GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA
(Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 111, 04-05-2013
NÚMERO 111, 04-05-2013
Semana
a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo
realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la
Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
Dibujos: Miguel Oscar Menassa
MI SEXO Y YO
La vida me entraba por los ojos,
recovecos en pieles ajenas.
Enlazado a su cintura distante
me envolvían redes,
musculosos nudos,
piernas en arquitecturas
de ramales brazos
y rostros
cubiertos de cabellos
de mujer en el viento.
Desde la comba de sus vientres
a orillas de amores secretos,
en altas claraboyas
buscaba equilibrios
para sumergirme en afluentes
de anatómicas conjugaciones,
instantes que me acompañan
aún después del olvido.
Cada mirada
tiene un nombre
que comienza
con una vocal amable.
Verbo persuasivo
que habita cálidas vestiduras,
llena el aire de perfumes,
movimientos
como silencios apasionados,
volando bajo,
cerca de mi cuerpo.
Jaime Kozak
MI SEXO Y YO
La poesía llama a
la puerta de mis
sueños.
Tiene
un mensaje
para mí.
Voz inaudible
que hago
canción,
poema o
cuadro.
En el baile
me pasa otra cosa:
es fruto del amor
contra todo;
hacia
nosotros.
Dicen que el interior
de afuera,
es social.
A mí me parece
mío.
Si pienso
con el dinero
que tengo en
el bolsillo,
no llegaré
muy lejos.
Así que
pensaré con
todo mi dinero.
Con todas mis producciones.
¿Y si abolimos la
matemática?
Es más caro
que el ideal
del mundo.
La mejor publicidad
es el après coup
si la suma de la palabra
se dispone
por pura diversión.
Una combinación
impresa en la ruptura
de las tuercas,
un giro inoportuno
en la máquina viviente,
¿No has probado a escribir
mientras ves la tele?
Es un ejercicio divino
el de los pensamientos
que surgen a raíz del drama.
Son vencidos por el poder
del viento
que pasa
y no deja huella.
El viento que
si atrapas
nunca olvidarás.
Rescátalo, ánimo, anímate.
No deja huella indeleble.
La palabra te transforma
no de rumbo imprevisto,
incierto
nacimiento.
No de arquitectura,
variación
de narraciones airosas
que dan pistas
de su padecimiento.
Qué insolencia
la del pasado que cojea
en la culpa del pecado
impreso en los mortales.
El pecado
de la moral
la religión.
El error que no se puede
rectificar
para la ciencia.
Te excomulgan si eres
científico
y no corriges el error.
¿Sabes pegar fuerte?
Eso me dijeron.
Yo, escribo.
Como un caballo,
mi método
de hacer dinero
corre
buscando un después,
y ahora esto
que manejo
me maneja.
Mi sexo,
poderoso albañil
de la concordia,
radica,
levita
y estalla
en mil fragmentos
en mil constelaciones
de fragmentos.
Jugando
con la perfección.
Acompañadme,
quiero saber
a dónde van.
Escucho, nada más
y eso pelea
contra pelea
en lo que digo
(que me arresten
en esta libélula
llamada nunca
que murió
por nada).
Organización sindical
que mejor que vuelva.
Ahora yo soy tú,
¿quién es quién
en el juego del amor?
Campeón de mi corazón
soy el exceso de la fuerza
para la cabeza
revoloteante
de la protección.
Seguridad, vértigo
del mundo que la
esfera
resuelve en su fórmula
de aullidos.
Silbido que el viento
adelanta en sus manos.
La verdad, prefiero
la lucha.
Contra el pasado
mejor, la lejanía
del paraíso.
Hormigas silenciosas
laboriosamente espléndidas,
esplendorosas,
entre anaqueles
enamorados.
Un tiempo verbal inabarcable
un nuevo tiempo verbal
(número intemporal).
No quiero que me despedacen
Y fuimos calmando
el terror de la libertad
sobrecogiendo la caída
de las bocinas,
los cláxones enamorados
que multiplican los sentidos.
Verbos inacabados,
oxímoron de delicadeza,
neologismo infringiendo (por
doquier)
cualquier ley.
