sábado, 16 de mayo de 2009

TALLER DE POESÍA SÁBADO 16-05-09



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h

-revista virtual-

COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA

NÚMERO - 16- 16/05/09

Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa






Cuadro: Mujer de sueño. Miguel Menassa


TENGO UNA CORAZONADA

Me encuentro aquí, miradme,
dando los últimos pasos hacia la salida,
vaga noción sin estatuto que podría aludir a la salida de la vida,
o a la salida de la sala
donde el azar imprime su relámpago inaudito
sobre la mano del que juega,
llevado en aras de una profética aventura.

Ayudadme,
vengo cruzando las ásperas planicies con hidalguía sostenida
dejando de lado los inviernos del sur,
y los incontables abandonos que doblegaron un destino de corona
e hicieron de mí un labriego nocturno rodeado de una ciudad sin premios.]
Entre noche y espacio veo desfilar sonidos
que me hablan desde la capital del sueño,
con una voz un poco ronca anunciando el desafío de ser esta vez
una angustia indirecta que atrapa el corazón en un latido espeso.
Hay algo de enemigo en mi certeza, pero encadeno lo amargo
y juego en el temblor el salto que nunca se equivoca,
que nunca se repite,
una estructura de alas que viene de mi alma a proponerse
como la alegoría del lingote de oro,
como un ejército de copas y medallas galopando en mi respiración
buscando derribar al personaje trágico que escapa por mi piel
convertida en alfombra hasta llegar al podio.

Miradme una vez más,
el ángel me toma entre sus brazos y algo del criminal me nutre
y en el vértigo que aleja los quebrantos,
hago rodar como barriles por el suelo,
a los fatigados boxeadores de la vida
mientras mi rostro es cruel y algo solemne.

Norma Menassa
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Cuadro: Impenetrable. Miguel Menassa


TENGO UNA CORAZONADA
(campaña Madrid 2016)

Destreza del hombre
destreza del tiempo
momentos de esplendor y riqueza
en el futuro cercano.
Me veo asistiendo
a los juegos olímpicos
a las competiciones
a los actos atléticos
donde todo es acción.
Piedra y sueño,
Madrid piensa.
Extiende el verano
empequeñece el invierno.
Incontenible la imaginación
se desborda,
junta recuerdos con imágenes nuevas.
Madrid tiene más ilusión.

María Chévez
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Cuadro: Tejido de lujuria. Miguel Menassa


TENGO UNA CORAZONADA

Hace unos días, tengo una corazonada
sobre las próximas olimpíadas,
las que imaginan a Madrid ciudad anfitriona.
Me imagino caminando por las calles,
todo reluce en ese veranito
y yo quiero estar allí.
Faltan algunos años
para que suceda.
Pero desde hoy,
tengo el entusiasmo de lo nuevo,
la ilusión del festejo,
y la humildad de esperar.
Este privilegio te toca a ti Madrid.
Poderosa ciudad,
te darán millones de euros
para ver brillar sobre tu cielo
la antorcha olímpica
Yo tengo una corazonada,
saberme allí cuando esto suceda
y ver como se hacen realidad
tantos sueños dormidos.
¡Vamos al estrellato colosos madrileños!
Festejaremos juntos aunque
las olimpíadas sean cosa de deportistas.

Lucía Serrano
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Cuadro: Sonidos del viento. Fabián Menassa


