lunes, 22 de febrero de 2010

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBDOS A LAS 18.00 H



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 44 - 20/02/10
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


HEMOS RECIBIDO LOS SIGUIENTES APOYOS A LA CANDIDATURA DE MIGUEL MENASSA AL PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2010


Todos los dibujos son de Miguel Oscar Menassa




COMENTARIO DEL LIBRO EL VERDADERO VIAJE DE MIGUEL MENASSA

El poema El verdadero viaje de Miguel Oscar Menassa es un viaje por la vida y todas sus posibilidades sostenida en la palabra: Si es posible el poema es posible la vida, y desde ahí empieza a remar en su pequeña balsa enamorada, sin detenerse y sin esperar nada.
Esta es una de las obras claves de Menassa, entendiendo su magia en el decir del poema ya que en él queda la inscripción social de la ideología del poeta en la poesía, en el vivir. Leer El verdadero viaje es hacer un apasionado viaje: “toda pasión será remar hasta alcanzar el poema en ese movimiento”. Fija el motivo del viaje en remar, “remad hasta quedar sin fuerzas…”, construye la vida y la muerte, la patria, la poesía: “la tierra que promete la poesía siempre es la misma. Se llega o no se llega”.
Escribe la firmeza del saber: “Y en las noches de desilusión, cuando nada es posible en esa oscuridad / pedid a los mayores que os cuenten de los grandes navegantes sus antiguas hazañas en pequeños barquitos de papel…”.
El camino no asegura ninguna llegada: “Nada será fácil para el poeta”. Nos lleva el poema por trazos de Dalí, los de su Centauro, por ejemplo, la fuerza de su roja rosa volando llena de pasión, los primeros días de primavera, el equilibrio intraatómico o esa Venus que sonríe al borde del poema…
Le escribe Menassa a la muerte en una carta de amor: “la miraré enternecido y le diré: Mi muerte enamorada, y ella, será feliz.
Después, hay que seguir remando.
Recrea el poeta el amor, la muerte, el hombre, la poesía; los muestra y los pone a conversar continuamente, sin detenerse, trascienden todo silencio que haya podido ser impuesto. Ésta, una de las tantas grandezas de Menassa: hacer del mundo, palabra: “dejar de pertenecerse y entregarse al poema”.
Extiende también Menassa los límites del lenguaje con su Arte Poética universal: encerramos a la locura / en un poema/ y seguimos remando/ hasta que un día/ convencidos de su torpeza/ para la navegación/ se la entregamos / al amor y a la muerte/ para que la locura / aprenda a volar/.
Un decir poético invencible, decisivo y necesario tanto para la poesía actual como para la poesía del futuro. Irrevocable y firme.