Mentalismo inadvertido
soliloquiando
en armas ennegrecidas
por las apariencias de
las malversaciones.
Tenemos un problema
y me ocupa.
Un trato pelea contra
las virtudes
que trabajan.
¡Golondrina inquieta
que ennegreces
la distancia
con la disonancia
del abismo!
El alma
planetaria
es sorprendida
mintiendo.
El pecado original
golpea a la vida
golpea al horizonte
a galope
de nuestros ideales.
Entre cálidos perfumes
las imágenes
de la lágrima perdida.
Adelantar la lágrima
es el único porvenir.
Adelantarse
al porvenir,
la ruta de la
carrera.
Y si un ojo puede
más que el otro
no importa,
el mecanismo es
el mismo en
cualquier caso.
Un galope cibernético
que se traslada
al abrir y cerrar
de página.
A la página donde
escribo
cuando escribo.
También en una pintura,
un baile,
la vida.
Trato hecho
con el sello
de la fuerza
del ego.
Dando de más.
hasta que se abran los vientres
y haya sido el tiempo.
Virginia Valdominos
MI SEXO Y YO
Siguen buscando la primavera en la
hojarasca del temblor,
buscan la novela prendida en la
sombra de la melodía
como aquel botón negro en la solapa
del ayer.
Se burlan del ramaje fluvial de los
ancianos besos.
Juega con los tacones un tres por
dos al desfile de los rengos
palma contra palma en la calle
mayor si se trata de bailar,
así levitan mi sexo y yo, el
orgullo de espaldas,
mirando de frente
el balcón de los ruiseñores donde
brotan geranios de ¡gracias!.
Expertos en el combate permanente
del amor, mi sexo y yo,
sueñan en camas mutiladas,
saltan barandales del primor y
comprando flores salvajes de color limón
buscan el cuerpo del milagro a su
medida,
guitarra que abraza el gitano como
la lumbre mintiendo a la luna.
Mi sexo y yo siguen estudiando:
tauromaquia, musicología y danza clásica
Porque nunca se sabe si van o
vuelven
los tiempos del renacimiento y la
alta aristocracia o
la jota de mi pueblo en el casino
donde recuerdan nuestro viento de banderas.
Carlos Fernández
MI SEXO Y YO
Desciendo por la vertical del vuelo
Por la amplia calle dividida,
Las extensas llanuras del poema
Palomas inolvidables como
acordeones astrales
Pájaros saltimbanquis en el oscuro
lienzo de la vida
Escarpado y gozoso tránsito
Mi sexo, mi hombre, mi mujer
Candelabro universal
De silencio submarino
Transversal y delicado
Como el tiempo oculto de las flores
endecasílabas
Tejiendo y destejiendo amapolas
libres
En la cabalgadura del tiempo
En el borde equinoccial de un
prematuro corazón
De
niebla
Pergamino ataviado de brocados y
desnudos labios
Hay paisajes y belleza en ti por
descubrir.
Paola Duchên
MI
SEXO Y YO
Arrodillada,
frente a enigmáticos pigmentos,
moja
la lluvia el ave de ligera vestidura
que
corona el árbol donde nace el hombre.
Cruje
la madera sobre el vértigo,
sopla
la boca de fuego en la oquedad
perfumada
de cabellos
rodando
en desenfreno libador.
Ondas
de candentes perfiles
incendian
la membrana del légamo
destilando
ámbares de papel.
Frágil
percusión, la voz eriza con su manto
la
carne hambrienta de espera.
Láctea
degustación, acaricia la sangre
la
arena de vidrio de tus nalgas.
Fibras
pulsando al alba soledades,
impregnan
el corazón que vuela al despertar,
marea
de sueños, cabalga, espuma azabache
en
el hondo clamor del tiempo.
Helena
Trujillo
MI SEXO Y YO
Llena de esperanza el camino se hace abrupto
las flores más hermosas, tenues
el vuelo espléndido sobre el mundo, bajo
mas no en la tierra.
