miércoles, 13 de marzo de 2013

GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS. ESPECIAL 8 DE MARZO, DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 106, 08-03-2013
ESPECIAL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORASemana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Dibujos: Miguel Oscar Menassa

                                                         

VÍDEO DEL RECITAL:





                                                            

LLANTO DEL POETA 
A mí mismo 
Se solía decir: 
este siglo no será posible 
sin embargo, 
rompiendo las barreras de la historia 
y porque ella lo ha deseado para mí, 
aquí me tenéis, yo soy un hombre. 
Un hombre masculino, atravesado, 
por el sonido de su voz abierta. 
Mujer, mujer del pan y las caricias, 
de las revoluciones y el trabajo duro. 
Una mujer construye la tierra donde vivo, 
el mar, la plena, rotunda libertad del mar. 
Ella construye para mí, el vuelo de los pájaros, 
palabras y mujeres, permanentemente, 
pero no por mi gracia, belleza inteligente, 
una mujer, la Poesía, 
sostiene con su deseo inagotable, 
infinitas mujeres y entre todas al viento, 
hacen de mí esta sustancia incandescente. 
Un fuego que viene de la letra y va a la letra, 
un fuego, una pulsión 
y ella abre sus nalgas, abre sus nalgas y sonríe 
y un tiempo se detiene en las pupilas del amor 
y violentas canciones de cuna nos dejan sin aliento 
y el hombre vive y muere y ya no sabe qué decir 
y la mujer toca un violín, silencio, interminable, 
y se deja caer entre nosotros, tal vez, benéfica, 
tal vez, desesperada de tanta soledad, 
lo cierto, es que se deja caer entre nosotros 
y tiñe con sus movimientos, afines al poema, 
toda vida oculta, toda tristeza, la soledad, 
con la misma luz de los grandes milagros 
para que todo brille con la ilusión del amor, 
manantial para el sediento y el incrédulo, 
ella es la fe. 
Mujer, mujer, escándalo que se apodera de mi ser, 
de todas mis palabras, de mis versos más altos 
y en esa cumbre del saber humano, 
cada palabra, todo poema sangra con tu presencia. 
Hay hombres, 
hay hombres en el mundo moderno, 
hay hombres, Llantos del exilio Miguel Oscar Menassa 
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hasta yo mismo vivo en el mundo moderno, 
pero la mujer tiene, secretamente, 
guardada una energía, 
inexistente para el hombre, 
por eso busco en ella, 
- poeta incorregible - 
lo perdido, lo nunca hallado, 
lo imperfecto que nos hace sublimes. 
Por eso busco en ella 
y ella que lo sabe hace más de tres siglos, 
no deja de producir pájaros en todas direcciones, 
mujeres y palabras, algunas para mí, el resto, 
para el mundo, si existiera. 
Una mujer, 
Yo soy la noche, me decía, 
y la noche es una capa de visón caliente 
para la soledad del poeta. 
La noche y el poeta juntos, 
única manera de atravesar la nada del invierno 
y se apretaba a mí con ternura y, yo, 
al borde de las lágrimas, 
para verla contenta, 
haciendo con su deseo el universo, 
me oscurecía. 
Una ella me ama y me consuela, 
quiere aprender de mí lo que ella me enseñó. 
Otra me muestra todo el día lo estúpido que soy, 
buscando todo el tiempo por todos lados una vida, 
cuando en ella late con frenesí una vida imposible, 
desde mucho antes de encontramos, de conocernos. 
Antes de irse habló de la mujer: 
construyendo su vida y su alegría 
una mujer teje ese sueño, ese destino. 
Y yo que soy un hombre, 
de verdad, masculino, 
porque ella así lo desea con fervor, 
me levanto a la mañana y se lo digo: 
Allá voy, señora, 
tras el latido frenético, 
múltiple de tus deseos. 
Aunque no te des cuenta, 
aunque nadie lo crea, 
estás en mí, iluminada, 
estás en mí. 
Y cuando hacemos el amor, ella recuerda: 
Qué mal te comportaste con esa coma, Llantos del exilio Miguel Oscar Menassa 
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en el cuaderno del domingo, o bien, 
los verbos singulares atrapados, 
en una adjetivación inconsecuente. 
Yo la dejaba recordar, tranquilamente, 
y aprendía todo lo que podía, 
pero no tocaba nada, 
dejaba cada cosa en su lugar. 
Esa promesa era el fundamento, sencillo, 
de nuestro gran amor: 
ella me lo daría todo, todo, 
pero yo, no tocaría nada. 
Yo soy un hombre masculino 
y vivo atravesado por ella en mil pedazos, 
todo lo que ella quiere encontrar en mí, 
lo coloca ella misma, delicadamente, en silencio 
y, después, ama con frenesí todas sus virtudes 
y yo me dejo llevar por el haz de luz de sus deseos 
y no dejo de amar lo que ella construye sin saber, 
y no dejo de enloquecerme con tantos pájaros volando, 
y no dejo de morir a cada instante entre las letras 
y toco, yo también, embelesado, ese violín sangrante, 
su boca enamorada, su locura de alas, su pantera, 
ese violín sangrante, aullido quieto, desgarrado, 
toco su voz marina, su libertad espléndida, su mar, 
sus ojos de gaviota desesperada y escribo este poema. 

