sábado, 7 de marzo de 2009

TALLER POESÍA SÁBADO 07-03-09



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 7- 07/03/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa.



Cuadro: Iremos por los más bellos ríos. Miguel Menassa

ESTA VEZ TAMBIÉN HICIMOS EL AMOR EN BUENOS AIRES


Un soplo original llevando mis pasos a tu encuentro.
Una humedad dando al abismo y la neblina
mis labios vivos pronunciando otros nombres de ausencia
para poder jugar en un vasto anfiteatro espantando
la misma queja sin medida sobre
la inapropiada propiedad a la que me rendía confinada.

Esta vez no divisé las cosas errantes de este mundo
siempre hubo el amor y este furor sobre la cima del deseo
con su ala de gaviota trastornada.

Gran manipulador de encuentros el viento sobre el río
husmeaba el tema de la nada y tu mano en mi mano tomaba tal altura
que terminó cortada a pique en el umbral de casa,
mientras que en los confines un coro de muchachas malqueridas
erraban temerosas entre ilícitos en medio de la vida ciudadana.

Sobre el lecho que luego abandonamos
quedó el poema de la noche en medio del despojo,
cabellos en la almohada, plumas volcadas en la alfombra,
susurros de un lenguaje puro, con palabras aladas, sin oficio,
nombrándonos entre mi árido perfume a siempre viva
y tu perfume de axila encadenando el curso del ciclón sobre este mapa
para configurar el rostro de algún sueño.

Partimos como parten los buques de la infancia
en medio de un sonido y no bastaba reír bajo las lágrimas,
hicimos el amor en este puerto,
tu te quedaste velando entre las guerras
yo quedé ciega aliviando el dolor de la demencia
en un gran almacén vendiendo fábulas.

Norma Menassa


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Cuadro: Navegábamos, de Miguel Menassa.





ADIOS, PUES EL POETA HA DE SEGUIR VIAJANDO


Como una luz titilando en la noche
Ella, poesía
recorre el infinito.
Y aunque el poeta
-tantas veces-
se sienta pequeño,
frente a la inmensidad
busca la fuerza
-indispensable-
para el gran encuentro.
Ella,poesía
va con nosotros
se posa en unos y otros
y nos abraza
-tierna- con sus dones;
los senderos son diferentes
y los recorremos
casi sin detenernos
para concurrir al encuentro
aunque sea un momento

María Chévez.


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Cuadro: Un día la balsa se partirá. De Miguel Menassa



VIVIR, PORQUE VIVIR, SERÁ LO DIFERENTE


“¿El arte de vivir,
debe imponerse, también,
a los procesos revolucionarios?
Miguel Oscar Menassa

Escribe de la primavera sus ojos de sol.
Deja pasar tranquilamente el día
hasta que muere en una hoja cuando llega la noche.

Escribe un poema sabiendo que es
el punto aniquilado del ocaso y los huesos
fundidos en el corazón
latiendo en toda su muerte.

Algo se identifica en la añoranza
de los suspiros apretados en la vida.

Vivir, porque vivir, será lo diferente
de una gran vida.

Y, en ese preciso instante, le entra
el miedo terrible, feroz y anhelante
de encontrarse consigo misma.
Con la piel perpetua, escénica, voraz,
suavísima, vencida en plena lágrima,
melancólica, quebrada o ávida.
Como si fuera el apóstrofe de un gran soneto.

Esa mujer, un poco abatida,
se levanta, esta vez, viendo las manos,
millones de manos alzadas al cielo,
con el puño en alto pidiendo la libertad,
la que tendrá la luz,
los deseos multiplicados
y el futuro sentado a la mesa.

Añora la paz de otros tiempos,
la paz y un gesto de amor.
Regresa como una pasajera del tiempo
envuelta en los labios del océano,
es carne de vida,
el más allá,
el dolor y la loca soledad
asomada entre las sombras.

Una voz le dice:
Tienes que saberlo: el mundo es infinito.
Hay quien sabe del odio y del rencor,
de las miserias, de la cárcel y otras fronteras.
Hay quien sabe del abismo negro y del silencio…

Ya, le dijo la mujer,
sin embargo,
nosotros danzaremos vencedores.

Entonces, la voz,
enmudeció.


Mónica López Bordón

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Cuadro: Remad hasta quedar sin fuerzas. Miguel Menassa



NO SOY LA TRISTE FLOR QUE SE DERRAMA JUNTO AL FUEGO


No soy la triste flor que se derrama junto al fuego,
ni la acequia que, seca, recorre sin caudal la tierra,
no soy ni el gusano ni la bella mariposa que en ti descansa.

