domingo, 16 de junio de 2013

GRUPO DE POESIA 09-06-2013




GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 114, 09-06-2013
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Dibujos: Miguel Oscar Menassa
                                                                  
¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?

Fue sublime su canción.
Esta vez, en el paredón nocturno,
un eje central recorría el estallido
de su sonrisa. Adivinando junto
a quién filmaría su último adiós,
quiso hacer una reverencia, un
gesto donde dolor y sumisión
expresaran sus antiguos recuerdos.

Junto a aquella sombra masculina
sus dedos resbalaban tratando
de unir cuerpo y delirio.
Pero fueron fatuos lamentos
donde envejecidos demonios
con un rastro de amargo dulzor
levantaron un dolor antiguo como el sol.

En la sonámbula habitación
sobre el celeste habitáculo
la sombra de un potro
triste y envejecido golpeó sus sienes
en su frenético cabalgar.

La cámara esta vez no interrumpió la escena
su final era un lamento, un no querer partir.
Aquella película, todavía no tendría fin.

Agarrando sus cabellos, los mesó.
y mirando con firmeza vio
que ese destino de mujer, en
el mundo no sería mera apariencia,
sino un gobierno firme, de esperanzas
acaloradas sobre su piel.

Como la tarde, que sobre la corteza de un árbol
penetra para hacerse placenta                       
sobre lo profundo de su cuerpo celeste. 


Miguel  Martínez Fondón.


PORQUÉ ME GUSTA EL CINE 


Un instante de pasión minuciosamente copiado de un sueño, 
lavaba un lecho de hormigas donde me inquietaba siendo niña  
para desalojar el desamparo de una infancia encerrada en una siesta. 

Nos escapábamos hasta el monumento viviente de la magia  
convertida en un ardiente encuentro con la heroína invisible  
que se deslizaba furtiva en la oscuridad  
y aquietaba la incertidumbre de haber vivido un sueño. 

Acudían los paraísos con un astro nacido entre imágenes  
y señales de viento y de deseo que se metía en nuestro pecho  
presagiando un final donde una belleza mutilada  
se enfrentaba al desvarío de vivir y a veces una lágrima,  
como una lluvia inmensa resbalaba por la piel  
y todo fundía a negro quedando los hechizos desolados. 

Una insolencia de vestidos centellantes y  
gemidos y risas se entrecruzan  
y hay un carro y un fantasma  
y una pareja tendida entre las sombras mientras  
los tentáculos del invierno tuercen las ramas de los árboles 
y aparecen en escena dormitorios larguísimos  
y un olor de tan lejos asciende como una inmensa burbuja  
y una avidez de nocturnos murmura en otro idioma  
mientras letárgicas costumbres cubren toda la pantalla  
donde viajará por regiones secretas la trama imaginada,  
una letra y múltiples imágenes que se abren a una realidad  
donde el espacio retrocede hasta el siguiente párrafo. 

¿Quién aparece ahora disfrazado con un rostro de vidrio y una maleta sanguinaria que lleva en su interior el trapo rojo que envuelve al payaso fúnebre que sale corriendo, pidiendo a gritos un trago de cerveza  
y que no llega demasiado lejos con su libertad sin esperanzas. 

Y aparece el terror disparado por la vieja máquina de luces 
y el corazón a tientas busca la fórmula perfecta del escape 
mientras del otro lado de las cosas imposibles  
rueda calcinada una cabeza entre las piedras de la calle. 

En el silencio de la sala, envuelta en una gasa negra, 
en un jadeo sofocante, gozaba aferrada a la butaca. 

Norma Menassa 


¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?
No sabía con quién buscar una bicicleta que nadie robara
para pasar los ratos de una tarde cualquiera
cuando el olor de ozonopino se adhería a su piel
mientras el mozo de chaquetilla blanca voceaba
ofreciendo golosinas para aplacar el ansia de seguir mirando.

Descubrió la oscura sala donde acomodarse, anónima,
para observar cómo salir del oprobio cuando el sol cae
inexorable sobre la bruma que esconde la mirada
y los olvidados inundan las calles de una ciudad cualquiera. 
Supo que sus ojos no cejarían nunca de mirar la vida,
los coloridos ambages de una ventana que desbordaba conversaciones.

No temía la oscuridad ni las muchedumbres desconocidas
que le circundaban porque se enamoro del cine, sin causa conocida,
por nada, por el goce que le producía.