Miguel Oscar Menassa


                                                      

DIA DE LA MUJER TRABAJADORA

Una vez al año besamos con carmín el vaho del espejo,
cepillamos toda sombra de pálida nostalgia en el cuello,
prendemos con nuestro mejor pañuelo la escalera del infierno
y salimos del asombro con un ejemplo de pleonasmo: poeta y mujer.

Un día la mujer habla, entonces se produce la nada desde el barro alfarero.
Las hilanderas y las piedras del cementerio tiemblan al desfilar
los tacones jornaleros hacia la patria del invento donde se fabrica el manantial
de las diferencias, cultivando collares de palabras y broches de libertad.

Un día la mujer calla, entonces el hombre olvida la fórmula de la quimera,
la clave del beso eterno y con zozobra pide ¡igualdad!
Ella con los colores del amor perdido pinta flores de primavera muerta.
Él canta desde la penumbra de la farola, fandangos y coplas al rumor
del hambre y del amor nacido en la matanza que festeja cumplida venganza.

Un día la mujer escribe en la carátula del libro su nombre de combate
declara errático el deseo, denuncia tirana la ignorancia, multiplica
el pan del parentesco en su piel de mariposa, cae vencida, se hace flor y vuela.

Carlos Fernández    

                                                     
POEMA EN EL DÍA 8 DE MARZO DE 2013


Cuando mujer digo, el ocre se convierte en oro
y la extensa planicie de sus trigales
alimentan las ansias de la humanidad.

Son, ella y sus mil formas,
holocaustos y claros arrecifes de colar
sumergidos en el alma.

Ella sueña, escondida bajo su piel,
a través, de la transparencia de su mirada.

Hay millones de ejemplos,
millones de cometas atemperando el equilibrio estelar
mientras los sones del silencio acompañan los pasos encadenados de su historia.

Mujer digo y el mar se catapulta en aluviones de hombres
que arrecian virtuosos como claudicando libertad.

Ella, nacerá de sus cenizas un día más,
cuando el poema se convierta en tropel de su agonía
y el misterioso destino de sus pupilas
apacigüe el llanto desgarrado de una madre a punto de parir.

Cuando las aguas de sus lágrimas toquen el hilarante sexo
que se acerca precavido para poder acariciarla,
la noche verterá su sonrisa más laica sobre el lecho de su nombre.

Mujer, mujer, mujer de nube y terciopelo,
desenfunda la pluma y canta.

Hálitos de perseverancia ciñen tus fauces al futuro
donde volar montada sobre la luna, será lo cotidiano.

Ella palpita envilecida entre las sombras
atormentada por los presagios.

¡Sal! Abandona las correas que constriñen el silencio que te nombra
y, con un revés de la página, desangra sobre el escritorio
cada uno de los días, sin pensar en el pasado.


Magdalena Salamanca

                                                     
A LA MUJER TRABAJADORA

En el principio casi no existías,
sólo tu pureza, tu virginidad,
quedaron registradas en los libros.

Y, sin renuncia previa, sin mácula
ni huella, fuiste madre, supremo bien,
madre llorosa de los hombres.

Después, nada durante siglos,
acallado quedó tu nombre
bajo el peso de una historia masculina.

Fue necesaria la revolución, la muerte
de tantas ellas en el fuego de la lucha,
el despilfarro de valor y gallardía.

Hace apenas cien años, te dieron
el trabajo como apellido, un día.
Eres mujer y, al fin, trabajadora.