TENGO UNA CORAZONADA

Ni Tokio, ni Chicago, ni Río De Janeiro
Camino por tus calles de empedrado, diamante legado de brutal imperio,]
Regreso, fugitivo cansado, respiro tus pulmones de hollín en los tejados]
Negros pegasos bajo mis pies para vuelos imposibles, vértigo voraz; ]
Tu cielo Madrid, me mira olímpico con su peso de historia delirante,]
Con su queja de naufragio irrepetible en la garganta ardiente del mediodía]
Y sin embargo, esta vez, el sol padre refleja un brillo especial en tu mirada,]
Un verde, profundo brillo de laurel coronario sobre tu corazón de estación,]
Sobre tu intestino vientre de incansable senda de ecléctico elefante taciturno,]
Sobre tu pecho de suroeste a noreste atravesado por este grito de libertad sobre las nubes]
Donde una hoguera ciega, como de otros tiempos, habla con la noche sus encuentros]
Y a su paso lucen bajo su llama destilada en atávicos mitos ciudades del mundo todo;]
Un verde, profundo brillo de laurel atraviesa a este niño andando en bicicleta confiado]
Mientras sus bolsillos desgastados dejan caer las monedas
por la sembrada senda de los días por venir,]
Ha abierto la caja mágica dónde solo queda ya la esperanza negada por
los dioses a los hombres.]
Fue Hefeso, obnubilado por tu compacta y rica geografía
quien moldeo tu figura de granítica presencia,]
es por eso que tu silueta de antorcha inextinguible
se eleva victoriosa sobre la planicie atardecer de tus collares,]
junto al cauce del río y Atenea besa tu frente encandilada.
Un verde, profundo brillo de laurel se fisiona violentamente
con tu aire continental mediterráneo],
y tus caedizas hojas se engalanan en braquiblastos de orgánica existencia]
Nacen de tus arterias, sauces milenarios tus edificios albergan
el peregrinaje ancestral ]
de las grandes civilizaciones por tu seno ataviado con guirnaldas
de purísimo oro y artemisa,]
Miro tu cielo, Madrid, latir entre las manos de Chronos,
la inevitabilidad de tus tambores]
Tu cielo, Madrid, me mira olímpico, enhiesto,
con su peso feroz de alucinada historia,]
¡Tu cielo,
Madrid,
me mira olímpico!

Fabián Menassa
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Cuadro: Borrascas. Carlos Fernández

TENGO UNA CORAZONADA

Madrid tiene seis letras y, espera
los cinco anillos olímpicos recibir
como la palma de la mano ofreciera
trabajo, juegos y cultura al porvenir.

Las noches en mi tierra aun recuerdan
los cipreses proyectando su sombra
sobre las tapias de la guerra y, una tromba
silenciosa de niños saltando sin comba.

Eran futuros atletas en la pista de tartán:
ágil la niña bonita y el travieso benjamín
escapan por la puerta trasera del jardín
para pintar con tiza en la calle cada carril.

Cada ciudad, es capital, tiene sus muertos
cómo tres colores tiene el metal en el cuello
sobre el podio de la victoria junto al rival.

Tengo una corazonada en el dos mil dieciséis:
confeti y globos sobre el cielo de Madrid
mocitas con pañuelos de chulapa y rojos claveles
en cada esquina un vendedor de barquillos, regaliz
y sonrisas en cada Alberto, Esperanza y José Luís.

Carlos Fernández
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Cuadro: Abismos de luz. Miguel Menassa

TENGO UNA CORAZONADA

Has latido al ritmo de la sedienta calma de la muerte
en tardes apaciguadas por el rumor de manos compañeras.
Horadado en tu cuerpo, autónomo y preciso impulsas,
sin descansar, el hálito que alimenta la carne.
Ni siquiera en el centro, te arrogas el derecho
de encarnar sentimientos, aposturas y escarnios.
Campeón del Olimpo, tu paso esquiva piedras
al compás del rumor que arroja el frío de la carne.
Y sin embargo, tú casi siempre altanero,
a veces te aventuras y tu golpe sobrecoge mi pecho,
y me muero de ganas de comprar corazones al peso
que sostengan pequeñas ilusiones.

Pilar Rojas
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Cuadro: Marionetas del olvido. Amelia Díez


TENGO UNA CORAZONADA
Madrid quiere subir al Olimpo,
bajar a tierra y caminar a marcha
record, llegar a olímpica
en todos sus ritmos.
¡Oh, las Olimpiadas!
Sus inventores los griegos
amaban los cuerpos y las artes.
Sus detractores los romanos
amaban la lucha a muerte
entre gladiadores y prisioneros.
¡Oh, los juegos olímpicos!
Capaces de detener las guerras,
los cristianos consideraron inmoral
su culto al cuerpo y fueron abolidos.
En 1896 un francés recupera sus ideales
y del olivo sagrado hicieron medallas de oro.
Bajo el lema “lo importante no es ganar sino competir”
nace la llama olímpica, la villa olímpica
los juegos televisados.
Y cual dos huracanes contrarios
dejaron de tener poder sobre las guerras
y sus participantes se hicieron profesionales.
Cinco anillos, cinco continentes,
y el cuerpo se hizo carne entre palabras.

