domingo, 24 de noviembre de 2013

GRUPO DE POESIA DE LOS SÁBADOS. 23-11-2013




GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 127, 23-11-2013
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Grupo de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Dibujos: Miguel Oscar Menassa


HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREÍDO

Halo de un territorio
fulgente
el inmenso mar,
cae asesinado.

En un banquete
donde se devoran las enseñanzas
la víctima
es el nudo de su transparencia.

Arde en la máscara del amor
sus formas de mujer.

La luna rota
rueda en la cúspide de la memoria
lejos de mí misma.


Virginia Valdominos




HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREIDO

Aunque no haya futuro
estos instantes viviré
con marítima libertad.
Llevada por el oleaje de tus versos
por los últimos ecos del tiempo sobre la piel
abrí los ojos.
Abrí los ojos y algo se quebró.
 Sacudido por la violencia del encuentro
irrumpió el verso.
Algo se rompió y algo nació.
La soledad ya no son más que letras
arrastradas unas hacia otras
por la magia de un diluvio sin nombre.
Algo se quebró y algo abrió por fin sus labios al viento
a los vendavales que surcan en silencio la tarde.
Algo vibró  entre las cataratas del recuerdo.
Unas palabras y sus mil sentidos
un murmullo que desconoce su fuente.

Claire Deloupy


HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREIDO

En los labios azules de sal he sentido la bravura del mar y
en los ojos de añil el reflejo lunar atado
al pescante herido de la soledad.

En la concavidad de la mano yerta he visto aguijones del hambre
cosiendo los tajos de piel huida entre las redes
torturadas por la calma.

He sentido de rodillas la claridad orquestal de la promesa y
la sinfonía del bombardeo en cárceles desiertas de cuerpos confinados al destino.

He sentido caricias en el pecho de la culpa,
puñetazos en el rostro de la muerte he visto.
Nunca hubo sangre.
  
He juntado la concavidad de las manos,
suplicando de rodillas al futuro orquestal de la suerte y sin embargo
cada milagro
mil años de trabajo.

He sentido, he visto tu cuerpo libre volando sobre la cama.
He sentido, he visto y no he creído que me puedas amar.

Carlos Fernández 


HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREIDO

Sobre mi piel, rastros de los sentidos,
la tentación del mundo destellando
sobre dudas opacas
que parecían costas volando como espumas
o áridos paisajes enclavados sin raíces en lejanos desiertos.

He sentido el ulular del viento golpeando las persianas
inventando destinos que no ocurrían nunca
y he visto seres sobre las nalgas de una nube que emigraba
sin saber nunca adónde iba a parar ni que formas nuevas tomaría
arrastrada por esa sustitución imprevisible.

La desolación se hundió en la sangre como gritos del alma
contando historias del pasado donde viví mi imaginario paraíso
perdido ahora en la tormenta, luchando por ese delirante anillo
que acercaba el infierno con su canto pagano
desnudando pechos encendidos de lujuria
que cual vacuolas transparentes habitaban el jardín de las delicias
donde amé tantas veces sin creer que moría.

Ojos queridos me miraban a través de los sueños
donde se desvanecían las formas humanas
y una fé solitaria quedaba colgada de los labios
esperando posarse sobre labios que pasan
hasta perderse sin pedirme permiso,
resonando en acordes
hasta ser un gemido de todo lo perdido

Todo lo transitorio se transformó en belleza
y para mí el acoso de un aliento a flores desbocadas
surgía cada tanto a preguntarme por la creencia
que abandoné en alguna espesura para que el cuerpo resbalase
por sus curvas insomnes hacia la opulencia de un espléndido olvido,
y resucitar mil veces como gota de lluvia

sobre la solemnidad de aquel océano  
que a veces insistía en mostrarme su abismo.


Norma Menassa



HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREÍDO


Y por eso estoy aquí,
rumiando expectativas,
aullando en la noche
mi desesperación.

Mientras, la vida
se diluye entre mis dedos
recordándome, una vez más,
el lento camino hacia la muerte.

Carmen Salamanca



HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREIDO


Enredado en los ásperos
licores de la mañana,
fumando mi pipa de corsario,
más tieso que un árbol,
mástil a punto de ser derribado,
circunnavego, ignorante de mi rumbo,
las brumosas costas de la muerte,
sus negros acantilados,
con la esperanza secreta
de ver en ellos mi futuro.

Hubiera querido ser un ángel,
una nube que pasa
a mil metros de distancia,
una gaviota que palpa el aire
buscando un suculento pez
para embucharse.
Caer sin temblor
como cae el musculoso elefante,
como cae un bloque de hielo
en el polo Norte
y se hecha a navegar
hasta que se deshace
entre efímeros alcoholes
en los confines de tu aliento.

