sábado, 30 de octubre de 2010

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 30-10-2010





GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR:
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)

NÚMERO - 54- 30/10/10
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa





Todos los dibujos son de Miguel Oscar Menassa


TENÍA EN SUS BRAZOS ÁGILES BAILARINAS

El aire se agitaba alborotado, envolvía con su manto transparente
el cuerpo que alteraba su presencia.
Múltiples secuencias conformaban acelerados movimientos
con la gracia de ágiles bailarinas queriendo alcanzar el sentimiento.

Toda energía transmitiendo la fuerza de la vida,
atada como una exhalación a lejanos cantos de sirenas
que hacían del mar su desvarío.
La materia deformaba su cohesión celeste
y tornábase dúctil y sumisa.
El corazón helado de la noche desleído
se cobijaba en voluptuosos sueños que balanceaban
en los inquietos brazos su quimera

Olga de Lucia




CAE LA TARDE DE OTOÑO

Crepitar de gualdas hojas. quebrándose bajo la presión de mis pasos,

crujiendo como cuando el húmero se rompe y detiene torpemente tu marcha.
Estás ahí o quién sabe donde… aturdidos los días venideros,
te tienden las manos, más, no logran levantarte.
Te sientes como un iceberg que se derrite y el líquido cristal sólo refleja las lágrimas,
que lloran el dolor, la fragilidad de su materia.
¿Azar o movimiento aciago? ¿Ceguera o agresión?
Y si sueño que tengo dos libres brazos y que éstos se ciñen cariñosos alrededor de tu cuello,
Y hago brillar las cosas con las palmas de mis manos,
Y corto el viento cual dos pájaros despegando el vuelo,
Oh, mi brazo derecho, ceñido a mi costado y mi impotencia de niña,
esperando cuidado, cayendo en un bolsillo como la única moneda atardecida,
me devuelve a la realidad, al duro aprendizaje de la vida.
A pesar de ello, me siento feliz, agradecida:
A las manos expertas que recuperaron mi hombro,
A mis muchos amores que endulzaron mis días,
a las bellas palabras que lo hicieron posible .Gracias amor. Gracias, poesía.

Olga de Lucia





EL SONIDO DE LA CATEDRAL

Vuelven los recuerdos
-edad de piedra-
huyendo longeva su altura de espaldas
en la cueva que aloja el imperio del eco.
Tras la puerta, el mundo, queda fuera
el suelo es un desfile de cobre y,
las huellas un eterno transeúnte de cirio donde
la muerte se disfraza en anciana sorpresa.
Los pájaros se congelan,
las flores enmudecen en vidrieras
pero, el pueblo es capaz de cantar la miseria al mediodía
cuando las campanas del horror
tañen la edad de hierro en las entrañas.
Sobre una silla descansa serena la guitarra.
Blancas túnicas de algodón uniforman el coro del rumor
cobijando en los huesos la gárgola alegría.
Queriendo saber:
algunos emplean su siglo de vida elevando al cielo arbotantes imposibles,
otros golpean su cabeza sobre el muro que sostiene la ubre central.
¡Cruel edad media la cólera del perdón sin fianza!
El ábside marca la temperatura imposible de la cruz
el calor no habla -edad del humo-
sólo el frío tiene partitura angelical en el sonido que edifica, no en vano,
la captura del silencio
más allá del que te nombra.


Carlos Fernández




EVIDENCIA DEL AMOR

He renunciado a ti porque

carezco de la posibilidad de olvidarte

ya que nací de tu ojos y en tus ojos muero.

Cuando me llamas

y la lluvia amaina

Tu voz parece nacida

para que todo sea hermoso.

Los palacios de alquitrán

seducen niños disfrazados

de gigantes, un enjambre

de abejas cubre sus cuerpos

retorcidos en la niebla


y tu mano, es la mano humilde

que rescata de un lago de ojos

la frase que olvidamos decir

para que aquella mujer


se quede a nuestro lado.

Manuel Menassa de Lucia



LOS OJOS DEL TIEMPO

Mis brazos de segundos, mis manos de minutos,

mi lengua de milésimas. Mujer hecha de tiempo.

Lo que nunca podremos medir,

ese inconmensurable: nuestro punto final,

a aquella hora ignota, aquél día desconocido

donde el azogue buscará en vano nuestro reflejo,

y una taza de café quedará humeante para nadie.

El tiempo de los verbos en infinitivo,

de los humanos actos,

las horas construidas, paso a paso.

Relámpago que azuza, Damocles que se olvida de su espada.