Hoy, el mundo gira y tú con él,
mientras tu rostro adquiere nueva libertad:
Hoy, puedes escribir tu historia.


Carmen Salamanca
                                                   
UNA MUJER PARA LA VIDA

                                                           8 de marzo, día de la mujer trabajadora.


No sale el pasado de esta hoja blanqueando el traqueteo.
Es tu hombro,
esta desnudez alza la bandera de la patria incandescente.
No me añadan manos para esta tarea tan subjuntiva.
Con mis cinco dedos, alcanzo mi universo
y te palpo en cada esquina donde el viento planea sonrisas,
cascabel de una locura de ojos.
Este enamoramiento se deprime con tu boca movimiento los sonidos.
¡Abran las ciudades de Adán y Eva para que retumban
y queden ancladas las lámparas del movimiento!

Quieres seguir, esplendida, cabellera tendiendo
la historia con el grito de tus nombres:
Sangre, fauna y ropa desconocida.

Abran puertas a los relámpagos;  Nos hemos comido las zancadillas a solas.
Nada mantiene la garganta en su lugar, ella se aloja en el amor.
Palpitantes, fuertes corazones pisan el horizonte teniendo colgando los extremos!
¿La ven?
Esta en todas partes, se confunde con la vida.

Clemence Loonis.
                                                    
YO SOY UNA SOLDADA DE MI PATRIA
                                                 
Soldada a mi patria por lazos invisibles
ya no sé  si es de noche o de día.
Sé que la palabra fluye 
y  eso es mi combate.
 
Soy una soldada sin descanso
porque la vida siempre peligra.

 La lucha es  mi único presente.
Los enemigos  nos asaltan con cruda realidad,
caen como cohetes noticias terroríficas,
el hombre está amenazado en todos los frentes.

La civilización se tambalea
la barbarie acecha
con sus olas gigantescas
con sus grotescas pantomimas.


Y yo, pequeña soldada de la letra
sacando pecho,
alzando los puños bajo el fuego enemigo,
 canto.

La lucha es palmo a palmo.
Ya  lo sabemos:
no tiene regreso.
Sólo este horizonte de batalla
donde se gana a veces
para volver enseguida a la lucha.

Mis armas:
casi nada.
Esas pequeñas palabras
 juntadas una a una
perdiéndose en la niebla.

Claire Deloupy.
                                                      

MI MUJER


 
Mi mujer, opaca luz del tiempo, a veces dormitaba sobre nubes de acero y nieves blandas.
 Mi mujer, pequeña en su cuerpo aprisionada, dolores y alegrías que solo coloreaban la superficie de sus sueños.
Mi mujer, con el tiempo apurando los dobleces de la vida, sintiendo que hizo mucho y que no hizo al mismo tiempo.
Mi mujer, en medio del océano de voces que carecen del arrullo necesario para tranquilizarla, para mecerla como a un niño cuando siente que todo se transforma en polvo cósmico, en esquirlas de luz que escapan detrás del horizonte.
Mi mujer, ausente a veces por períodos largos donde el duelo de ausencias no pide arreglo y ella permanece en sombras, extendiendo el pergamino de los nombres, siempre cambiantes, siempre firmas inexactas dando cuenta de lo desconocido.
Mi mujer, de cabellos de plata que mira distraída sin comprender del todo, qué anima al universo, ni que presencia atolondrada en trinos de pájaros celebra la luz de un nuevo día.
Mi mujer, hoy no se pintó los labios, no esperó ser llamada querida por algún semejante de este territorio de cielos y de aguas donde la inmensidad asienta su aposento, sobre la desmentida de los límites.
No disolvió el planeta aún su cuerpo dolorido, pero su grito perforó el abismo y rodó por tierra el fundamento.
La ilusión perdió lo que se escapa, se licuó la materia organizada  y un halo misterioso avanzó lento como marejada en su retiro.

Norma Menassa

                                                     
POEMA DEL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA
(PARA EL RECITAL DEL DÍA 8 DE MARZO DE 2013)

La mujer
Qué fascinante idea de sí misma
Qué lugar reconoce en las sendas del señor
Y también en las garras que la muerte prepara para todos.

La mujer, no está absenta de la misma
Y si muere
¿Por qué no vivir?
¿Por qué no soñar?
¿Por qué no hablar?

