sábado, 10 de octubre de 2009

TALLER DE LOS SABADOS 10-10-09


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h

-revista virtual-

COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA

NÚMERO - 27- 10/10/09

Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa




Cuadro: La cueva del tesoro. Olga de Lucia

ME ENCUENTRO MUY BIEN
PERO NO ME DOY CUENTA


Como la furia feroz de las termitas labrando túneles inhóspitos
en la noble función de la madera,
mi alma no descansa, me sorprende
con su rictus amargo, su pestilente influjo, su férrea moral
arrasando los campos del otoño.
No veo los colores refulgentes, ni miro la mansedumbre de las olas,
no siento la vibración del viento que dejó un aroma de almizcle
en mi regazo.
Quiero tal vez una eternidad ciega que borre la cifra de mi muerte.
Quiero bloquear el calendario en esta juventud ficticia,
o tal vez encontrar el azogue que borre los errores cometidos
y me muestre impoluta ante los ojos que me juzgan.
La otra intenta conformarse, no mover demasiado sus cimientos
subirse con elegancia al plinto, de frío mármol y elegante imagen,
permanecer muriendo.
Otra aun, cuestiona esta anoxia que forjan escrúpulos antiguos.
Grita, alumbra los escenarios donde la vida palpita,
donde el trabajo ennoblece el espíritu, la salud me acompaña,
el dinero fluye en su deambular caprichoso y cierto,
el amor no me es esquivo
y sin embargo…


Olga de Lucia


Cuadro: Los brillos de la noche. Miguel Menassa

ME ENCUENTRO MUY BIEN PERO NO ME DOY CUENTA

Son los que despliegan en mi cuerpo su amarga derrota,
los que gimiendo su alegría tristemente conseguida
cercan los alrededores de mi voz con el silencio
de un día no sido, de una palabra desterrada,
el silencio que vuelve sobre la ciudad
en forma de tormenta con aguacero,
sombra de huracanes,
vacío de vacíos.

Me encuentro bien, más o menos bien,
espléndida, infinitamente bien
pero no me doy cuenta.

Como si esa bondad inesperada, ese calma después del desorden,
no hubiese despejado el temblor que produjo la lluvia sobre mi cuerpo,
el horror que se abrió ante mis ojos cuando la muerte se incluyó en la partida.

Me encuentro muy bien, certera y francamente bien
y no darme cuenta hace que la dicha sea liviana,
hace que no sea del todo, que no pase del todo,
que no se inscriba del todo en mi piel.

Cruz González Cardeñosa



Cuadro: Amor a primera vista. Miguel Menassa.



ME ENCUENTRO MUY BIEN PERO NO ME DOY CUENTA

Son las 7 de la mañana, suena el despertador,
la realidad me llama pero mis ojos se resisten a reaccionar.
Cinco minutos más. Sigo soñando.
Siete y cinco, una nueva llamada a comenzar el día.
La luz llega desde el exterior,
camiones que aparcan para comenzar su rutina diaria,
pájaros que levantan el vuelo y llaman a la vida con su canto.
Yo, aún, tirada en la cama, como un residuo de la noche anterior.
Siete y diez de la mañana, martes, el primer cliente llegará a las ocho y media.
No hay vuelta atrás. Saco un pie de la cama
y percibo el frío suelo en mi cuerpo, luego el otro sigue el movimiento.
Estoy en pie, ¿decisión o inconsciencia?

La mañana transcurre con normalidad,
los clientes se van sucediendo y apenas tengo tiempo
para pensar más allá de la hora siguiente.
Soy una máquina en pleno funcionamiento.
Tomo algunas notas en mi libreta,
atiendo alguna llamada telefónica,
y aprovecho los huecos para continuar alguna lectura.
Nadie me hubiera reconocido a la mañana.
Torpe, despeinada, insumisa de la consciencia.

Cara y cruz de una moneda de carne y huesos.
Sí, me encuentro muy bien,
pero hay veces que no me doy cuenta.
Si me preguntaran qué soy,
contestaría sin reconocer la verdad de mis palabras.

¿Inteligente o estúpida?
¿Soñadora o trabajadora?
¿Segura o indecisa?

Todo depende de lo bien que aún puede irme la vida.


Helena Trujillo Luque




Cuadro: Atardecer en Misiones. Miguel Menassa

ME ENCUENTRO MUY BIEN PERO NO ME DOY CUENTA

“En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra”.
Antonio Machado

Soy esa hija de la carne que contemplo detenida
una foto familiar perdida en la memoria.
Acaso ya lo sabía mi corazón: mira pasar el tiempo
caminando hacia nosotros.
Llega a mi vida con el coraje apretado y
el pecho murmurándole al crepúsculo
la soledad de esa noche partida.

Reconozco de lejos las caravanas de tristeza
y todos sus ademanes vestidos de olvido.
Los deseos me dejan en los ojos la agudeza de la vida
batallando cada herida.