Soy esa coma que prodiga la respiración pausada,
el secreto del viticultor, su paciencia ante la amada,
la atlética enredadera, saltadora de obstáculos,
el calendario que se pierde entre los días,
soy un lunes, sí, un lunes blanqueado, poroso, almidonado y fértil.

No soy el compás del funesto encuentro con la muerte
ni los celibatos que se esconden debajo de las sotanas,
no soy la pequeña y sutil piedra que al caminar molesta.

Soy el brío de la blandiente espada en la batalla
la tersura de tu juventud clavada en la mirada
el azogue que baila un ritmo de zamba,
posible misterio recorriendo la espalda,
soy para ti, la palabra, naciente sol de madrugada.


Magdalena Salamanca

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Cuadro: Líquidas consecuencias. Amelia Díez



UN POEMA EN SÍ MISMO

Perpleja y estupefacta ante mí misma,
rota por la palabra y encadenada,
giro y giro entre las letras y no me encuentro,
busco y busco un verso maniatado en un poema
y una nostalgia se ata a mi memoria y huye con el verbo.
Escondo los nombres bajo su propio olvido,
recorro sin prisa un futuro apalabrado
caigo bajo los unos y los otros, y hablo.
He nacido entre páginas escritas
y páginas en blanco, entre futuro y pasado,
entre hombres y mujeres.
Después he roto el juego imaginario,
he resbalado como tinta sobre el tiempo
he abierto mis manos a la letra
y he seguido descalza un destino
hecho a golpe de mano y sueño.
Un poema en sí mismo.


Amelia Díez Cuesta


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Cuadro: Reinado de nubes, de Miguel Menassa.




A CIERTAS HORAS DE LA NOCHE


Somos como cajas de violines
donde suenan llantos de mujeres.

El gemido se dejó caer
cual torre plácida sobre
el plenilunio de las horas

Parece que te yergues a cada paso.

Tus dientes relucen en la sombra
y te acosan las miradas decadentes
e irritadas por una libertad que no llega.

Virgen de ti, prudente estrella.
¿ vivía el héroe de tu juventud
a destiempo exprimido en la pureza de tu sexo?

Algo te impulsa como torrente viento.

La tempestad del mundo arruinó
la felicidad de tu fruto más dulce.
Y no pudiste expulsar al mundo de tu vientre,
porque has carecido del valor necesario
para desprenderte de tu pacto:
un soplo, alrededor de la nada.


Miguel Martínez Fondón
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Cuadro: La visionaria, de Miguel Menassa.


FUÍ DESDE EL COMIENZO UN INCALCULABLE ERROR


Abandoné las espesas paredes que poblaban mis sentidos,
las ciegas ventanas que herían mi alma,
los recuerdos familiares,
los ruidos de la ignorancia,
la delirante humildad iluminada.

Después, en la penumbra,
abrazé la rompiente ola sobre el acantilado,
me arrastré por el barro de la calma, del miedo,
y con los poros erectos
y los brazos al viento,
en silencio,
ante lo inevitable,
tomé el vuelo de la palabra.

Paisajes de arena,
de dulce sudor,
de pensamientos trasnochados,
de rencores estancados,
de dedos cubiertos por incalculables errores,
de comienzos sostenidos por el hambre,
de pasados engendros del azar y del hastío,
hablaban y hablaban,
y yo, con lentitud,
entre simuladas catástrofes y grandes aguaceros,
seguí volando, desesperadamente.


Vicente Prada Gómez.

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Cuadro: Encuentra su reinado. Miguel Menassa.


HAY COSAS DE LA INFANCIA QUE NO VUELVEN

Las noches se pueblan de cálidos dragones,
que convocan, al abrigo de estrellas, mágicos juramentos.
Mientras el crujir de sedas salvajes despierta el último Dorado,
mis huesos, pequeños, aún blandos y flexibles,
reniegan del erguido caminar de los mansos,
se recubren de acerados vestidos,
y nombran caballero, a ella, la sombra que me sigue.

Risas desaforadas cayendo en cataratas llaman a la batalla,
y un ejército, enardecido, se desliza por la suave pradera inundada de juncos.
Batallones de olores se despliegan con táctica estudiada,
al compás de la pólvora festiva que despeja pasiones apacibles.

Mil batallas ganadas en los sueños de lánguidos veranos
se alejan del recuerdo de una infancia acabada,
y un eco del pasado repite que hay cosas de la infancia que no vuelven.

Pilar Rojas


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Cuadro: Las tres edades de la mujer, de Gustav Klimt, reproducción de Alejandra Menassa.