Pilar Rojas



¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?
Porque aprendí a reír con el gordo, el flaco y la magia de Chaplin.
Porque un día comprendí la edad de la mentira y el aullido
del padre, no asesinado, en los escalones del invierno.
Y la burla de una mona y el naufragio del acorazado.
Y tantas novias como hermanos,
Y la penumbra de la colina y el áspid en los ojos del Imperio.
Porque detener el tráfico con una sola mano o saltar del Everest sin rasguño
ni paracaídas, el alma te deja helada.
No como esa bofetada a la belleza que incendió todos los labios en tu boca.
Me gusta el cine, las palomitas, mis pipas y tu minifalda en la fila de los mancos.
Me gusta el cine de mi barrio, esa rueda de merendero y agua del botijo,
esa calle abierta frente al Sorrento, ese arbusto de la edad para poder mirar,
la esfera de la linterna acomodando al protagonista frente al tiro de cámara
que busca en el cuerpo la mentira de la repetición.
Porque los buenos entonces, no siempre eran los malos.
Porque me aconsejó algunos libros.
¡Un regalo para sus ojos!
la silueta entre naranjos y olvidos camina, su suerte de actor:
el mudo en acción, con palabras, produce la máquina de la ilusión.

Carlos Fernández 


¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?
Me gusta el cine
por el misterio que atropella
la dislocación del verbo
en su paradoja.
Estrellas del yo
cabalgando
la llanura
del saber
y el riesgo del marítimo
tiempo.
Sobre el lecho del
miedo
prende el ozono
con la verdad,
el alma.
Auténtico
elixir
del hablar.
El furor
despedazado
sobre el
abismo
irradia
arrítmicas
presencias.
Lúgubre estruendo
serpenteando en los puertos
del viento.
Sereno
tiempo
que el recuerdo reprime
extrayendo
de un salvaje amor,
este aire de tempestad
que preside el rumbo abandonado.
Me moja con
colores de la alegría
y el sonido
del rastro de su voz
son las mentiras del mundo
hechas verdad
para ser
desde el futuro
ese cañón
de jazmín que perfuma,
en su explosión de azahar,
el limonero.
Lo que se puede decir
mientras el arlequín
salta y salta.

Virginia Valdominos.



¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?

Me gusta el cine porque es un invento nuevo en lo humano. De la mano de la pintura, del goce del color y de los cuerpos en movimiento se erige y se expande la monumental humanidad que trashumanta el séptimo arte.

 Imagen, palabra, color, movimiento, la sutileza del lenguaje cinematográfico que no es otro que el mismo lenguaje que abre surcos en el aire, arcos en el alma, paisajes de palabras inmemoriales.

Cine, cine, cine.


Paola Duchên


PORQUÉ ME GUSTA EL CINE

Me gusta el cine
porque me enamoré
de la violetera a los diez años
en la oscuridad cómplice.

Mi sueños, se aglomeraban
en nubes mudas alucinando
amores en la noche.

No suplicaba
piedad para mi corazón,
sangre plena de bárbaros preludios.

El día opacaba mis facultades
y ordenaba las horas.

La penumbra de la butaca
hacía crecer mi espíritu,
lo arrastraba a un poder fantástico
que se desvanecía al llegar las luces.

Me pregunto ahora:
¿Cómo hablar de lo que me pertenece? 

¿Soy dueño, acaso, de mundos nacidos en silencio?

Si vosotros proliferáis
en el calor y la abundancia,
yo soy habitante lacerado
en deseos subterráneos.

No conozco las verdaderas dimensiones de mi cuerpo.

Acechando la simplicidad, 
mi tacto no sabe de la actitud de mis manos
ni la cantidad de sal que desalojan mis lágrimas,
cuando alteran un segundo el sosiego de mi rostro.

