sábado, 17 de octubre de 2009

GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 17-10-09


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h

-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 28- 17/10/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa



Cuadro: Carnavales en la Cibeles. Miguel Menassa


AUNQUE NO QUEDE MÁS QUE EL RUMOR

Aunque no quede más que el rumor.
Aunque no recuerde nada a la mañana siguiente.
Aunque las huellas que dejes en mi cuerpo
se borren en una sola noche.
Levantaré el día con el hálito
de quien ha vivido 1000 años
y ha gozado, aún sin saberlo.
Tendré el brillo en los ojos
de quien ha mirado al sol
y le roba sus rayos.
La fortaleza de quien se cita con la noche
y la borda de colores.
Y el sigilo del que sabe que el fin se acerca
y quiere esconderse de la muerte.
Aunque sólo quede el rumor
de lo que pudo ser o hubo sido,
valdrá la pena romper el silencio,
llenar con nuestros cuerpos el tiempo
olvidar el olvido.


Helena Trujillo Luque
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Cuadro: Amor en los Andes. Miguel Menassa.


EL DÍA ME DA VUELTAS

Volatinero astuto, el día me da vueltas,
se enreda entre palabras,
realiza piruetas imposibles y, dejándose caer,
salta al vacio con un triple mortal que distancia,
mi tiempo, del precipicio.

Pilar Rojas
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Cuadro: A lomos del viento. Miguel Menassa.

TODA LA LUZ DEL MUNDO CABE EN UN SOLO OJO


Deslice mi mirada sobre el mundo.
Deslicé mis pasos sobre la tierra .
Deslicé mi corazón.

No me quería atar a nada
para no perder nada.
Y así viví parte la vida.

Mas, irrumpieron las palabras.
Se fueron combinando de mil maneras
abriendo caminos nuevos
en la oscuridad.

Y luz,
su cálida luz
pudo más que mi ceguera.

Claire Deloupy


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Cuadro: Huracán de silencios. Manuel Menassa.


HÚMEDA VOZ SIN FRÍO

Has muerto,
eslabón vertical de singular especie,
A pesar de que alguien en algún lugar,
Esté soñando tu cuerpo o siga esperando,
Nombre tu nombre, tu apellido.
Has muerto.

¿Qué eres? si en el recuerdo de otro retornas
como el reflejo deformado de uno mismo
siendo la voz de otro la que te forma.

No eres más que la justificación de la tristeza
el granero donde se regocija algún dios misterioso
proclamando que nada es eterno.

Dejará el sueño al soñante
Su nombre en otro sueño
y una palabra…

A pesar de que alguien en algún lugar,
Sueñe contigo o siga esperando,
morirás, débil eslabón
cuando el motor del sueño
húmeda voz sin frío
detenga su latido.

Manuel Menassa


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Cuadro: El botón izquierdo. Miguel Menassa.

PIEDRA DE SOLEDAD DONDE LA HIERBA GIME

Parados sobre el infinito gris de las montañas,
fuimos armando colores distraídos,
y dejamos de andar a la deriva para ser la deriva,
un manantial azul, eran los záfinos que Tailandia
nos tenía preparados.
Fuimos a recogerlos y nadie fue como la hierba,
débil arbusto contenido.
Todos nosotros cantamos frente a los tonos que
alumbraban nuestra frente.
En soledad éramos como piedras preciosas.
Vivimos en Ceilán, en Tailandia, en Colombia,
y fuimos una de esas piedras solitarias que
aguardaban el destierro en tierra ajena.
Gemir nunca fue nuestra manera de habitar
las montañas y nos retrasamos para llegar
porque siempre temimos ser descubiertos.
Solitario camino donde las lágrimas no llegan
y nuestro propio corazón se hace duro como la piedra,
esa consagración descalificada de impurezas.
presencia inconclusa sin conciencia.


Lucía Serrano


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Cuadro: Besos. Magdalena Salamanca.


EN MI TURBIA MEMORIA

Subimos al desván para escondernos,
para alejarnos de la muerte y, sin embargo,
tuvimos que desnudar las caricias
agrietar la conciencia enloquecida
por el olor a madera carcomida,
dibujar en las ventanas un corazón latiendo
para que la memoria encontrara consuelo.

Se retuercen, como turbias amenazas,
que habitan los huecos de mi cerebro,
aquellos descartes de la carne,
que sin misterio, contaminaron el vacío
destruyendo cada minuto de mi infancia.

