sábado, 11 de julio de 2009

HOMENAJE A ALFREDO DI STEFANO EN SU 83 CUMPLEAÑOS. TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 11-07-09



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 22- 11/07/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


Dibujos de Miguel Menassa

UNO PARA TODOS, TODOS PARA UNO

Dedicado a Di Stefano
Ser una estrella y mantenerse,
reunir un sinnúmero de títulos
recordar atronadores vítores
que hablaban de la hazaña conseguida
que nunca enarboló en solitario.
Di Stefano a sus 83 años
sigue mostrando su pasión por el futbol,
su espíritu equilibrado, su filosofía de grupos,
su carisma de líder.

Olga de Lucia

---------------------------------------


POEMA DEDICADO A ALFREDO DI STEFANO (Argentina, 1926)

Despeñado por el desfiladero de las letras
dispongo los límites del encuentro
y cuatro esquinas marcan un destino.

Un rostro redondo rebota sobre el césped de una vida.

Un blanco que no es la luna
ni el reflejo de su piel sobre la cancha,
trae la historia y deja una y otra vez
marcas sobre las vitrinas del club,
en los cines de Internet,
en páginas periodísticas y anecdóticas.

Jugador, entrenador, aventurero
que cruzó el océano para instalarse
en la ciudad deportiva de sus amores,
porque quién sino alguien que ama
aquello que hace puede permanecer.

Bastón en mano, sonrisa abierta,
amistades y juego acompañan su decir tranquilo,
ese deseo ardiente de que otros puedan disfrutar
de lo que tanto disfrutó él: el fútbol.

Cruz González Cardeñosa

-----------------------------------------------


UNIDOS VENCEREMOS
A un hombre humano, Alfredo Di Stefano




Rubia saeta atravesando con alegría
las tarde de domingo
nunca fuiste solitario.
Cruzaste la vida
trabajando
cada centímetro del recorrido.
Ballet azul invades el espacio del tiempo.
Clamores atados a tus piernas aladas
respiraciones contenidas
ensanchan el aire.
Polvareda vibrante
miles de voces
corazones al acecho lanzan hacia ti
su dios,
aquel rumor.
Todos son tus pies.
Todos son tus piernas.
Todos son por unos instantes esta varonil bailarina
esquivando obstáculos para llegar a la meta.

Unidos venceremos,
fundidos en un clamor
en el deseo de llegar al fondo del vacio
al espasmo final.

Claire Deloupy


------------------------------------

A ALFREDO DI STÉFANO en su 83 cumpleaños



En Barracas tuvo padre su residencia porteña y a dos cuadras,
abuelo me llevara una tarde, que aún recuerdo, para que su nieto
entrenar viera a futbolistas de primera. Pero el arco fue la meta de mi mirada
y poco después el augurio escuché en la grada:
aún silba aquel tren al paso de “ la máquina” galopante delantera.

Quiso el balón que fuera, el primer destino, lejos de mi frontera y sin papeles
en tierra de cumbia donde todo valía el doble y para jugar bailando
tenía que ser como el hambre: hábil, preciso y rápido cual saeta de baile.
Por aquellos entonces, sabía hablar de frente y del verrés,
ya era feliz, casa y familia mantenía, el tango era un palo verde
y en un quiebro driblaba a cualquier fulano que camino del arco se pusiera.

Tuvo que ser la madre patria donde otro quilombo aprendiera,
entre merengues y culés, por mis derechos y mis pies se armó tal revuelo
que a punto estuve de volver sin parné, ni plata, ni guita ni frente marchita.
Pero desde niño, un poco a escondidas de la familia, leía poesía:
cuando mis ojos pasean por el “Martín Fierro”
algo fuerte en el pecho latía y más fácil alcanzaba portería.

Nunca pensé del balón ser profesional, y sin embargo ya lo ven,
hoy con bastón de mando presido el club donde jugué y un día
un libro dediqué a mi madre y a la pelota también: ¡gracias vieja!

Carlos Fernández

------------------------------------------------

A DI STEFANO


Podría haber dicho un tango:
te vio nacer la luna de barracas,
que en el XVII acogía el cuero
para verterlo sobre la ciudad:
ese cuero con el que se curten
en redondez perfecta,
como los senos de la amada,
los límpidos esféricos.

Estás entre los cuatro, los mejores del siglo;
cuatro pilares del edificio del deporte rey,
el que devora multitudes,
el que cosecha amor y desamor extremos,
el que hace conocer fragor de corazones.

