sábado, 23 de mayo de 2009

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 23-05-09


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 17- 23/05/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa




Cuadro: El futuro me llama. Miguel Menassa.

RESPETANDO EL SEMÁFORO, SE ME OCURRE

Hay obstáculos en todos los caminos largos.
El tiempo es una cosa escondida bajo la lluvia.
La cólera encandila a los caídos que buscan afecto.
La mano contraria se precipita y vuelca
La dulce espera es un extraño amante que nunca llega.
La convivencia es algo olvidado por los genios
Las pasiones volvieron al hombre huérfano
Todos los árboles caminan a mi alrededor, van conmigo.
Mi padre era un señor y lo sigue siendo, no ha muerto.
Mi madre es una reina que no se mueve nunca de su trono.
No haré todo lo que me falta, porque anhelo que me siga faltando]
Oscuros son los blancos sentimientos de las personas buenas.
Amanece también la noche y soy feliz en las rutas, vuelvo a casa.]
Pronto llegaré y sin embargo cualquier hombre o mujer
podrían desviarme ahora mismo]
Esta memoria insiste en ser la mejor y yo no la reconozco
Todos mis premios, los he guardado en el fondo del océano
Repetir hasta el cansancio aquella hermosa canción
que nunca escuché contigo]
Imitar a los pájaros, andar volando por el cielo
como si fuera un motor perfecto.]
Volver a verte siempre, siempre, siempre.
Parar y comprar alguna tontería para interrumpir
este tiempo interrumpido]
Aguardo la luz verde, continúo
Mi voz no podrá volver, vive en el campo entre los pastos altos.]
Mi vida es toda hoy y sin embargo el pasado me condena.]
Ninguna condena es tonta, es una insignia más del poder.
Alguien se parece a mí, quiere estar conmigo
y yo no se como encontrarlo, ni donde, ni cuando.]
Hay días donde un instante me hace tan feliz, que gozo y esta saciedad moja mi boca con agua fresca, este elixir, transparencias.]
Que voy por un camino que es y no es el indicado.
Frente a la falta de respuestas, el aire que golpea fuerte en mi rostro, llega a vencer cualquier obstáculo.]
Recuerdo las chispas de algún fuego que nunca prendí.
La niebla hace peligrosa toda distancia.
La muerte no canta canciones de amor.
Los amigos, los amores, y los poetas nunca mueren.
Hay cosas que no tienen ninguna patente y sin embargo existen.]
Un escritor es un reloj que adelanta
La muerte de un poeta me hace temblar
Las lágrimas ya no existen para mí
Todo lo que he hecho fue sensacional, aunque….
La vida me gusta vivirla así, inventando siempre.

Lucía Serrano
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Cuadro: El primer día de primavera. Miguel Menassa.


RESPETANDO LOS SEMÁFOROS

Calles bien trazadas, señales claras.
Mira donde pisas, observa los signos
de adelantamiento o detención.
La ciudad florece entre estas máquinas
de la circulación.
Obedezco las marcas
Respeto los colores
y camino a mi aire
siempre
respetando los semáforos.
Doy más vueltas
y sin embargo
no olvido los semáforos.
Instalados en las aceras,
instalados en mi corazón
y en mi mente.

María Chévez
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Cuadro: El bosque invertido. Miguel Menassa


ESPERANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ…

Hoy me quedé mirando, como suspendida
el sol redondo y ardiente del semáforo.
Este rojo pasión, carmesí de humanos líquidos,
bermellón de fuerza subterránea,
coral y fuego, exudación de decapitaciones,
efluvio de las guerras, telúrico granate
de los trabajadores en las galeras de hoy
que son las fábricas clandestinas, los suburbios.
Cinabrio enamorado, labios de rubí sangrante,
rojo telúrico sobre el mapa de mi piel extendida.

Este color insomne del que se tiñen las revoluciones,
elixir que el corazón arroja con pujante vehemencia;
humano lazo a desgarrar por la palabra,
sanguínea complicación, acertijo y enigma de humanos anhelos,
cuando te hierve el rojo,
rojo y gualda de patrióticas banderas,
cuando el pie se adelanta y el disco lo detiene,
porque ahí ya no es sangre, ni labios, ni rubíes, ni bandera,
es un detente Universal, unívoca señal,
por la que cae mi fantasía en rojo,
y la realidad me llama, y me despierta:
y un verde despojado de maleza y esperanza,
me invita a pasar al otro lado del mundo.

Alejandra Menassa

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Cuadro: Amor a corazón abierto. Miguel Menassa.

RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ…

Rojo. Piso suavemente el freno y el automóvil se detiene,
obediente, ante su amo.
Tengo el aire acondicionado a tope,
el calor, afuera, es sofocante,
pero esa brisa artificial me asfixia.
Abro la ventanilla para contaminarme de exterior.
La música sigue sonando, hace rato que no la escucho,
escapé en mis pensamientos a otra parte.
Hace días que me asalta una idea.
Podría aquí y ahora,
frente a este semáforo en rojo,
comenzar por fin.

No tengo ni papel ni lápiz ni ese impulso necesario,
sólo ideas que me martillean y me hacen sentir vacía.
Querer y no hacer.
Impotencia que se traduce en estupidez.
¿Acaso espero tener todo el tiempo del mundo?
¿Acaso una idea emocionante?
La idea ya está, escribir mi primer libro.

El semáforo se pone en verde,
el aire caliente resulta como una bofetada
y el coche que va detrás toca su claxon
despertándome de esta ensoñación sin salida.
Piso el acelerador y el coche arranca,
responde a mi pedido,
quiero ser como él.
Pisar y acelerar.
Pisar y frenar.
Decir y hacer.


Helena Trujillo Luque

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Cuadro: Explosión azul. Carlos Fernández

RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ…

Respetando el semáforo, como un árbol
en cuyas hojas el desierto, la alta marea y la selva
son los colores de la ciudad,
se me ocurrió,
endulzar la espera con un caramelo de café.

Conducir acompañado con palabras y música
amortiguan el peligro de las noticias que
incitan tomar atajos de frente para ser una cifra
del cementerio, el hospital o la cárcel.

Respetando la distancia de llegar lejos,
percuten mis dedos sobre el cuero del manillar
todas las edades del hombre posibles de cumplir.

Casi nunca fui daltónico y el ámbar reconozco
en tu mirada como el azucarado beso del recuerdo.

A veces me sucede que tu sonrisa me entontece, lo sé,
por que me despierta el claxon vecino y, entonces
un verde intenso es el semáforo del deseo, y
tus piernas desnudas acaricio, dirección al infinito.

Carlos Fernández

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Cuadro: Huella feroz. Miguel Menassa.


RESPETANDO EL SEMÁFORO, SE ME OCURRIÓ...

Hay días que un gesto sencillo, intranscendente,
desdibuja el perfil de las figuras,
que escapan de los cuerpos y adquieren
el porte de unos pasos seguros.

Al borde mismo del asfalto, me detengo.
Un círculo incandescente,
rojo como la sangre que ordena mis células
y alimenta mis músculos sedientos
me salva del abismo


Pilar Rojas

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Cuadro: Pájaro de luz. Miguel Menassa.

RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ...

El asfalto quejumbroso sofoca tus últimos pasos.
Frente al semáforo en rojo, la primavera se estampa.
De crepúsculo otoñal están rodeadas las piedras,
tu andar desdice que fuiste infiel, con saludos,
gestos paganos, versos enmarcados
y oro de ti, pudiente mano,
que se acerca como brisa de noche
oculta entre visillos, de florecientes alas.
Los márgenes de mi cuerpo, se doblan.
Entre agua luces, rendija donde el sol
evapora tu sudor juvenil,
de horas desviadas al comercio de tu cuerpo,
en los senderos de mis manos, siempre quietas,
esperando cada gota de limón, enajenado,
siempre invicto de cólera.
Tu y yo, ocultémonos, no hay favor del mundo,
ni nota musical para este amor mínimo.
Me dejo naufragar, despiadado y cruel
Sobre la orilla quieta, desnuda y muda.
Tumbada al sol, con espacios de tiempo,
siempre consigues el color
de amadas palabra cuando callas.

Miguel Martínez

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Cuadro: Efímeras sensaciones. Carmen Salamanca.


RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ…

Respetando el semáforo, se me ocurrió
detenerme en la fiereza molecular
de aquel ojo, encarnado en el asfalto.

Caían tiempos definidos
por el obtuso retroceso de la nada
entre insípidos recuerdos
y resquicios de ausencia bajo la nuca.

Una multitud de pequeños seres
transitaba, con frenesí, lo cotidiano
en un denso peregrinar
sobre huecas efemérides,
lánguidas expectativas
de un futuro imprevisible.
Ebrios de sensaciones inoculadas,
definían especulares rencillas
sostenidas tras los cristales
de fuertes retrocesos invisibles.

A través de las cortinas,
noctámbulos imprevistos resolvían,
entre escaramuzas, breves insignias de valor,
encubierto en el terraplén de la vida.
Detrás de los escaparates,
imágenes inauditas latían como espejismos,
recorriendo dobleces del alma
por el costado indeleble del deseo.