La parca se desnuda de esqueletos

y los ojos del tiempo, vidrean y destilan humores y misterios.


Alejandra Menassa



DE UNA RAIZ SIN DUEÑO


El camino recorrido, fue el aquelarre

del temblor del alba,


que acompañaba tercamente

las sombras, despejando

las raíces de gestos altaneros


que ya tienen dueño.


Sordas raíces

embaucando a todos los encuentros,

negros desafíos

en medio de la selva

donde nada florece,

y todos los actos son partidas.

Monumentos que saludan alegres,

a los monstruos soberbios de la noche,

y tropiezan los pasos

en la tibias raíces

que ya no tendrán dueño,

ni hojas, ni ramas,

ni pájaros en su copa nueva.

Raíces semisumergidas,

ocupando hacia abajo

de la tierra,

los agujeros del tiempo


que ha partido.

Agujeros sensitivos

para fieles caminantes,

donde se quiebre

el ímpetu, de conocer,

taciturno homenaje

a lo que no fue,

a lo que ya no podrá ser,


a lo ido.

Reminiscencias de imágenes


donde todo se detiene,


y el hombre desde la orilla, mira;


y llegan los recuerdos, aquellos

que bañaban las playas

con la astucia de la espuma,

en un mar inexistente y frío,

un vacío sin próximo salto

hacia el abismo.

Lucía Serrano




“SU CORAZÓN TODO OJOS Y OÍDOS”

No era ciega ni sorda.
Sólo atendía a los ojos y oídos
de su corazón.

Temblorosa asistía a los pensamientos
encerrados entre otros
y deseaba
quizás altaneramente
que su verdad
fuera ese temblor,
ese tiempo.
Y entre los datos, fechas y hechos
transcurría con las épocas
como si todo fuera el amor.

María Chévez





ESTOY ENAMORADA PERO NO SÉ DE QUÉ

Estoy enamorada pero no sé de qué,

De su quebrada voz cuando denuncia las injusticias.

De sus ojos secos de lágrimas por tanto horror.

De sus compañeros de viaje: Pavese, Vallejo, Maiakosky, Huidobro…

Estaré enamorada, tal vez, del milagro que obraron sus versos,

una mujer, soldado de las letras, heredera de sus palabras.

Estoy enamorada del batallón de poetas que pueblan sus páginas,

de la cadencia de los versos que cantan al amor,

de los tangos bailados en una cuarteta,

de un sueño de Freud que un día escribió.

Tantas cosas me enamoran,

que en sus páginas habito

y en sus años de historia

una y otra vez me dejo caer.

Las 2001 Noches tesoro es de mil versos,

nuevo descubrimiento es, cada vez.


Helena Trujillo


UN DÍA NORMAL 1

Solía pasear por pensamientos

siempre más grandes que mi pequeño yo.

Vivía en ellos bajo la lluvia de una existencia

finita y calculable. Atrapada en el círculo

de los afilados dientes del deseo.

Bajo el olor de la degradación

de los astutos precipicios de los hechos.

Solía abandonar hasta que el barro

se levantaba sin piedad y hablaba.

Seguiré hasta que la vida se detenga

sencilla y sin preguntas,

mientras el asombro viva

entre mi carne y mi palabra.

Solía saltar como un resorte

cuando el tiempo pasaba sin dejar huella

en el silencio de las bocas,

en el silencio de las sillas vacías,

en un día normal de un año desconocido


UN DÍA NORMAL 2

Cogeré pluma y papel, cogeré sueño y despertar

y con bufanda y guantes, como si fuera a pasear

bajaré sin calma y sin sorpresa, hasta el pie de la escalera

y dejaré que el portero me pregunte por la calle vacía

y lo extraño que resulta un lunes entre dos fiestas.

Y no le diré que he visto ¡tanta belleza abandonada!

que ya no tengo lágrimas disponibles, solo amor

para ella, la última gota derramada, que crece

sin medida, sin dimensión y sin destellos.


Amelia Díez Cuesta





ESTRUENDO DE GUITARRAS ROTAS

Estruendo de firmamentos y guitarras secas,

bruscas, con el vano ataque de un ladrido.

Estruendo de palabras como museos,

destruidas por el emblemático espectador ausente.

Estruendo

de violines agonizantes. De garras

gastadas contra la pared

en falsos intentos.

Canciones estruendosas

de guitarras rotas, agrietados

vidrios de llanto y muerte.

Lloviendo sobre mitades,

anudando resquicios

en fértiles resonancias

de guitarras partidas

en el instante de entregar


su cálido firmamento violeta,

su canto desvencijado,

hecho lumbre, cenizas

de murmullos sin destino.