Ella, la pelota, como la llamaban en
el primer río de plata en que nadaste,
te entregó su amor a manos llenas,
y tú le diste tu brillo y tu tesón,
porque cuando el dios del fútbol enarbolaba
su arco dorado y ensartaba en él
a la saeta, se anunciaba gol entre las gradas,

Tus piernas fueron oro y en los estadios
sembraron girasoles amarillos;
Y ahora, tus 83 años hacen
su estelar aparición en escena;
guerreros victoriosos en la batalla diaria de la vida,
y un corazón que no quiso morir
se arrebola en tu pecho,
y tu bastón, que mueves con la misma elegancia
que un balón y que sólo es dos letras diferente,
es una pica que te une al mundo, un garfio
que te ancla al calendario.
La certeza del trabajo realizado pulcramente,
se empoza en tu mirada
de 83 goles marcados con elegancia inigualable,
al cancerbero del destino.


Alejandra Menassa


---------------------------------------------

SAETA RUBIA




Recién terminada la Segunda Gran Guerra
debuta en el Gasómetro el pibe rubio.
De River a Huracán y de vuelta a River,
forjó sus comienzos la veloz saeta, por una sustitución,
y así, en el año 47 sacó a su equipo campeón.
Veintisiete tantos que no son tantos pero fueron un montón,
hicieron de Don Alfredo un conquistador.
Entre vítores y palmas, cual torero matador,
fue gritado en cada cancha por su afición:
“Aserrín, aserrán, cómo baila el alemán”
“Socorro, socorro, ahí viene la saeta con su propulsión a chorro”.
Siguiendo vocación, fue de Millonarios a España
donde consiguió su ilusión;
la real casa de los blancos, lo fichó.
Fueron once años de dulce merengue,
que impregnaron su aroma de por vida, a MERENGÓN.


Magdalena Salamanca


-------------------------------------------

HOMENAJE A ALFREDO DI STEFANO



Pateá pibe, muchacho triunfador,
rompiste zapatillas por los barrios
de Barracas, Parque Patricios y Flores.
Tu padre te regaló la primer pelota
y fuiste en la cancha el mejor protagonista.
Después todas tus hazañas viajaron
al otro lado del Atlántico.
Gritaba la tribuna desesperada
"aserrín, aserrán, como baila el alemán"
Te llamaban "estopita" por tus cabellos rizados
Qué rápida fue tu patada.
Vestigios de luz,
Polvo que levantó tu pelota,
Sueños en las pisadas
del prestigioso Huracán
¡Vamos globo a festejar su cumpleaños!
Quien tuviera en su sangre el
fervor de los hinchas.
Te fuiste de nuestro país Argentina
cuando yo tenía un año
y aún recuerdo tu nombre
sonando en las bocas conocidas
Tú eres el Quijote de plata.

Lucía Serrano


--------------------------------------------



CUMPLEAÑOS DE UN IDOLO


Seducido por el balón,
acabó seduciendo a millones de personas.
Llegó al cielo del fútbol y en él permanece,
mostrándonos la belleza de un juego
que apasiona a medio mundo.
Rodando, llegaste a varios equipos
donde dejaste tu huella inextinguible,
sello que aún brilla en el Real Madrid.
Di Stéfano, el día de tu cumpleaños,
celebramos que llegaras al fútbol
y nos deleitaras con tus goles,
y que hicieras del equipo blanco tu bandera.
Feliz cumpleaños ídolo de multitudes.
Lejos del brillo del oro y el lujo,
tu ejemplo muestra que el triunfo
no es llegar a lo más alto,
sino permanecer.


Por Helena Trujillo Luque

---------------------------------------------


POEMA A DI STÉFANO


Ruidosos altavoces, estruendo de gradas,
estallar de lejanos goles,
acompañan el sonido de tu nombre imborrable.

Entre papeles de trabajo y cafés,
y periódicos amargos, cabalgando en discusiones,
la saeta pasaba contagiando el fútbol,
sembrando en la discordia el juego.
Atronando sombríos municipios,
y en las ciudades el trasiego
descansaba para verte
envolver el campo con tu juego,
tocar el balón aliado,
seducir la portería contraría
que te recibía gustosa.
Acogia tus goles de incansable amante
y tu brindabas con copas de todo el mundo
celebrando
los frutos de aquel amor
que era el clamor
de un pueblo agradecido.


Kepa Ríos Alday


----------------------------------------------
A ALFREDO DI STEFANO

De cuerpo y alma nocturna,
miras al poniente con quietud
de mansa cúspide y extinguidos luceros,
como dos amantes que mueren bajo las delicias
de un dorado mundo.

