sábado, 21 de febrero de 2009

TALLER DE POESÍA SÁBADO 21 DE FEBRERO DE 2008


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h


-revista virtual-


COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA


NÚMERO - 5- 21/02/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa.





Cuadro: la cueva de Altamira de Carlos Fernández

NO VALER YA, ES MÁS DOLOROSO QUE NO HABER VALIDO NUNCA


¡Creed en la Materia,
concreción de la sabiduría!
Germán Pardo García


Tabular la minuciosidad del artesano
en el barro de sus manos,
en la oración nocturna de la sombra
que vuela en todo sueño
sobre la columna del odio,
agujereando del futuro lecho
las tejas del calendario.

Equilibrar con el horizonte
la asimetría podálica
que mantiene sobre todo plano,
quebrado y roto,
el verde cielo azul, el ocre verde pienso,
sobre un lienzo de pluma infernal
en los brazos del tiempo.

Puntuar cada comienzo desde el final,
leyendo con la piel herida,
el viento firme en el diafragma
como cúpula y suelo marítimos,
donde la fusta de la crueldad custodia:
la ausencia del alveolo en la materia gris,
y su vacío, ese barco de nada que seremos.

Carlos Fernández

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Cuadro: Todo el misterio de Miguel Menassa



LO QUE SIRVE NO ESTORBA

Hoy te denuncio, que todo el mundo sepa que eres voraz y caprichosa
que eres la fiera que me habita,
que te sirvo y me pongo de rodillas pidiendo para mí fuerzas al viento.
El aire hace un jadeo, sube y baja por mis estrechos músculos buscando
escalas que me aprietan, que rompen mis vestidos.
Pero jamás te interrumpo en tus ausencias,
tampoco me impaciento tanto,
te espero en tu capricho, tal vez estés cansada,
mi amor protesta tanto que siempre te deja sospechada,
y corres, corres por mis sueños hasta tu próxima llegada.

Cuando viene es terrible,
mi mano arde en letras del teclado,
miento que no la fuerzo y viene amable
a conversar conmigo y somos dos sabios bajo el árbol.
A veces la espero de rodillas mirando como piensan las estrellas
y no le digo nada
ella pasa desenvuelta envuelta en polvo
y altiva sigue como enajenada
rompiendo los adornos con que intento en mi retórica sellarla.
Ella no sufre, son todas cosas mías,
yo quiero ribetearle el alma con pálidos romances,
con lujo de mis venas alteradas,
con crímenes de guerra o simple asesinato.
Pero quien dijo muerte,
de un jardín abrumado nacen llagas y ella es sólo un bálsamo
que cura las heridas, que no me estorba nada.
Sólo octavas y flores campesinas,
versos que caen como flecos dorados en mi cara,
ésta, la misma que sonríe y tomo entre mis manos.

Norma Menassa


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Cuadro: Recuerdo cercano de Miguel Menassa

LA SOMBRA DE LA PATRIA

“Los pueblos no pueden pasarse sin ídolos;
pero tampoco pueden pasarse sin devorarlos”.
Almafuerte
Frente al vacío atómico y delirante
donde decidir si hay que matar o morir
quizás por un deseo prohibido,
soy esclava del vértigo.
Ser desencadenado
en todas las direcciones imaginadas.

Se oyen gritos heroicos y asesinos,
angustias, desvaríos, locuras…
Belleza fatal de soldados solitarios
fusilados en la palabra y la letra.

¡Quiero salvarme!
Entre ideales y pasiones rotas
olvido, de los días, el recuerdo vago
de las flores marchitas.

Estaban todos muertos,
devorados por la selva indómita
de la tierra.


Pasa el siglo decadente, el pueblo mudo,
la patria devorada descendiendo a las sombras.

Pronuncio el destierro de la soledad
atravesado como un cadáver
muerto a solas.

Mónica López Bordón


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Cuadro: Quedar sin fuerzas de Miguel Menassa

UN GRAN DESTINO

“A veces, un gran destino está dormido
y viene el dolor y lo despierta”
Almafuerte


Soy la daga hirviendo
clavada en el corazón de los hombres,
el bienestar de los androuides
que pululan por las calles de mi nombre,
un suspiro alegre para ti
que borrado por el odio, nace nuevamente,

Una condena sin pena de muerte
sin juez, sin condenado,
un gran destino dormido,
apaciguado por las ascuas del tiempo,
una diosa que de noche
vende su piel a la locura.