Lágrimas de soledad
Hechas palabras
Pedazos aniquilados por el lenguaje
Que fragua,
Como de ninguna parte
El estallido astral de la astucia
Con que la mujer se estima.

Él, a veces, la reconoce
La espera y la aniquila
La ama y la apremia
¿Pero qué significa la verdad?
¿Qué significa el saber sin saber?

La mujer lo sabe.
Es un código secreto,
Un éter,
Un himen
Quizás un fragante costado aniquilado
Ella es la que era y la que será.

El trabajo le dio brazos
Le dio alas
Le dio Dios.
También la ciencia la alimentó
La fraguó entre distancias
Como a un niño hambriento
un desconsolado niño hambriento
de libertad.

Cuando lo consiguió,
La hirieron de muerte
Le taparon la boca
O la mataron.

Arrojada vaga solamente
Donde las luces y las sombras
Forman un remolino
sin consecuentes
En la historia de la civilización.

La poesía transformó su hogar.


Virginia Valdominos

                                                      
DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA

Me levanto de la cama
y el sol sonríe la calle
desde la ventana.

Él ya se fue a trabajar
y yo madrugué
para sentirme libre
un instante antes
de encontrarme
con los compañeros.

En el trabajo camino tranquila
como si el ritmo trepidante del día
no hubiese comenzado.

Hoy es un día especial
-le digo a una compañera
con cara de angustia-
algo ha cambiado.

Y me doy cuenta
que todo sigue igual
y me río hasta no poder más
cuando al terminar la jornada
alguién que conozco me dice
mujer trabajadora
¡qué cambiada estás!

Al llegar a casa él me dice
qué te ocurrió hoy
estás diferente
como si varios siglos
hubiesen acontecido en ti.

Me siento a su lado
y conversamos
de lo que cada uno
tuvo que poner de su parte,
y nos sorprendemos
de que haya sido posible
escribir sobre nuestra piel
el encuentro.

Cruz González Cardeñosa

                                                        
MUJER TRABAJADORA - GOCE INTERRUMPIDO

El gozne de una puerta libertaria
Era como una feria embriagadora
Al calor de tu cuerpo de animal sediento
Archipiélago y piel de suburbios marinos
El gusto de la sal mezclada con tu edad antigua
De idiomas alfareros, de cenizas y cantos
Arrebatada y desgranando el sonido multicolor
Del amor en la selva milenaria
La selva habitada
Millones de pájaros como gotas de rocío
En la humedad de la palabra y la lengua
Que toca definitivamente
Los extrarradios de la urbe
La civilización en pleno
El territorio de la nada.

Paola Duchên

                                                     

UNA MUJER INOLVIDABLE

Esto va por ti, alzo mi copa llena de besos,
y brindo por la belleza de tu nombre.
Mujer hacedora, junto a él, de pan, de versos y de hijos.
Tú, que te llamas Hipatia, tu padre, Teón,
rechazando creencias de la época,
te hizo ciudadana de la polis,
derecho exclusivo del otro sexo,
confió en tu inteligencia 
y te ayudó a encontrar tu órbita 
en las ciencias de los astros y los números, 
un camino que abrirías tú también para otros, 
porque el que tiene un saber y no lo dona, 
en él se pudre, y se fermenta, 
y sus larvas devoran corazones.
Como pago, fuiste golpeada hasta la muerte,
una mártir más, como tantas,
por nada, por mujer sabia, 
algo que debe de estar muy cerca del demonio 
para la mente enferma y reaccionaria. 
Tú que te llamas Christine de Pizan, 
la oscura Edad Media se iluminó
con tu Ciudad de damas,
luchaste porque esa luz de lo femenino
brillara en todo su esplendor.
Heriste de muerte al amor cortés,
y en la Querella, la inteligencia de ella
se midió con la de él, y después de haberse
dejado vencer tantos siglos…, hicieron tablas.
Tú que te llamas James Barry,
lampiño de agudo timbre de la armada inglesa.
Tus manos laboriosas de insigne cirujano,
develaron el misterio de nacer,
como el Macduff de Shakespeare,
por cesárea.
Y cuando te enterraron, tus papeles decían: 
Margaret Ann Bulkley, y todos se asombraron,
ocultando el secreto, y signando tu lápida con 
un nombre de varón: James, 
pues se debía seguir manteniendo la falacia
de que las descendientes de Eva 
no eran aptas para ejercer la Medicina.
Tú que te llamas Marie Curie, 
un alud de isótopos radiactivos 
no hubiera superado tu refulgir.
No sólo fuiste la primera mujer Nobel,
sino que, por si quedaban dudas, repetiste, 
hazaña que ningún hombre ha podido emular. 
La física y la Química fueron la casa
en la que creció tu perspicacia. 
Tu esposo, que urdía contigo magníficos
experimentos, obtuvo su Cátedra en París,
a ti te la negaron, obtusos comensales
de viejos prejuicios apolillados,
no les bastó ni el Nobel para obviar 
la delicadeza de tu sexo.
Alice Guy, 
¿Quién no recuerda a los Lumière,
Ellos inventaron el primer cinematógrafo, 
pero no fue suya la primera película,
fue la dulce Alice la de la idea,
pero ¿para qué decírselo al mundo?
muchas de sus obras, las firmó
su ayudante, un varón de cuyo nombre 
no me acuerdo, en las Historias del cine,
omitida en las más,
porque ¿cómo iba a ser pionera del cine una mujer? 
Ada Byron, tu madre te alejó de la poesía,
hija de universal poeta maldito, por amor a tu padre,
descubriste la poesía de la matemática,
de tus manos laboriosas, nació el primer software, 
la informática moderna es hija de tu ciencia.
Pero ¿quién te conoce?
había que silenciar el femenil ingenio,
como estas tantas, tantas…, 
y cada una, cada día, voz silenciada,
grita más alto, escribe más alto,
deja intensa, la huella de tu paso:
¡Es un pie de mujer! ¡Grita bien alto! 

