GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 124, 28-09-2013
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 124, 28-09-2013
Semana
a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo
realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la
Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
Dibujos: Miguel Oscar Menassa
¿AMO LA VERDAD?
Centelleante, invitas a
conocer la Historia Universal.
En eternas frases de
contenido efímero,
construyes la celda que
apuntala
ese ordenar
“verdaderamente” el mundo en etiquetas.
Volátil cuál silencio
cosechado en el margen de tiempo
escapas entre la carne
y entre estremecida y
extraviada, mi boca se abre.
¿amo la verdad?
Soledad Caballero
¿AMO LA VERDAD?
Hago un quiebro al silencio para amarte,
el sueño me sugiere una certeza en tu oreja experta,
fluye y desaparece, vive y muere en el mismo acto
en que te busco, y un hálito de goce me ciega
la vista de tu espalda,
amando el fluctuar de tu tiempo,
para que hoy seas una sonrisa frente a mi deseo,
para que ayer fueras una senda de aniquilados sueños
que ya no nos persiguen.
Tu palabra debe ser la verdad.
Susana Lorente
Hago un quiebro al silencio para amarte,
el sueño me sugiere una certeza en tu oreja experta,
fluye y desaparece, vive y muere en el mismo acto
en que te busco, y un hálito de goce me ciega
la vista de tu espalda,
amando el fluctuar de tu tiempo,
para que hoy seas una sonrisa frente a mi deseo,
para que ayer fueras una senda de aniquilados sueños
que ya no nos persiguen.
Tu palabra debe ser la verdad.
Susana Lorente
¿Amo la verdad?
Recorro entradas y
salidas
de tu cuerpo
y encuentro leves
notas,
murmullo de tus pies
derribando
los sueños.
La noche embellece el
canto
y la verdad restalla
como bomba de luz
en mis ojos.
Amo el instante
que marca sobre mi piel
el paso del tiempo.
Cruz González Cardeñosa
¿AMO LA VERDAD?
Yo no buscaba un desnudo extraordinario
que llevase las sombras de un vestuario
ni tenía enemigos con sueños evitables
con los ojos rayados por la envidia.
Todo era un mundo de cuerpos amasados sin dolor en la ignorancia,
como un otoño sin gemidos escapando de las hojas de los árboles,.
y una lluvia nocturna hamacando pesadillas donde llora el espanto.
Que no te quiero, verdad
y el pudor se sumerge en un mundo
de ríos secuestrados con sus cauces vacíos
donde dejo de creer en las palabras,
y sos una mentira vertida en venas destrozadas
donde se apagan los colores
porque no encuentro lo que busco
y lo encontrado se pierde en lo imposible,
y un pensamiento inmundo me corroe
en tanto en las alcantarillas se alza un olor de carne putrefacta
y no soy más que esta pesadilla donde el espanto llora
mientras te digo a gritos que estoy viva
aunque la luna desfallezca entre las nubes
impidiendo el vuelo de las aves.
Que no te quiero
Porque quiero mi voz un poco libertaria
lamiendo el mundo a modo de castigo,
porque soy una hoja leída a contramano
y me persigue el llanto de los hombres
y no puedo avanzar sobre superficies que tu evitas
entre escollos del mar y lágrimas vertidas
clamando un poco del amor humano
Me estás buscando lo sé
pero te niego el alba porque tropiezo con la dura eternidad
buscando un equilibrio que no encuentro para ti,
mientras en la escollera veo mover los barcos encallados
que ignoran lo que soy con mis ojos despiertos,
y mi costado abierto alienta las cenizas que mueven mis vestidos
tratando de tapar la eterna quemadura del sometido asesinato
buscando el mármol de un adiós,
del que salgo ilesa porque a pesar de vos, quisiera navegar por el
espacio.
Norma Menassa.
¿AMO LA VERDAD?
Torbellino acelerado y cruel
Cuando el reloj detiene su pulso
En la esquina derrotada de la vida
Miles de ojos reclaman entonces
la mirada oscura y alucinada
De ese instante mortal
Cuando todo calla
Cuando el silencio se hace carne
Y carne ama el misterio
Ahí, ahí amo la verdad
Torbellino acelerado y cruel
Cuando el reloj detiene su pulso
En la esquina derrotada de la vida
Miles de ojos reclaman entonces
la mirada oscura y alucinada
De ese instante mortal
Cuando todo calla
Cuando el silencio se hace carne
Y carne ama el misterio
Ahí, ahí amo la verdad
Paola Duchên.
¿AMO LA VERDAD ?
En la espera, cuando han acostado las muñecas
y desmenbrado los daños
vislumbro mi ilusión.
¡Bella tempestad la de reconocerte mía,
como hecha de futuro
y palpo el frenesí del baile
la contorción es total, están los blancos en su
lugar.
