martes, 15 de diciembre de 2009

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS. 12/12/2009



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 36- 12/12/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa





Cuadro: Alerta onírica, de Amelia dDíez Cuesta



YO VIVIRÉ EN MI CANTO Y ÉSA SERÁ TODA MI FORTALEZA

Yo soy la que un día amaneció sobre la faz de esta tierra
Yo viviré como nadie ha vivido, como cada terrestre
Yo viviré encadenada a la palabra para siempre
Yo viviré en mi catarata incendiaria y en mi propia sed
Yo viviré en mi canto desde que el silencio me inventó
Yo viviré en mi canto porque era mi destino primero
Yo viviré en mi canto y ésa mi única misión
Yo viviré en mi canto y ésa será mi garantía
Yo viviré en mi canto y ésa será toda mi hambre
Yo viviré en mi canto y ésa será toda mi razón de ser
Yo viviré en mi canto y ésa será toda mi fortaleza.
Soy la que no espera para ser ni para tener
Soy la que se desnuda de su propia desnudez
Soy y no soy, tengo y no tengo, existo y no existo,
y sin embargo hablo y escribo para todo ello.
Ahora me despido porque dejar de pedir
también es necesario para poder permanecer.

Amelia Díez Cuesta



Cuadro: La sublimación. Miguel Oscar Menassa

LA NOVEDAD SOY YO

Comenzaban a aparecer pensamientos
que nunca me atreví a soñar,
fantasías, algunas tristes
otras felices
donde no encontraba exactamente
el lugar.
A mí alrededor la vida había cambiado
no la reconocía
claramente
como mía.
Sin embargo la novedad
estaba en mi mirada.
Soy yo.


María Chévez




Cuadro: Espejismos del sol. Miguel Oscar Menassa.

AHORA ME GUSTARIA DEDICARME A OTRA COSA.

Me acerco a la ventana, sencilla, iluminada por una ancestral locura suburbana y]

extravío la mirada que ve detrás del vidrio. Allí, el paisaje nunca es igual.]
Escena donde los escombros están intactos y la esperanza voló con la tempestad.]
El corazón del infierno conversa en tono de blues con la luna.]
Suspendo toda rutina y busco lo ambiguo que tienen las viejas costumbres, las invisibles] cicatrices que ya no sangran.
Antes de dormir, confundida, imagino abandonar las playas azotadas por el viento y] dejar esta memoria en el polvo sagrado del río.
Hay a la distancia, colores que aún no he conocido y acudo a las plegarias para definir el] rumbo nuevo.
Después monto a caballo, sujeto bien las riendas y bebo de los naranjos, su jugo.]
Prendo fogatas imaginarias, donde todo desaparece en el humo de ese fuego y las] cenizas son, el antes.
Huésped, que dejó pasar inadvertido y escuchó los tonos que susurran entre las ramas de] los árboles altos.
Con este cielo todo para mí, entrego mis pasiones a la hermosura del próximo encuentro]
Es libre ahora el aire que toca mis labios suavemente.]
Me pierdo y al volver, las fosforescencias se alzan como esfinges doradas frente a mí.]
Recuerdo las caricias infantiles, aquél amor burlado por la rabia y decido quedarme]
quieta esperando un sol de terciopelo, un abanico en medio del desierto, un trapecio de] cristal, para seguir hamacándome al compás de este soplo que jamás termina.]
Las vísceras son las que desean cambiar los lugares, aplaudir los fantasmas y cuidar por] sobre todo las semillas recién plantadas a la vera del río.
Un hombre me mira y no comprende porqué me quedo aquí, bajo esta lluvia que borra] todo rastro. Violenta la niebla se defiende del mal.]
La oscuridad de las cosas, el miedo a la nada polvorienta, la furia de las venas que ya no] sangran, quieren entablar discordias con mi amado corazón, que no desea moverse de este sitio, hacerle un homenaje a la otra orilla.

Lucía Serrano




Cuadro. Amanecer en tus brazos. Miguel Menassa


TE AMO EXACTAMENTE EN EL TIEMPO
DONDE NUESTRA EXISTENCIA COMO AMANTES ES LEVE

Tus palabras desbocadas
abriéndose camino en mi piel
siembran a su paso libertad
invaden mi sangre
mi letra.

Transfigurado espejo
el reino de lo imposible
ha llegado hasta nosotros.

Tejemos, amor, con nuestros besos
con nuestros versos
ligeras, indestructibles alas
para los precipicios de la vida.

Cuando somos amantes
amantísimos amantes
nada pesa.
Ni nuestros cuerpos, ni los años.
Todo es volar,
incandescencia y vuelo.
Intensa levedad.

