GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 114, 09-06-2013
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 114, 09-06-2013
Semana
a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo
realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la
Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
Dibujos: Miguel Oscar Menassa
¿POR QUÉ ME
GUSTA EL CINE?
Fue sublime su
canción.
Esta vez, en
el paredón nocturno,
un eje central
recorría el estallido
de su sonrisa.
Adivinando junto
a quién
filmaría su último adiós,
quiso hacer
una reverencia, un
gesto donde
dolor y sumisión
expresaran sus
antiguos recuerdos.
Junto a
aquella sombra masculina
sus dedos
resbalaban tratando
de unir cuerpo
y delirio.
Pero fueron
fatuos lamentos
donde
envejecidos demonios
con un rastro
de amargo dulzor
levantaron un
dolor antiguo como el sol.
En la
sonámbula habitación
sobre el
celeste habitáculo
triste y
envejecido golpeó sus sienes
en su
frenético cabalgar.
La cámara esta
vez no interrumpió la escena
su final era
un lamento, un no querer partir.
Aquella
película, todavía no tendría fin.
Agarrando sus
cabellos, los mesó.
y mirando con
firmeza vio
que ese
destino de mujer, en
el mundo no
sería mera apariencia,
sino un
gobierno firme, de esperanzas
acaloradas
sobre su piel.
Como la tarde,
que sobre la corteza de un árbol
penetra para hacerse placenta
sobre lo
profundo de su cuerpo celeste.
Miguel Martínez Fondón.
PORQUÉ ME GUSTA EL CINE
Un instante de pasión minuciosamente copiado de un
sueño,
lavaba un lecho de hormigas donde me inquietaba siendo
niña
para desalojar el desamparo de una infancia encerrada en una
siesta.
Nos escapábamos hasta el monumento viviente de la
magia
convertida en un ardiente encuentro con la heroína
invisible
que se deslizaba furtiva en la oscuridad
y aquietaba la incertidumbre de haber vivido un sueño.
Acudían los paraísos con un astro nacido entre
imágenes
y señales de viento y de deseo que se metía en nuestro
pecho
presagiando un final donde una belleza mutilada
se enfrentaba al desvarío de vivir y a veces una
lágrima,
como una lluvia inmensa resbalaba por la piel
y todo fundía a negro quedando los hechizos desolados.
Una insolencia de vestidos centellantes y
gemidos y risas se entrecruzan
y hay un carro y un fantasma
y una pareja tendida entre las sombras mientras
los tentáculos del invierno tuercen las ramas de los
árboles
y aparecen en escena dormitorios larguísimos
y un olor de tan lejos asciende como una inmensa
burbuja
y una avidez de nocturnos murmura en otro idioma
mientras letárgicas costumbres cubren toda la
pantalla
donde viajará por regiones secretas la trama
imaginada,
una letra y múltiples imágenes que se abren a una
realidad
donde el espacio retrocede hasta el siguiente párrafo.
¿Quién aparece ahora disfrazado con un rostro de vidrio y
una maleta sanguinaria que lleva en su interior el trapo rojo que envuelve al
payaso fúnebre que sale corriendo, pidiendo a gritos un trago de
cerveza
y que no llega demasiado lejos con su libertad sin
esperanzas.
Y aparece el terror disparado por la vieja máquina de
luces
y el corazón a tientas busca la fórmula perfecta del
escape
mientras del otro lado de las cosas imposibles
rueda calcinada una cabeza entre las piedras de la calle.
En el silencio de la sala, envuelta en una gasa negra,
en un jadeo sofocante, gozaba aferrada a la butaca.
Norma Menassa
¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?
No sabía con quién buscar una bicicleta que nadie
robara
para pasar los ratos de una tarde cualquiera
cuando el olor de ozonopino se adhería a su piel
mientras el mozo de chaquetilla blanca voceaba
ofreciendo golosinas para aplacar el ansia de seguir
mirando.
Descubrió la oscura sala donde acomodarse, anónima,
para observar cómo salir del oprobio cuando el sol
cae
inexorable sobre la bruma que esconde la mirada
y los olvidados inundan las calles de una ciudad
cualquiera.
Supo que sus ojos no cejarían nunca de mirar la
vida,
los coloridos ambages de una ventana que desbordaba
conversaciones.
No temía la oscuridad ni las muchedumbres
desconocidas
que le circundaban porque se enamoro del cine, sin
causa conocida,
por nada, por el goce que le producía.
Pilar Rojas
¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?
Porque aprendí a reír con el
gordo, el flaco y la magia de Chaplin.
Porque un día comprendí la
edad de la mentira y el aullido
del padre, no asesinado, en
los escalones del invierno.