El apóstofro ha encandilado las vocales
y el canto se apodera de las bocas
distribuye olvidos para los besos.
El rumbo funebre y de puntillas
me observa levantando el cielo.
Claro que te amo y te amo así
sin destino con las alas y el hambre
reventando el después.
Te amo porque me muevo
por distorsionar las posibilidades,
por hacer de los prismas
amplios ojos
que detectan fórmulas
que se ríen en la cara.
Pomposa aventura la de mirar encandilada
lo que siempre me dices
cuando a solas,
no te quiero reconocer.
Clémence Loonis
¿AMO LA VERDAD?
¿Amo la verdad?
¿O redondeo insípidas
confabulaciones,
huecos amañados por
máscaras
disfrazadas del bien
común?
La distancia equilibra
conceptos
y, a veces, puedo
distinguir las redes del mal,
atentados a la ley que
nos cobija,
mezquinos sabotajes al
trabajo diario.
Cuelgan argumentos de
inútiles papadas,
raíces de violencia
bajo el manto,
inmaculado, de
príncipes e hidalgos,
fachadas bienpensantes
al abrigo del odio.
El desconcierto arrasa
fronteras,
la muerte acecha entre
bambalinas
y mi alma supura
estallidos, allí
donde el cuerpo no
resiste la contienda.
Empecinados vínculos
desatan mi corazón
contra la barbarie,
porque las manos
no conocen la derrota,
y la voz se alza
para gritar: ¡Sí, amo
la verdad!
Carmen Salamanca
¿AMO LA
VERDAD?
Yo nací celeste, en una noche donde el búho anunciaba con su
rezo la alborada.
Mi madre me enseñó a amar las sílabas, ella es una luz
serena en la mañana.
Mi padre las bordaba en mi almohada, él es huracán que
aventa las palabras.
Yo soñaba y en el fino tejido de los sueños, la pluma y el
papel eran mi marca,
Crecía con una idea fija como horizonte único que más allá
esperaba.
Haciendo guiños al maestro, conseguí que me mostrara el
alfabeto,
me acerqué a Lorca, a Juan Ramón, versos de grandes que me
encandilaban,
de España salí al mundo, de la mano de Alberti llegué a
Tuñón y Orozco,
Oliverio me enamoró sin ninguna piedad, quedé extasiada por
hedores de su pentotal.
Caí beoda en los brazos de la poesía, Germán Pardo García,
grande entre grandes,
no hay otro como tú para rimar la tierra americana, Molina
desbordó
el cauce de esos ríos a los que tú le cantas, y yo dormí en
su cama,
memorial indolente, elogio sin igual a la palabra, y con
Carilda hicimos
cantar a los canarios que habitan en el alma.
Bella Francia, Baudelaire me enseñó la belleza que encierra
lo caduco,
Y fui una mujer lúbrica que goza mientras muere en sus
páginas.
En oscuras cárceles de Turquía, hicimos el amor Hikmet y esta
que canta.
En Rusia, plaza roja y azul hielo, a las puertas del Kremlin,
Maiakovsky me besaba.
Con tanta promiscuidad, el treponema del lenguaje invadió
mis entrañas,
tuve dulces gomas, y suaves chancros y hasta de ellos, el
verso irreverente, brotaba.
Ahora soy la leprosa, la infectada, esa que porta la
verdad. La mentira me huye,
impiedad para el que en mis redes caiga, me llamo poesía:
verso y yaga.
Alejandra Menassa
¿AMO LA VERDAD?
Contra la ciega mentira
me fui alzando
como un hombre se alza
de las sombras.
Torrente de luz que
golpea la dura piedra,
cincel trazando las
rutas que abrían los ojos
a nuevas miradas de
duración perecedera.
Amo la verdad como se
ama la belleza,
sin la ambición de
poseerla,
ni de prenderla en mi
pecho como una medalla.
Me complacen sus
transformaciones violentas
y sus sutiles
iridiscencias trastornando mis ideas.
Un pez que fuera del
agua extingue su llama
sobre la fría arena.
Ruy Henríquez.
¿AMO LA VERDAD?
A mi madre
Mil luciérnagas rasgan
el silencio que devora tu ausencia,
sé que no hay pozo con
agua en el desierto que tus manos dejaron
y aprieto los puños
intentando atrapar los celajes del tiempo
mientras la tormenta
arrecia presagiando las lágrimas que tus caricias no enjugarán.
En el alfeizar los
geranios florecen repitiendo con obsesión la vida
los gestos cotidianos
al borde del abismo que arrasa mi cuerpo.
La alcoba vacía de
juegos infantiles se ha tornado adusta y fría
como los inviernos que
te seducían y que tu calentabas con una sonrisa.