Claire Deloupy




Cuadro: Amores Nocturnos. Miguel Menassa

ADIÓS PUES
Mi pequeña vaca,
anoche yo misma quise ser tú.
Transformé mi cuerpo para, voluptuosamente,
sentir tus colmadas ubres y el sabor
de la clorofila entre mis dientes.
Quise ser tu latido,
cada movimiento tu movimiento,
un recuerdo que rumiaba,
una vez más.
Añoro aquellas noches de lecturas interminables,
las pasiones compartidas entre volutas de humo
y risas cómplices.
Olvidábamos toda incomprensión
y nos multiplicábamos en cada verso,
siendo piel de cada uno de los millones
de seres que pueblan la tierra.
Quise alcanzarte, vaca,
fui capaz de tomar todas las drogas
para producir tu imagen amada.
Vacié las estanterías de todos los supermercados
para sumergirme en tu blanca leche,
puro jugo con el que tantas veces me saciaste.
Compré acciones de las grandes compañías lácteas,
fui a todos los campos, las granjas
y nada conseguí.
Ninguno era tu cuerpo,
ningún mugido, tu mugido soñado.
Vaca mía, vaca perdida.
Rompo el pasado con mi desesperación.
Parto en busca de otros mundos,
abandono toda ilusión para encontrarme,
vaca propia, nombre propio, en esa novedad.

Helena Trujillo Luque



Cuadro: Miguel Menassa. Muchacha escapando en canoa.


“PUEDE SIEMPRE PERO A VECES MUY POCO”

A los compañeros dedico el techo que se eleva
desde la repleta sala donde los urgentes demandan
querer saber la hora exacta en que la noria se detiene
para cada vigilante en la firma que dictamina
la primera y única causa.

Sois compañeros como el sol que nunca pudo de la noche
secuestrar una estrella y sin embargo empecinadamente insiste
en volver a declinar el latín de la rosa
y cantar la inolvidable tabla que aúna,
más allá de toda suma,
la serie auténtica de la producción.

Puede siempre, la arena sostener con su espalda las pirámides,
y poco puede del agua, escapando entre los dedos,
alivia la sed de los muertos que… agradecidos
alimentan rosales con la efímera belleza
del disfraz de su esqueleto que
una vez con permiso hurté del osario.

Vosotros compañeros, así como la glándula se alimenta
del tuétano y con el carbón prende antorchas de silencio
así compañeros,
es la selva del goce ante la inminente llegada del premio.

Carlos Fernández



Cuadro: Rasgado por el tiempo. Miguel Menassa

EL HOMBRE NUNCA VA DIRECTAMENTE A LA GRANDEZA

Y ¿para qué? Me preguntó.
Yo no supe qué contestar.
¿Para qué, qué? Dije,
y como en una espiral de sueños
se deshizo en palabras, palabras
de terciopelo, palabras ocres,
vituperantes palabras
que sangraban hasta morir.

Toda la habitación se llenó
de pedacitos de aquella conversación;
sílabas, letras y algún hiato,
tapizaron indiscriminadamente
todo el suelo.
Casi no podíamos movernos,
la frases arrinconaban nuestros cuerpos entre sí
y se entrelazaban, sensualmente,
como si el mundo fuera a terminarse
en ese preciso instante.

Como venido de las profundidades
de una cueva olvidada, hubo silencio.
Las paredes recobraron su forma
y las tonalidades de la piel se acercaron más
al austero despertar que al contoneo nocturno.
Pudo ser un sueño, me decían sus ojos,
o quizá una fantasía, pudo ser la historia
o quizá la ausencia de vida, pudo ser el hombre.
Sí, contesté: El hombre nunca va
directamente a la grandeza.

Magdalena Salamanca




Cuadro: El ojo y sus tentáculos. Carmen Salamanca.

LA MUERTE ES MENOS QUE EL OLVIDO

En el extremo inferior de mis cejas,
habitan espectros de nítida resolución
entre mascarones de una proa desasida.

Retumba, en los espejos,
un tránsito afín a mi locura
mientras la realidad impone su certeza:

La muerte es menos que el olvido
y el olvido sucumbe ante tu voz.


Carmen Salamanca


Cuadro: Poniente. Miguel Menassa

SALIR A LA CALLE ES CARO DICEN LOS POBRES Y
ESO VA SIENDO SU VIDA

Hacen de las fabulosas miserias
una sombra que va creciendo
como la silueta de su Edén.

Caminan cabizbajos
soñando el oasis interminable
de sueños sin existencia.

Nunca llegará a navegar por el Nilo,
no tendrán sepultura.

Peregrinan como habitantes de una tierra
que musita cuando alguien pasa
con su huella rota, habitada de ojos vacíos.
Les pesa el cuerpo.

