animales domésticos
que resolvían sus pasiones en temerarias luchas intestinas
y se sumaba al circo un espectáculo
que era ver a una madre magnífica,
divinizada por mi imaginación
arrollando a su paso todo crecimiento.
Pasen a ver…Pasen a ver …
¡El orden viene del mar y no tiene luz antes de que aparezca!!!,
Una niña sin mujer,
atrapada en los razonamientos de una fuerza de siglos
fue llevada a la cama donde dormitaba el cielo bajo su cuerpo solo
despoblando el mundo del que estaba ausente.
Era el mundo de los hombres donde ella se paseaba
como la más bella, vestida con vestidos áridos,
por cuyo escote no escapaba el amor sino despojos de alguna maravilla
resplandeciendo en la noche
donde todo se pierde y nada se alucina.

Todo era un dormir de espaldas a la vida.
Pero como cuando duermo hablo,
la boca abierta se liga a los abismos
y algún rostro aparece disipando las burlas.

Los que hablan sin saber, fueron mis maestros de ternura,
y el dolor de la partida no asentó en ninguna capital,
ni resplandeció en la noche un plumaje de perdición
ni un cuchillo arrastró mis pestañas
ni mis cabellos llevaron los signos de las sombras.

Sólo que ya no soy la misma,
con la boca cerrada escucharé como música
mis despojos de maravillas,
que toman formas vagas,
y estarás tú hablándome de las formas
para inquietarme un poco.

Norma Menassa
 GOCE INTERRUMPIDO

El gozne de una puerta libertaria
Era como una feria embriagadora
Al calor de tu cuerpo de animal sediento
Archipiélago y piel de suburbios marinos
El gusto de la sal mezclada con tu edad antigua
De idiomas alfareros, de cenizas y cantos
Arrebatado y desgranando el sonido multicolor
Del amor en la selva milenaria
La selva habitada
Millones de pájaros como gotas de rocío
En la humedad de la palabra y la lengua
Que toca definitivamente
Los extrarradios de la urbe
La civilización en pleno
El territorio de la nada.

Paola Duchên
 EL GOCE INTERRUMPIDO
Toqué la puerta, nombres ocultos pulularon en derredor mío,
viejas historias de vanguardia, desconocida existencia
que me acompañaba en las tardes de paseo cotidiano,
con la mirada al frente y la desnudez del color
sobre mi alma desesperada, fragante cuerpo enamorado.
Quería ser tú aunque fuera en el error,
siempre por esa tranquilidad asesina de volver
hacia fragancias de sueños profundos
que se podían despertar con un beso,
aquellos en que las palabras contenían cosas
 y las cosas palabras
y  éramos uno en el centro del universo.
Toqué la puerta, y mis ojos se abrieron
Susana Lorente
 GOCE INTERRUMPIDO

Estalla la mirada seducida en cada trazo,
la luz cabalga en los espacios donde
el pigmento tiñe la inocencia.
Salvaje potro de templado avance,
congela los silencios, detiene
el abismo del blanco con la llama del color.
Goce interrumpido de la pupila
enamorada de siluetas sostenidas en la recia crin del viento.
Fértil maridaje de óleo y pasión,
perlas de locura traducidas
a lenguas universales, grita el negro
sobre el rojo verso de la vida.
Hallazgo fotográfico de nuevas imágenes
nace un nuevo goce, una alegría infinita.

Helena Trujillo
 PALABRAS DEL ADIOS

Algo duele cuando digo adiós, un dolor íntimo
que ocupa mis costados y todos los recuerdos
convocan la partida.
Melancolía ciega de la sangre, tiempo extranjero
que pone en riesgo las voces que nos nombran.
La felicidad que ambicionamos vuela sobre
abismos desconocidos y vamos sin conocer
las distancias que nos separan de la tierra.
La realidad es un caballo que galopa sin riendas.
El poeta ama las cenizas que dejan los fuegos
No es verdad que el adiós destruya la sed
de los encuentros.
Transparente la memoria hace huella, caminos.
Respiro aromas de la sangre,
y no tengo penas por marcharme.
Tiemblan las palabras en la despedida
cuando se desconoce el rumbo.
No perderé la historia en ninguna despedida,
La poesía nos une, ciudad vacía cuando tú no estás.
Extraña sensación sin milagros  

Lucía Serrano
 EL GOCE INTERRUMPIDO

Empecemos este poema por el tejado:
hagamos de cada habitación un cuerpo desolado y
con arrebatado pincel úntese en el cerco de los ojos
el rigor del negro para ver las cosas del revés.

Todo goce no es goce.
Ello goza y nada pregunta el cuerpo marcado
al adquirir la cicatriz del prontuario
en el decir caído que nada sabe de ello.