Alejandra Menassa.

                                                           
DIA DE LA MUJER TRABAJADORA

Mujer ostentas junto a tu nombre
algo que perseguisteis conquistar.
Un lugar en el engranaje de la producción,
un pensamiento reconocido
en la circulación de la palabra.
Junto a tu nombre, mujer trabajadora
huyen espantadas las palomas de la libertad.
Miles de mujeres escritoras
pueden modificar el destino de la humanidad.
Y no será el camino obviar las diferencias.
Ni se trata de que las fantasías
se hagan realidad.
Se trata de desarrollar las fantasías
y pertenecer a la realidad, al tiempo.

Construir la realidad,
ponerle un clavel en el ojal,
que gozarán otros.

Olga de Lucia

                                                  
LA MUJER.  Norma Demaría

“El hombre cree-crea a la mujer, dice Lacan. En realidad la pone a parir el UNO, y por eso mismo es que ese Otro, ese Otro en tanto se inscribe en él la articulación del lenguaje, ese Otro debe estar tachado con eso de uno en menos”.
“La mujer es la escritura de una doble soledad.”
Silvia Laura Jabif

Insistentes.
Como errantes caracolas que vienen y van
sin cesar ni detenerse con la ola expansiva del agua.
Obstinadas.
Con la feroz persistencia de la gota que horada.
Como barcos encantados con el canto de sirenas
de largos brazos y desnudos pechos.
¡Locos piratas temerarios como locos!
las gloriosas corolas de tus besos
se entrechocan detrás de mis cabellos
donde es la noche una boca celebrante y mi perfume
la rueca que teje tempestades
de clamores intangibles de fantasmas y sueños.

Quiero alcanzar con mis ojos
el ojo voraz del faro de la escollera norte.
Y no puedo.
Quiero mirar la marea morada de rojiza luna.
Y no la veo.
Quiero saber cómo galopa el poderoso potro del viento
con sus pulidas patas de plata pura
sobre mi piel mojada.
Y no lo siento.
Mi deseo
me llevó al exilio de todos los estímulos
que no emanan de tu cuerpo.
Y tu deseo
-con la paciencia apasionada de un orfebre-
me engarzó a tus miembros
oscuros y hermosísimos.
Apenas sé dónde queda mi boca, mis pies
dónde está mi cintura.
Tengo algo… (¿de satén y encaje negro?,
¿de coral?, ¿de aguamarina?)
enredado en mi cadera, y no me importa.
Dejo de oír las barcarolas encendidas de
ebrios pescadores
que cantan y acarician las gastadas redes
como lencería fina.
Sobreviene el estallido de las olas, de la boca,
las manos, el aliento
¡del cuerpo entero! …

Ninguno de ambos quiere arribar al día.
Tú, dentro de mí, te sientes inmortal y absoluto.
Yo contigo,
tu cuerpo, mío. Todo mío.
La cabellera en llamas. Con brasas en los pies y el pecho
abierto en la tormenta –torrente y remolino-
¡Soy!.
Sé que existo.
¡Soy la reina del mundo!