OH! Era imposible amar aquel lugar
donde sufrir se sufría siempre en la misma dirección.
Yo lo amaba, lo buscaba
me vestía con mis mejores sedas,
adornaba mi cuello con los brillos de la noche,
me perfumaba con los aromas de la pasión,
y subía lentamente hasta la turbia memoria.

Hoy lo sé, he perdido el pasado,
he perdido aquel amor que mi cuerpo sufría
en nombre de toda la humanidad,
hoy, soy la humanidad: un punto, una coma,
una pausa, un adiós.


Magdalena Salamanca


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Cuadro: Encrucijada. Carmen Salamanca.



VUELVES SIN CONOCERME

Todo comienza, de nuevo,
con un error, aumentando
el tiempo sin sutura.

Cuando la desesperación
desgarra ornamentos,
en el desván de tu mirada surgen
entredichos a medio hacer,
marcas de aquella huída,
corazón en mano,
hacia adentro, y nada más.

Después, el silencio
aterriza entre tus ojos,
milimétricamente opuestos
al maleficio de corregir,
enmendar el destino.

Deshacer lo andado,
repites con vehemencia
y, sin embargo, entretelas
de sesgo divino rehúsan
otra oportunidad para tu pecho:

Vuelves, sí, pero
vuelves sin conocerme.


Carmen Salamanca

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Cuadro: Tres tiempos del amor. Miguel Menassa.


SOMBRA Y PÁJAROS

Estás atada al ruiseñor de las lunas
que tiene un ritual sagrado en la garganta
Vicente Huidobro

Escapó un pájaro prolongando su vuelo
en el peso justo de las palabras.
Desnudó cada estrella dejando
toda proeza a la piel del olvido.
En el roce del cielo
devoraba la sombra el final del camino
palpitando y dispersa
en la sentencia del encuentro.

Atada al ruiseñor de las lunas
y dejando mis ojos en el mundo
hice de aquel pequeño hallazgo con la muerte
una liviana frase, suelta, inscrita,
por si sueño alguna vez en sus brazos.

Sombra y pájaros escaparon de mis heridas.

Me encontré de golpe en el intento,
dejando mis últimas lágrimas en su garganta.

Mónica López Bordón


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Cuadro: Desde mi ventana. Carlos Fernández.



EL ASESINATO DEL RUISEÑOR

Una daga cruza el continente de la frente.
El viento acomoda la hierba herida por la sangre.
Todo sur ayuna su relicario yunto en cruces de piedra.

Inventar es una ecuación resuelta que juega
el viento sur y la daga frente en el veneno que reza la oración.

Decirle no al silencio acalla el murmullo del vientre.
Imposible es volver de rodillas calle abajo
sobre los adoquines que deja el bruñido hierro de las campanas.

Una daga cruza los lagos del rostro.
El viento acomoda la huida del dolor en pieles de uva negra.
Tus manos y nuestros brazos abiertos
por el cristal azul de la sangre imploran la lluvia del sur.

Llanto y canto en cada edad el túnel de escombros.
Una daga cruza los huecos que las balas alojaron en las manos.
El viento acomoda el vuelo futuro de la frente y
el rostro guiña en la carátula.

La memoria es una herramienta de papel prensado que vuela
alta y serena en la voz.

Una daga cruza hoy las campanas de hierro y las cruces de piedra
arrancaron de la garganta, el canto
y el viento sur acomoda, preciso y lejano, en cada frente sin rostro,
entre las plumas del ruiseñor un revoloteo de manos
para que volando lleguemos cantando, allá, lejos muy lejos.


Carlos Fernández


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Cuadro: Álamos de plata. Miguel Menassa.