COMENTARIO DEL LIBRO POEMAS Y CARTAS A MI AMANTE LOCA JOVEN POETA PSICOANALISTA, DE MIGUEL OSCAR MENASSA


No se trata de una competición entre poetas, entre libros, entre poemas. Se trata de darlo todo, entregarse en cada página ya sea como escritor o como lector. Menassa en este libro, Poemas y Cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista, nos vuelve a mostrar el destino que lo guía: su único amor la poesía. “Aunque en verdad nadie lo quiera, vivir, vivir, podríamos mil años. Yo sería el cantor y usted mi canto”. Este destino se muestra en esta obra en forma de poemas y, también en cartas donde lo psicoanalítico nos sumerge de lleno en la intimidad del diván. Somos ahí, cada uno de nosotros, testigos, a la vez que pacientes mismos ante la enseñanza. Situaciones, todas ellas, tan verdaderas, tan plenas de sentido que, a veces, su apariencia resulta algo surrealista.
El poeta se cuela con naturalidad en nuestra lectura, vuelve a hablarnos, ahora como amante, como poeta, como mujer. Como dice en uno de sus versos “Renunciemos mi amor a nuestro amor, para poder amarnos. Renunciemos mi amor a ser el uno para el otro, para poder tenernos...” A veces, siempre, para poder alcanzar algo, un estado, un conocimiento, un amor, hay que renunciar al afán de posesión. Del mismo modo, para poder apreciar la complejidad de este libro, hay que renunciar desde el principio de su lectura, a querer atraparlo en un sentido concreto, pues la riqueza de sentidos, la complejidad de los temas tratados requiere varios acercamientos, además de un lector capacitado para acoger ideas diferentes a su propia ideología.
No es un libro político, pero tiene su política: “Te lo dije en silencio, no sueltes amarras, la libertad no existe”; “De la mujer hice una frase. Detuve su infatigable locura, toda locura entre mis letras”, “Ella existe, ha nacido en mis versos”, “Que lo brutal no sea el verso sino su permanencia”. Nos muestra la importancia de distinguir palabra y acción, porque el poeta vive en sus letras y, ya eso, es otra cosa. “Cuando lo único que ambiciono es matarla, la estrangulo en una frase breve, entre guiones”.
Menassa ama, desea, mata, viaja, sueña... pero en las páginas, para nosotros, para enseñarnos a amar, a dejar atrás el amor, a vivir de otra manera.



CARTA DE ADHESIÓN DE UN MARINERO LECTOR

Estimados Señores del Comité del Premio Nobel de Literatura: cada carta de navegación, son cien mil poetas cantando. Para un marinero, la poesía no son versitos, y todo lo que cuesta, vale. “Cuestan, señor,/ lo que le cuesta a un hombre,/ dejar de pertenecerse/ y entregarse al poema”
En “El Oficio de Morir-diario de un psicoanalista-” Menassa puntúa escribiendo: “Por eso pago los impuestos./ Para que nadie me venga a preguntar,/ por esta oceánica soledad, partida en dos”
Para el poeta, navegar por navegar no es su oficio. Él sabe que “La sabiduría es un arte y ama la muerte”. Poeta condenado, no necesita trabajar de carcelero para conocer a Whitman y Miguel Hernández, ni ser un marinero en paro con Rafael Alberti, o visitar en mercante las Antillas de Enrique Molina. Él, con Goethe y Teresita de Jesús estudia religión, cocinero de cocodrilos con César Vallejo, conoció la ciencia de perder la inocencia con Baudelaire, y en la cóncava voz de Germán Pardo García encontró interlocutor, aprendiendo a sumar con Maïakovski, a ganar y partir por los puertos, besando esa soledad.
Se puede pensar, que la poesía es el ancla que sostiene al marinero en tierra, lanzando al mar sus versos. Menassa nos dice: “Veo surgir entre las sombras/ una luz que nadie apagará./ Formada de versos y perfumes/ como vientos insondables/ como una catarata de carne/ abandonada/ que por fin/ encuentra su reinado”
Una acción humana, por ejemplo: un poema, un cuadro, una estatua siempre es la articulación de miles y miles de versos, de miles y miles de pinceladas, de toneladas de arcilla amasadas entre las manos por miles y miles de hombres y un poeta.
La red de versos con la que es capturado el lector, en el poema: “El verdadero viaje” es, en sí mismo altura y vértigo, digno del novel laurel que la poesía produjo, alumbrando el caminar del hombre, porque lo que se adapta pierde estilo.
Yo, marinero de inviernos silenciosos, quedé impactado por la belleza del David de Miguel Ángel, por la majestuosidad humana de los Fusilamientos del Tres de Mayo de Goya y por la sabiduría de “El Verdadero Viaje” de Menassa.
La genialidad del autor, en la repetición singular de cada obra de arte, se puede estudiar y, debe estar al alcance de cada lector, todo aquello que devele alguna ceguera del alma humana.
Una escritura, la de Menassa, donde la metonimia es el corazón de la metáfora: “Si es posible el poema es posible la vida”. Una obra donde podemos escuchar al sujeto en cada frase y, entre palabras, el deseo deslizándose en un tiempo presente.
Gracias a Homero, para un marinero culto, las cartas de navegación, señalan escollos, que no detendrá sirena alguna. “Nadie, nunca, me alcanzará, soy la poesía”
Gracias a Menassa, sabemos que: “Una vez enamorados el amor y la muerte y rechazados el oro y la burla por impuros vendrá y de ninguna parte porque ella vivió siempre en nosotros la locura”
Es en nuestros mares donde danzan canoas con trigo y buques de guerra. Para todo marinero la locura es “el peor de todos los estrechos. Surge imprevista, por ser ley de su destino la sorpresa y no viene por ninguna pelea porque trae el deseo de trabar amistad con el poeta”
Señores del Comité, solicito le sea concedido el Premio Nobel de Literatura 2010 a Miguel Oscar Menassa. “Frente a la duda hay que seguir remando”
Antes de despedirme, quiero rescatar: “Contentos/ de haber comprendido/ la diferencia/ encerramos a la locura/ en un poema/ y seguimos remando/ hasta que un día/ convencidos de su torpeza/ para la navegación/ se la entregamos/ al amor y a la muerte/ para que la locura/ aprenda a volar”
Atentamente un Marinero lector.