Llena de esperanza la fantasía es una bella mujer inexistente, completa,
pequeña abeja de primavera que muere defendiéndose
por lo que nunca fue, por lo que nunca conseguirá,
cuchillos y horror de quietud y silencio,
poderoso artilugio desvencijado que se desliza como almeja muerta
sobre los colores de una bandera sombría de tanta libertad,
la que nos fue ofrecida por el siglo para acallar nuestras bocas.
Desde aquí me proclamo lo que nunca podré completamente,
desde aquí, fresca cueva de atardecer en que yace el alma de los dioses,
de los versos y el color, sobre ecuaciones y fórmulas
que brindan mis sueños a la fiel luz del sol en cada palabra,
mi sexo es vuestro canto que se hace carne en mí,
todas las miradas,
y mi yo, un desahuciado ahora por mi voz.
Susana Lorente
Llena de esperanza el camino se hace abrupto
las flores más hermosas, tenues
el vuelo espléndido sobre el mundo, bajo
mas no en la tierra.
Llena de esperanza la fantasía es una bella mujer inexistente, completa,
pequeña abeja de primavera que muere defendiéndose
por lo que nunca fue, por lo que nunca conseguirá,
cuchillos y horror de quietud y silencio,
poderoso artilugio desvencijado que se desliza como almeja muerta
sobre los colores de una bandera sombría de tanta libertad,
la que nos fue ofrecida por el siglo para acallar nuestras bocas.
Desde aquí me proclamo lo que nunca podré completamente,
desde aquí, fresca cueva de atardecer en que yace el alma de los dioses,
de los versos y el color, sobre ecuaciones y fórmulas
que brindan mis sueños a la fiel luz del sol en cada palabra,
mi sexo es vuestro canto que se hace carne en mí,
todas las miradas,
y mi yo, un desahuciado ahora por mi voz.
Susana Lorente
EL SEXO Y YO
De niña, su presencia apenas intuida
ya marcaba mis pasos,
reflejando
el eco de un futuro en femenino.
Fantasmas y huecos a medio hacer
atrajeron mi atención, llenaron
de verde mi mirada huidiza.
Después, algo inexplicable intervino
y la vida se llenó de curvas,
subidas y bajadas que no entendía.
Un día, él tocó una tecla oculta
que me hizo volar más allá de lo conocido,
hacia el cielo, y conocí el rostro de dios.
Nada volvió a ser igual, mi cuerpo
resurgía cada vez y su mirada
era el límite de toda verdad.
Desde entonces, mi piel reclama
sus argucias, ese estremecimiento
simultáneo entre el sexo y yo.
Carmen Salamanca
MI SEXO Y YO
Me
gusta, este dintel de espina
con el
que juegas a saber
y que
te cae
como
las burbujas que envuelven su propio maleficio
como la
sencilla caída
que
tiene forma de alma
y se
inmiscuye en los secretos de las palabras.
Es
fabuloso, cuando lo ves, ir y venir
sin
sentido precoz
la
cabeza remueve su dicha :
Ha
nacido en la palabra
Amamos
las esferas
y más
allá también amamos
Mi sexo
y yo, no vamos a ninguna parte
porque
estamos hechos de tantas partes
que nos
perderíamos.
Hemos
acordado
y eso
en total intimidad,
que no
buscaríamos
frente
a la serenidad
ninguna
palabra que
sepa
voltearse en los sentidos.
Hemos
firmado,
en mi
cuerpo
una
señal que tema enderezarse
sobre
la oblicua conciencia.
la que
distancia
la
sangre de mi sexo.
Nos
están mirando, desde la orilla
con el
pulpo respirando desde un rebote
donde
se hinchan los levantamientos
Pierdo
lo perdido
así destella
la diferencia.
quítalo
es inofensivo,
aunque
abuse de mi
quien
quiere que salte
para
nunca encontrar
quien
quiere que seamos varios
por lo
menos nosotros dos
y no
aseguro la ausencia de ventrílocuos
no soy
como ese pájaro que quiere aprender a volar
y
construye cerrando puertas
inmovilizando
un latido sobre cinco.
Nosotros,
mi sexo y yo,
Tanto
tiempo en mi
hablando
sin cesar
se
revuelca con los movimientos
de los
astros y de los menos astros
de los
que cerca tantean su nostalgia.