DEL AMOR DE LA CARNE QUE NO SABE TU NOMBRE


Luego de vanas tentativas no pude fabricar tantas estrellas
como para pavimentar tu cielo,
ni encontré el hechizo desprendido del cometa
que tradujera tu carne en vuelos de luciérnagas.
Del amor vino la carne y el día redondeó al planeta
que nos juntó en acontecimientos transparentes y nos sentimos vivos.
De tumbo en tumbo golpeábamos los cuerpos
contra rutas que nos perdían en parajes insólitos.
¿A donde vamos?
era la pregunta que nos recorría como un escalofrío
y un empecinamiento de corazón precipitado enmudecía las palabras
y el lub-dub de un latido se repetía como piedras tiradas en la fuente
del tiempo donde se desplomaban.
Todo era velocidad,
se borraban los años y no podía ver lo que perdía.
Sin recuerdos me despedí de todos los sombreros
y me arrojé sobre tu cuerpo como quien se arroja al mar
y hace estallar mil partículas de vidrio azul marino sobre todas las cosas de la tierra.
Se me perdieron los papeles,
las letras se desacomodaron en los cajones
y no pude juntarlas en tu nombre
y te desconocí en tanto desenfreno
mientras una insolencia matutina preparaba la luz,
la frialdad de un corte de tijera enarbolando
con exactitud de espantapájaros un cuerpo sin retrato,
un hombre que había sido separado,
un cuerpo mas allá del pavimento,
una locura de santos frente al pánico.

Norma Menassa


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Cuadro: Lo que esperamos Miguel Menassa.



LÍBRAME DE ESTE SUPLICIO
A mi madre

Líbrame de este suplicio, dime que eres mortal,

que para hacerme necesitaste de otros.

Líbrame de este suplicio

de creerme inmortal prolongación

de tu cuerpo todo poderoso, dime

que amaste a otros antes que a mí;

demuéstrame que eres una mujer

y no tendré más remedio que alejarme, correr,

hablar, cantar, amar

como un hijo de mujer mortal,

viviendo su propia vida.


Kepa Ríos Alday


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Cuadro: Tornados del olvido. Alejandra Menassa.


ALGA Y CRISTAL EN FUGA


(Federico García Lorca)



Sobre la grupa de la noche,
yegua lúcida, me encaramo:
alga y cristal en fuga.
Cuelgo mis versos como estrellas de las ramas
de este árbol nocturno de hojas azabache.

Conspiro contra el silencio,
agujereo con palabras el cuerpo de la noche,
dama insomne, perpetua sed de luz encadenada.
Yo te maldigo.

Rompo la bóveda de cristal de tu cielo,
me proclamo tu reina,
pacto con Satanás, tu amante taciturno,
tu extinción en el día,
el fin de tu ceguera empecinada.

La luz de la poesía te ciega,
noche: cobijo de noctámbulos poetas,
noche novia de los saqueadores,
noche amparo de amantes furtivos.

Noche: mujer lúbrica con astros en el pelo;
mujer con la cabeza llena de pájaros,
noche: lápida del mar, manto del miedo.
En este punto negro estás tú toda, noche,
toda tú en este punto.

Alejandra Menassa


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Cuadro: Vendrá la mañana. Miguel Menassa.



UN MINUTO DESPUÉS

Se toman la achicoria
que la húmeda mañana,
con olor a cementerio y sabor a sangre amada
circunda sus corazones.

Soldados de la guerra,
llorando por la paz,
como esos niños pegados a sus mocos,
llenos de hambre, desvelados de sus sueños,
que encuentran en los linderos de su camino.

Dan ganas de saquear a los ricos sus viñedos,
de envolver el odio de los tiranos en su propia mortaja.

Señor, Dios ¿qué se puede contra la muerte, contra el límite,
contra las llagas oliendo a miel quemada?

¿Hasta cuando este enfrentamiento hostil entre hermanos?
¿Hasta cuando este valle de lágrimas adonde nadie pidió que
nos llevaran?

Amarga esencia humana,
suave olor a pólvora,
crudo amanecer para continuar siendo hombre.

Y siguen andando hacia el frente
locos de soledad y de espanto,
oscura patria de dilatada sombra,
aguarda entre las armas.

Vanidosas banderas entre vicios,
celebran las balas con las que sus hijos,
caen uno a uno.

Y un minuto después,
un hueco silencio,
un gélido vacío,
un triste rumor
y al volver de la batalla,
una dama oscura espera,
-en su mano la flor del sueño-
sentada, la Muerte, sonriente
les susurra al oído:
-quien va a morir, va muerto-.


Vicente Prada Gómez



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Cuadro: Propia luz. Fabién Menassa.

ME SIENTO IMPRESIONADO POR LOS DÍAS QUE PASAN

Dejo a mis espaldas,
el abismo inalcanzable de octubres pasados,
el olor de los almendros,
el campo abierto,
de una mirada transparente,
en el cielo muerto;
tendida
sobre el agua cristalina de la noche;
el grave sonido de mi voz.

Fabián Menassa De Lucia


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Cuadro: Nerja 2004. Olga de Lucia.