TENGO POR HABER ATRAVESADO…
Tengo…
Tu lanza en el costado, poesía,
el rumor de los versos en mi oído,
la pluma de los poetas en mi pluma,
Tengo
el aliento del amado entre mis dedos,
su piel en mis huellas dactilares,
su sueño en mi desvelo
Tengo
La rosa de su carne en mis mañanas,
su caricia en mis arcas
sus besos : alas en mi espalda
Tengo por haber atravesado…
Especiales aludes de palabras,
tormenta de vocablos y magnolias
sonrisas y guiños de las páginas.
Por haber atravesado
tu cuerpo como un sueño o un fantasma,
el manto de tu noche con sus estrellas apagadas,
la flor de la distancia
Tengo, por humana,
el oscuro,
el misterioso,
el sin par,
el efímero,
don de la palabra.

Alejandra Menassa de Lucia
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Cuadro: Judío orando (el rabino de Vitebsk), de Marc Chagall, reproducción de Cruz González.

TERRORES Y UNGÜENTOS DEL PASADO

Vienen del mar y traen consigo utensilios de labranza,
parábolas del horror y la desdicha,
cantaros de libertad, que agitan y distribuyen en copas de cristal,
para ver, mientras beben, los ojos del adversario.

Son bárbaros y visionarios, reyes que matan para no morir
y mueren en manos de alguna sombra del pasado.

Son santos, que esconden su desnudez
con sayos y cilicios de plata.
Robustos hombres de papel,
adustas señoritas de lana impenitente.

Cada lugar de la tierra tiene sus inquinas y sus leyes,
cada pared esconde, entre las piedras,
voluntades perdidas, tesoros enterrados y belleza.

Terrores y ungüentos del pasado que piden su esquela mortuoria:
un réquiem escrito en alguna lápida, una flor con la que purificar
los inviernos sin sol y una orquesta que atraviese la muerte.

Cruz González Cardeñosa

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Cuadro: Veo surgir entre las sombras. Miguel Menassa


PÁJARO DE MONTAÑAS NEVADAS

Pájaro de la sangre
y el espanto,
pájaro que bebes sombras,
pájaro turbio,
llanto débil,
duelo sobre las piedras.

Pájaro sin lágrimas,
venas de soledad,
dulce red nostalgiosa,
techo y lecho,
hielo de las madrugadas.

Pájaro de montañas nevadas,
pájaro que circundas los abismos,
mundo de altas olas,
ciegos rostros del silencio.

Pájaro del instante mío,
aquél naciendo triste,
pájaro de luz,
pájaro del poema.

Pájaro del aire,
invencible amor
de las palabras,
pájaro del mañana,
garganta de la nada,
blancas vuelan montañas.

Lucía Serrano

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Cuadro: Hércules y Ónfala. De Francisco de Goya y Lucientes, reproducción de Claire Deloupy.




SON MIS FLORES COLORES DE MI VISTA


Esta noche nos han dejado tú y yo
frente a frente.
Entre tú y yo
sólo la pantalla
y mis manos que se agitan
a un ritmo que no controlo.
Es hermoso y temible
tener toda la noche por delante.
Aquí, el tiempo es diferente.
Espacio de libertad
entre vida y muerte.
En esa misma pantalla
el mundo está a mi alcance
sus ruidos
sus movimientos
sus olores
su estruendo imparable.

Mas, doy a un sola tecla
y estoy de nuevo frente a ti.

Todo es aún posible.

Frente a ti...
Pero ¿Quién eres?

Hoy, todo se hizo silencio.
Callada, la piel es un reino de sombras.
Para volver hacia la luz no basta voluntad.
No bastan los días felices
ni los dedos acompasados del tiempo.
Deseos enlazados con fuerza
abarcan el retorno.
Colores arrancados a la noche
amores nacidos del amor
perlas de la vida.
Tiernas campánulas
valientes y combativas
en el cotidiano
juego de la vida.
Para volver
del vértigo
de la definitiva oscuridad
palabras compañeras
se necesitan
hilvanadas una a una
sin miedo
sin descanso
en tu jardín siempre vivo,
poesía.

Claire Deloupy Marchand.

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Cuadro: Lejanía. Carmen Salamanca.

EL MINUTO

“Soy, en la quinta luna de saturno,
el ojo que mira el universo”
Miguel Oscar Menassa

El minuto acontece transversal y conspicuo,
llanto amenazado de estúpidas cabriolas
con el alma derretida por el fulgor de la mañana.

Súbito estruendo de la confusión definitiva,
a raudales desgajada en el instante primigenio de la partida
y su lenta extenuación frente a la muerte.

Despojado de todo rencor en materia de experiencias,
desahuciado de confusos rituales de incertidumbre,
elimino, de las raíces, el sopor que inunda el universo.

