lunes, 21 de febrero de 2011

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 19-02-11(II)

GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 65- 19/02/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


Todos los dibujos son de Miguel Oscar Menassa

CREACIONISMO

extraído de J.J.Bajarlía en

Vanguardismo Poético” en America y España

Juan Jacobo Bajaría, de quien he tomado estas notas, comienza diciendo que no es verdad. Bueno, que le espeten a uno con la frase inicial que no es verdad, es algo paralizante. Pero, continuando, él dice que no es verdad que Becquer, Unamuno, y Antonio Machado sean los precursores del modernismo en España y Latinoamérica, como afirma Juan Ramón Jiménez. No fueron ni precursores ni modernistas. Esto es querer escamotearle a los latinoamericanos, la gloria de ser los verdaderos iniciadores y continuadores de la nueva poesía en España y América.

Como instante inicial de vanguardismo podríamos señalar el año de 1917, fecha en que Huidobro escribe su Horizon carré y Jiménez sus Eternidades. Sin embargo, estos poemas no son del todo representativos. En Horizon carré hay sí, un impulso renovador, pero sus poemas sólo contienen fragmentariamente, cierta materia que balbucea un hallazgo todavía indomeñable. Se anticipa en el propósito teórico y no en la secuencia continuada de lo que habría de ser la nueva poesía.

En Eternidades hay muchos elementos antigüos, la metáfora es aún un punto de referencia con relación a una realidad embellecida. Más no a un estado estrictamente poético.

En el año 18 y 19 aparecen publicados Ecuatorial de Huidobro y Piedra y cielo de Jiménez. Son dos libros casi simultáneos que aparecen en España cuando las tendencias de fin de siglo se repliegan definitivamente para los renovadores. Es alrededor de Huidobro que bulle la nueva promoción. Desde su casa en Madrid, se lanzan la más abstrusas teorías del arte.

Jiménez en cambio se mantiene en una especie de ascetismo que lo lleva a profundizar sin consecuencias la expresión en quiebra, los nuevos idean el ultraísmo que no será otra cosa que el creacionismo de Huidobro trasplantado a España. En realidad un intento de neo-creacionismo que se frustra sin haber superado al poeta chileno.

En el caso de Jiménez en Piedra y cielo, sólo puede oponer un mundo ligado sentimentalmente al pasado, un mundo becqueriano. Si bien hay mas unidad en la poesía de Jiménez. ésta unidad no alcanza a los fines poéticos. Y en este caso mas vale una poesía un tanto dispersa respecto de su contenido y fuertemente renovadora como la de Huidobro, que una poesía sin fisonomía nueva por más encuadrada que esté en las leyes del desarrollo. Todo renovación lleva implícito el quiebre de la unidad. Lo importante en los orígenes es el avance, iniciado este avance, es posible la renovación.

En Altazor ya estaba el automatismo surrealista de La unión libre (1931) y se veía el influjo a Tristán Tzará de 1916

Aunque hallamos colocado en 1917/18 la fecha inicial de los orígenes, no debemos olvidar que estos se prolongan hasta 1922, año en que aparece, en Lima Trilce de César Vallejo.

La imagen casi directa de Huidobro, con miras a la presentación sustantiva del hecho poético, se convierte, en el peruano, en una dimensión más abstracta del proceso creador. La logizidad discursiva desaparece, para dar entrada a elementos más puros, más acordes con la materia poética. Insiste exclusivamente en su esencia y no en su conjugación formal. La poesía va comprendiendo ya que hay una lógica poética con sus leyes específicas.

La invención ha dado un paso más, aunque siempre dentro de la transposición de elementos, a veces mezclado con el expresionismo. Esta dimensión abstracta le dá a Vallejo una categoría que no alcanzó Huidobro.

A Partir de Huidobro, España se introduce en otra poesía. El espíritu renovador del creacionismo considerado como tendencia general, signará las páginas de los mejores autores, llámense ultraístas o nó. Todos ellos incorporarán la nueva imagen de que blasonaba Ecuatorial. Y tratarán inclusive de mejorarla.

Los primeros que se adscriben a la nueva expresión sobresaliendo entre los demás son Gerardo Diego y Juan Larrea.

Los años 1917/18 y 19, fecha de la redacción de Altazor, son importantísimos en toda Europa. A la liquidación del simbolismo, iniciada con Apollinaire, habrá que registrar dos hechos fundamentales para la poesía, la publicación en 1917 de Max Jacob que da por tierra con las parábolas baudelaireanas y mallarmeanas, y la estridencia, si no constructiva al menos revulsiva, de un Tristan Tzará. En 1918 aparecen los Caligramas de G. Apollinaire, y publicaciones de Blaise Cendrars. La poesía se integra ya en otra dimensión.