Me encuentro muy bien.
Hay tantas cosas por hablar,
que sin dolor, escribo.

Mónica López Bordón

Cuadro: El abismo de las horas. Miguel Menassa


ME ENCUENTRO MUY BIEN PERO NO ME DOY CUENTA

Todo está aquí, en tus manos que son.
La espuela con que pujar el lomo de tu corcel,
fue vista por caminos donde Roncesvalles
cautivó su corazón de níveas costumbres.

Para ti, que sueñas con labrar cosechas,
nadie dirá que tu cuerpo es mate, ni opaco.
¿Acaso materia evanescente
durante el día que va tomando su forma
con mareas de luna nocturna?

Pendiente de mi sombra,
veo pasar entre tus piernas una río.
Lecho donde sinuosas espumas a granel
dibujan entre tus muslos, un tiempo quieto,
eterno tiempo que no pasa, por tu belleza
sólo de río.

Hermosa, de conjunción fantástica,
prestas al amor tu sonrisa,
tu baile desnudo, exhalando el misterio
con que avergüenzas a los hombres,
ante el ardiente ocaso de los días.

Tu caricia es como el rayo venturoso
que sorprende a la tarde
cuando los amantes se prestan dispuestos
a saciar el confín de un fruto que se abre.

Miguel Martinez Fondon





Cuadro: El taller del pintor. Miguel Menassa.



ME ENCUENTRO MUY BIEN PERO NO ME DOY CUENTA


Las jambas de la entrada se arquean resquebrajadas,
se desploma en palabras el silencio
cuando los adoquines de la calle se cubren de una pátina
donde reflejar, aún, la lluvia del pasado.

Me encuentro muy bien pero no me doy cuenta,
mientras inicio periplos en lagunas desecadas
por el rubor de un soplo cuando la mañana siembra
líneas iridiscentes en el borde de la nada.

Pilar Rojas


Cuadro: Hoy hace dias. Miguel Menassa.


ME ENCUENTRO MUY BIEN, PERO NO ME DOY CUENTA

Vuelco el corazón hacia el pequeño y frío viento
que arremolina los sueños.
Esbelta presencia
creciendo por las noches,
recuerdos de agua salada,
lágrimas de paz.
Gime el polvo extendido sobre el horizonte,
manso gemir para la muerte.
No me doy cuenta que me encuentro bien aquí,
con las cosas casi hechas,
y en ese faltante diviso varios futuros
para acariciar tus canciones,
sobre el centro de esta página árida,
donde a veces te busco.
Esta insistencia para no darme cuenta,
me hace ser una niña que atada al pie derecho
de su padre, despliega sus vestidos
hasta que ya no hay más estrellas en la mañana,
y el relieve de la lluvia me despierta.
Fuego grito, para esta melancolía,
noches oscuras que se tragan las letras
entre los pliegues de una antigua fatiga.
El ruido del reloj confirma el hastío,
y el rostro claro y desnudo,
me propone volver a esperar
una noche contigo.
Me subo a ese alazán,
y salpica el barro mis pies descalzos.
Voy por la gloria.
Tengo esperanzas.
Apartáos vacas,
seguid comiendo el pasto verde
de mis caminos.
Otro es mi alimento,
Una oración constante,
un adagio lento.
Me encuentro bien aquí,
pero no me doy cuenta.


Lucía Serrano






Cuadro: Mascaras. Miguel Menassa



ME ENCUENTRO MUY BIEN PERO NO ME DOY CUENTA

Esta tarde llueve y me cuesta vivir.
Esta tarde llena de risas y penas viste de mujer.
Esta tarde ya no habrá reproches, ni ofensas, ni
jauría de remordimientos.

Un azul urdido en hierro,
unos labios encrespados para el beso
y la sangre invicta, desclavando el dolor
de un corazón que regresa del desierto.

Llueven, llueven con ardor,
joyas de azúcar,
morteros de piedra que construyen el mundo,
cariños que nunca nacen
y nunca mueren.

Turbias pupilas de profundas ojeras
brillan de alegría
entre los bardos prisioneros
de un bajel a la deriva.

Cae la noche y la lluvia
se aleja entre álamos sangrantes.
Se oyen las risas de los muertos bajo tierra.
Luce mi pecho en su trono,
mi aliento de seda rompe sombras oliendo a olvido.

Me encuentro muy bien
en esta noche inmensa,
que asoma silenciosa su silueta,
donde soy amor y soy naturaleza
¡pero no me doy cuenta!.


Vicente Prada Gómez.




Cuadro: Explosion azul. Carlos Fernandez



ME ENCUENTRO MUY BIEN PERO NO ME DOY CUENTA

Cabalga la armadura cual camina el señorío
la senda del verdor al abrigo que nos taracea
y bajo la sombra viajante, dibuja el destino
un reloj de arena, contados pasos en la tierra.