Jaime Kozak


¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?
A veces pienso, como otros han pensado, que la pintura ha sido la antesala del cine. Qué gran cuadro esa masacre de Delacroix, una masacre que deja lejos la pintura fotográfica de las batallas, donde los colores, antes no permitidos, forman parte del cuadro. La pintura pasa de pintura-verdad a pintura-mentira. La época negra de Goya, el color de lo oscuro, sus fusilamientos, los escombros humanos después de la batalla, sustituyeron el tiempo del reloj por el tiempo de lo humano. El cine también pasa de un cine-verdad a un cine-mentira, donde una realidad redonda realiza menos que  un poco de realidad desrealizada.
El cine me gusta por la poética de Charlie Chaplin, Renoir, Buñuel, Godard, sin olvidar a Eisenstein y Antonioni, contando con  Menassa, que retoma la función poética  y enseña a valorar el cine, y todos aquellos que rasgaron el telón de la realidad y mostraron la Otra realidad.
No hay nada en el cine que no sea poético, el cine es capaz de condensar  mil historias en una secuencia. En una película de Godard, el chico dice: “No puedo soportar la vista de la sangre. ¡Que no quiero verla!”,  mientras  la radio del coche  anuncia fríamente la muerte de 115 soldados enemigos, y la chica dice. “Es terrible, ¿no?, tan anónimo… Hablan de 115 y no quiere decir nada, no sabemos quiénes eran, si amaban a alguna mujer, si tenían hijos, si preferían el cine o el teatro… es como la fotografía que siempre me ha fascinado…”.  No se ve la sangre, la película es en blanco y negro, no se ve el color, pero algo te hiere y algo grita.
El cine también me gusta por los diálogos que se producen en los intermedios, porque el intermedio también forma parte del cine.
Es un  periodista que sabe lo que busca y lo que quiere  encontrar, por eso, cuando se encuentra  con un escritor que escribe para el cine, se apresura a preguntar si esa relación con el cine no perjudica su creación literaria.
El escritor, después de darse cuenta que el periodista no estaba ocupado en la entrevista sino en conseguir respuestas, contesta mirando al periodista con cierta intensidad:
“Nada puede perjudicar cuando la meta es escribir, y si no lo es, nada podrá ayudar demasiado. En ese caso no se plantea el problema, porque ahí ya se ha vendido el alma por el salario”
El periodista queda desconcertado ante su intensa mirada y le parece que sus palabras van dirigidas a él, por eso intenta excusarse porque ha decidido no cambiar: “Mis preguntas son tan concretas porque tenemos poco tiempo y si me disperso… Bueno, prosigamos. ¿Qué película le gustaría hacer?”
El escritor no cede: “El tiempo del reloj siempre cierra el paso del hombre… En cuanto a la película que me gustaría hacer es una que demuestre que el hombre es indestructible por su mera pasión de ser libre.”
Me gusta el cine porque sólo permite una libertad previamente establecida.
Amelia Díez Cuesta






¿POR QUE ME GUSTA EL CINE?

La imagen te nombra sin reloj,
coloquial  encuentro con la mirada
en el infiel reflejo de la luz.
Pasos qur sucumben en el mojado piso
bañado pir las lagrimas del recuerdo.
Nacr la escena en el ojo que baila
coloreando los cuerpos del odio y el amor.
Juego de nostalgias que roba la cámara
en pequeñas pausas del amor.

Helena Trujillo






¿POR QUÉ ME GUSTA EL CINE?

A mí me gustaba que me contaran historias en imágenes.
El cine a la vuelta de casa se llamaba Candilejas,
como esa película entrañable de Chaplin.
Con él descubrí que las imágenes son palabras.
Como él, yo también quería ser seducida por los astros,
caminar entre bambalinas, mirarme en los espejos de los camerinos.
A veces, los sueños se hacen realidad.
Las distancias al deseo se acortan con trabajo.
Ahora me gusta ayudar a contar historias en imágenes,
Para que otros puedan, como yo, soñar con las estrellas.

Alejandra Menassa




PORQUE ME GUSTA EL CINE

Porque todo lo que nunca haré me conmueve en tus brazos,
escenas de color innombrable,
vuelos nocturnos insospechados,
sangre de miel sobre los rostros ocultos de un país lejano
dentro de tus fronteras.

Susana Lorente




¿POR  QUÉ ME GUSTA EL CINE?
ANTE ÙLTIMA ESCENA
Las palabras se hacen lamento
la música va ganando la escena
todos rodean al muerto

Los bailarines saltan sobre él
despiadado incierto
la música va ganando la escena
crece la danza
con fuerza
con ganas
bailamos fascinados
y asegurarse que no lastime más

Ella empieza a sonreír,
a sonreír
a reír…

Estalla un trueno.

Rosalba Pelle



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