Aquello quietamente reflejado
es el final que arranca el alma del corazón.
El verbo deshecho y fundido
de esa pobre vida que igual,
algún día deja de ser hoja seca,
tiempo muerto, pasado sombrío.

Mónica López Bordón



Cuadro: La paloma de la Paz. Alejandra Menassa

CUANDO SE PIERDE EL NOMBRE

Aprendí a diluirme en las cosas:
acuarela perfecta en la caricia de las olas.
A confundir mis células con los versos,
mi nombre en los pinceles,
mi irredenta rebeldía en el largometraje de las horas.

Al principio había en mí una insistencia en figurar
en los carteles, en ser el brillo de las luces de neón.
Pretendía ser anunciada a mi llegada a los aeropuertos,
ser jaleada en los ascensores, aplaudida en los baños públicos,
mi nombre en las enciclopedias.
Pero desistí pronto. No se pueden firmar cada uno de los pasos,
dar una impronta personal a los saludos de bienvenida
y despedida, besar siempre como la misma Alejandra
los labios del destino.

Así que cumplí 37 estaciones, me bajé y me subí 36 veces de los trenes,
y decidí que no se puede poner el nombre en cada cosa que uno toca.

Alejandra Menassa de Lucia.


Cuadro: Reproducción automática. Miguel Menassa

ESTAMOS CONDENADOS A DEMOSTRAR LA IMPORTANCIA DEL TRABAJO
Tuviste ocasión de trabajar pero no,
te convertiste en agua porque sabías
que para volver tendrías que naufragar.

Hubo creación con aquellos fines absurdos
de palabras que circulaban por avenidas
de mediocridad, ahuyentando al amor,
verdadero oficio de mi casta.

Aprendí a confeccionar en un telar de paciencia,
con los hilos de tus idas y venidas, un armonioso armiño,
que abrigó mis noches de soledad,
cuando tu nombre vagó por otro cuerpos
que no eran el mío.

Traté de armonizar cada esquina de ti,
para que no fueras un obstáculo a tus ambiciones infantiles
de princesa destronada.
Yo dejé de ser el macabro tiempo
porque las horas muertas que ahuyentaron mi gélida voz
a ti, te complacieron con engaños.

Ni dije nada, ni dudé.

Me prendí a mi trabajo, volviendo a ser ese botón que
cerró el broche de mis pensamientos.
Tampoco pensé en denunciarte a los policías del alma,
aquellos que cuando traicionas al amor,
te encierran en una celda de noche sombría,
donde te quitan el dolor:
auténtico camino para tus pies de náufrago errante.

Miguel Martínez


Cuadro: Visitas al corazón. Olga de Lucia

ME ACERCO A LOS ABISMOS
Sutil equilibrista, me deslizo al filo de esta cuerda
que progresa siempre hacia adelante.
En cruz los brazos, haciendo contrapeso en el vacío
para ocultar este temblor que cosquillea en las piernas,
aprieta en el estómago, se apodera de los fantasmas
que giran sin cesar, rueda alucinada,
hasta marear los pensamientos.
Decapitada la razón, me acerco a los abismos
para surgir cual alborada,
de la lúgubre soledad de esta aciaga noche.

Olga de Lucia



Cuadro: la Guerra de los dioses

¿Qué haremos con el mundo, mi amor?....

Me ha pedido un poema.
Un pequeño poema
con fecha de vencimiento
con pasión, con estilo,
que diga algo del mundo y de nosotros,
que estamos en el mundo.
Y que diga además, qué haremos
con todo lo que hay que hacer.
con todo lo mal hecho
y aún con lo bien hecho,
para que siga vivo.
Un poema urgente, minucioso
conciso, contundente, me dice,
con la tranquilidad de quien me pide un beso
pregunta por la hora o por si llueve.

Y yo exprimí tinieblas
corté hortensias
acordé citas con la muerte, que aún no viene,
para abrevar de su sabiduría,
me extendí junto al mar
para sentir su palpitante corazón
y algo de esa justicia natural
para los hombres,
que caen rendidos
como pájaros de plomo en los caminos.

No hay un verso que nombre un hijo desgajado,
y hasta lo bello necesita silencio.
No pude ese poema
como no puedo casi nada,
pero no es la respuesta que no fue,
sino la aguda espina que vive de tu deseo, en mi pecho:
Abrí los ojos ante el mundo, amor mío.
Desempolvé el dolor, las sombras
y la vergüenza revolucionaria,
y me dispuse a una fraternidad,
a un destino.