La
semana pasada se escapo unas horas
para
ver como se contemplan
las
cuentas de los bancos
¿Desde
que reflejo cóncavo
miramos
apagarse el destello ?
¿Y la
medida de la voz
es un
vuelo ?
A mi me
da igual, que vuelva a irse
A
solas, soy infiel,
pero no
como podrían cascarse,
en la
multitud,
en los
escarabajos.
Son
asuntos que requieren de varias ideas esenciales.
varios
pilares
que no
tendrán derecho a tocar el cielo.
No se
toca.
El pan
se zambulle en la vida
y mi
sexo distingue el puñado del pasado,
la
mano, asfaltando, sobre ella, un perfume
que
repartirá asombrada los peligros.
Antaño
convivía sobre una piel
que
desvalijaba los fuelles del tiempo.
Ahora
sobre el terrible tobogán
vamos
manoseando las horas
y el
año nuevo puede estar a la vuelta de la esquina
Hemos
aprendido a desayunar
a lamer
los desechos que descuartizan
a ver
sobre el tejado
que
nadie nada alcance
que no
quede trasmutada la voz que me deslumbra
¿Pero
quien en mi está a su favor?
He
hablado con la física, la química, la astronomía.
Les
gusta mucho volar
pero de
las nubes no cuentan nada
si las
sacudo, ¿llorarán ?
si
pliego sus manos
¿terminarán
con los disturbios de los cuentos ?
Hay un
bosque que arde
y las
iglesias saludan la luz.
El
dolor es próximo
a
veces, no puede rebotar,
a veces
es una mirada que cae en mis brazos.
Así que
con el mar cercando mi cuelo
me dejo
abrazar por sus voces.
Hay un
canto sobre los cantos
una
balada sin dificultad
que
aprende la rutina del corazón
ese, es
mi sexo, desplomando su lugar.
Clémence
Loonis
EL SEXO Y YO
Mi sexo mi mujer,
huellas de besos, de huidas, de
palabras muertas,
de palabras desechas, diluidas,
como la luz muriendo en el ocaso.
No te conozco del todo
pero supe que el cielo está cuajado
de silenciosos huecos
y brisas invisibles como viento de
hojas,
rondan el mundo sin memoria
y siempre hay un amor dormido
frente a una juventud inacabada.
Descansan tibios rescoldos de fuegos
intactos que no olvidan
mientras la mano deja de buscar
para atenerse a un orden,
porque no encuentra objeto más que
un centro viviente,
un nombre suspendido sobre un
labio,
un latir de estrellas y un susurro
bordes que son encuentros mirando una
señal equivocada.
Te comprendí y no he muerto en el
silencio justo de un orgasmo,
en la lenta seda que se derrama en diminuto.
Lavaba mis pies en la fuente de
sirenas porque no tenía intención de
definirme, centellando en un destierro
enrojecido por momentos de pasión
donde gestos antiguos y soñados se desataban
a falta de una historia.
En ese paraíso de inconciencia
absolvía a mi amor y a mi inconstancia
de toda la avidez por ser de otra
manera
y huía frente a la implacable luz
de los descubrimientos de ser un
cuerpo inalcanzable,
insensible a la aprobación de
alguna caridad que lo trastorne,
y así imantado de luz fosforescente
golpeaba la roca
que duraba un instante y luego
sucumbía en la extraña ceremonia
donde dos nómades pasajeros
habitaban la deriva de los sexos,
en costas que se transformaban,
mientras mi cabellera se desplegaba
para el lujo
del desconocido príncipe del
paroxismo,
y todo olía a sal flotando en la
blancura de un relámpago.
Mi sexo mi mujer,
todos los lazos tenían la tibieza
del flagelo
donde una cosa no era igual a
ninguna cosa
y cualquier acto se abría en una
lengua de presagios,
mientras un nuevo astro vacío de
futuro
pedía extinguirse en una jaula de
demencia
que no pudo instalarse en ningún
lado,
ni siquiera en mi lecho donde un
juego nupcial decepcionado
se puso al lado de la muerte, sólo
un poco,
en un desvanecimiento temporario,
que despertó ante el fracaso de un
encuentro sin socorro
y la boca pidió un lugar
extravagante donde el alma se aferre
como una mujer desnuda a la humedad
del sexo
que trota al lado mío insaciable,
sin alcanzar jamás el corazón del
sol ametrallado de espejismos.