Y la burla de una mona y el
naufragio del acorazado.
Y tantas novias como
hermanos,
Y la penumbra de la colina y
el áspid en los ojos del Imperio.
Porque detener el tráfico
con una sola mano o saltar del Everest sin rasguño
ni paracaídas, el alma te
deja helada.
No como esa bofetada a la
belleza que incendió todos los labios en tu boca.
Me gusta el cine, las
palomitas, mis pipas y tu minifalda en la fila de los mancos.
Me gusta el cine de mi
barrio, esa rueda de merendero y agua del botijo,
esa calle abierta frente al
Sorrento, ese arbusto de la edad para poder mirar,
la esfera de la linterna
acomodando al protagonista frente al tiro de cámara
que busca en el cuerpo la
mentira de la repetición.
Porque los buenos entonces,
no siempre eran los malos.
Porque me aconsejó algunos
libros.
¡Un regalo para sus ojos!
la silueta entre naranjos y
olvidos camina, su suerte de actor:
el mudo en acción, con
palabras, produce la máquina de la ilusión.
Carlos Fernández
¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?
Me gusta el cine
por el misterio que
atropella
la dislocación del verbo
en su paradoja.
Estrellas del yo
cabalgando
la llanura
del saber
y el riesgo del marítimo
tiempo.
Sobre el lecho del
miedo
prende el ozono
con la verdad,
el alma.
Auténtico
elixir
del hablar.
El furor
despedazado
sobre el
abismo
irradia
arrítmicas
presencias.
Lúgubre estruendo
serpenteando en los puertos
del viento.
Sereno
tiempo
que el recuerdo reprime
extrayendo
de un salvaje amor,
este aire de tempestad
que preside el rumbo
abandonado.
Me moja con
colores de la alegría
y el sonido
del rastro de su voz
son las mentiras del mundo
hechas verdad
para ser
desde el futuro
ese cañón
de jazmín que perfuma,
en su explosión de azahar,
el limonero.
Lo que se puede decir
mientras el arlequín
salta y salta.
Virginia Valdominos.
¿POR QUÉ ME
GUSTA EL CINE?
Me gusta el cine porque es un invento nuevo en lo humano. De la mano de la pintura, del goce del color y de los cuerpos en movimiento se erige y se expande la monumental humanidad que trashumanta el séptimo arte.
Imagen, palabra, color, movimiento, la sutileza del lenguaje cinematográfico que no es otro que el mismo lenguaje que abre surcos en el aire, arcos en el alma, paisajes de palabras inmemoriales.
Cine, cine, cine.
Paola Duchên
Me gusta el cine porque es un invento nuevo en lo humano. De la mano de la pintura, del goce del color y de los cuerpos en movimiento se erige y se expande la monumental humanidad que trashumanta el séptimo arte.
Imagen, palabra, color, movimiento, la sutileza del lenguaje cinematográfico que no es otro que el mismo lenguaje que abre surcos en el aire, arcos en el alma, paisajes de palabras inmemoriales.
Cine, cine, cine.
Paola Duchên
PORQUÉ ME
GUSTA EL CINE
Me gusta el
cine
porque me
enamoré
de la
violetera a los diez años
en la
oscuridad cómplice.
Mi sueños,
se aglomeraban
en nubes
mudas alucinando
amores en
la noche.
No
suplicaba
piedad para
mi corazón,
sangre
plena de bárbaros preludios.
El día
opacaba mis facultades
y ordenaba
las horas.
La penumbra
de la butaca
hacía
crecer mi espíritu,
lo
arrastraba a un poder fantástico
que se
desvanecía al llegar las luces.
Me pregunto
ahora:
¿Cómo
hablar de lo que me pertenece?
¿Soy dueño,
acaso, de mundos nacidos en silencio?
Si vosotros
proliferáis
en el calor
y la abundancia,
yo soy
habitante lacerado
en deseos
subterráneos.
No conozco
las verdaderas dimensiones de mi cuerpo.
Acechando
la simplicidad,
mi tacto no
sabe de la actitud de mis manos
ni la
cantidad de sal que desalojan mis lágrimas,
cuando
alteran un segundo el sosiego de mi rostro.
Jaime Kozak
¿POR QUÉ ME
GUSTA EL CINE?
A veces
pienso, como otros han pensado, que la pintura ha sido la antesala del cine. Qué
gran cuadro esa masacre de Delacroix, una masacre que deja lejos la pintura
fotográfica de las batallas, donde los colores, antes no permitidos, forman
parte del cuadro. La pintura pasa de pintura-verdad a pintura-mentira. La época
negra de Goya, el color de lo oscuro, sus fusilamientos, los escombros humanos
después de la batalla, sustituyeron el tiempo del reloj por el tiempo de lo humano.