Fundada la ciencia de la estética ésta se apoyó en dos principios, la antigua imitación y la analogía. Estos dos aspectos de una estructura, negaban el poder creador del artista. La analogía se convirtió muy pronto en sugerencia. Y la sugerencia, en la medida en que sustituía a unos objetos por otros para producir el goce estético, abrió el camino para huir de la limitación o de los contornos reales de las cosas. Esto aconteció con el simbolismo. Pero el símbolo, si ya contenía en germen el poder de la invención, no estaba liberado, todavía del objeto, cuyo límite trataba de remedar. Era imprescindible su proceso ulterior para que pudiera destruirse el sustituto -objeto real- por la cosa inventada –objeto estético. Más esto no le estaba reservado al simbolismo, al impresionismo y al expresionismo que fueron sus expresiones correlativas en otras fases del arte. El paso debía darlo el siglo XX con sus tendencias de vanguardia, que vendrían a ser la superación del modernismo y la búsqueda de una nueva conciencia estética.

El símbolo ocultaba el objeto estético en beneficio de una sugerencia que lo remedaba indicando un estado artificial de la instancia estética. De lo que se trataba, en verdad, era no del ocultamiento del objeto con su equivalencia de la sugerencia, sino de la creación directa del objeto. Y crear directamente el objeto sin ocultamiento, importaba inventarlo. E inventarlo significaba tener conciencia de la especificidad del arte. Y esto debía suceder por una ley de vertebración, cuya dinámica está basada en la acumulación de los elementos autónomos que concurren en el proceso estético. Y esta ley, a su vez, en tanto indica el cambio de una estructura en otra, condiciona la obra de creación a cierta historicidad de la que no podrá evadirse, no siendo para realizar una obra fuera del arte.

La invención no siempre justifica la obra de creación. Invencionismo es un término provisorio que indica la toma de conciencia, por parte del poeta, de la invención como estructura específica de la obra de arte. Y el ultraísmo sólo es la versión en España del creacionismo.

ANTECESORES

El primer libro moderno de Rubén Darío “Azul”, es seguido por una serie de poetas desde Asunción Silva que nos deja sus Nocturnos antes de morir en ese año, en Brasil Cruz e Souza, y varios más hasta Leopoldo Lugones en Argentina. Remata el siglo con un tiro de gracia Rubén Darío con su España contemporánea, donde una sola frase resume todo con respecto a la poesía española, a la que nombra como “la seca poesía castellana”.

Los españoles tenían en ese momento a un Becquer que imitaba a Heine, un Nuñez de Arce que no superaba a Becquer, un Manuel del Palacio, que nació muerto, un Antonio de Zayas que confunde el cementerio con la poesía.

La literatura de ese tiempo era patrimonio de los latinoamericanos.

Rubén Darío: No tuvo cultura española, sólo conocía las cosas de España. Sus conocimientos provenían de Chile. Ahí conoció lo español y las últimas novedades de Francia, y quería sacar a Latinoamérica de su condición de cenicienta literaria.

Rubén Darío encuentra en Chile, la amplitud de la literatura europea. Oye más de cerca el rumor del mundo. Ve cuadros, estatuas, bronces, porcelanas, joyas. Lee los grandes diarios que llegan a su mesa de redacción, las revistas ilustradas que acaban de aparecer en Francia, no se le oculta nada.

Jiménez no puede desconocer estos hechos ni puede hablar de un genuino modernismo nacido en España. Es él mismo el que le solicita un prólogo a Darío. Ni aún después de Darío le correspondió a España el papel de rectora en lo poesía, ya que otro latinoamericano, el chileno Vicente Huidobro, habría de ser el nuevo campeón del vanguardismo. El testimonio más valedero es el de Guillermo de Torre, influido mucho por Huidobro. quien dice: “Y la entronización de la lírica de Huidobro, acabó de evidenciarnos, la agonía del ciclo precedente, y las necesidad de rebasar sus límites. El ultraísmo fue hijo, por consiguiente, del creacionismo huidobriano. Y no sólo influyó sobre Guillermo de Torre, sino que lo más hermoso de Juan Larrea y Gerardo Diego, llevan asimismo el sello chileno.

J.R.Jiménez. sólo logra su calidad lírica cuando poetiza en el estilo ultraísta o sea en la dimensión española del creacionismo. En sus poemas de 1945, hay un clima lírico, más las estrofas son discursivas. La imagen poética se resume en un motivo que parte de un hecho conocido, para resolverse en una descripción por sugerencia. Primero el hecho conocido,. luego la consecuencia. Metaforización simple, muy del agrado de los simbolistas. No hay, por tanto, elaboración poética, tal como la entendemos hoy. Hay una suerte de falsedad poética que consiste en un producto mental condicionado a un elemento extraño. Si la poesía es poesía, si ella tiene vida propia ¿qué diremos cuando el poeta deja de lado la imagen, el elemento mas apremiante, mas indispensable y genuino de la poesía? En J:R:Jiménez: su poesía carece de imágenes, es discursiva, no ha superado el proceso de la imitación contenido en la definición aristotélica de la metáfora: transcripción de un nombre a una cosa distinta. El principio de analogía le coarta la libre creación de la materia poética.