COMENTARIO DEL LIBRO DE AMORES PERDIDOS DE MIGUEL MEANASSA

Amores perdidos, libro publicado en Enero de 1995, funda un encuentro con el futuro, paradójico encuentro podríamos decir, ya que el participio del verbo perder nos remite directamente al pasado, a una temporalidad puntuada desde el presente y que se refiere a un tiempo ya acontecido.
Pero como en Menassa todo es escritura, su poesía tiene la característica de ser actual para el lector, cada uno de los poemas nos entrega un pedazo de la historia de este poeta que enmarcado en su implicación social, también, no acerca los sentimientos humanos más cotidianos.
Amores perdidos, se divide en siete secciones: Amores perdidos; Amor perdido. Mi madre; Amor perdido. Los Indios; Amor perdido. Buenos Aires; Amor perdido. La juventud; Amor perdido. Mi hijo Pablo; Aun, puedo decir amor.
Cada una de ellas podría ser como una despedida, pero al ir leyendo identificamos que, como si se tratase del principio de constancia, en la escritura de Menassa, nada se pierde, todo se transforma. El amor, nos muestra, es en transformación, deja de ser algo encontrado para perderse en escritura, dimensión universal e inmortal, que permite al poeta la eternidad.
Y si uno quiera ahondar más allá de la estética, encontramos una teoría del amor, donde la falta se transporta al plano simbólico para instaurarse en la ley, ley del amor, ley de la escritura, proliferación astral de lo humano.
Descubrimos, también, en este libro, una riqueza infinita en el uso de la condensación y el desplazamiento; metáfora y metonimia que nos trasladan a la emoción de un encuentro fugaz con el goce.
Menassa nos muestra un pasado que viene del futuro, porque hace del pasado una realidad de la cual ya no se tiene que ocupar, podríamos decir, que Menassa tiene pasado, por eso, estimados señores de la academia sueca, quiero apoyar la Candidatura al Premio Nobel de Literatura 2010, de un hombre; poeta, médico, psicoanalista, pintor, cineasta, que por tener pasado, ya sólo se ocupa del futuro, y en el futuro, como podemos observar en su trayectoria como Director de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero, está contemplada su vida y la vida muchas personas, ya que grupalidad y transmisión, son dos de los pilares de la escritura de Menassa.





LA SEXUALIDAD, EN EL PENSAMIENTO DE MENASSA.