He sentido en mis manos
el temblor de estar vivo.
He visto producirse milagros
delante de mis ojos.
Y aún no he creído
que la cuenta
tendrá para mí
alguna vez su destino.


Ruy Henríquez


HE VISTO, HE SENTIDO, HE CREÍDO



Huelga de barrenderos y jardineros en Madrid.
18-11-2013.

He visto las calles de mi amada ciudad deprimidas.
Un síndrome de Diógenes ciudadano las invade.
No tienen ganas de pintarse los labios, lloran
papelitos multicolores que con el viento hacen remolinos
que danzan alrededor de piernas apresuradas en la mañana gris.
He visto los derechos pisoteados, montañas de basura
montañas como bocas a punto de engullirnos,
cáscaras de naranjas y de plátanos que ya algunos
no podrán comer porque se les niega el motor último
para producir el sustento propio y el de los pequeños
 comensales a cargo del cabeza de familia,
que yace descabezado en la mañana gris.

Comida en descomposición, restos de materia
recordándonos la podre que avanza sobre los corazones mutilados.
¿Qué hacer cuando ya no se puede ni hablar?
¿Qué hacer con un gobierno que cuida los bolsillos opulentos
y le niega el pan al estómago vacío de Daniel, de Ramón, de María?
¿Qué hacer cuando son  impunes el robo y la estafa?
¿Qué?  en la mañana tristemente, melancólicamente gris
He sentido su hambre milenaria,  su lucha por el pan
he sentido su muerte por falta de alaninas y fructosas,
la multiplicación de su agonía, la metralla del hambre
en las entrañas, y el frío sin zapatos y con las estrellas
por sombrero. Quisiera no sentir, pero he sentido,
mi humano corazón las resonancias percibe de otro dolor humano,
y se retuerce, desoladoramente, en la mañana gris.

He creído en el hombre y sus misterios,
he conocido su bondad increíble y su extrema maldad.
Y sé que se levantará, y agitará el testuz para librarse del yugo
acosador que lo somete. He creído y creo, sé
que la revolución se está gestando en las células vivas
que aún nos quedan, compañero, compañera,
triunfalmente, hay un sol, hay un sol, en la mañana gris.

Alejandra Menassa



HE SENTID, HE VISTO Y NO HE CREIDO

Era un día sosegado, los cristales de la ventana,
opacos por el paso del tiempo, difuminaban la calle
que aparecía a mis ojos sembrada de figuras
fantasmagóricas, livianas y altivas.
La nieve se ensuciaba en las aceras mientras el frio
se abrazaba a los cuerpos como un amante celoso,
implacable,  vigilando cualquier movimiento.
Solo la voz que profería noticias me provocaba desazón.
Anunciaba la desaparecieron en los parques de los corrillos infantiles
porque el juego no disponía de la energía necesaria para comenzar;
el hambre, siempre temeraria, se había anticipado a las risas.
Los poderosos libraban sus batallas sin contar los muertos,
esos que se enterraban y aquellos otros que seguían caminando,
perdidos en la calle, sin destino que comenzar.
No había canciones que mitigaran la pena
ni versos que lamieran heridas
no fuera que las sombras cobraran vida.
Todo era injusticia, oprobio y necedad.
Me acerqué con cautela a la radio acallé la voz injuriosa
y salí a trabajar porque no he creído que el hombre fuera solo eso.

Pilar Rojas
 



¿AMO LA VERDAD?
La verdad es los ojos de mis muertos que ven crecer los nardos.
Es la niñez que sella destinos hasta la finitud.
Es los padres paridos en el horror, los hijos nacidos en el ceno de tanta destrucción, hambre, balas, que inexorablemente dejan las guerras.
Es el clarinete de papá, guardado celosamente por la abuela Rosa, y me habla de tantos sueños truncos.
Es la Inquietud del Rosal y los versos del Dante, cómplices con la luna, esperando  la primera cita.
Es el amor inmenso, el dolor de alguna caricia ausente.
Es las palabras certeras que alivian el llanto caliente cuando las tempestades ensayan estaciones mortales sobre la voz ,sobre el camino.
Es la distancia cual aurora cotidiana.
Aunque la mentira clave corona de espinas
que me arrodilla una y tantas veces
mi verdad es lo que ven
amo la verdad , mi verdad es lo que digo y lo que no digo
aunque no exista…
Rosalba Pelle


HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREÍDO

He sentido el agobiante peso de la culpa
posarse sobre los pensamientos más obscenos
y clavarse sin remedio en la razón.

He visto alzarse con lujuria y descargar
con furia lacerante, granadas silenciosas
sobre las cunas de paja y hormigón.

He visto ciudadanos desmayarse en el camino,
enterrando en cada paso una ilusión.

He visto y no he creído. Mi lucha continúa.
Aunque arrecie el mal tiempo: Resistir.