Sobre la mesa no hay
comida festiva que agasaje sentidos,
sólo una ajado mapa con
nombres opulentos de mares,
que enajenan los oídos
con el bramido de las olas
mientras me sorprendo cuando
te pienso presente
y me pregunto si amo la
verdad
cuando el dolor se
arrastra en el sendero de la vida.
Pilar Rojas.
¿AMO LA VERDAD?
¿Qué puede hacer mi boca con la verdad?
Cual un resto de dolor en el fondo de tus días,
enmudecido y ciego, vaga petrificado, así es la
verdad.
Es una raíz que se abre como un párpado remoto,
provocando la huida de hombres y mujeres,
condenando al silencio generación tras
generación,
dispersando oscuridades entre luces de lejanía.
Mutilados ahora por la ausencia del odio, no
conocen el amor ni sus palpitantes enjambres.
La verdad no se esconde entre los cortejos
del hambre, ni bajo la dolorida mirada,
ni en la voz de la esperanza que no amanece,
ni en la sagacidad del astuto que se escabulle.
La verdad es el burlador burlado, la estrella
estrellada, el incrédulo dubitativo, el sueño
interrumpido, la palabra rota, tus manos
queriendo cerrar tus ojos, y tu nombre propio.
Amo la verdad a la distancia imprecisa
del beso acontecido y el abrazo consumido.
Palabra a palabra me acerco y me alejo,
cuando emerge y se sumerge, la verdad que amo.
Amelia Díez Cuesta.
Cuando la verdad
toca mi puerta
parto detrás de ella,
convertidos los brazos
en diademas invisibles.
La verdad
no se cuando viene,
la amo
como a mi sombra o la tuya.
La encuentro
por pacíficos rincones
en intentos fugitivos.
Aquí estoy
en el triángulo de tus muslos,
y a los pies
de la intimidad de esta página.
Espejos que reflejan
mi habitada compañía.
Asisto al tránsito
en que me libero
de pudores y vestiduras,
cuando mis labios
agónicos
se hunden
en los suyos.
Jaime Kozak
¿AMO LA VERDAD?
Si la verdad de la sima
es piedra húmeda de soledad
y los arbotantes de tu
presencia sombra son del adiós
entonces un fantasma
interroga en mi laringe la tensa
espera del milagro.
Si el rostro oculto al
ser torturado
y mis labios sangran
como lobo herido en cada certero golpe enemigo
entonces la fórmula del
agua grito mil veces en verso.
Nada busca el que huye
en la selva.
Y sin embargo
un salvaje acompaña el
viaje de cada huella.
La gravedad soporta el
andamiaje de la verdad
poco más puede alegar
el tiempo de la pregunta.
Carlos Fernández
¿AMO LA VERDAD?
Amo la verdad,
las oropéndolas que adornan los árboles de la mirada,
los estandartes abatidos por los desencuentros
en senderos deshabitados por el amor.
Soy el bufón que se burla de las evidencias,
el que funde sueño y realidad e inventa los colores,
el que dibuja los perfiles del hombre que nunca será
y rompe la alegría cuando escapa del recuerdo.
Soy un ángel que no encuentra su cielo, que abanica con su verbo
los rincones abandonados del canto.
Amo la verdad,
no temo levantar las prohibiciones,
ser hijo de lo que sólo se sabe después.
Amo la verdad,
las oropéndolas que adornan los árboles de la mirada,
los estandartes abatidos por los desencuentros
en senderos deshabitados por el amor.
Soy el bufón que se burla de las evidencias,
el que funde sueño y realidad e inventa los colores,
el que dibuja los perfiles del hombre que nunca será
y rompe la alegría cuando escapa del recuerdo.
Soy un ángel que no encuentra su cielo, que abanica con su verbo
los rincones abandonados del canto.
Amo la verdad,
no temo levantar las prohibiciones,
ser hijo de lo que sólo se sabe después.
¿AMO DE
VERDAD?
En verdad te
digo: no soy el que sueña, ni el que te recuerda.
Alimento la
memoria, temo que me diga adiós.
Sobre tus
labios, un hálito verídico de despertares
hace a la
madrugada.
Se hilvana
el cielo a la tierra.
Y el mar,
que para mi
fueron tus
aguas,
deja de
tener fondo.
Decirte
brisa para ser un sueño detenido.
Viento entre
tus hojas rojas.
Morder tus
frutos prohibidos,
desatar mi
prisionera virilidad.
Abismo de
tus ojos, sobre nosotros mismos.
El papel
testigo de esa presencia.
No cambio
nada de esta interminable despedida.
El espejo y
su máscara no miente.
Caigo y en
ese gesto, volvemos a ser tres.
Miguel
Martínez Fondón.
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