Un viento de inusual entereza
resolvía enigmas persuasivos
entre las hélices de mi corazón.

Al trasluz de tiernas esperanzas,
siempre hacia delante, me vi
rezando, entre dientes, a la diosa fortuna
antes de caer, una vez más,
en la implacable alternancia de su mirada:
ahora verde y, después, vuelta a empezar.

Carmen Salamanca
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Cuadro: Giro de luz. Miguel Menassa.


RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ…

Mirar desde el ángulo de tus ojos
el abismo del viento pasajero
y sus dedos ávidos
hilando el destino consumado.

Emerge el trazo de la espera
sobre el asfalto mojado,
se muere la indiferencia y el aburrimiento.
Observo a la derecha y a la izquierda.
Cientos de rostros buscan el cielo.
Una voz le dice a mi oído
y otros labios le hablan en sueños
del adiós que es un vuelo,
preludio de letanía nocturna y sutil
que ni a mi boca le consuela.

Amo el ritmo sideral de cada paso,
la huella brotando al compás de un verso
y el trapecio encaminado de tu voz
cuando resuena el latido del silencio.

Mónica López Bordón

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Cuadro: Distancias. Miguel Menassa.

RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ…

Que en el espacio abierto de la niebla,
en el crepúsculo sobresaltado del sueño,
la tierra es la materia que recorre mi piel
y escapa entre mis manos.

Tierra que conforma aquellas colinas
que forjaron mi cuerpo,
materia que produce el pan de mi victoria
y el vino de mi canto.

Espuma combatiente de costas pobladas
de acantilados inasibles,
sobresaltos del corazón,
salvando los recodos de esas olas angostas
que golpean las espaldas.

Vivo en esa tierra que me produce,
en la sombra que me determina,
en esa totalidad abrasadora,
pluma estrellada, cóncava identidad,
curvatura del silencio,
rectitud del quebranto,
donde la luz,
es el cántico de la palabra.

Vicente Prada Gómez
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Cuadro: El amante japonés. Olga de Lucia

RESPETANDO EL SEMÁFORO

¡Detente! Refulgió la esfera roja, denunciando el pacto común que organiza]
el pulso de la multitud , el vertiginoso ritmo de la poblada ciudad.
¡Detente! Se clavaron en la acera mis zapatos y una alerta de sonidos
daba luz a los ojos extraviados de los ciegos.
Como la vida misma, entre el principio y el fin, antes de llegar a la otra orilla]
un devenir de direcciones contrarias fluyen vertiginosamente, surcando
níveas rayas horizontales que antes fueron camino de anónimos transeúntes.]
La atención se agudiza desconfiando de posibles asesinos, disfrazados de conductores,]
que arremeten sin piedad, como si los que cruzan confiados
fueran un blanco más en la trayectoria de su odio.
O bien un niño corre tras su balón ofreciéndose al arrollador giro de las ruedas]
imposibilitadas de detener su frenética marcha hacia la nada.
En esta obligada detención que escancia pensamientos, me entretengo en observar]
los rostros de los que como yo, esperan la tan ansiada reaparición del sol,]
preludio del verde que reiniciará la marcha. Como la vida misma.
Los hay de diferentes razas, de caras preocupadas, sonrientes, enamoradas,]
quienes cruzan con tres apoyos, quien se deja guiar por el sonido
y quien cruza en rojo, sorteando entre los coches
la vida que arriesga, como si le perteneciera.
El verde por fin reluce ante mis ojos expectantes.
Vía libre, me dice, y sin embargo controlo los flujos, por si acaso,
algún asesino disfrazado de conductor, quiera arrebatarme la vida.

Olga de Lucia
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Cuadro: Arcoiris. Magdalena Salamanca.

RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ

Hoy me preguntaste por las sacudidas de la vida:
¿Son todos los días así?
¿hondas y profundas ambiciones nos condenan?
o ¿son los labios del mundo, el mañana?

No supe qué decir,
cuando tu miranda se colma de inquietud,
te siento tan ausente…

Te imagino, mientras me hablas,
acercándote desde el horizonte,
montado sobre un caballo azabache
precediendo legiones de hábiles guerreros,
hambrientos de respuestas, que enfundan en sus manos,
perversas interrogantes de curiosidad casi infantil.

Yo, protegida por el asombro de mis alucinaciones,
prosigo la conversación con la sonrisa clavada en tus ojos,
y veo en ellos, centelleantes aspiraciones,
rocambolescas experiencias dilatadas por atléticas pasiones.


Magdalena Salamanca

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Cuadro: El bien y el mal. Miguel Menassa.


RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ

“Donde había dispersión , hay soldadura”
Henri Michaux
Respetando el semáforo se me ocurrió:

Que mejor vivo que muerto.
Que siempre se está esperando algo.
Que el dolor en la vida sobra.
Que mi vecino es a menudo mi lejano.
Que la familia ata y nunca desata.
Que comer es importante pero no tanto.
Que la poesía, un buen día, puede invadir tu vida.
Que no se paga pegando y a veces ni pagando.
Que labrar, sembrar y cosechar son tareas humanas.
Que guerra siempre habrá.
Que le agradezco al sol salir casi cada día.
Que en Dios dejé de creer por filicidio.
Que el verso me subyuga y me arrastra.
Que haga lo que haga moriré un día.
Qué mejor vivir viviendo.
Que un día la vida seguirá sin mí.
Que la alegría del verso
No es a nada parecido.

Así que tranquila crucé la calle
A paso lento.


Claire Deloupy

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Cuadro: Rostro negro. Fabián Menassa

ESPERANDO EL SEMÁFORO PENSÉ…

Homenaje a Almafuerte

Si en vez de las huidizas cebras,
Trazos del negro sobre el liso,
Irguieran férreos barrotes sobre el piso
En esta dócil trampa para ingenuos.

No habrían de rodar menos cabezas
En el camino henchido de asperezas
Sin emociones ya, sin diligencia
Partiendo, flor marchita a otras tierras.

Cual fuente de sangre almidonada y blanca,
No como una vulgar farsa denunciada
Si no, ardid austero de pasar ligero
Espera homicida el conductor mugriento.

Seas el que tú seas, ya lo sabes
A cruzar con cuidado por la calle.

Fabián Menassa

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Cuadro: Leyendo a García Lorca. Miguel Menassa.

RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ

Me deslizo por las alcantarillas de tu voz
hasta la curva izquierda de tu nombre.

Encuentro aristas, detritus en descomposición
y alguna que otra víscera que, más que sangrar,
baña de sentimientos el océano de mi alma.

Un nombre atravesado
se clava en mi esqueleto.

Subo la barandilla y giro en redondo
hasta el bulevar acallado a estas horas
donde la lluvia rompe los espejos.

Plasmo en el cristal voces futuras.

Cierro el cuaderno.
Las hojas amarillas sonríen a mis ojos
cuando contemplo la belleza de su rostro adormecido.

La muerte espera, el odio se desploma,
la salvaje inquietud es una tenue ladera que se extiende
kilómetros y kilómetros y llega ya la paz, la duradera,
la que viene un momento, saluda, se despereza y
dice hasta la próxima, ya nos veremos más adelante, quizás.

Respetando el semáforo se me ocurrió:
que mientras espero que la esperanza vuelva,
que los atardeceres iluminen mis pasos,
ocurren ocurrencias que hay que dejar
al otro lado de la acera y no mirar atrás.

Cruz González Cardeñosa

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Cuadro: Lazos de viento. Amelia Díez.


RESPETANDO EL SEMÁFORO SE ME OCURRIÓ


Respetando el semáforo se me ocurrió
respetar en general mi vida y la de los demás.
Principios generales básicos,
sosteniendo y sostenidos en do mayor
y re menor mientras un sol bemol
acaricia mis palabras cuando la noche arde.
Cuando el mundo no comprende mi agonía
y este amor que me devora es superficie
y las lágrimas de fuego lento eran un duelo
futuro y maldecido, ausente de mí y de mi llanto.
No respetando el semáforo se me ocurrió
raudo como la lejanía cuando te acercas
como la noche cuando agonizo
como infierno y tierra conmovidos
por el fervor de las palabras.
Respetando y no respetando
existe el semáforo como borde
abriendo de par en par el infinito
sueños de estrellas sin fulgor,
sueños de manos amantes del dinero,
sin más ley ni más orden que su mísera
pasión paupérrima, escondida
en el regazo de ningún siglo,
fúnebre y cálida, bajo la curva del dolor
fatídica y trágica, naciendo una vez más.

Amelia Díez Cuesta

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Cuadro: Clamores de olvido suenan. Manuel Menassa




ESPERANDO EL SEMÁFORO PIENSO…

Esperando el semáforo
pienso en este corazón nacido en el mar,
en la soledad de una calle con semáforo
donde las miradas de la gente al pasar
recuerdan la huida del agua a la ciudad,
la presencia del asfalto
y el desamparo de encontrar sólo
edificios gigantescos y calles.


Pienso atarme el cordón del zapato,
no hay tiempo,
se terminó la espera.
La bocina de un coche
sugiere que toda despedida
es un encuentro con la muerte.

Manuel Menassa

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