-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 72- 14/05/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESTIERRO
Como rayos que parten al destierro
así camino hacia un destino seguro,
así sucumbo al olvido de la luz
y sus tinieblas. Amanezco de nuevo
giro sobre mis días aún vivibles,
repto sobre mis sumas y ardo
como nunca entre lujuria y muerte.
Como rayos que parten al destierro
deslizo mis manos entre tus letras.
Dispongo del silencio y sus seculares
miedos, sus ruidos misteriosos
y su arte para marcar los ritmos.
Era una noche sin retorno la que esperaba
una noche ajena a las distancias y a los amores
una noche a la vez nativa y extranjera
hecha de oscuridad lumínica y algo de amanecer.
Amelia Díez.
NUNCA HICE DIANA
No me agrada la calma,
la voces muertas,
el prestigio de equivocarme.
Acaricio tus teclas
con la brisa levantina,
mientras
descarto de las horas,
rosas de molino
sobre mi espalda,
fuerzas naturales
desviando pasos.
Cierres
bajo mantos
que se quiebran
en cortes rituales.
He optado por lo sublime:
deslizándome en diluvios,
intento una y otra vez
montar la ola,
armonizo
la torpeza con el ritmo.
No recuerdo silencios
ni estruendos de la diana,
desplazando su centro.
Jaime Kozak
NUNCA HICE DIANA
¡Pobres tentaculares grillos besando lentamente el olor a orín!
Había caído la nebulosa de los genitales
en respuesta a nuestros movimientos.
Se había fraguado la segunda historia del amor
entretejido de tambores,
y abrazado al pan.
Somos los únicos en luchar con armamento.
Protegemos la sombra de Dios
vestida de traición.
Sostenemos las estrellas
en un cielo de cicuta.
Algunos hombres caminan sin destino
a un basurero de sueños
Y amarillos disturbios.
Otros hombres nadan desesperadamente
Contra el tiempo
Como si la sal pudiera hipnotizarlos.
Yo llevo un traje de pájaro
Que aviva con sus alas el incendio.
Una mujer y un hombre
En la degradación de las horas
Y el perfume a Dios.
Unos niños jugando a la soledad
En un rincón del tiempo.
Vengo a traerles un regalo de luna para el frío.
Una espesa cortina de corazón
con que vestir su delicado olvido
a punto de crecer.
Es la siderurgia de la sangre,
que abniega al mar con sus escombros,
perfume dividido en esquirlas prevenidas como leones.
Proporciones de una lengua
que nunca hace diana.
Virginia Valdominos
COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESTIERRO
Como rayos que parten al destierro
los músculos levantan sus oídos del siempre
porque conocen el lugar de llegada.
Las aguas habitan intactas el movimiento
donde flota la belleza,
esa bruja erguida, ignorando la distancia de las balas.
Es terrible contar dentro de la cosa
la piel que asemeja su perfume
a la contemplación del engaño.
Acudir a la memoria del mutismo
y las urnas murmuran viscosas
sobre el próximo cráneo,
la carcajada de la aldea envasando victimas.
Clemence Loonis
COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESTIERRO
Pretendo alcanzar alguna libertad,
roer el ocre en busca del oro perdido,
me pregunto a quien amo
cuando dejo el papel en blanco.
Susana Lorente Gómez
NUNCA HICE DIANA
Nunca hice diana en su corazón.
En el último momento tembló cada vez mi pulso
cuando el pavor inundaba su rostro
y reflejaba sobre mí la sombra de la noche.
Cuando decía: “¡Dispara cobarde!
¡Dame de una vez la eterna quietud!”
oponía a su odio por su propia vida, palabras,
remolinos imposibles entrecruzados sobre la noche,
redes acústicas para sostener su caída.
Claire Deloupy
COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESIERTO
Palpitan las miradas
condenadas a partir
hasta la intemperie de los días.
La noche, entre sollozos
atraviesa palabras fugaces,
al límite del olvido
donde la muerte trota entre mundos
con el pulso de la oscuridad
vistiendo desiertos perdidos.
El fuego devora las palabras,
siembra invisibles trozos
en batallas de piel enfrentadas
al límite de las mutaciones.
Y con los pies azotados
por el silencio de los epitafios,
recogen la melancólica leyenda
de los secretos
y huyen hasta los lentos
arrecifes de la memoria.
Soledad Caballero Castro
YO TAMBIÉN SOY VIRTUOSA
Embarcada en tareas de supervivencia,
restituyo órdenes nunca establecidos
y marcho en dirección a los orígenes.
Es preciso insistir cuando la velocidad
de sus argucias rasga vaivenes de sed,
marcados por el silencio y su apariencia.