Norma Menassa
"Mi Sexo y Yo"
Alguien muerde una flor de madrugada y dispara plenitudes
ignotas,
despierta una guitarra que soñaba con dos cuerdas de más
para lograr la melodía escandalosa de mi sexo-pentagrama, en
un atril.
La brisa, desde el borde de Manhattan, viene robándole
suspiros a las lilas
para hacer una notación musical, que defina el acorde
necesario
entre estrella y
estrella, y el cuásar inmolado más acá
del amor.
Entonces, cada miembro es un milagro. Cada poro, una mano,
mi cabello oloroso de sándalo y lavanda, y cada orificio de
vida
se vuelve imprescindible
para alcanzar el arpegio anhelado en tanto verdor.
Pero no hay una boca capaz de cantar una nota tan alta, en el viento del Sur.
Solamente un ardor en la carne, como un temblor de rosa
naciendo en agonía,
el gemido de una rama, ferozmente agitada en la última
tormenta ,
o la pequeña muerte de un durazno caído en todo su
esplendor,
en la morada tarde de abril.
Y aún así, ninguno de ambos sabemos qué hacer con tanta
armonía,
sólo repetir por un instante, esa pequeña muerte del
durazno,
o de la estrella, que
en su curva de extinción alcanza
la magnitud del brillo.
Norma B. Demaría.
El sexo y yo
Él y yo
siempre acompañados,
siempre diferente.
Él no sabe y yo no sé.
Descubrimos en cada actividad
el tiempo de nuestra gloria.
A veces, duerme o yo trabajo.
A veces, es un sinsabor
producir acuerdos.
Para encontrarme con él
dejo atrás las ilusiones
y me entrego a las palabras
me dejo poseer.
Cruz González Cardeñosa
EL SEXO Y YO
Descansan los sueños bajo el
enjambre que no cesa.
Mi voz se delata en mis palabras;
denota y connota,
cierra y abre, acuerda y discrepa,
huye de mí y vuelve,
y sin dejar rastro perece tras el
telón del silencio.
¿Mi sexo es acaso un órgano genital
o una forma cromosómica?
Últimas noticias dicen que mi
erotismo es erógeno,
que mis vacíos son bocas
insaciables y bordes implacables.
Mientras mi mirada sólo ve lo que
mi deseo impone,
mis ojos gozan de lo que no ven y
mi boca de lo indecible.
Oh, vértigo superficial y etéreo,
viento del asombro,
lejos de toda forma y de cualquier
contenido,
palabra hacedora de marcas que
vienen a mi encuentro.
Abandono esta certeza que me abarca
y me embarca
en el silencio más conspicuo y en
la palabra más insensata,
recorro sin ojos la lejanía abrupta
de su propia ausencia,
y pregunto por lo que me
encadena a lo diferente,
y me hace ser una entre
otros, inconjugable,
efímera, cuando el sexo se abre
como un sueño ajeno.
Sexo pluscuamperfecto, cuadrúpedo,
sexo de todos mis días.
Amelia Díez Cuesta
MI SEXO Y YO
Hay días en los que la lujuria
arrecia y las palabras
incendian cualquier rescoldo escondido
en lo más recóndito de mi ser.
Quiero contar estrellas me decías
y mi sexo clama por los espacios
siderales
dibujando el mapa de las galaxias
donde no hay planeta que detenga
nuestro vuelo.
A veces la bestia se invita a cenar
y cataratas de rubíes brotan de las
paredes,
fantasmagórica composición de color
que aligera los contornos con una
tosca bruma carmesí,
toda sangre latiendo
desaforadamente.
Hay algo que se esconde ganando
batallas a la noche
cuando mi sexo y yo paseamos los
fríos adoquines de una calle cualquiera
y me pregunto qué será la belleza
cuando rozo el borde mismo de mi deseo.