Jubilado de cruz y espalda,
cargadas sombras de tierra firmemente pisada,
dulce vacío en tus botas que ahora duermen,
donde se esconde el cuerpo inerme,
de un espíritu con forma redonda,
abandonado fruto de un pasado glorioso.

Así es la noche con las esperanzas
cubiertas de amistad.

Cada día para ti es un vuelo.

Miguel Martínez


----------------------------------------

ALFREDO DI STÉFANO


Era el fragor de los primeros pasos
y la leyenda en que se convirtió después.
Era la lujuria de sus movimientos
como dos huracanes contrarios
queriendo alcanzar los límites del campo.
Como guantes invencibles sus manos
quedaron amarradas en tres bandos.
Nacido en Buenos Aires un 4 de julio
cuando América comienza su independencia,
hizo de Argentina, Colombia y España sus tres amores,
y del Real Madrid un destino sin salida.
Como dos pergaminos conservados
así fue salvando su vida una y otra vez.
Humilde como el guerrero indemne
visionario como un poeta invicto
corsario impenitente de los labios
habla y escribe muchas veces.
Ha comenzado a cumplir 83 y sus ramas
y sus vetustas hojas entre dos milenios
siguen vigorosas y arden con la luz.

Amelia Díez Cuesta

--------------------------------------------


LA SAETA RUBIA
A Alfredo Di Stéfano en su 83 cumpleaños


Escuché decir que tus pasos sembraron sortilegios de juego,
que tu carrera incierta acertaba veloz
convirtiendo en estrategia la impávida galopada.

Tu nombre, de ortografía vacilante para mi labio austero y castellano
convoca por orden alfabético epítetos solemnes:
admirable, afanoso, bravío y hasta la zeta de zahorí
se alinean en partido homenaje a una saeta rubia.

No sé cuantos los años, ni sé cuantos elogios me propongo decirte,
solo sé que leyenda de una historia, te hiciste inmortal,
victorioso, ganaste por goleada, el partido a la muerte.

Pilar Rojas

-------------------------------------------



LA SAETA RUBIA


Tu cabeza no rechazó la soberanía del sol,
en ella lucía su fulgor.
No podías vivir en espacios tan pequeños y te desplazabas
en el juego libre de esa realidad donde el verde era el testigo de triunfos y derrotas. ]
Era una vida en miniatura que ofrecías al mundo para que éste le perdiera el rastro a la tragedia. ]
No había distorsión de los destinos, el ojo era a la bala, reavivando nuestros escasos momentos ]de aptitud en la velocidad de tus movimientos, que desafiaban cualquier imagen de realeza que pudiese rebajar tu poder. ]
El juego era tu dicha y lo demás quedaba como residuo de vergonzosos personajes llamados a desaparecer para siempre. ]
Vos tenías que permanecer como una alondra que quiere la inmensidad del aire y del espacio. ]
Yo no te conocía sino por boca de mi padre, cuando los domingos vivía apabullada
por la voz del relator que te nombraba con la insistencia con que se nombran a los héroes, ]
esta vez con la templanza de tu cuerpo que no buscaba ningún desgarramiento ]
sino que te transformabas en el ave que levanta los pies de la tierra]
y emprende vuelo hacia la luz.
Saeta rubia te llamaban, por tu velocidad y tus cabellos que salían de la gruta del sol ]
creando una amistad que inundaba los recintos donde los adormilados jugaban a las cartas ]
y gritaban tus goles, tus proezas.
Ayer te ví, te acompañaba un increíble bastón en tus desplazamientos, ]
Pero tu cabeza seguía moviendo las partículas de una belleza que llenaba el aire de hojas donde] el tiempo de tu vida rendía cuenta en el joven esbelto vestido de blanco que era uno más de tus escandalosos recursos. ]

Norma Menassa

--------------------------------------------

LA SAETA RUBIA

Y, sin querer,
empezaron a llamarte maestro.

Tú escuchabas,
libre de séquitos y rodeos,
y recordabas cuando, cada noche,
engarzadas lunas de cuero
traspasaban la red,
mágica, de tu mirada.

En silencio,
calibrabas el ritmo de tu afán,
la justa medida del honor
que se infiltraba, con firmeza,
entre tus pies y la victoria.

Fueron, aquellos pasos,
armazón de tu voz, germen
de las palabras que, hoy,
envuelven de gloria tu nombre
para gritar: ¡Felicidades, maestro!


Carmen Salamanca



Si quiere ver el video del taller puede pinchar aqui

No hay comentarios:

Publicar un comentario