sábado, 2 de mayo de 2009

TALLER DE POESÍA 02-05-09


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h

-revista virtual-

COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA

NÚMERO - 14- 02/05/09

Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


Cuadro: Destinos encontrados de Amelia Díez


UN POEMA

Un poema que me nombre y que te nombre
que me acongoje y me regocije.
Una veladura sin cesión y sin misión
un candelero entre frases y fases,
términos fundando el vuelo
y su nostalgia ajena y lejana.
Un vértigo entre la crueldad de lo esperado
entre un malestar moral y un bienestar crucificado.
Iracundo y furibundo, arrasando lo nuevo,
cayendo y callando a borbotones
nazco para desaparecer y anclo
bajo territorios sin fondos.
Esperaba sin recurrir a lo esperado
sin abrir las puertas a la esperanza
sin alabar sus méritos y desméritos
sin cerrar los ojos ni la boca.
Un poema que hable para siempre.



Amelia Díez

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Cuadro: Entre palabras de Miguel Menassa


RADIANTE JUVENTUD

Creces sin pausa, con alegría.
De tu piel brotan flores rojas y amarillas,
tu cara es espejo en el que me miro.
Las tranquilas aguas de la infancia
se tornaron en océanos de adolescencia.
La contradicción anida ya en tu sonrisa.
La queja se convierte en un compañero
con ánimos de permanecer.
Incomprendido, buscas tu lugar con impaciencia.
Miro el brillo de tus ojos y veo la fiesta de tu nacimiento.
Tiendo mis manos para que no caigas en el vacío
y espero para que tu ritmo sea único y verdadero.
Radiante juventud, despliega sus alas
para dar un nuevo hombre a este mundo,
con voz propia, sin miedo.

Helena Trujillo

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Cuadro: Judith II de Gustav Klimt, reproducción de Alejandra Menassa



ODA AL TRABAJO

¿Seguiremos pensando en ti cómo castigo,
sintiendo que nos expulsaron del paraíso
y eso nos condena a curtirnos las manos?,

¿Seguiremos pensando que eres una lucha,
como cuando los hombres morían en sus máquinas,
que alguien nos explota, que explota nuestra sangre?

Yo hoy quiero cantarte, como a un amante nubio,
porque tú eres una fuerza, una humana potencia,
posibilidad única de transformar el mundo,

de ponerle al gato de la pereza cascabeles,
de extinguir la inercia de los cuerpos a yacer,
eres un ¡levántate y anda! al Lázaro que somos.

Eres la fórmula precisa del esfuerzo,
eres el domador que subyuga el caballo
de la melancolía, montado por el sueño.

Se multiplican en ti las gubias y garlopas
del sinsentido, se mueren en tu seno
los hijos predilectos de la quietud.

Se tejen en tus ruecas los hilos del futuro,
se cuecen en tus hornos las viandas que serán
alimento de otros el cercano mañana.

Se arranca de tus minas el preciso diamante de los versos,
de tus amantes labios el preciso diamante de los besos.
Y son tus alfareros artífices de casas que habitamos,

de tumbas marmóreas que nos guardan.
Tantas vidas se cruzan en infinitos hilos
para hacer un solo hombre, una sola mujer.

Tantos hombres haciéndote homenaje,
para que yo sostenga entre mis manos
esta taza caliente de café de Colombia,

esta seda de India que me cubre la piel,
mi lápiz de Alemania, con que escribo estos versos,
y la senda dorada por la que transitamos,

el libro que leemos, y nos enseña amar,
el libro que leemos, cuánto trabajo un hombre,
dos hombres, cientos de hombres.

Para avivar la llama de la ciencia,
la llama de la ciencia que tragó tantos cuerpos,
la llama de la ciencia que nadie extinguirá.


Alejandra Menassa

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Cuadro: El vientre de la tierra de Carmen Salamanca


LA DEUDA CON DIOS

De la maraña azul de tu sonrisa,
penden gorjeos como antítesis divinas
entre rótulos de precaria exactitud.

Graníticas especulaciones recuperan
la presencia de alguna ley inmarcesible,
estabilizan su árido escenario
con nimias pesquisas, entregadas
al atónito peregrinaje del sentido.

Recibir escamas de doble pastel
entre la bruma específica
de innúmeros espejismos,
frente al espectro demacrado del adiós.

Entre tanto, esgrimir números impermeables
entre calumnias y alguna pasión,
debilitada por el bien. Al final,
deglutir empedernidos argumentos
en el atávico arte de la deuda con dios.


Carmen Salamanca

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Cuadro: Al oído del viento de Miguel Menassa



ESCRIBIR UN POEMA

Esta vez se jugaba una muerte entre los dedos.
El interrogante y el interrogado
acudían a la cita
y no era menester hacer esperar al Sr. juez.

La sala vacía sin luz casi muerta
disponía de una mesa y cuatro sillas
un mazo y unas pesas a modo de balanza inecuánime
para el juicio final, para el último de los últimos
enjuiciados de la tierra.