Los hombres son fuertes mientras representan una idea fuertes
impotentes, cuando se oponen a ella. S. Freud

Como psicoanalista, Menassa, es discípulo de Freud y considera que estudiar a Lacan, en cuanto hace aportes a la transmisión del psicoanálisis, es necesario para leer a Freud.
Psicoanálisis y poesía es psicoanálisis, es una conjunción sin la cual el psicoanálisis freudiano deja de serlo, porque la poesía es “capaz de condensar mil páginas en un verso” y, porque la escucha psicoanalítica por tener como condición la “atención flotante” necesita posicionarse en el imaginario universal de la poesía, para poder la reducción simbólica necesaria que es la interpretación psicoanalítica.
Algunos de los alumnos de Freud “cedieron a la necesidad de libertar a la sociedad humana del yugo de la sexualidad que le había impuesto el psicoanálisis. Uno de ellos, Jung, ha declarado que lo sexual no era la sexualidad sino algo distinto, abstracto y místico, y otro, Adler, ha pretendido que la vida sexual no es sino uno de los sectores en los que el hombre quiere satisfacer la necesidad de poderío y dominio que le mueve”. Podríamos decir que si se sigue el sistema adleriano, la vida se nos aparece basada en el instinto de agresión, sin dejar lugar alguno para el amor.
Algo que en Menassa no es posible, porque es uno de los fundamentos de su pensamiento “Ni huir. Ni arremeter contra nada./ Aprender a conversar tranquilamente/ eso enseña el amor”. Sin embargo, en este autor, sin la poesía nada es posible: “Entre la vida/ que no me pertenece/ el amor/ y la vida que soy/ la locura./ La poesía/ puede llenar/ todo ese vacío.”
Sabemos que la Humanidad, abrumada por el yugo de sus necesidades sexuales, está pronta a aceptar todo de quien maneje el señuelo del “vencimiento de la sexualidad”.
Muchas fueron las corrientes pretendidamente psicoanalíticas que quisieron acabar con las resistencias contra el psicoanálisis por medio de la desvalorización teórica del factor sexual, la cuestión era que lo que también quedaba desaparecido era el psicoanálisis, puesto que para Freud la sexualidad es la materialidad del inconsciente. Y así lo escribe Menassa, “Desear, dice la ley, desea todo el mundo de la misma manera, las diferencias quedan marcadas en los modos de renuncia.”
Lacan en La ética del psicoanálisis escribe: el bien soberano que es das Ding, que es la madre, que es el objeto del incesto es un bien prohibido, y no hay otro bien. Por eso lo que se busca en ese lugar del objeto inhallable es ese objeto que uno reencuentra siempre en la realidad.
Menassa no cede lo que nos diferencia y nos funda como humanos, la sexualidad prohibida e inconsciente: “Dios es a la religión como la Ley a la estructura y el Nombre del Padre a la sexualidad”.
“Alrededor de la invariante Edipo pululan los olores de una familia.”
“Si Edipo reina, la Ley prohíbe el incesto”
Así como Freud trabaja la doble moral sexual cultural, una para el hombre y otra para la mujer, Menassa trabaja la doble moral entre la sexualidad adulta y la sexualidad que correspondería estar prohibida, la sexualidad incestuosa, habiendo estudiado que cuanto más crece la prohibición de la sexualidad entre adultos más avanza la sexualidad incestuosa, que mientras se va especializando la prohibición entre los adultos, más cuanto más mayores son, más cuanto más altos sean los cargos que desempeñan, lo que verdaderamente queda perturbado es el crecimiento sexual normal de los niños.
Menassa escribe, en ¿Perversión o la muerte de la palabra?, “Pero lo perverso, lo perverso verdadero, ya aconteció y fue un hálito.” Lo perverso pertenece a la constitución llamada normal de la sexualidad humana, y ya fue un acontecimiento simbólico.
En “La familia como estructura sexual” trabaja esta separación indeleble, y escribe: “Más que verdad, símbolo, más que progreso humano, cultura.” Y, todavía, nos dice: “Sujeto, sujetado al paroxismo de leyes inviolables: a la tiranía del significante si se trata de la adquisición del lenguaje; a la tiranía de las relaciones de parentesco si se trata de la adquisición de la sexualidad (humana), o bien, y además simultáneamente, a la tiranía de los modos de producción (sea de mercancías o de sentidos) si se trata de la adquisición del ser social.”
Nunca deja de trabajar en este sentido porque la sexualidad humana para que lo sea, tiene como condición que la sexualidad infantil sea reprimida y de una manera sublime, es decir, sin retorno de lo reprimido. Porque para Menassa, toda perturbación de la sexualidad adulta está en relación al retorno de la sexualidad infantil incestuosa. Por eso trabaja para que el hombre actual pueda civilizarse sin perder en ello la dimensión de los deseos sexuales.
Para el Psicoanálisis, y por ello también para Menassa, la sexualidad es todo aquello que ha sido tocado por la palabra, pues das Ding es aquello de lo real que ha sido tocado por el significante. Porque nuestro deseo sólo arde en relación a la Ley que prohíbe el incesto, la ley de la palabra.