Pero no basta la imagen sola, es imprescindible que las imágenes estén estructuradas de tal manera en el poema, que sean independientes por sí mismas sin dejar de vincularse en su totalidad. Las leyes de su organización son variables y están condicionadas a ese principio de autonomía que lleva al poeta a la creación constante de nuevas imágenes y nuevas estructuras. Y esto es posible, precisamente, porque dentro de la imagen inventada se dan infinitas formas de elaboración. No hay situaciones contadas, finitas, como cuando se recurre a la descripción de lo pre-existente o puesto por la naturaleza. .

Planteado en tales términos el vanguardismo poético, J.R.Jiménez. está desvinculado de su tiempo. Continuador del ciclo novecentista, no puede concebir otra poesía que no sea la puramente literaria, aquella que reduce sus efectos a una retórica historiada, que podrá ser profunda, pero que jamás se nutrirá de su materia estricta. La poesía no es manifestación de irrealidad, apariencia de realidades. La poesía es una realidad con su realidad propia. Es irreal cuando historiza la realidad ya que invade un medio expresivo que le es ajeno. Pero es real en la medida en que sus vivencias se condicionan a la realidad poética mediante la cual, dado el hecho poético –vivencia inventada- se da al mismo tiempo una situación emocional que tiene su razón de ser en ella misma y no en ninguna otra cosa. Si una mesa es una mesa y no un relato sobre la mesa, el hecho poético es también un hecho poético y no un relato sobre un hecho poético. Es la condición de toda vivencia.

Conclusiones:

1) El modernismo en España y Latinoamérica, es obra de los poetas latinoamericanos.

2) El vanguardismo, continuador del modernismo es asimismo, tarea de latinoamericanos. Lo inicia el creacionismo de Huidobro que da en España el brote de ultraísmo, seco ya como tendencia de avanzada o retrasado treinta años en sus postulados generales.

3) Calidad lírica pero no poética de los versos de Juan Ramón Jiménez. Y esta jerarquía lírica sólo la alcanza en las estrofas ultraístas.

4) Poesía sin imágenes –vivencias inventadas- e imágenes sin estructuración, o sea organización inventada, dan solamente po-estría.

El vanguardismo en tanto contiene una calidad que es modernismo, caben en él las diversas tendencias de su avance.

En el pasado el antevanguardismo, lo encontramos incluso en Darío antes de la publicación de Azul. En un artículo “Catulle Mendés- Parnasianos y decadentes” de 1888, hay algunas formulaciones que luego se resuelven ulteriormente, cuando dice: “pintar el color de un sonido, el perfume de un astro, algo como aprisionar el alma de las cosas” ó “hacer rosas artificiales que huelen a primavera, he ahí el misterio”, Si bien incluye una imagen, ésta no podrá ser realizada por el iniciador del modernismo. Pero es un antecedente sin proponérselo de la invención que se concretará a partir del momento en que Huidobro formulará en Arte Poética de 1916: “Por qué cantaís la rosa ¡oh poetas!- hacedla florecer en el poema”

Lo que afirma Darío, tiene su desarrollo en Huidobro. A éste le corresponde por tanto ser el iniciador del vanguardismo aunque luego se lo supere en su mismo concepto de la invención.

Profundizar una tendencia no es más que una permanencia y no una continuación. Habrá continuación cuando haya ruptura. Es decir cuando se pasa de una estructuración determinada a otra que, por nueva, le es antagónica.

Jiménez en relación con Darío, permanece en el modernismo, mientras que Huidobro lo continúa y se coloca en el origen del vanguardismo, da un salto e inicia el nuevo ciclo. Entre Rubén y Huidobro, Jiménez es el punto de sutura. Más no el precursor.

Del modernismo que se aposentó en su rellano clasicista, se saltará violentamente, a un estado de revolución en el que Huidobro ha de confundir los conceptos de creación e invención.

Cuando Huidobro publicó Horizon carré en 1917 dijo: Nada de anecdótico ni descriptivo, ya que el poema debe ser “creado en todas sus piezas como objeto nuevo. y en 1925 agrega: Horizonte cuadrado. Un hecho nuevo inventado por mí, creado por mí, Y más adelante: “los creacionistas han sido los primeros poetas que han aportado al arte el poema inventado en todas las piezas por su autor” Se identifica pues, creación con invención. Huidobro, poeta de los orígenes del vanguardismo, no sabrá hacer la distinción entre imagen creada e inventada. Ni le importará. El fin inmediato de su creacionismo-invencionismo, es lanzar la imagen que ha de valer por sí misma, como hecho nuevo, y no por su referencia a la realidad circundante, desiderátum que no se cumple en toda su plenitud. Si analizamos su poesía en este sentido, hallaríamos una extraña correspondencia con el mundo de las cosas, en el cual las imágenes se integran de la transposición de elementos connaturalmente en oposición,. pero emocionalmente en el vértice metafórico. A pesar de esto logra una imagen de nuevo tipo, cuya estructura, por más limitada que sea, dará comienzo de liquidación al verso de ese fin de siglo.

De la polémica Reverdy-Huidobro, dice que el Reverdy de los últimos años va, en lo teórico, mucho más allá del autor de Altazor, ya que al concepto de creación añade el de la voluntad como elemento formal de la imagen. De donde el hacer poético se vierte en una operación de conocimiento controlado.

Norma Menassa

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