Olga de Lucia

HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREÍDO

Limpié el jardín y sentí el frío del invierno
incrustándose en mi alma.
Vi tormentas terribles
atravesando el fino reducto
del calor humano.
Ni visto ni sentido me hicieron creer
en lo inevitable.
La muerte es compañera, me sigue,
la persigo, me despido y luego de la mano
seguimos caminando.
Cruz González Cardeñosa

HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREIDO



Anoche, los sentidos en alerta,
de pie frente a frente con  una expectativa,
la de colocar la nota que diluye el cuerpo.

He visto, con sus alas, como el oxigeno
daba forma a mis pulmones
como el temblor se sentaba en el recoveco
de la belleza y aplaudía uniforme.

¡Tantas llaves saliendo de su cuerpo !
¡Tantas puños para el amor !
La silueta que sobre el muro
ama la inclinación
desborda abajo y gana todo el caudal.

El ritmo afilo mi corazón
y entre los giros balanceo la creencia
que definitivamente se torno
hacia el final
y diluyo el cuerpo.

Clemence Loonis.

HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREÍDO


                                     ...mi oscuridad sigue escuchando,/como un radar
                              hacia el vacío abierto...
                                                  Germán P. García

He sentido como ansiaba hablar.
Mudo sin reflejos
frente a la luz ciega en mi retina.

Después amé la eficacia
de la conquista en ausencias,
ligeramente oblicuas.

He visto distancias
hasta los huesos
calculando magnitudes
en mi torpeza.

Inquilino nocturno
de nubes enroscadas
en la garganta.

Quedé lentificado
en luceros carnívoros
que me esperaban.

Alcancé a decir:
no desaparezcas
al pie de tu ventana,
vivo pero inmóvil.

Y no creído en señales recicladas
desde latitudes inestables,
al negar estertores
de nuestra fuerza en la rotación
de perpetuos movimientos,
para nacer,
siendo otro.


Jaime Kozak


He sentido, he visto y no he creído
Me he visto llegar entre el velo y el taconeo,
y algo del horror se apoderó de mi.
Me di cuenta, ya no habria calma,
muerte te quiero ver lejana 
aunque pueda encontrarte a la vuelta de la esquina,
60 años de proyectos junto a vosotros 
se opondran a tu presencia,
la quietud será para quien te acepte en vida,
yo solo quiero detenerme
como el movimiento preciso del deseo,
sentir la tierra bajo mis pies,
aunque al sentir algo de ella,
aunque al creer pierda
irremediablemente, el amor.
Sentí, ví y aún no creí,
pero creeré.

Susana Lorente



HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREÍDO
Rompo el ruido que me separa del silencio y reclamo
no creer en los sentires que quieren quebrar  mi  despertar,
ni creer en lo que mis ojos, previamente engañados, me ofrecen.
Amo lo innumerable y, también, lo inconmensurable,
que se materializa bajo el poder del trabajo y el latido
que derriba  columnas y construye abismos,
donde crecen las decisiones que me transforman.
No sólo esta mañana, todas las mañanas, no sólo
aquellas cuya tormenta anochecida ciega mi mirada,
ni las que anuncian una eternidad amordazada,
también  aquellas que se agotan en mi transformación.
Relámpago, impasse, desgarro y nudo,
atan mi pasión a la certeza de la incertidumbre.
He sentido, he visto y no he creído.
Cobijada en mis pactos parto por  todos los caminos,
o bien, arremeto contra mí misma, sabiendo
que no me moveré de lo que me nombra.
¡Oh, mansedumbre que me acosas como viento huracanado,
nunca conseguirás pertenecerme!


Amelia Díez Cuesta



HE SENTIDO, HE VISTO Y NO HE CREÍDO

Era de Heracles, o tal vez de Hércules, la fuerza bruta
Que  a veces socavaba mi alma
Periplo anclado como una vértebra detonando su andadura
Su mordedura infernal en mi vientre de alelíes
Cobra disfrazada anidando sus futuras crías
Su mortal veneno no permitía ver
Y sin embargo, he sentido, he visto y no he creído

He sentido el temblor bajo tus brazos,
Bajo tus párpados de ciego
Bajo tu columna vertebral hecha toda de tiempo
Bajo los arcos de una noche intemporal
Con el mar en la espalda acariciando una piel que no me pertenece

He visto llanuras donde los huesos blanqueaban horizontes olvidados
Corceles y aviones enloquecidos en el fragor de cualquier  guerra
Madres ardientes gritando al silencio de sus hijos
Madres solitarias y enronquecidas de dolor cual lobo

No he creído nada de lo que he visto,
Pero aún así he mantenido los ojos bien abiertos
Asomándome a la vida cual asombro pertinaz
Cuál líquida formulación innúmera
Cual rastro escrito con las esquirlas de la muerte.

Paola Duchên

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