Pilar Rojas
MI
SEXO Y YO -1-
Era un día tormentoso de verano. Se escuchaba
a ratos el trueno estallar cada vez más cerca. Me daban pánico estos súbitos
rugidos del cielo. Estábamos los dos en el pajar, ahí nos había sorprendido la
lluvia. Nadie alrededor. Él, yo, la lluvia que crepitaba sobre las tejas y el
ruido amenazador de la tormenta. Tenía el pelo muy negro, unos ojos chisposos
que aquel día no paraban de reírse. Él estaba echado en el heno y desde la
semioscuridad me llamaba con insistencia: “ ¡Ven! ¡Ven conmigo! ¡No tengas
miedo!” A cuatro patas me acerqué deseosa de sentir su cercanía cálida y
protectora. Lo que más recuerdo es su cara risueña, su alegría. Me acurruqué a
su lado, feliz de encontrar cobijo a su vera. Primero no me di cuenta de nada,
tranquilizada por su presencia no deseaba nada más. Pero empezó a decirme:
“¡Mira! ¡Mira!” Y se reía más fuerte y sus ojos brillaban y me miraban como
nunca me habían mirado.
Llegué a percibir que algo especial
estaba pasando. Me incorporé un poco, mi curiosidad despertada por su insistencia
y miré en la dirección que una de sus manos me indicaba. La otra agarraba con
fuerza lo que me pareció primero un animalucho posado en su vientre, hasta dar
me cuenta que era parte de su propio cuerpo lo que su mano, deslizándose,
acariciaba con fuerza… ¡Me quedé estupefacta! Nunca había visto nada semejante.¡”Míralo
que bonito!” dijo él sin dejar de reírse… Más que reírse parecía contentísimo
como nunca le había visto. Me llevaba unos 5 años y era más bien, en nuestra
vida cotidiana, serio y ensimismado. Yo, no me atrevía a moverme, fascinada por
el espectáculo e intuyendo que estaba pasando algo especial. Él seguía
deslizando su mano y empezó a susurrarme: “Tócalo… ¡Verás que majo! ¡Anda!
Tócalo”… Acerqué lentamente mi pequeña mano, rocé el animalito tan curioso y me
estremecí. Él también se estremeció… Entonces me rodeó lentamente con su brazo,
cogió suavemente mi otra mano y con dulzura y firmeza la puso entre mis muslos…
“¡Acariciate!” me dijo “¡Acariciate muy suave! Verás que gusto…Es como comer el
caramelo más rico del mundo…”.
Ya no se escuchaba la tormenta pero sí,
después de un ratito cálido e infinito, la voz ansiosa de mi madre, que
repetía: “Pero dónde estáis, niños… ¿Dónde os habéis metido? ¿Qué hacéis? “ Y
él poniendo un dedo delante de su boca
mientras brillaban sus ojos sonrientes contestó: “Vamos enseguida…¡Estaba
lloviendo mucho! Estamos en el granero jugando con la paja…” Y su mano cálida
seguía apretando la mía contra el cielo, recién descubierto y se reía de contento
y me besó dulcemente en la boca…
Claire Deloupy Marchand.
EL SEXO Y YO
¿En qué cintura cimbrea ya el aliento
de un hombre que reclama la tierra a su semilla?
Llegó la primavera, y todo reverdece:
los lirios de mi pecho, el nácar de mi sexo.
Se ha vertido el pudor de su vasija,
se han roto las espinas, cancelas que
separan humanos corazones.
Hay un río que palpita subterráneo,
y hace crecer las uvas del deseo,
y ya florece todo al ritmo de la vida.
Como virgen impura,
mi inocencia
manchada te sojuzga, voluptuosa.
Bailaré, Salomé entontecida por masculinos vahos,
esta vez, no quiero tu
cabeza,
sólo quiero cegarte con mi belleza impía,
y arrebatarte tesoros
y grandezas.
La lucha será a muerte, tendrás
que compartir conmigo tus blasones,
en la tela que tejo, diligente,
sólo caen los incautos a quien amo.
El sexo nos distrae
inútilmente,
de la parca que avanza hacia nosotros,
nos promete inmortales latifundios,
perennes marejadas de placeres.