Dios de vacaciones y el mundo,
además de roto, haciendo aguas,
como un barco con un agujero de cañón
en un costado, sin velas ni remos.

Este siglo está como enquistado,
con las raíces putrefactas
y el orden pluscuamperfecto
en las mazmorras.

Los ojos de la noche duermen haciendo aspavientos
cada vez que la luna asoma entre las nubes
y, el Sr. juez, se olvidó su ropaje en el armario del tiempo,
se olvidó que era un hombre, que amaba y que era amado,
se olvidó de venir, se olvidó.

Cruz González Cardeñosa


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Cuadro: La magia del color de Olga de Lucia

1º de MAYO

PORQUE SOY UN TRANSEÚNTE

Inicio este camino entre dantescas sombras
que insisten, con su cuota de angustia,
aleteando corazones ciegos.
Calzo mi pluma en ristre y sentimientos dormidos,
aletargados en una siesta interminable.
Como en una pagana ceremonia
no hay ángeles cercanos ni demonios,
ni musas promisorias, ni efervescencia de quimera.

Siembras al alba las semillas más selectas,
con el mismo cuidado cada una
y ellas se abren o no se abren a la vida.
Gira enloquecida la veleta que les guía.
¡Victimas del hambre!, amenaza la prensa todo el día.
¡ La peste, la peste, la peste!...
Apocalipsis de una raza que riela
en su naturaleza de carbono y agua fría.

Nos dicen que en los tiempos que corren
es mejor quedarse en casa.
Agradezco a mis hermanos
sus ideas constructivas
el tiempo de sus vidas que sostiene otras vidas.
Abomino las guerras, el mal uso del dinero,
la ignorancia, la desidia.
Sé que no es bueno mirar el sol,
ni pedir clemencia-
Necesitamos abrazar un pensamiento
que haga girar todo trescientos sesenta grados
y empezar de nuevo-

Destruir los rituales que mantienen la esperanza
de existir una vida más allá de la vida.

Olga de Lucia


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Cuadro: A mares de Miguel Menassa

SÚPLICA Y AUSENCIA

Son tus ojos, el paraíso perdido de mi ausencia.
Arena que rinde pleitesía a tus pies,
regazo de tus manos, inquietantes
esperando, el saludo del atardecer.
Lejanía de recuerdos, voz de voces perdidas
en la abismal caída de tus párpados.

Cercano, donde el vacío es luna.
Amor que alcanza su tiempo,
en imágenes de sombras olvidas.
Espero en blanco.
Me noto entero, esta vez no habrá lamentos.

Forma de lucha impura,
cansado de simular,
abro el día.

Amor me llama.

Desecho la muerte,
ya no es mi diosa.

Miguel Martínez


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Cuadro: Atardecer en la selva de Miguel Menassa

AL DICTADO DE TU VOZ

Bajo la sombra del árbol de la historia,
apoyada la espalda sobre el futuro,
las manos libres como la sangre roja,
imprimo sobre las caídas hojas estos rasgos.

Mientras las plumas de mis alas se mueven inconexas,
el viento que circunda mi cabello me dicta letras por vivir
y el horizonte, río insalvable, compone la melodía en las cuartetas.

Tres destinos diferentes señalan el norte
donde gira la brújula diamantina
de la sorpresa de volverte a escuchar.

Perdida, como venero de un sólido amasijo de huesos,
me perfiló en siluetas incandescentes,
y deshago los redobles de recodos oscuros.

Una cuerda, un fósforo y una navaja
necesita el explorador del tiempo
para dibujar el mapa cuando me susurra tu voz.

Pilar Rojas

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Cuadro: En las cumbres aladas de Miguel Menassa

MEJOR ES VIAJAR SIN RUMBO, CIELO HAY EN TODAS DIRECCIONES. (Aforismo 983, Miguel Oscar Menassa)

Sin rumbo y siguiendo el
destino de otras palabras
trasladaba un alma
entre las almas.
Continuaba, a pesar de todo
en la dirección indicada.


María Chévez


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Cuadro: Entre las cámalas de Miguel Menassa



TIEMPO CÓSMICO

Una sombra en movimiento, sin tregua,
un nombre confuso,
una boca que acaricia unas medias de seda,
unos pechos brillantes como pupilas enamoradas,
una rosa carnosa,
como labios sonrientes después de un amanecer seductor,
un gran bosque enredado
entre sábanas sepultadas de pasión.

Y el alma obscena y oscura
pegada a mis entrañas
toma el lugar del ausente.
Espesa tierra donde escribo tu nombre,
sórdidas raíces que rodean mi respiración,
ecos de largas noches
mezcla de olvido y desengaño.

Un tembloroso viento, susurrante,
cimbrea el deseo,
envuelto en dichas y penas.

Siento el tiempo cósmico,
la memoria que esconde en sus espejos,
el otro azul del profundo cielo,
la llama roja del crepúsculo,
el humo ejecutor de antiguos pactos,
la inasible arquitectura
que edifica la luz de los días.