COMENTARIO DEL LIBRO VE LA ROSA DE MIGUEL MENASSA

En los carteles publicitarios de su edición en 1989, figuraba la siguiente frase: la española cuando besa, no ve la rosa, quizás la rosa que se pierde la mujer cuando se enreda en mundanos devaneos amorosos, es la rosa de la escritura: el mayor amor de la protagonista de esta novela. Porque la especie cuida de sus miembros mientras estén en edad reproductiva, pero la escritura no tiene en cuenta la edad del escritor, la escritura cuida siempre a sus escritores.
No ve la rosa es una novela múltiple, puede ser un catón, o libro de enseñanzas sobre la escritura, también un libro de teoría para psicoanalistas en la cadena de formación, ya que si la transferencia es la puesta en acto de la realidad del inconsciente, esta novela no es otra cosa que la muestra escrita de esa puesta en acto, es por tanto, una secuencia de interpretaciones reveladoras para quién esté dispuesto a recibirlas, y además, y en todos los casos, es un viaje hermoso por una escritura humana, bella y sutil, donde lo inconsciente puede pasar casi inadvertido para el lector lego, no molesta, no se hace proselitismo del psicoanálisis, y sin embargo, hay presencia de él en cada párrafo, porque nos enseña pensar el amor, el deseo, el exilio, la vejez, la escritura, todos estos significantes pasados por el tamiz del psicoanálisis. Y lo que decanta es una escritura innovadora y sorprendente.
Me he preguntado muchas veces porqué una novelista como protagonista si el que escribe es Miguel Menassa, y hasta esta lectura, no había percibido, que además de todas las resonancias que la mujer tiene en la obra de Menassa, mujer gestora de su propia realidad, con otros, mujer escritora, además el escritor nos dice que la escritura sólo adviene en posición femenina. Por eso la novelista es una mujer. Metáfora de esa condición de la escritura. El novelista, que además es psicoanalista, le interpreta todas las dificultades que pueden surgir en su camino, para que pueda su camino, por ejemplo, cuando ella se da cuenta de que quiere ser la Escritura, pero parece que esa confusión entre Ella, la mujer y Ella, la poesía, es obstáculo a la posibilidad de la escritura.
El escritor no es la escritura, y en la aceptación de esa diferencia, se inaugura la posibilidad de escribir. Parece que con el dinero, la mujer tiene también que resolver algunos asuntos: “Ser rica, también es una propuesta de la mente”, llega a decir la novelista. Y como no, con su deseo: parece que cuando una mujer siente deseo y hay un hombre cerca, tiene una tendencia a atribuírselo a él: Josefina, otro de los personajes de la novela, desea ser escritora y Evaristo se presta a ser su maestro, pero ella muchas veces se confunde, hay un instante donde duda, no sabe si acabará escribiendo un verso o haciendo el amor, aunque siempre elige la escritura.
En cuanto a la formación del analista, hay muchas frases que son pepitas de oro puro, elijo esta porque me parece que es de las primeras que aparecen en la Novela: Cuando la psiquiatra Rosi Provert llora porque no sabe qué hacer con los pacientes psicóticos, el profesor le dice: Permítame que le diga que sus problemas se reducen a su formación. Y esa frase le permite a Rosi comenzar su acercamiento al psicoanálisis. Que la única manera de ocuparse de los pacientes es ocupándose de la propia formación es algo que todo psicoanalista debería saber.
También es magistral cuando discuten sobre si un psicoanalista puede o no escribir versos y si un poeta puede o no psicoanalizar. A lo que el Master contesta, clara y sencillamente: se pueden tener dos deseos ¿no?
El final es absolutamente magistral, Freud, en un texto tan temprano como la Interpretación de los sueños, advertía a los analistas que sólo hay dos representaciones finales, dos representaciones que comandan la asociación libre, aquello que afecta o compete al paciente (en ese momento lo llama la enfermedad) y su propio psicoanálisis. Por eso, cuando la novelista le dice a su analista: No puedo concluir la novela. No sé lo que no puedo concluir, él le contesta, remitiéndola a una de las representaciones finales, y siendo también el fin de la novela: “Lo que usted no puede concluir es su propio psicoanálisis.”