Cuando la bandera del calendario se rinde al finiquito
hágase del goce una gran fiesta en la mansión del dicho con todos sus amores.
De poder acudir, recuerdo como anticipo la alegría del arte y
la verdad del esperpento al tener que atravesar el portal del cuento.
¿Queda claro lo del goce? y ¿menos aún lo del verso? 
Proceda el embargo de bienes señor poniente que del usufructo
guarda el oriente el goce del vivir caliente. Todo reside
en los tres puntos cardinales del goce.
Su nombre custodia la incertidumbre de su adquisición.
y su misión siempre futura la puesta en escena de la voz.
De pronto sonó el timbre de la pasión.
El fantasma de la exigencia sacude los planos desde el tejado
y entonces se entrega lo ya sido.
El goce interrumpido. 

Carlos Fernández del Ganso.
 EL GOCE INTERRUMPIDO


Ven,
ven a interrumpir, te lo ruego,
ese monólogo conmigo
el canto  del viejo amor
que no termina de morir.

Palabras repetidas, vanas
de un pasado que nunca fue.
Añoranza de lo que no fue vida.

Interrumpe ese camino.
Era equivocado.

Caen palabras,
oscuras  piedras,
quiebran el rumbo.

No has de temer al huracán.
En su centro viven, apaciguados,
 cálidos demonios.

Las palabras cantan en ti y no lo sabes.
Tanto ruido del pasado
no las deja volar.

Navegar,
navegar  sin miedo
hacia su voz de niebla que se acerca
 hacia el vacío del próximo paso.

Claire Deloupy Marchand
 EL GOCE INTERRUMPIDO

Esperaba el alba con fruición desesperada, como si las delicadas sábanas de hilo que habían acogido su cuerpo en la noche se convirtieran,  por un sortilegio que no comprendía, en rudas ortigas que la instigaban a levantarse.
Su gesto, adusto, de mujer laboriosa y dócil, no hacía sospechar la crueldad de su determinación,  le había cogido el gusto a limpiar por las mañanas. Enarbolando un plumero volaba por la casa, silenciosa, como si sus pasos siguieran la consigna que dirigía su brazo: no dejar rastro. Y convencida de que su gesta sería reconocida algún día porfiaba con las pequeñas motitas de polvo que, díscolas, insistían en posarse sobre los libros de la estantería.
Cuando alguien reparaba en ella emprendía una brillante protesta alegando que, a causa de tan laboriosa actividad, no podía dedicarse a obra de mayor provecho.
No recordaba cuando había comenzado esta afición suya, que tanto la extrañaba. De pequeña peleaba con su madre, precisamente porque odiaba realizar una tarea tan poco provechosa: mover el polvo de un lado a otro. Pero ahora, quizás por la insistencia materna que la apremiaba continuamente, pasaba todas las mañanas sacando brillo a los muebles, como a ella le gustaba decir, por si en alguna ocasión, de improvisto, viniera una visita.
Y no era baladí su cautela porque ella era algo bruja, como solía decir su marido, y sabía que, tarde o temprano, sucedería. Así fue, una mañana a la hora del Ángelus sonó el timbre de la calle. El sonido agudo y reiterativo como de cigarra en pleno agosto la desagradó profundamente. Esta coincidencia horaria no presagiaba nada bueno, si bien, su desasosiego nada tenía que ver con que le hubieran interrumpido las fantasías que estaba tejiendo y de las que no podía decir mucho más,  ya que ella, mientras limpiaba, tenía la mente en blanco. 

Pilar Rojas Martínez.
EL GOCE INTERRUMPIDO

Estaba yo leyendo a la mañana aquella página sublime
de La Peste, de Camus, y ya me retorcía 
de dolor con el enfermo, o perdía la fe con el médico
cuando sonó estridente el ruido del teléfono,
y entonces, me di cuenta de que estaba gozando.

Al caer la tarde, estaba yo deleitando mi curiosa mirada
con un Chagall espléndido, el fabuloso Circo,
perdiéndome entre los trapecistas, de vivísimos colores,
extasiada retina frente al genio que hizo cuadro los sueños,
cuando una mano fuerte se posó en mi hombro
mientras me decía: señorita, está prohibido pasar la línea roja,
y entonces, me di cuenta de que estaba gozando.

Y después, a la noche, estaba yo buscando en tu cuerpo
tesoros escondidos, para arrancarle sonoros ayes
al harpa de tu alma, y entonces me dijiste: yo te amo,
y el deseo fugose en retirada, porque el amor le disputó su trono,
y entonces me di cuenta de que estaba gozando.

Alejandra Menassa.


                                                                  



EL GOCE INTERRUMPIDO

Vino la muerte
a decir sus palabras.

Las líneas de su piel
se bordan a mi voz
y dibujan
tonos increíbles.

No fue cuando te besé
sino cuando
para besarte de nuevo
tuve que destruir
las torres que el olvido
había dejado en mi corazón.

Dejo caer
la copa de veneno
que pusiste en mis labios
y produzco,
en ese gesto,
un goce interrumpido,
una nueva
manera de soñar.

Cruz González Cardeñosa



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