Nada de alquimias para este recoveco
percutido de estigmas y maduras concepciones,
rutas de quebranto inoportuno. Nada que ofrecer
y, sin embargo, acuosas combinaciones
resucitan el espíritu de lo eterno en mi regreso.

Nacido de un dios sin consecuencias,
elijo, para el hombre, osadía en la contienda
frente a la legendaria esclavitud de su ceguera.

Carmen Salamanca.

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Cuadro: Desnudo Azul. De Matisse.


NAVEGO Y NAVEGAR NO ALCANZA

Y dijo el sabio subido en el carro de madera elevando
al cielo su gayata de negrillo:
¡Declaro inaugurada la cosecha!
Ahora pueden los aperos comenzar el baile de brazos
tornasolados, al seco aire de castilla, como un juez
severo y preciso, sobre el cuello tallado de la espiga.

Las cuadrillas de hombres serán festejadas, con un botijo
de arcilla, cada hora exacta, en el girar de mulo
sobre la era alumbrada por el sudor, cuando se confunda
hambre y sed, sobre la camisa empapada del más no poder.

Mujeres estarán con su presencia de mandil y zueco, asegurando
merienda y siesta bajo el roble o la encina,
según sea el estado viril y saludable, el domingo, después de misa.

Todo mozalbete pronto aprende en la meseta
los sutiles repiques de campana: boda, funeral o fuego.

Cerrar la cancela al salir de la huerta,
no hacer leña del árbol, por el rayo hendido,
de cuyas raíces no fueras el dueño
y anunciar en los tablones de la plaza,
la ruta de la tasca donde depositar cada noche
el saco de huesos hurtado en cada puerto
como si fueran de alta mar, el último secreto.

Carlos Fernández

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Cuadro: Si es posible el poema, es posible la vida.



EN EL ENCUENTRO CON LO NUEVO

Fuera ataduras, fuera lazos de sangre y amistad.
El poeta no se alía con nadie.
No esperéis de mí sonrisas ni buenas palabras,
mi trabajo es duro y constante.
No puedo acompañaros en paseos
ni en brindis nocturnos.
Amar sólo puedo a mi único dueño.
Noche y día me llama a su lado,
su sed me reclama.
Siempre otro ante él,
me hace fuerte, constante, poderoso.
Cuando me falta, cuando le fallo,
cuando me dejo seducir por otros cuerpos,
ríos de lágrimas borran las páginas.
En el encuentro, cada vez, con lo nuevo,
con mi poeta, cuando soy capaz de daros todo,
nace el poema que cambia mi vida
que da otra luz tus ojos.

Helena Trujillo Luque

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Cuadro: Me dejo conducir a la deriva




DE PEQUEÑA ESCUCHABA HABLAR A LOS MAYORES

En medio de festejos y borrascas,
mares de dudas y preguntas,
comandaba la investigación, un barco
estremecido por el movimiento de las olas.
El timón desorbitado por los cambios
imponía dar un orden a la ruta:
emprender el camino de la vida.
Sin volver atrás, lentamente,
escuchando atentamente a los mayores
supe qué decían y ocultaban.
Las piezas del puzzle llegaron a conformar alguna verdad.
Dijeron sin decir del sexo y de la muerte.
Superada la magia de los cuentos,
declinando elaborar la realidad a mi antojo,
me detuve en la antesala del mundo
para comenzar un quehacer que me nombrara
acompañada de las voces que me sostienen como humana.

Olga de Lucia Vicente

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Cuadro: La casa del árbol de Fabián Menassa




SOY UN SER AISLADO, SUSPENDIDO

¿Escuchas el tintineo?
El despertador llama a los muertos a reposo
Depósito de podres carnes,
broza pestilente al sol de la mañana,
inútil mano contra el sonido del tiempo;
mi corazón manjar de tus delirios.

¿Has visto la noche?
El garfio rojo que trae sobre el pecho
llama a los vivos a reposo
Depósito de pútridas pasiones,
desecho pestilente bajo la piel de la bestia
inútil corazón contra desbordes,
mis manos la voz de tus silencios.


Fabián Menassa de Lucia


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Cuadro: Sin salida, de Manuel Menassa
LIBERTAD, ME GRITARON, TRABAJO, ME GRITARON, Y LIBERTAD (MOM)


Puesto que llevo conmigo la sombra de un nombre
hube de haber nacido.

Así lo creyeron otros y así lo supe yo
Acostumbrado al tedio desde el nacimiento.

Ayer el niño se reflejaba en el pozo
Veía el agua cristalina y sentía todo de todas las maneras.

Hoy la profundidad del pozo me da miedo
porque donde tendría que estar ese niño
es el mundo el reflejado
Hoy me queda la risa
de aquel sentir todo de todas las maneras.

Manuel Menassa de Lucia

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