ACERCA DEL MONÓLOGO ENTRE LA VACA Y EL MORIBUNDO de Miguel O. Menassa-2001-

“Monólogo entre la vaca y el moribundo” es, sin lugar a duda uno de los libros más entrañable, innovador y surrealista de Miguel Oscar Menassa. El más desgarrador y tierno.
Al leer el título no podemos dejar de evocar a otro famoso moribundo de la literatura universal. El moribundo de Sade enfrentándose hasta el último segundo al obscurantismo del sacerdote. Mas, el personaje con el cual monologa aquí nuestro moribundo no es ningún sacerdote.
Es una vaca, pero no una vaca cualquiera.
¿Por qué un moribundo? Quizás porque el hombre al nacer ya está tocado por la muerte. Porque este hombre en particular, por circunstancias trágicas de la vida, tocó fondo y herido de muerte llegó a no saber si vivir o morir. Porque es escritor y sabe que escribir es a veces más difícil que morir.
¿Por qué una vaca? Porque la vaca es infinita carne pasiva y puede quedarse años mirando desfilar el tren de su propia vida. Porque la vaca se pasa la vida rumiando. Porque es portadora universal de la leche y entre sus ubres gigantescas puede abrigar la vida herida de un pequeño hombre luchando en permanencia para quedarse del lado de la vida. Porque su mugido, viejo recuerdo infantil, siempre nos toca el alma.Y, principalmente, porque una vaca no habla. Pero, ya advertimos antes al lector: no nos dejemos engañar . Esta vaca no es una vaca cualquiera. Es la vaca de un poeta. Una vaca que además de mugir de mil maneras, de callarse a menudo, a veces habla. Y cuando habla dice sin saberlo la verdad.
“Diálogo entre un sacerdote y un moribundo” de Sade, es -como lo indica su nombre- un diálogo. ¿Por qué entonces tenemos aquí un monólogo? Porque, como lo señala con humor la portada, ese moribundo y esa vaca son quizás dos caras de una misma moneda. Además, como lo demuestra el psicoanálisis, 1+1 nunca son 2. No son 2 hasta que aparezca un tercero.
Si ella muge o dice sin saber, si su vida se pierde por la extensión de su callada carne ella es también la faceta irracional de ese moribundo, su faceta loca, poética, siempre imprevisible.
La pareja que forman la vaca y el moribundo, el humor tan sorprendente con el cual su autor la pinta -con mucha ternura pero con ninguna complaciencia- nos recuerdan en más de un aspecto otras parejas inolvidables que tanto hicieron a la historia de la literatura y del hombre. Cervantes, en el Siglo de Oro, nos hizo un regalo imborrable, Don Quijote y su Sancho Panza, Diderot, en el siglo de la Ilustración, Jacques el Fatalista y su amo. Menassa nos regala La Vaca y el Moribundo.
Desde el principio del libro, el autor nos avisa: Es un libro escrito por un poeta y un psicoanalista. Abarca la última década de un siglo marcado por los descubrimientos de algunos grandes pensadores como Freud y Marx pero también por las guerras, la bomba atómica, la decadencia de un mundo que creía haber progresado hasta el cénit. Y en este final de siglo torcido, un moribundo y una vaca, acompañándose en sus soledades, desgarrándose, y salvándose mutuamente al borde del abismo de la desesperanza, consiguen sostener con sus pequeños cuerpos temblorosos el proyecto científico y cultural más original, más esperanzador en el umbral de este nuevo siglo. El autor, a través del retrato sin concesiones de su vida más cotidiana e intima nos hace plenamente partícipe de los avatares de una escuela de psicoanálisis donde se fragua el psicoanálisis del siglo XXI y del arduo proceso creador de uno de los mejores poetas de este siglo, doblemente jefe de Escuela. Nos lleva por sus dudas, sus éxitos, por el intolerable dolor por la muerte de seres muy queridos y nos contagia con su incombustible deseo de vivir , de escribir un verso más que ellos, los asesinos en serie, los vándalos modernos.