Es necesario dinamitar toda certeza,
aniquilar espejismos de sumisión
y calibrar el odio y su condena.
Arrastrando cálculos de ignominia,
enfrento a su impostura, una verdad:
yo también soy virtuosa en la superficie de la piel.
Carmen Salamanca
YO TAMBIÉN SOY VIRTUOSA
Imposible combinarme con las letras,
vestirme de minúsculas y alardear de compañía.
Fría soledad, el silencio congela mis células,
impotentes frente a la creación.
Atravesada por el deseo de poseerme en otras palabras,
sólo encuentro la pureza del vacío,
mi propia inexistencia negadora.
Empequeñecida, repto por los vericuetos
que escapan a la moral,
forjo nuevas virtudes que nutran este anoréxico silencio.
Helena Trujillo Luque
COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESTIERRO
Vomitadora de frases nauseabundas,
el mundo se descompone en tu garganta.
Armada de injurias, disparas en cada encuentro
arrasando toda virtud.
Corruptora de la belleza,
violas el alma de lo que no te pertenece.
Carcomida por la envidia
excavas en ti oquedades para evitar la entrega.
Prisionera de la angustia
tejes los nudos que mantienen tu encierro,
infinito pozo de la amargura.
Preñada de soledad,
borras los próximos pasos,
aniquilas toda verdad.
Helena Trujillo Luque
YO TAMBIÉN SOY VIRTUOSA
“Y cerca de esto, que parece nada,
me transcurre una furia de esplendores
con ganas de vivir, como dolores
del fondo de la vena a la mirada”.
Carilda Oliver Labra
Impecable en el poder de la fuerza del esplendor
llego vestida de dama para jugar la partida,
viaje de amor en esas ganas de vivir honestamente.
Rodeas mi cintura y convocamos a los dioses
para que nos otorguen algunas de sus virtudes cardinales
que nada tienen que ver con nuestros cuerpos,
con el norte o con el sur.
Prudencia, justicia, fortaleza y templanza
aparecen atadas a mi mirada y, en ese vicio mío de ser feliz,
hago un pronóstico de la alegría para volar como pájaro libre
en forma de mujer.
Inquieta, meto mi mano en la boca del oráculo,
miro su cara redonda con ojos hundidos y pronunciados,
cuando una voz muda, desde lejos, sentencia:
“También eres virtuosa”.
Mónica López Bordón
COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESTIERRO
Estaban sentados a la orilla del río,
ya no existían ni los minutos,
ni el reloj, ni el tiempo.
Alguien llega.
Él sigue dibujando un paisaje lleno de muertos,
se va quedando solo,
la luna, llena de silencio,
se esconde entre las estrellas.
Pasan los días
y las rosas, como truenos,
se deshacen en pétalos azules,
amarillos, rojos…para que el mundo no se detenga.
Con lento gemir y temblando en el bosque negro
descubren los mapas del destierro
desde el filo de la niebla, tan espesa
que borra de las pupilas la mirada que permite
avanzar por la tierra desvelada de la existencia.
Las muertes, como rayos que parten al destierro,
preparan su equipaje.
Caminan fugaces y eternas sin destino,
levantan su voz y con una gran sombra
pasan la suma de las vidas ante sus ojos vacíos de luz.
Mónica López Bordón
COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESTINO
A mi poeta
Como rayos que parten al destino,
quieres robar al mendigo su enmienda,
y propagar el zumbido atronador de la fiebre,
que reconforta las tinieblas.
Eres ágil campeón de condenas,
naciste de las ganas y de la tregua,
crees poder arrinconar en los vertederos de tu vida;
algo del silencio, una página y un poema.
Negador del Son de la tierra
lloras hacia dentro cuando el alma se descongela
y cedes a la amargura, entre soplidos de viento.
Allí donde el desnudo de las flores desconoce
la esperanza que se alberga en los precipicios del aire.
Si me vieras desanudando trenzas,
en el cruce de la calle del olvido,
nacería una flor que llevaría por destino
propagar tus versos, ser nadie.
Magdalena Salamanca
NUNCA HICE DIANA
Dos veces azoté el rostro del averno
-un golpe certero produjo otro cuerpo-
y, de luto recuerdo la tierra,
sin flores los tiestos.
Dos veces el rostro de dios pinté
de rodillas frente al chiquero
compré un trozo de tiempo y
una alfombra mágica que aún conservo.
En la feria de los magos
comensal invitado
la pócima del amigo bebí
la alegría, del más uno, en tus labios besé y
como potro enamorado
del brazo izquierdo pasea, la suerte, cual si fuera una mujer.
Con uniforme de gala y placer
salvas al aire del mañana
a miles
los pájaros trinan el milagro: no hay dos sin tres!!