Soy el verso que alberga
en las entrañas, un futuro,
la dulzura de unos pasos
escritos en la planta de mis pies,
el regocigante aleteo que anida
la cuenca de tus ojos.

Abreviado sexo conspicuo,
disociación hábil,
aliteración para el deseo
aterrado por el dolor.
“A veces, un gran destino está dormido
y viene un dolor y lo despierta”.


Magdalena Salamanca


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Cuadro: pequeñas balsas enamoradas de Miguel Menassa



EL ALMA DE LOS PUEBLOS ES UN MISTERIO
Aforismo de Almafuerte

Era la frase soñada
Y apenas entrevista.
lo siempre buscado
y fugazmente-casi relámpago-hallado.
Destellos de grandeza,
Profundidades de apariencia infinita
lo que casi nadie piensa
aún cuando anuncia su presencia.
Misteriosa ausencia cuando huye.

María Chévez
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Cuadro: Navios musicales de Amelia Díez

EL QUE PONE MANTELES DE SEDA EN LAS MESAS AJENAS
SE EXPONE A CARECER DE PAN EN LA SUYA PROPIA
(Almafuerte)


Era un hombre nacido antes de tiempo
cuando habitar la tierra era duradero.
Era una mujer cansada de haber nacido
cuando las leyes en la tierra no existían.
Ya era tarde, ya era pronto, nunca era
el tiempo en que los sueños hablan
y las artes están al alcance de una mano.
Corría en el calendario un tiempo
inexpertamente anciano y en las calles
los soles dibujaban hombres y mujeres
vestidos de sombras voraces buscando
frases que entonaran sus manos con letras
que aplacaran su canto cualquier tarde.
Cuando la necesidad altera la razón
y las conversaciones, todo se empobrece.
Pongo sobre esta página una mano
temblorosa y no dejo que nada detenga
el curso de los días y su canto.
El crujir de los días avanza
sobre mis palabras y sus abismos
cierran y abren las cadenas
que nunca cederán su prisa.
Restos de ningún naufragio
avanzan sobre mi lecho de muerte,
y una y otra vez, nazco y muero.

Amelia Díez


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Cuadro: Luz de noche de Miguel Menassa



JUZGUÉ SUS LABIOS

Hoy desperté ensombrecido,
caminé por los senderos de tu alma,
crecí desnudo.
Habitado por el silencio que acusas
perpetúo mis manos, con caudal
de tiempo y acaricio
un estertor robado a la noche.

Podría fingir más tú hallarías
una razón para desvelar,
como guardo mi mirada
en los plieges de tu sonrísa.

Universal de amor,
crecida entre bestias,
agonizante manera de besar
los minutos,
que nos separan de la vida
por una frágil pared de vientos.

Hoy, mañana, de tarde vendré
oscurecido de un quizás o un tal vez.

Tu rostro de laguna
ojos como hermanos
que no se ven.
Miguel Martínez Fondon
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Cuadro: huellas de la pasión de Miguel Menassa


QUE TODOS TUS PASOS…

Fuiste conducida bajo los pasos de una terca y obstinada lluvia,
el vértigo de lo desconocido,
repetía incesantemente atmósferas de soledad,
donde tu cuerpo desnudo,
vivía de costado,
se tornaba extraño,
y tu ansiosa boca,
buscaba respuestas que mostraran algún destino todavía por descifrar.

¡Qué difícil resulta!
¡Calmar la sed de un corazón temeroso,
el alma de ruínes desafíos!

Brusco ruido revolotea en los labios del viento,
canta entre furtivas lágrimas seductoras,
golpe de ola contra el acantilado,
delirante silbido de la brisa acariciando tu piel,
para que todos tus pasos te alejen de mí,
como la espuma olvidada en la arena,
cuando el mar abandona la orilla.


Vicente Prada Gómez.

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Cuadro: Esta pelea infinita de Miguel Menassa



A VECES UNA GRAN DESTINO ESTÁ DORMIDO

Dormido, entre brumas y esperpentos,
amarrado a pesadas palabras galopas el futuro.
Desesperado, giras en círculos enmarañados y
caes, estrepitosamente, en un magma
que devora el camino y ahoga lamentos.

En vano invocas tu nombre,
sorprendido del eco que tu boca propaga.
Vuelto hacia ti de nuevo intentas escaparte
enganchado en el pico de un águila real.