Un moribundo y una vaca -que se va haciendo humana, mujer- sostienen con sus pequeñas vidas azotadas por el exilio y el duelo más cruel, sostienen con su valor, su inquebrantable y su amor tan especial, tan novedoso, la combinación inaudita y revolucionaria de dos significantes, Poesía y Psicoanálisis, poderoso hálito esperanzador en el umbral de un nuevo siglo.
En este libro exquisito, brutal y revolucionario Menassa pone una vez más y sin miramientos toda la carne en el asador. Desde la primera línea, anuncia el color. Pequeño gran hombre –con sus propias flaquezas a cuesta-, sin importar si le van o no a dar medallas, entra al luchar , acompañado por su fiel vaca querida, contra las peores llagas de este fin de siglo XX ,con dos armas insuperables: la poesía – heredera de siglos de voces valientes- y el psicoanálisis –única ciencia capaz de transformar algo del alma humana-.
“Basta de versitos…”.Aquí está el Poeta, la voz de los millones de hombres que amordazaron a lo largo de la historia de la humanidad.
Y a lo largo de las páginas de esta maravillosa bomba de tiempo -que fue acogida con tamaña indiferencia por la prensa de sus dos países, de sus dos continentes- denuncia y escribe, incansablemente, como en el resto de su obra denuncia y escribe. “Corregiré el destino con palabras amadas/ Desviaré todo fracaso en letras de oro.”Y la vaca, inefable, mugiendo al compás de sus palabras, le deja hablar, le deja, denunciar, le deja escribir…Y de mugido en mugido, la que había nacido para dejarse matar a palos, amparándole entre sus generosas tetas del amor, cuando está casi a punto de morir de tristeza o de rabia, va pronunciando sus primeras palabras, sus primeras frases, se va transformando en mujer, en poesía, en otro combatiente incondicional de lo humano contra el obscurantismo que siempre -bajo brillantes y extra modernos ropajes- amenaza, pero en vano, de apoderarse del mundo.
El autor sigue anunciando el color: nada de genialidad innata:” Soy un enfermo curado por el psicoanálisis. Dejé de someterme al silencio carnal de mi madre, a la ideología apolillada de mi padre y me sometí al bien bienhacer de una ciencia revolucionaria. Ahora voy blandiendo a mi vez, para quien desea escuchar y transformar su parte de realidad, nuevos pensamientos: Nuevas combinaciones de palabras sobre el amor, sobre la muerte, no vanas palabras al viento, palabras escritas que son la vida misma del poeta, palabras capaces de anticipar el futuro…Y no hará falta esta vez que nadie muera prematuramente porque el poeta trae con él intenciones de conversar…
Podría ya vivir como un escritor, tranquilamente con su vaca ya mujer, esperando que cualquier día le dieran el premio Nobel pero sigue luchando, conversando, combinando sin descanso las palabras, sigue tejiendo una red de versos incalculables…

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