Norma Demaría

                                                           
SOY UNA TRABAJADORA, LUCHO POR MI COMIDA

Otra vida
para quien perdió todo.
Otra vida
en este reino del capital,
ni respeto, ni ruidos, ni tres.
Otra vida,
una hebra de llanto,
un eslabón de nadas,
casi sin sangre,
anda por las cornisas
caminando,
luchando por su pan,
encuentra luceros congelados
pampa desierta ,hacia la muerte.
Un apellido
De la magna Grecia
náufrago en la niebla.

Anda,
va hacia el oleaje
hacia el llamado de un mar febril.
Anda 
Con su pulso,
su compás,
sus ruidos,
su brújula,
busca,
encuentra desiertos de cobalto

Anda
con recuerdos
esculpidos de sal
y tormentas que asfixian su voz.
Anda,
con los pies mojados
y tanta  nostalgia
clavada a su osamenta...

Anda, es una trabajadora,
lucha por su comida.

Rosalba Pelle
                                                    

MUJER TRABAJADORA
Se levantó algo inquieta esa mañana de marzo.
Con todo el día por delante para agostar prejuicios
se detuvo en la fecha del calendario, ocho de marzo.
Siempre le habían gustado los números pares, porque
no sabía qué hacer con el resto de lo que no cuadraba.

Se entretenía, en el desayuno,  jugando con las fechas,
ya que eso del tiempo le provocaba alguna dificultad.
Esa mañana el ocho de marzo no la invitó a jugar,
sabía que el ocho era el número atómico del oxígeno
 y que los octágonos tenían veinte diagonales,
datos suficientes para disparar su cuantiosa imaginación
que siempre la perseguía y que a veces nublaba la realidad.
Hoy carecía de clarividencia. No desesperó, mientras oía la radio,
acometió la tarea diaria de acicalar su cuerpo;
era una mujer y su atractivo le compensaba de no sabía qué.
Oyó la noticia y comprendió: ocho de marzo, día de la mujer trabajadora.

Algo de impiedad existe en la celebración de la muerte
y aunque no era religiosa creía en el símbolo
y pensó que quizás Eva tenía algo que ver,
el dolor se había instalado en el mundo de manos de la mujer
y salir de esos confines provocaba más de un aprieto.
La venganza fue atroz, convertida en madre
y recluida entre cuatro paredes pasaban los siglos.
Ellas algo ponían de su parte,  amantes de las compensaciones
un hombre y un hijo saciaban sus impulsos recónditos.

Mas el destino no siempre fue cruel, había habido mujeres
que se pusieron el mundo por montera y con argucias diversas
derribaron paredes e injusticias para hacer de la humanidad su casa.
Se sobrecogió con estas reflexiones, si había sido posible para una,
era posible para todas y ella, que abandono de pequeña la idea de ser tonta,
estaba convencida de que con trabajo se muelen piedras.
No lo dudó, una última mirada en el espejo
y se dirigió al trabajo. Esa era su manera de festejar.


Pilar Rojas

                                                           

UNA MUJER INOLVIDABLE


No está tu testimonio
en las crónicas de la memoria.
Tu pie no dejó una huella imborrable
en la arena del tiempo,
que en su clepsidra bate
los días con sus noches.
Efímera, tu cabellera de esbelta joven,
diluye su mineral grafito
en los átomos ignaros que viajan
en el polvo o en el polen.
Inmersa está tu vida
en los procesos infinitos de la noche.
La tinta de tus células,
el betún de tus pupilas encendidas
todavía corre buscando
entre las letras una salida.
Y tu voz y tu risa,
y tu mano cediendo
ante el simple milagro de la vida.


Ruy Henríquez
                                                  
SI HABLAR ES LA MUERTE, NO ES HABLAR


Frente a frente las cucharas batían combinaciones imposibles,
las bocas se abrían, la camarera caminaba,
los bebes dormían, un murmullo a la nada
y una pareja creyendo que hoy en su amor anidaba la vida.