Son de amor los, balbuceos, primeros versos
en los brazos que tararean la cuna del soneto
en el balancín inolvidable de la espinela y pecho
cuyo recuerdo es melodía del olvido cierto.

Error cardinal, la ignorancia docta, del cuerpo
no verse nunca entero y pensar al otro completo.
Errar es desear y la puntuación un acierto y jugar es
una alegría cuando surge de la lámpara el mágico genio.

Edades del hombre: el tesoro de la juventud,
la cumbre de oro y la anciana libertad
que Góngora y Quevedo, cual músculo y hueso, cohabitan
en el puño propio del apellido caminante hecho.

Carlos Fernández









Cuadro: Tormenta en el desierto. Carmen Salamanca


ME ENCUENTRO MUY BIEN PERO NO ME DOY CUENTA

Me encuentro en territorios
donde la imagen desafía cálculos y medidas,
bloquea intermediarios y rasga,
con firmeza, el estupor a cada paso.

Me encuentro muy bien cuando,
sin previo aviso,
alguna pasión escala lentamente
los contornos de mi piel,
y el canto pertinaz de tus palabras
enhebra, con mi nombre,
los pedazos inconexos de alma.

Pero, después, o a la vez,
caigo en la diagonal
de los sueños que nunca tuve,
y entonces, no me doy cuenta.

Carmen Salamanca





Cuadro: Fuego azul. Magdalena Salamanca

ME ENCUENTRO BIEN PERO NO ME DOY CUENTA


Se me ha empañado la vida
queriendo desnudar los ojos
para no ver la realidad;
me encuentro bien
pero no me doy cuenta.

Los demonios que me habitan
albergan la furia de los muertos
que, desde sus tumbas,
claman por mi libertad.

Yo, no sé qué significa eso,
no sé cual ficticia inocencia
atribuyo al despiadado amor
que, sin vergüenza,
coagula su sangre en mis heridas,
y construye su reino en mi piel.

O no, esta vez, aunque no entienda,
desenterraré las ilusiones
que mendigan un pedazo de vida,
teñiré mi cuerpo de maleables riquezas,
forjaré el trabajo a la palabra hoy,
renunciaré al encuentro conmigo misma.



Magdalena Salamanca







Cuadro: En mi estaba la furia. Alejandra Menassa

ME ENCUENTRO MUY BIEN PERO NO ME DOY CUENTA

Es verdad que el ovillo de los años se ha ido destrenzando
y el tiempo es ese ardid del que no se escapa,
esas redes inmensas en cuyos hilos
quedan entrelazadas para siempre las manos del poeta.

Fuimos haciendo los floridos caminos, por el gusto de hacer,
para nuestro solaz y para aquellos que llegarán un día no lejano
y también recorrimos las sendas que ya abiertas, nos esperaban,
sabedores de que la herencia debe ser conquistada.

Nos guiaba refulgente poderosa, una idea, una escritura,
y hubo traspiés de los que uno se levanta con el alma trastocada, recién nacida.
Y en esta economía fundada en la palabra,
que vio nacer a tantos entre sus necesarias enseñanzas,
como soles espléndidos, irreverentes, nos erguimos.

Todo está bien, ya sólo toca seguir creciendo,
tejiendo versos imposibles en las madrugadas,
haciéndose cada vez un lugar nuevo bajo las alas del saber.

Me encuentro muy bien en esta casa, rodeada de amigos y palabras,
pero no me doy cuenta, ni de cómo se hizo, ni de cómo permanecer
sobre la grupa de este corcel de instantes transcurridos,
de ciencias luminosas, de poéticos encuentros con la muerte,
cuando ella es un punto, y yo, la escriba que le canta.


Alejandra Menassa


Cuadro: Las esmeraldas del deseo. Amelia Díez Cuesta.

ME ENCUENTRO MUY BIEN

PERO NO ME DOY CUENTA

Me encuentro y no me encuentro

hasta que con otros me encuentro,

después averiguo que me encuentro bien

que mi palabra mantiene su propia dignidad.

Sea conmigo o con otros trabajo y cumplo,

mas todavía lo olvido cada vez que reina

cualquier sentimiento; amor, odio, rencor,

o bien la misteriosa pereza me toma

sin previo aviso, hasta que la despido

sin compasión, casi con crueldad.

Me encuentro bien pero no me doy cuenta

después, a veces, cuando me doy cuenta

soy feliz y me río como nunca.

Pasa como con la razón que muerde

cuando menos se la espera, como

cuando el corazón rezonga y aspira

una mísera eternidad por cuenta propia.

Todo se oscurece bajo la mano

a la intemperie de ningún riesgo,

bajo la palabra bajo las cuerdas

vocales cegadas por el miedo.

Hoy lo he decidido,

me encuentro muy bien

y me doy cuenta.

AMELIA DÍEZ CUESTA


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