Pero ha de descender
lo que ha ascendido.
Del alto fuego quedan sólo las malogradas ascuas.
Tu grandeza es efímera e insiste,
en retornar a inexcrutables pozos.
Y sin embargo, el gallo, cantará
nuevamente en la mañana,
Sonarán renovadas las trompetas,
Y tendrá que
amanecerse
la trasnochada sombra de tu sexo.
Volvemos a empezar,
guerreros de la noche coronados
de nardos y azucenas y laureles.
La lucha es ardua, le oponemos
a Ella, que ama las decapitaciones,
el sexo, la palabra.
Alejandra Menassa.
MI SEXO Y YO
No había llamado al que acudiera:
ni a las orquídeas en flor,
ni a la metáfora pluvial que lo nombraba.
Mi sexo, telúrico y bárbaro
con su nuez de ébano,
tocaba en solitario su campana.
Sentía un arrebol sanguíneo,
húmedo en su plenitud
de almendra amarga.
Cabía en su longitud
el ciego atisbo de los órganos.
Yo sentía, yo creía…
pero era él quien delataba
mi ignorancia.
Tenía un hambre de sirulo
y una pasión ciempiés
por trabar amistad
y cantar como un pájaro en la rama.
Mi sexo tenía aires de calandria
y quería sumergirse entre copos
de inéditas arcadias.
Quería el sol, hablar en voz alta
como hablan las nubes
o los árboles en la montaña.
Un sintagma inesperado
le dará la libertad.
Ruy Henríquez.
MI SEXO Y YO.
Hay un sexo de
mí, que tiene tu nombre.
Arcángel de
innumerables batallas,
esplendor en su
agravio,
mancillo esa
plenitud episcopal
sobre tu mundo de
flores,
cuando los
líquidos de la noche
resbalan sobre
las hojas que cubren tu piel.
Más allá de tu fortaleza, se halla mi exaltación.
Una caída sobre
ti es suficiente
para sentir como
se expande la vida
con sus gestos
eternos de mujer abrazada
a los mares de
mi deseo.
Entre tantas
manera de morir,
tus brazos como
corolas con sus estambres
son una
invitación a una longeva tradición
porque en ti
yace la agonía de la muerte
y con tu alegría
eres capaz
de terminar con
el dolor de vivir.
Mujer, brazo de
cielo multicolor,
esquina donde
encuentro esperanzas.
Sé que mi sexo
eres tu, con tus máximas
contradicciones,
imperceptibles de distinguir
en la vigilia y
en el sueño.
Me quedo
exhausto, coronado con tu deseo,
esperando que mi
hombre bestia
resista tu
verdor arborescente,
y sobre tus
palabras,
como ardientes
clavos
en el altar donde libre de espinas,
mi conciencia se
entrega
con desaforado abandono,
a un destino que
no podrán otros seres,
sino solo aquel
que como hombre
Miguel Martínez
Fondón.
EL SEXO Y YO
Kilométricas torturas
y lamentos,
soportaron
dilatadas pupilas
creciendo
al cielo.
Olvido
desesperanza
devolvieron soledad
a mutilados dedos.
Días, meses, años
por
rieles invisibles
del desencuentro
hubo prioridad
a curar enfermos cuerpos
en la puerta de la muerte.
Cuesta quitarme
este cansancio
que ahorca
y enloquece.
Amo el mar de tus ojos
en el verso.
El deseo de esas caricias
no buscan la senda
no apresuro el tiempo
no corro a tus besos
y desandar el caudaloso hueco
hasta hundirnos en el lecho.
Deseo crepúsculos
testigos
del reverdecer
en las venas
los goces
de inmensa primavera…
Tantas protestas
inútiles
si no atravieso la puerta
que selle
entre doradas filigranas
cual gemas exaltadas
la entrega total
de nuestros cuerpos.
Rosalba Pelle
inteligente temática para un poema, ya que cada uno ha existido en ella y parido letras con las venas de tinta internas
ResponderEliminarme gusto lo leído
Felicitaciones por lo expuesto y por el taller!!
saludos desde argentina