El cine también pasa de un cine-verdad a un cine-mentira, donde una realidad
redonda realiza menos que un poco de
realidad desrealizada.
El cine me
gusta por la poética de Charlie Chaplin, Renoir, Buñuel, Godard, sin olvidar a Eisenstein
y Antonioni, contando con Menassa, que retoma
la función poética y enseña a valorar el
cine, y todos aquellos que rasgaron el telón de la realidad y mostraron la Otra
realidad.
No hay nada
en el cine que no sea poético, el cine es capaz de condensar mil historias en una secuencia. En una
película de Godard, el chico dice: “No puedo soportar la vista de la sangre.
¡Que no quiero verla!”, mientras la radio del coche anuncia fríamente la muerte de 115 soldados
enemigos, y la chica dice. “Es terrible, ¿no?, tan anónimo… Hablan de 115 y no
quiere decir nada, no sabemos quiénes eran, si amaban a alguna mujer, si tenían
hijos, si preferían el cine o el teatro… es como la fotografía que siempre me
ha fascinado…”. No se ve la sangre, la
película es en blanco y negro, no se ve el color, pero algo te hiere y algo
grita.
El cine
también me gusta por los diálogos que se producen en los intermedios, porque el
intermedio también forma parte del cine.
Es un periodista que sabe lo que busca y lo que quiere
encontrar, por eso, cuando se encuentra con un escritor que escribe para el cine, se
apresura a preguntar si esa relación con el cine no perjudica su creación
literaria.
El
escritor, después de darse cuenta que el periodista no estaba ocupado en la
entrevista sino en conseguir respuestas, contesta mirando al periodista con
cierta intensidad:
“Nada puede
perjudicar cuando la meta es escribir, y si no lo es, nada podrá ayudar
demasiado. En ese caso no se plantea el problema, porque ahí ya se ha vendido el
alma por el salario”
El
periodista queda desconcertado ante su intensa mirada y le parece que sus
palabras van dirigidas a él, por eso intenta excusarse porque ha decidido no
cambiar: “Mis preguntas son tan concretas porque tenemos poco tiempo y si me
disperso… Bueno, prosigamos. ¿Qué película le gustaría hacer?”
El escritor
no cede: “El tiempo del reloj siempre cierra el paso del hombre… En cuanto a la
película que me gustaría hacer es una que demuestre que el hombre es indestructible
por su mera pasión de ser libre.”
Me gusta el
cine porque sólo permite una libertad previamente establecida.
Amelia Díez
Cuesta
¿POR QUE ME GUSTA EL CINE?
La imagen te nombra sin reloj,
coloquial encuentro con la mirada
en el infiel reflejo de la luz.
Pasos qur sucumben en el mojado piso
bañado pir las lagrimas del recuerdo.
Nacr la escena en el ojo que baila
coloreando los cuerpos del odio y el amor.
Juego de nostalgias que roba la cámara
en pequeñas pausas del amor.
coloquial encuentro con la mirada
en el infiel reflejo de la luz.
Pasos qur sucumben en el mojado piso
bañado pir las lagrimas del recuerdo.
Nacr la escena en el ojo que baila
coloreando los cuerpos del odio y el amor.
Juego de nostalgias que roba la cámara
en pequeñas pausas del amor.
Helena Trujillo
¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?
A mí me gustaba que me contaran historias en imágenes.
El cine a la vuelta de casa se llamaba Candilejas,
como esa película entrañable de Chaplin.
Con él descubrí que las imágenes son palabras.
Como él, yo también quería ser seducida por los astros,
caminar entre bambalinas, mirarme en los espejos de los
camerinos.
A veces, los sueños se hacen realidad.
Las distancias al deseo se acortan con trabajo.
Ahora me gusta ayudar a contar historias en imágenes,
Para que otros puedan, como yo, soñar con las estrellas.
Alejandra Menassa
Porque todo lo que nunca haré me conmueve en tus brazos,
escenas de color innombrable,
vuelos nocturnos insospechados,
sangre de miel sobre los rostros ocultos de un país lejano
dentro de tus fronteras.
Susana Lorente
¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?
ANTE ÙLTIMA ESCENA
Las palabras se hacen lamento
la música va ganando la escena
todos rodean al muerto
Los bailarines saltan sobre él
despiadado incierto
la música va ganando la escena
crece la danza
con fuerza
con ganas
bailamos fascinados
y asegurarse que no lastime más
Ella empieza a sonreír,
a sonreír
a reír…
Estalla un trueno.
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