Amelia Díez Cuesta
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Cuadro: Amor de madre. Miguel Menassa


TENGO UNA CORAZONADA

Casi ocho siglos antes de que a ti te inmolaran en la cruz
para lavar la culpa que anidaba en los corazones de los hombres
por su único pecado: haber deseado por demás a su madre,
haber abrigado hacia su padre hostiles sentimientos.

Allí, en el santuario de Zeus, cuando el amor era una historia de los dioses,]
Olimpia se alzaba serena y misteriosa entre todas las ciudades,
y los pies de los atletas se llagaban sobre sus calles, dejando
en el empedrado pedazos de su piel.]

La primera prueba fue la carrera, porque correr corremos todos
hacia la muerte, esa dama insomne que nos espera con los brazos abiertos],
porque huir, huimos solamente de nosotros mismos,

Después el lanzamiento de disco y jabalina, quizás
porque Apolo enamoró a Jacinto, el niño más hermoso de la tierra,]
y cuando se cansó -los dioses son crueles en sus caprichos-,
le lanzo un disco que cayó entre sus ojos y segó esa ortiga dorada
que crecía hasta entonces imparable: la vida del muchacho.

Y las luchas cuerpo a cuerpo, porque el hombre también tiene sus tendencias]
a acortar la distancia entre sus manos y la garganta del rival,
y así al menos, en un juego, con límites, abandonará
en el ring a su bestia, y esa noche]
amará a su mujer o escribirá un poema, el odio exorcizado
después de la batalla.]

Se llamaba Pancracia este tipo de lucha, porque cuando dos hombres se pelean,]
suele haber una hermosa mujer luciendo su belleza en sus pupilas.
Y el salto de longitud, porque la vida es eso: saltar obstáculos,
desde un charco en el suelo hasta la muerte,
que cada día nos asalta y esquivamos.]

Y esta Olimpia donde los hombres competían por ganarse a si mismos y a sus]
fantasmas, como una mujer enorme, con sus senos pletóricos,
detenía la guerra, ya no era necesario competir por las tierras, porque se competía]
por ella, para ofrecer a Olimpia , la mujer que cambió cuatro veces su nombre, ]
madre del gran Alejandro Magno, conquistador de Persia, su victoria.

Y el soldado Filípides, que recorrió cuatrocientos años antes de que tú nacieras]
un gran trecho, con el tesoro de su último mensaje sobre la batalla de Maratón,
y el hombre que tiene por costumbre convertir en juego o en mito sus hazañas
para inmortalizarlas, incluyó el maratón entre sus pruebas.

Y hoy Madrid será la sede del Olimpo, se cubrirá de Joyas, y
hermosa cómo es, dejará que Zeus sea esta vez su patrón, desplazado a Neptuno,]
se entregará a los atletas prodigiosos y a los turistas
ansiosos de su sol y de su cielo luminoso, porque esta vez,
aunque no sepamos lo que es eso, todos tendremos corazón,
al menos el instante preciso de alumbrar esa corazonada,
de poner en el pecho nuestra mano, como nos enseñó Doménikos Theotokópoulos,]
griego maravilloso – y otra vez Grecia entrará en nosotros- ,
y con la mano allí, gritaremos: Madrid, mujer hermosa, te entregamos al Mundo,]
para que tú también albergues en tu vientre las huellas de tu olímpica proeza.]

Alejandra Menassa de Lucia
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Cuadro: El abrazo del tiempo. Miguel Menassa

TENGO UNA CORAZONADA

No es fácil encontrarse con un poema.
Las horas pasan rápidamente,
se acerca el final y aún ese vacío.
Testigo de la vida, corazón de las cosas,
te busco, te espero y nunca sé cuándo llegas.

La vida no es fácil si se quiere sentir,
planes o agendas no sirven para tu pulso constante.
Todo escapa a mi control
y tú, pausado, lates en otras vidas, en otras palabras
y te resistes a llegar a mí.

Corro despavorida por la habitación, por el mundo,
desesperada y a los gritos, pregunto a todos
dónde puedo hallarte, dónde se produce la ansiada cita.
Silencio es lo único que encuentro, silencio y bibliotecas
repletas de libros que te contienen.

¿Imbuirme en ellos sin esperar nada?
¿Encontrarte en otros sin sentir envidia?
¿Cómo poesía, vivir esperándote, sin desesperar?