Inés Barrio



Cuadro: Punto de encuentro. Miguel Menassa

EL MUNDO DE LAS IDEAS

“Me siento contento de que mi manera de pensar las ideas necesite del mundo de las ideas.”
Miguel Oscar Menassa



No siempre era verano,
una brisa votiva nos cobijaba en la casa.
Tú, abandonabas tu cuerpo en el sofá
mientras tus ojos se afincaban en la pequeña realidad
que brotaba de los cristales.
El crepúsculo iba arrancando con furia los colores de la vida
y más allá de la fría vidriera el mundo se tornaba gris y opaco.

La voz armoniosa, confundida entre tus palabras y las mías,
iba enredándose en una poliédrica tela de araña
atrapando las pausas que rehusaban, en un combate a muerte,
ser el manjar de las próximas palabras,
esas, que azoradas, desplegaban sobre el tapete
los naipes de una partida que nunca jugabas.
Había algo de crueldad en el descanso.

Luego, el aroma de selvas no viajadas nos embriagaba,
inundaba la estancia de espejismos,
arrancaba el oxigeno de los labios agónicos
y desvanecidos,
casi sin fuerzas, nos lanzábamos,
con la esperanza de los moribundos,
hacia el fondo de la habitación,
allí donde los libros nos sumergían en el mundo de las ideas.

Pilar Rojas



Cuadro: Nocturno en el mar. Miguel Menassa

DEL SER NO ME INTERESAN LAS CONCLUSIONES.


¿Qué es el ser?

Sobre la espuma el mar,
debil veleta sin brisa.
Sobre la pausa la prisa
de una mano al buscar.

¿Qué es el ser?

Ciego y desfallecido
en la querencia inerte,
hallo este alarido:
Sobre el ojo la muerte.

Manuel Menassa de Lucia


Cuadro: Caravana de luz. Miguel Menassa


MEDIA NARANJA, MEDIO CAMINO
Las medias naranjas tendrán solo medio camino
Miguel Menassa
El aroma de los frutales
La sabiduría del color,
El jugo incesante de todas las naranjas
Redondas, enteras de sabor, de milagro primero.
Debes saber que llevo una máscara para salir a escena
Hay trechos del camino
experiencias de amor inexactas
lunas partidas en oro
ausentes de cosmos.
Debes saber que llevo una máscara para salir a escena
llevo una máscara
un brillo paralelo
tengo entre los brazos una bandeja de golosinas
el deseo de lo múltiple
Llevo una máscara
Un arma secreta
Una tijera
Las huellas personales mutando en primavera
Llevo una máscara
El recorte definitivo de mi nombre
Llevo una máscara
el tatuaje indeleble
perpetuo de no ser yo.

Marcela Villavella


Cuadro: Desde la luna. Miguel Menassa

NADA DE LO QUE SE VE TIENE EL VALOR QUE SE LE DA


Nada de lo que se ve
tiene el valor que se le da.
La rosa roja perfumada
lastima con sus espinas.
El medio vaso lleno
tiene también el medio vaso vacío.
La cobija que tapa la cabeza
desabriga los pies.
La más rica miga de pan
tiene corteza imposible de morder.
El verano festeja el alma
pero arruina la piel.
Hablar…

Hablar es hablar.

Gaby Melluso


Cuadro: Tres tiempos del amor. Miguel Menassa
SOLEA 1

Solea, te estás muriendo siempre
como una antigua oración,
rueda olvidada que pasa
sobre el odio y el amor.

Pisando los pensamientos
como se pisa una flor,
pisa esta huella olvidada
desnudando su color.


SOLEA 2

Solea te estás ahogando
en amargura y dolor
no entiendes estar atada.
Con leves hilos de voz,
los nudos se deshicieron
¿de qué pedirás perdón?

Música gastada y ronca,
no sabes que estás hablando
al fondo de una traición.
A la muerte le cantabas
para volverla canción.


Kepa Ríos Alday



Cuadro: El botón izquierdo. Miguel Menassa

SE LLAMA REBELIÓN A LO QUE SE SOFOCA

Amarga flor de primavera,
¿habrás pensado en la memoria de aquel soldado
cayéndose su nombre entre tus pétalos,
preguntando con sus ojos
si fue leal la muerte con los compañeros?

Perros, dulces y hermanos,
enceguecidos lagartos,
habitantes de oscuras cuevas sin sueño,
lenta invasión de algún susurro que les ahoga.
Tan murientes de vida,
tan sordamente aprisionados,
subterráneas voces
intentando romper algún muro,
subir de la tristeza
y alcanzar de la cima del corazón,
alguna puerta abierta.

Canto ardiente, ensangrentadas coronas,
voz del pueblo girando entre calles marineras,
con la luz entre las manos gritan:
¡pronto un día volverán!.

Y a ti, soldado de claridad sencilla y victorioso acero,
te hirieron, te golpearon, te dieron muerte,
sofocada rebelión,
donde la alegría de costado, paseó con el espanto.

Vicente Prada Gómez

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