Kepa Ríos


VIDA PRESENTE


Una idea desnuda peina los cabellos

de un pueblo titiritero,

y se aviva, y crece y comienza a girar sobre la tierra

que provoca la pérdida de la memoria.

Es el reverso de un sueño,

el nacimiento de una desconocida hora,

donde el hombre insólito transforma su linaje,

y la lluvia tibia templa el rito y la impaciencia de cada verso.

Los corazones son visitados

por extraños vocablos,

y una lengua nueva se anticipa al paso

de las más remotas diferencias.

Idea fresca que penetra en la escala prohibida de los banqueros

que abona la tierra de constructores de imperios,

provee al mudo pueblo de frases,

entre los márgenes del poema.

Levanta los grandes osarios de la guerra

para arrastrarlos sobre océanos de hazañas

que hirieron de sangre y terror

la pretérita historia de los hombres.

Blanco perfume de frambuesas que exhala la tierra

con ese gusto que tiene,

de vivir entre los hombres.

Hombres cargados de infinita soledad,

apartados de sus caminos

entre historias desenlazadas,

a cada paso una nueva piedra,

cada tormenta coronada

por un cierzo repulsivo.

¡Abandonad los viejos hábitos!

¡Que la palabra camine siempre delante de vosotros!

¡Que el canto sea para quien navega en alta mar!

¡Despojáos de la duda y la prudencia!

¡Expurgad la escama del ojo al paso de la acción!

¡Vivid la vida presente

y que el decoro de vuestra alma

sea el de los sabios educadores

y vuestro lenguaje la historia de los pueblos

consagrada en los labios del poema!


Vicente Prada Gómez.



VIAJE A LA VERGÜENZA

Soñaba con volar sobre las verdes y húmedas praderas,

como se palpa el rocío en las honda corolas de la tarde.

Era un fuego quemando en cenizas los rastrojos,

las negras humaredas de la carne

soportando sus delirios,

los tímidos arrullos de los gorriones

en la sombra vibrante de tus pechos.

Soñaba con tocar esa lujuria del blanco sobre el negro,

la piel dorada por las túrgidas confluencias de remotos orinocos.

Era un cántico de lluvias celebrando la verbosidad del cielo

y sus constelaciones de remotos alfabetos.

Plagado estaba mi destino de mapas que sólo conducían al abismo.

Era un marinero destinado al fondo del océano,

para rezar desde allí la vergüenza de haber nacido.

Viajé, mucho viajé, para seguir vivo,

sacudido por las anchas mareas

de símbolos aún desconocidos.


Ruy Henríquez


LA POESíA ME INQUIETA



Me inquieta tu olor a carne




tu ritmo magnético sobre las teclas




ese vaivén de las letras desrealizando




el loco cotidiano que aun tanto pesa.


Tus astucias de cortesana



o tus timideces de doncella




aristócrata o pueblerina




siempre presente detrás de las calles sucias de la ciudad ,




Me inquieta que sepas más de yo misma que mí misma




que te pegues a mí aunque no me dé cuenta




que me abras camino aunque me esconda




que llenes mi corazón donde sólo amor reinaba.




Me inquieta amarte tanto y tan mal




robar horas a las noches




para sorprenderte en los escondites de las sombras




en las callejuelas de los sueños despiertos.




Avivas sin que lo sepa mi mirada




y si a regañadientes voy hacia ti




terminas ganando la partida y aquí me tienes,




una vez más, dándole a las teclas rebelde y entregada.




Rebelde y entregada para prestarte mis manos




para dejarme decir lo que no sé




plegarme a tus leyes




entreabrir sin recato




al flujo de las palabras




ese pobre corazón




casi muerto sin ti.





Claire Deloupy







DAME LA VIDA TUYA

Poema a mis 37 años


Esta mañana cae la lluvia sin cesar, pero yo no lloro,

y los pájaros se cobijan esponjosos entre las hojas,

y sin embargo, yo hoy me mojo,

dejo penetrar la sabia que anida en tu humanidad,

la libero entre mis huesos y la piel,

y me destapo la cara,

hoy aquí,

leyendo un poema que preñará el futuro.

El lienzo en blanco, la hoja en blanco...

Recuerdo corriendo al abrazo de mi madre

haciéndome sitio a través de las piernas de mis hermanos,

durmiendo, escuchando el latir de su corazón,

en la casa donde observaba el verde patio al que nunca salía.