Las palabras rebotaban en los muros,
la cuenta era dejada con desdén sobre la mesa
y el perdón justificaba otro próximo encuentro con el odio.

Cientos de rayos emanando energía
y ninguno era capaz de interrumpir ese discurrir frente al espejo,
lucha de las palabras por no escapar de Dios
mientras el reloj avanzaba victorioso hacia las 12 en punto.

Los zapatitos, la carroza y la corona desaparecían,
y las manos frescas de pintura,
y su cabello en torno de su rostro lo entregaba todo al viento,
su primera palabra quitándole el tiempo al tiempo,
mientras amábamos y comíamos.

Dame fechas, nombres, dame el espacio,
el veneno de la noche serpenteando por la colina solitaria,
mi sonrisa es porque espero, dame tu alma que la mía no me basta,
me la pegaré al cuerpo, diré que es mía,
que nunca me pediste un verso
y volaré como una loca alucinada en la sombra gris de tu espesura.

Me toco el pecho por creer que alguna sensación abriga y lo creo,
y creo que hace frío bajo la tierra
o que la muerte solo es un corazón dejando de latir.

Cuanto creer en la maza del juez que yerra en su testimonio,
cuanto creer en la sirena que desvela la cárcel
en que un preso ha invertido su historia antigua de quebrantos,

cuánta soledad entre sus muros de piel.

No son las ruinas las que guardan mi resurrección,
es el habla del mañana, una mujer hecha de tu voz.


Susana Lorente

                                                        

CONVENCIONES ÚTILES
Cual ave que surca el alba,
abro mi espíritu para dejarme invadir
por el aire purificador de los ensueños.
Escapo del remordimiento visceral
de mis días y noches,
inagotables años de putrefacción.

Divinidad perdida, sutiles presencias
me invitan a escapar
y sumarme a su basta misión.
Amantes de un nuevo destino,
los cuerpos danzan, ávidos de alegría.

El ritmo palpitante muda mis formas redondeadas,
cruel recuerdo de la ingravidez del tiempo.
Nazco en su estilizada mirada,
me traduzco en otras lenguas
inicio el viaje, mi propia biografía.

Helena Trujillo






POEMA DE MIGUEL OSCAR MENASSA QUE FUE RECITADO POR AMELIA DÍEZ


SOMOS EL FRUTO MADURO DE UNA ESTACIÓN LEJANA
En plena noche
Ella sigue siendo mi luz
y descansar me parece
absurdo en su presencia.
Ella produce luz cuando vibra su cuerpo
cuando su cuerpo tiembla de volcanes perdidos
de volcanes abiertos cual pestilente herida
escupiendo y llorando
calientes tempestades de silencio.
Abro los ojos para verla temblar
y Ella me enceguece con su luz.
Cuando su cuerpo recorre
los escándalos de la noche
cuando su cuerpo se detiene
violín interminable
en infinitas notas imposibles
como una música
loca de silencio
la luz
infinita luz
se enceguece a sí misma.
Al compás
de los últimos movimientos de su cuerpo
todo es gris.
Como cuando la lluvia
te parte el corazón
como cuando en invierno
las heladas razones del odio
en tu cuerpo
hacen fracasar todo temblor
todo sueño.
Y el gris es
más que la soledad
más que el silencio
como cuando las piedras
se defienden de las piedras
como cuando la noche estalla
de oscuridad y sombras. La poesía y yo Miguel Oscar Menassa
18
Reina la noche
y Ella, todavía,
es Poesía.
Animal de luz.
Bestia del tiempo
baila para mí
última danza.
Se contornea y salta entre la muerte y la locura
sin brusquedad como danzando entre corales como danzando entre nubes
ardientes de plenitud.
Su cuerpo es el amor
es el amor que nos lleva más lejos que la muerte amor de amores más
imposible, aún, que la locura.
Amor no sabe nada de la vida
es una carne abierta
a las palabras más pequeñas.
Amor no reina sobre nada
danza sin esperar respuesta
como si la vida fuera su compás.
Furtiva
entre la espesa niebla
donde se pudre el tiempo
envuelta en mis palabras
crucificada por el amor
sonríe
abierta como nube
partida por el sol.
Yo era el inefable
hombre de las cavernas
buitre feroz sin patria
caía
con toda mi destreza
sobre tu pequeño tiempo
muerto entre la niebla
y me lo comía


Miguel Oscar Menassa

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