Sueños vanos de un mundo incierto,
recorren tus días y tus noches,
atrapado en laberintos, calles, encrucijadas.

Pero un día, de repente, despiertas
y un hálito de vida aleja tu muerte.
Y el milagro, es tan solo que, a veces,
un gran destino que está dormido, despierta,
en un segundo, el instante preciso de la decisión.

Pilar Rojas


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Cuadro: Hygieia, detalle de La Medicina de Gustav Klimt, reproducción de Alejandra Menassa


EL QUE CUENTA LOS QUE SE VAN, SE HACE ESCLAVO DE LOS QUE SE QUEDAN Y DA LA


RAZÓN A LOS QUE SE VAN


Vivimos entre montañas, la consigna:
amar por sobre todo la poesía,
las combinaciones imposibles,

Hicimos entre montañas, los amores,.
Espléndidos licores extremos , las palabras,
nos embriagaron para siempre.

Fuimos la oreja de occidente,
el goce era en nosotros torbellino de luz,
presencia imposible y abierta, nuestro territorio.

Muchos no aguantaron la tortura:
La humanidad llevada al paroxismo
de su posibilidad de ser.

Abdicaron su corona de reyecitos muertos,
e hicieron de sus vidas, otras vidas,
lejos de las montañas.

No los lloremos cuando lloremos,
ni tampoco hagamos vanagloria
de nuestra permanencia.

Tanto goce, tanta humanidad,
nos traspasaron el alma,
somos nosotros, los de la montaña,
los que nunca podremos vivir en la planicie.

Los que nunca podremos dejar de beber
la leche del conocimiento guardada
por siglos en las doradas ánforas del saber.

Nos tocó el goce el alma,
nos transfiguró la mirada,
nos transformó para siempre en humanos de letra

No hay marcha atrás
cuando en el corazón penetran
las saetas de la poesía,
el veneno de un saber incalculable,

cuando la mano se hace diestra
en desvirgar la blancura
de una hoja o de un lienzo,
cuando entre nosotros,

hablar es un deseo,
ser escuchado, una condición del sistema
escribir, una bandera,
pintar, un regocijo

y no está permitido callar,
ni envilecerse, ni morir joven,
ni dejar de escribir,
bajo ningún concepto.

Alejandra Menassa


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Cuadro: Encrucijada de Miguel Menassa


TU REPARTIRAS JUSTICIA ENTRE TU PUEBLO

Llegarás una tarde sin insignias
y esperarás el nuevo día
para sembrar los campos
al alba muy temprano.

No habrá que huir
desesperado entre sombras,
ni habrá que soportar
extraños rumores.

Piensa que dios es grande,
y olvida la vileza de los pobres,
la miseria de los mentirosos,
la maldad de los tontos.

Tú llegarás maldito,
y serás bienvenido entre los hombres,
¡A trabajar muchachos!
que ya no habrá más amargura
en estos campos nuestros.

Tú repartirás justicia entre tu pueblo
y contarás los días con tu oficio,
para esperar la eternidad viviendo.

Lucía Serrano

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Cuadro: El nacimiento de Venus (detalle) ded Boticcelli, reproducción de Claire Deloupy




LA VOZ QUE REGRESA


“Tan indigno del hombre es fingir penas
como averiguar si son ciertas.”
Almafuerte


Jeremías de poca monta pueblan la tierra.
Desde siglos y siglos se lamentan.
Con poco ingenio se quejan.
No aman a la vida.
¿Sufren o fingen que sufren?

¿Por qué te quejas tanto?
¿Acaso no estás viviendo?
¿No comes todos los días?
¿Pasas frio? ¿Duermes en la calle?
¿No vives acompañado?
Entonces…
¿Por qué tantas quejas?
¿Tantos sufrimientos para qué?
¿No tienes delante de ti años de vida posible?
Además si tanto te quejas
¿Por qué no preferir la muerte?

Deja de rascarte las heridas.
Uno no se rasca sin avivar la pena.

No grites tanto…

Habla.
Pon palabras a tus penas
Ya no serán penas.
Serán palabras.