Nostálgica en mi despedida

recuerdo ese día en que atendiste al llamado de la muerte a tu vera,

a pesar de su silencio,

a pesar de que nunca estuvo ahí para llevarte,

pero tú aceptaste su compañía.

Recuerdos, recuerdos grandes para un mundo pequeño,

recuerdos de ceniza que vuelan hacia las llamas

incontrolables del sendero,

inexistente pero transitable.

Me juego el billete hacia el laberinto,

pero el lienzo en blanco, la hoja en blanco....

buscaré la felicidad aunque se me escape cada mañana


en el goce de atar las palabras al sol naciente,


el que pronuncia mujer y hombre diferente


aunque sus labios sean ciegos,

esa vida del tiempo del lienzo y la escritura,

esa vida de papel entre mis huesos y mi piel.



Susana Lorente Gómez.




LA BREVEDAD DEL SILENCIO




Celebro la brevedad del silencio


sin volver la vista atrás.



Anónimo y oculto letargo



que me aprisiona



en el sobresalto de la noche


.

Cruza el silencio la telaraña, tan mortal



del día que se acaba,



camina por el verbo



impredecible




de un jardín enamorado



de la guardiana palabra


.

Esfinge que todo escucha del silencio:



Muerte escondida y abandonada,



voz sin huesos



piel de ojos cerrados,



alma partida de un territorio despoblado.




Habito las luces de la voz.



Busco tímidamente



las voces que todo lo puedan decir.



Imposible el vacío.



Celebro esta luz eterna,



bella flor, alcanzada para siempre,



en su propia batalla.




Mónica López Bordón







A ÚLTIMA HORA

Atravieso con mis manos


el último rescoldo de la piel


Patria y desaliño

cobijan la esperanza

mientras mi memoria

recupera tu saber:

Destronados, los dioses

son sólo viento.


Carmen Salamanca




PIEDRA SOÑADA

Te miro y desapareces.

En mi decir vagas impasible, fortalecida por tus huesos de mugre,

Mujer dadora, imperturbable y sumisa.

En mi decir, desapareces cuando te encuentro

brutal y atropelladamente bella en la mansedumbre del espejo.

Desapareces mientras resuenan las piedras de mis ojos contra el cristal.

Cuando los mártires en mis sueños

acunan un mundo desconocido,

el infinito reconocimiento de las palabras no dichas,

esas que a veces velan nuestra podredumbre

mientras en el cielo cantan los pájaros

a un azul más bello,

provien del mañana.

Me dices amada y mi vida se deja caer por el amanecer de tu chaqué

como una flor prendida de cartílago perpetuo

y roes en los vértices mis sueños,

lo que nunca seré:

Yo misma. Condenada a tu completud

de vagina sigilosa entre las sombras

me devuelves enmudecida

a un punto en la intemperie.

Me miras y me voy, me envuelvo de tu piel

embelesada en eso del amor, en tus rodillas haraposas

cuando me acunan a la noche

despedazados,

tus sentidos.

Virginia Valdominos




UN MAÑANA COLGADO DE LOS RAYOS DEL SOL

Fuimos el silencio de las hojas del otoño

mientras tratábamos de alcanzar

las latitudes de una sinuosa rectitud.

En el camino adquirimos

la vertiente iluminada de sus colores,

sus formas, el hálito de sus venas,

sabíamos que de la nada conservaríamos el misterio,

sabíamos que alguna vez, nuestras historias,

romperían las cadenas

de las almas de los muertos futuros.

Con la perplejidad del viento,

volábamos entre las gaviotas,

cerca del mar,

y de los rayos de luz,

hacíamos acantilados que nada sabían de su rudeza.

Sí, detuvimos el tiempo,

éramos tan jóvenes

que hasta las horas se disfrazaban

licores y mágicas turbulencias,

nos convencían de su pasar.

Descuidamos los pormenores de la vida

para no contagiarnos de rabia,

la ira se tornaba luz

y las cometas en la playa

trazaban un destino.

Tuvimos tanto miedo,

que era fácil, para nosotros,

diagramar rutas hacia ninguna parte.

Nadie es podía imaginar que hoy

todo sería diferente.

Fueron los años de la locura

y también fueron los acobardados restos

de algún milagro;

teníamos fe en la verdad,

su destino la palabra,

su virtud el amor,

todo se dibujada abstracto, confuso y,

sin embargo, la verdad nos espera en su escondite.

Vivir era la consigna,

vivir era el mandato de Dios,

vivir era una muerte anunciada,

la diferencia.

Magdalena Salamanca Gallego


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