Carlos Fernández
COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESTIERRO
Veloz, como rayos que parten al destierro, huyo de los
paisajes donde la ciénaga esparce légamos que atrapan los ensueños
de la penumbra de un bosque no alimentado de sol.
En la lejanía, el rumor de insomnes multitudes
entona un canto disonante que convierte en lamento las palabras.
La crueldad de los ojos clava sus pupilas arreboladas de espanto
en una luz que clama por enceguecer el mundo.
Cada dibujo trazado es un infinito clamor de negras bocas abiertas y vacías,
que nunca podrán arrinconar la avidez de los cuerpos
No hay harapientos en las esquinas,
el dolor los atrapó en monosílabos quejumbrosos
que cubren sus cuerpos haciéndoles girar
en espirales de cometa sin cuerda que dirija sus pasos.
El olor a jazmín se ha tornado pestilente en la rutina de jalonar los días
mientras el azogue dibuja monstruos de sinrazón y cobija
en sus esquinas las telarañas que envuelven el olvido.
Pilar Rojas
NUNCA HICE DIANA
Hoy,
Un día como hoy
a esta hora del crepúsculo terminaba la travesía
Nápoles-Buenos Aires.
Hoy,
desde el otro lado del océano
tus palabras ,agolpadas al borde de los dientes,
sin poder salir
retumbaron como un trueno
en mis entrañas, en mis huesos,
en la casa, en el universo.
A trece mil kilómetros
Y tu respiración que fluye y mis ansias
como en el invierno del 93,
¿te acuerdas?...
Luego
Te quedaste en cada pared, en cada rincón,
en el almohadón de seda,
en la caja azul con corazón aguamarina,
allí
quisimos ahuyentar tenebrosos
fantasmas del pasado…
miradas con silencios de luz
fue todo lo posible.
Después
el abismo,
murallas sin sentido,
hambre de aire,
aire que mordió furioso
nuestra soledad
no hice centro,
fui un continente devastado,
Rosalba Pelle
YO TAMBIEN SOY VIRTUOSA
“Tú estarás siempre llevando la luz en tus manos
así nunca me será difícil verte,
tu eres el río , el agua, los pájaros que trinan
todas las mañanas en el árbol de mi piel…”
Mago, invocador de imposibles,
águila plateada del Machu Pichu
cuántos versos agolpados,
impacientes,
alborotados por fin cobran vida.
Mi hoja blanca sabía que llegarías
y llegaste
Rosalba Pelle
“COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESTIERRO”
Enrique Molina
Cae la noche sobre el faro que alumbra mi destino.
El hombre que huyó perseguido por una jauria inhumana
quedó sentado sobre una piedra cubierto de maleza
y no se anima a abrir los ojos.
No llora, apenas duerme apoyado en un tronco
al que se abraza cuando escucha la lombriz del tiempo
zigzaguear entre sus pies esperando que caiga sobre las hojas
esperando sin más su rendición, una palabra al fin que vista
su desnudo cuerpo.
Cruz González Cardeñosa
COMO RAYOS QUE PARTEN AL DESTIERRO
Como rayos que parten al destierro
exaltados mis brazos se aventuran
en el aire real, en la espesura
tangente de la piel y los cabellos.
Tránsfugas de mí van consentidos
transponiendo las lúgubres fronteras.
Brotan, del pétreo muro, enredaderas
con las manos abiertas, como nidos
desbordados de caricias, que salen
volando. -Locos enjambres de polen,
¡Atravesad los campos de batalla,
dulces nubes de cálida metralla!
¡Libantes himenópteros sedientos,
oíd como os convoca todo el viento!
Kepa Ríos Alday
YO TAMBIÉN SOY VIRTUOSO
Yo también soy virtuoso en cierto modo
pues, si bien mucho del vicio no me alejo,
al final sí que sorteo la sentina
y me libro de caer, y voy surtiendo.
O, si llego a caer, no me envilezco,
siempre aparece algo,
algún verso, un pensamiento
al que agarrarse para seguir, seguir,
y seguir, de algún modo, viviendo.
He triunfado sobre nada, aún
sobre tus ojos perfumados
con un brillo futuro. Sobre
aquella conversación a mantener
tal vez sobre nosotros.
Sembrar en tus labios una frase,
que me diga hombre
rompiéndome el silencio.
Sembrar en pleno río los recuerdos.
Recuerdos de hombres y mujeres
fuertes como países enteros. Vivos
como tus ojos brillantes
de deseos, que claman desde el fondo
cercano de un arroyo. Como peces
violentos que salpican tu piel
o tibios leones que besaran
tu boca de elixires contagiosos.
Kepa Ríos Alday
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