Y en el centro carnal de mi latido,
en la noche vacía,
he sentido el aliento,
del hombre que no ha muerto.

Vicente Prada Gómez


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Cuadro: Espiando el futuro de Miguel Menassa


ESTOY ATRAVESADA POR TU MIRADA

Atravesada por tu mirada
abandono las últimas sombras,
escribo de su perfil
los álamos y las violetas,
líquenes y magnolias
nacidos en el páramo de tus pupilas.
Patria de tus ojos,
tierra de tus labios,
bahía abierta y colmada
donde brota el cielo y su tatuaje de luna.

Tengo las manos libres de cualquier prisa,
fugadas, desprendidas, desvanecidas.
escriben, olvidan y rescatan,
se arrojan desplegadas;
respiran, viven y fluyen
en el espacio y el latido,
al borde del papel,
como el punto que vive sin pausa,
más allá del amor.

Mónica López Bordón


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Cuadro: Grutas del sentido de Miguel Menassa


NOSOTROS DOS

Hoy necesito oxígeno y luz, que sólo tú tienes para mí.
Enamorada de la mirada incierta que poseen los amantes brutales como nosotros, algunos días todo parece alejarnos del cielo.
No tendré alas hasta tu vuelta.
Tampoco olvidaré los vuelos.
Ningún perfume que no sea el nuestro, será necesario para andar.
No reclamarán las noches, amores imaginados por tu falta.
Pertenecen los fósiles quietos, a lo mortal
maltratado por una inteligencia mutable que nos asistía.
Un saber que no se pierde en los agujeros de la rabia.
Que fragmenta a los hombres poderosos y los hace temblar.
Universalidad que exageran las distancias.

Lucía Serrano

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Cuadro: Onomatopeya, de Carlos Fernández


EL VALOR: UN MIEDO DE TRES VUELOS

El torero del dos de mayo bebió de ubres tan distantes
como los pulgares señalan sobre el pecho de seda
la explanada del abrazo en cada última suerte.

De la fuente del valor alcanzó el diestro vuelo de:
una mujer a veinte centímetros de los labios
los ojos serenos en la nuca, como un escapulario
las manos de cintura entre paréntesis de arena.

¿Nunca parpadeó en toda la longitud de una mentira y,
con la yema de los salvajes dedos,
acarició una piel ardiente cual si fuera cristal de luna?

No. No hay torero el dos de mayo sin frente de poeta.

La metáfora del temblor conoce el cuerpo desnudo de la suerte,
amplia la espera en mesura,
trabaja en ayunas si fuera menester sonriendo,
y no apresura el aterrizaje final.


Carlos Fernández

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Cuadro: Sonidos del viento, de Fabián Menassa



INEXISTENTE

He puesto en hielo mi corazón ajado
lo he rodeado de cadenas de palabras,
lo he encerrado en esta caja fuerte inexistente.

Ahora he olvidado que tuve un corazón,
y ya no lo recuerdo ni alado ni sumiso.

Ahora que, he olvidado que tuve un corazón
de torrentes sanguíneos y arboladas
de explosiones fibrilares, de ardiente magma.

Ahora que he olvidado, sólo quedan las palabras.

Fabián Menassa



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Cuadro: Las fronteras del amor de Miguel Menassa



ESCRIBIR UN POEMA


Esos días que te parecen vacíos
Y perdidos para el universo
Tienen raíces ávidas
Que trabajan los desiertos
Paul Valéry


¿Por qué el poeta escala la noche?
Versos le preceden y versos le siguen.
Versos cabalgan por su cara y su piel
se agolpan por sus venas
juegan a la gallina ciega con su alma.
Quiere atraparlos
pero bailan furiosamente bajo sus dedos y se escapan.
Él, empecinado,
quiere escribir un poema.
¡Venid¡¿Qué sería de la tierra sin vosotros?
Venid como soldaditos de plomo
que nunca mueren
como bailarinas imposibles.
Venid a acompañarnos un trecho,
la noche se hace más oscura
¡Y es tan corta la vida!


Ahora, versos escritos, seguid vuestro camino.
Arrastrad otro corazón
prisionero de sí mismo
hasta el vacio
hasta el verso.

Claire Deloupy

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Cuadro: Puentes invisibles. Miguel Menassa

POEMA VELOZ.



Había un pequeño colibrí
que trataba de alcanzar la puntual profundidad de la amatista,
Extraña femenina engendrada en la hoguera de días que se perdían
como besos supremos huyendo de las lágrimas.
Ella lucía sí, en el cuello pintado de una estatua
su brillo mezcla de bondad y orgullo,
porque dejó de lado el invierno del alma
rota por la herramienta que la talla y alejó
en cada golpe a los monstruos sagrados de la envidia
que despertaron sobresaltados mirando a las estrellas.
Pálida tiñó el azul con un poco de rojo
Y hundió su cabellera entre violetas
Que declinaban sumisas por la tarde
Haciéndole sentir al colibrí
En la impaciencia de sus alas
Que amaba más el beso de la tierra
Que su veloz anillo de esponsales.


Norma Menassa

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