Habla en voz quieta.
Ella te escuchará.
En las palabras está la voz.
Habla…


Claire Deloupy Marchand

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Cuadro: Hacia el sol de Carmen Salamanca


TODO LO QUE ANDA, APLASTA ALGUNA COSA
(Almafuerte)

Lo que anda cabeza abajo, por riscos,
peñascos, orquídeas maltrechas y pompas asesinas.
Eso que desplaza su inútil caricatura,
sin sombra ni indumentaria para las costillas.
Y se endereza o gira, tuerce y masculla,
indolente bajo los astros, cansado de atusar
ajenos espíritus bajo la almohada.

Se endurece y vacila, escapa, recula y arroja
constelaciones de atronadora magnitud,
resabios como úlceras abandonadas al azar
de suburbios infectados por el odio. Supura entredichos,
desahuciados instintos de no supervivencia
bajo mínimos enfoques carcomidos
en el resuello de una madrugada en declive,
olor inyectado entre los nervios
y cánulas desprendidas de toda utilidad
en la posterior reventa de consumidas almas.

Todo eso aplasta años, edades, sueños,
tiernas veleidades huecas, rastros ufanos y melodías,
rudimentos y leyendas, arquetipos contrariados
como arácnidos contenidos por la pereza.
Intrincados eslabones de una ruta por domesticar,
rápidas concesiones al abismo.
Brotes de insubordinación recíproca,
escarapelas de alta resolución
labradas en el extremo opuesto a la verdad.
Rabiosas celosías del honor y la desdicha,
encumbradas espuelas atronando entre el hombre
y su destino, siempre postergado.

Lo que vacila, sufre, huye, respira o siente,
mira y dispara légamos de consternación
antes de caer o rodar, maldecir y contrariar su suerte,
su estampa lacrimógena y desigual…
En fin, todo lo que anda, aplasta alguna cosa.

Carmen Salamanca

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Cuadro: Yo y la aldea de Marc Chagall, reproducción de Cruz González


¿NECESITAN LOS PUEBLOS CREER EN TIPOS HUMANOS PRODIGIOSOS?

Dejo a la mujer que a veces soy en el cuarto de al lado
con sus cosas de antaño, esas caricias breves que con el tiempo
desaparecen de la vida y ya nadie recuerda.

A ratos viene y me susurra frases indescifrables
con colores de tierra y fuego estampados en el alma.
La miro tiernamente y ella desaparece, encogida,
arrastrando los pies sobre un suelo de ceniza.

Escribo de algún sueño querido, una figura esbelta
que vendrán a ser los años futuros, y descubro una mujer
que nunca seré sino en un entre discontinuo y ajeno.

Intento imaginar un hombre a mi lado, como en tiempos
imaginaba un elefante blanco cruzando la ciudad,
o las bombas transformándose en gotas de lluvia,
alguna combinación imperfecta sobre un decir cotidiano.

Ellos están en la calle, en las fábricas, en los oleoductos,
construyen puentes y zanjas que cruzan la ciudad
distribuyendo gérmenes o vísceras,
esqueletos de algún moribundo transeúnte.

¿Los pueblos son aquellos de mi país natal,
o los pueblos indígenas de una Latinoamérica
donde renace el canto y se estrellan las noches de luz?

Están al otro lado los señores de bigotes grises
con grandes sonrisas complacientes
y las damas con escotes y pieles y sus dientes tan blancos
que deslumbran el hambre de los alrededores de la ciudad.

Un tipo prodigioso sería aquel que diese vuelta el mundo
desubicando el odio y creando colegios donde había cuarteles,
desubicando el hambre y sembrando los campos de amor.

Un tipo prodigioso que al mirarte no te haga sentir ametrallada
que al besarte descubra ese cuerpo dormido y sin destino
que al hablarte deje caer las palabras de sus labios sin intención.

Un hombre prodigioso, aquel
en el que cada pueblo
necesita creer.

Cruz González Cardeñosa


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Cuadro: paseo a plena luz, de Olga de Lucia



LAS PEQUEÑAS VILEZAS, LOS PEQUEÑOS MANEJOS


Si no fuera humana diría
que nunca cometí una vileza
ni tampoco traté de manejar
en mi beneficio, ninguna situación.

Pequeños resquemores, celos operantes,
intrigas palaciegas, envidias soslayadas,
donde toda la inteligencia se gasta
en el afán de venganza.

Manejo las esperas con habilidad de sátiro,
me río como idiota cuando un semejante falla,
me siento superior porque yo lo determino,
quiero lo del vecino, aunque no me interese.

Salto al vacío, disfrazando a la infame
que sonríe en mis ojos clavados en tu vientre.


Olga de Lucia

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