Abrí, sí, miles de libros,
quise agarrarte para mí, para siempre.
Nada pude. Sólo aumentar mi deseo,
latir contigo, aún sin tenerte,
vivir otras vidas a través de las letras.


Helena Trujillo Luque
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Cuadro: Recelos. Miguel Menassa

TENGO UNA CORAZONADA

Tuviste la amabilidad de olvidar
aquella tarde donde se eclipsó nuestro adiós.
Semejantes infortunios dicen de heridas
que no cicatrizan ante la mirada.
Un invierno, sumó desdichas,
incrédulos amaneceres me hicieron despertar de la lejanía.
Fuerzas de extremos, tiraban de mi contradictoriamente,
mientras tu bailabas al ritmo de versos frenéticos.

De azul estaban hechos tus ojos y no había manera
de tener tu último verso, porque suspirabas
inmersa en túnicas de lejanos capiteles.

Sin saber de ti mi propia cercanía,
tuve una corazonada cuando el verde ceniza
se metió en mis ojos.
Me creyeron ciego y durante dos siglos solo pude ver tu voz.
Sentí aquel brioso doncel de manos invitándome
al destierro de mis dudas,
al preámbulo de un nuevo acontecer.
Y sellado el silencio, comenzamos sin rencor.

Esta vez nos sorprendió nuestra Olimpiada.


Miguel Martínez Fondón
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Cuadro: Amores de invierno. Miguel Menassa


TENEMOS UNA CORAZONADA

“A los deportistas les aconsejo apartarse de mi camino,
soy para ellos una luz mala”
Salto mortal, -Segundo Manifiesto-. Miguel Oscar Menassa

¡Oh! Madrid…
¿Qué quieren hacer de ti?
Tú, la valiente que hizo frente tantas veces al invasor
que se sublevó con las manos desnudas contra los Bonaparte
que resistió varios inviernos al cerco de la barbarie.

Madrid malherida y resucitada
Madrid, corazón palpitante
tú que acogiste cálidamente,
como una madre, al Poeta en su exilio.

¿Qué quieren hacer de ti, Madrid?
¿Qué mascarada?
¿Qué carnaval?
Lo que necesitamos son atletas de la palabra
respiraciones invadidas por la poesía
pulsos enfebrecidos por las letras
músculos tensados por los versos.
Que los dioses del Olimpo me perdonen.
Que los dioses del estadio me perdonen.
Que se dopen con palabras, versos, poemas.
Que lleven la antorcha sagrada de la letra de país en país
de ciudad en ciudad.
Que no se salve ni Dios del fuego sagrado.
Hagan con el oro de sus medallas
montañas de libros
millones de páginas
que vuelen por los aires
y recorran la tierra.
Que ningún hombre
quede privado, para los combates de la vida,
de su coraza de palabras
de su espada de versos vertiginosos.
Adiós Chicago…
Adiós Río de Janeiro…
Adiós Estambul…
Madrid es capital universal.
Capital universal de la Poesía
porque cobijó en su regazo
al poeta malherido.
Lo dejó hilvanar,
a la sombra fértil de su pecho,
sus más bellos versos.
Lo dejó crecer vertiginosamente
en la crueldad de su silencio
y él la declaró para siempre su patria.

Ya no se silencia a los poetas, señores.
Ya no se mata a los poetas.
Los poetas son los atletas del porvenir
porque por sus venas corre la sangre del pueblo
porque son el pueblo
porque cada hombre
aunque lo ignore todavía
es un poeta…

Claire Deloupy
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Cuadro: Más allá de la tierra. Manuel Menassa


JUEGOS OLÍMPICOS

La ciudad engalana las calles
desde los hoteles de los comisionados
hasta los estadios donde el atleta compite,
no verás adoquines relucientes en los suburbios
ni pasos de cebra repintados de blanco virginal.

Las manos sucias se estrechan
entre Armani y Loewe,
se firman acuerdos con sudor de tantos,
una boca fiera ataca el bocado arrebatado a otra boca.
Dinero fresco y trabajo temporal, ¡viva la modernidad!

He sentido otras veces
el odio que produce la digestión de la saliva.
Qué mejor atleta que el que realiza piruetas
para llevarse a la boca un mendrugo de pan.

Atletas existen de todo tipo,
prefiero yo cantar al hambriento.

Manuel Menassa

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