RUMOR DE CRISTALES Y MADERA

Vengan a mí sinfonías de cristales,
sonoros líquidos
para acompañar estos etéreos sueños
que albergan los deseos más ocultos.
Música de oboes y guitarras,
cálida madera, se estremece y goza,
bajo la calculada pericia de mis manos.
Sensualidad que esparce el viento
atraviesa mi alma hasta los tuétanos
donde la savia sedimenta y se hace luz.
Y esa madera, vieja, silenciosa presencia,
alumbra y descongela pensamientos trasnochados,
incendia los amores de apasionados lechos,
cobija mi cuerpo de cuna o ataúd.
Barca enamorada, confiada al viento,
hace tañir los cristales de los años
con este rumor de madera,
asistiendo a su transformación.

Olga de Lucia


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Cuadro: Poniente. Miguel Menassa

“QUÉ ESFUERZO EL DEL CABALLO POR SER PERRO”
verso de García Lorca

Era un caballo salvaje
Era un animal que ya habían domado.
El perro marchaba a su lado
cuando su dueño cabalgaba.
Vio el esfuerzo del perro
y también vio su descanso,
el agradecimiento y la confianza
con que salía y entraba en la casa.
Deseó ser distinto,
pequeño y distinguido por el amo.
No sabía de su misión más importante,
transportar al que de él cuidaba.
Sólo veía
las alegrías del pequeño perro.
Si los caballos llorasen
A este, se le hubiera escapado una lágrima.

María Chévez


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Cuadro: La pasión del viaje. Miguel Menassa.





“POR EL CAMINO MUERTO”
Federico García Lorca

Por el camino muerto de voces mañaneras
y risas que desbordan las sienes de los hombres
y hacen vibrar los cuerpos lozanos de las hembras,
una tierra y un nombre,el pan en la entretela
y un arma cubierta por las sombras
que duele las manos de la sierra,
sí,
por el camino muerto de la guerra.

Cruz González Cardeñosa

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Cuadro: Mujeres de perfil. Miguel Menassa.

JUGANDO A LA NORIA DEL AMOR

¿ Oyes la voz modulada de los pájaros esta noche de ensueño
mientras aparco mis manos sobre la forma blanca de tu cuerpo?

El amor llega percibiendo tus mejillas doradas
que se desvelan como ojos imitando la mansedumbre de un arroyo.

Yo, reflejo de estrellas depongo mi traje lento
con música, sobre tu orilla y giras.
Giras hasta percibirme como árbol que de sus hojas se desnuda
y abrazas esa caída mía descuidada, sobre el Parnaso de tus senos.

La brisa de limitado horizonte, acaricia tu pelo altanero,
y mi corazón alegre y sencillo, hereda tu sangre
y palpita contento, desplegando sus alas inspiradas en un mar,
donde se reflejan dolientes cielos.

A la orilla de tus muslos,
mi barca llega y el mar se enturbia,
y bravío amarro a tu bóveda
el mástil de los tiempos, donde las torpes aves rozaron mi frente
y depusieron las espigas de este pan que ahora se extingue
entre nuestras bocas

Y un fruto de luz, despliega sus velas, sobre tus manos inocentes.

Acaricias mis labios de niño cuando miro con ojos de piel sin nubes
tu bello rostro,
que se desvanece con el día al calor de mi perfil ahora estremecido,
cuando mi mejilla sobre tu tierna boca
se convierte en dulce gemido y rueda y silba
cuando tu belleza,- como la noria del amor-
descansa.

Miguel Martínez


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Cuadro: Doble alteridad. Amelia Díez

DOLOR MÁGICO Y VIVO

Dolor mágico y vivo este dolor de existir
que me levanta cada mañana del sueño eterno
de la mísera cavidad del hueco sin abismo
de ninguna mano ausente o presente,
rasgo inaccesible del humano
marcado por su mano de puño y letra
por su mano de liberar la espera
y muchas otras manos que llaman
a los hombres y mujeres por su nombre
y sus sueños eprlados de austeridad
y sus despertares escuetos y a plazo fijo.

Dolor mágico y vivo que estás entre nosotros
aléjate de mí mientras espero una vez más,
mi voz abriéndome camino para no llegar,
sino al efímero, instante infinitesimal
del presente que siempre me acompaña.

Dolor de existir que no duele
y sin embargo sin él, vivir no puedo

Amelia Díez Cuesta



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