-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 61- 22/01/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
LUMÍNICA PRESENCIA
Hoy hay mucha luz
estruendosa y fría a la vez
me ilumina el corazón,
el alma, la mente.
Te amo, estás aquí conmigo
fundámonos en ese abrazo
-sencillamente-
sabemos que es el amor
lo que nos une
a plena luz.
María Chévez
LUMÍNICA PRESENCIA
Llegó escondido en un verso
entre signos e interrogaciones.
Todo temblor y desvarío
desconocía la dimensión de los espacios,
el vacío del tiempo.
Anónimo, se fue poblando de misterios,
de noches sin estrellas
atravesando los silencios entre seres desconocidos.
Nunca supimos ni su origen ni su destino,
lumínica presencia, no hacía el amor,
era el amor.
Un día se cansó de ser todo y ser nada,
compró un billete de salida
e inauguró un nuevo viaje,
otro poema.
Helena Trujillo
“LUMINICA PRESENCIA”
M.O.M.
Ejercité mis labios
hasta que tocaron tu voz
un instante.
Después
no pude despertar.
Y aquí estoy
encerrada en ese sueño
intentando una y otra vez
la pirueta imperfecta
el implacable lazo
la ternura.
Cruz González Cardeñosa
LUMÍNICA PRESENCIA
Era una presencia bestial
que se retorcía,
carretera abajo, con la vana excusa
de cuestionar costumbres,
hábitos que cumplían
con el desahucio masivo de almas.
Empedrar el esqueleto
frente al perfil de aquel esclavo
y su fórmula de gestación,
no parecía fácil.
La paz apenas exhalaba susurros
de aquel héroe inventado,
que manejaba la hebra,
inquebrantable, de lo íbero.
Lejos de los patrones
donde la esperanza
mengua sin remedio,
una muerte en paralelo
empañaba lo poco que de razón
quedaba en nosotros.
Primero fue el impulso,
después, en acto de servicio,
fuimos lo dicho
y su inapelable transmisión.
Aquella presencia
desdibujó la venda que ponía,
en nuestros ojos, el yugo.
Carmen Salamanca
LUMÍNICA PRESENCIA
I
Destello con nombre propio
y centro de ardiente almíbar.
Multitud
presente y concisa
en un punto lejano
de la piel. Es a ti a quien
ordeno en mí,
sin esperanzas.
Luz del poema certero,
imperceptible como la luz
que el sueño otorga...
Yo también he sondeado la noche
en busca de esa frágil
oscuridad que te teme.
Tu silueta no es un recorte
en la luz, es el foco
de donde brotan las formas.
Lumínica tea de azabache,
crujiente rayo de vida,
curioso resplandor que radiante
el mundo mira.
II
Ave cuya silueta al cielo
ayuda a sostenerse,
tu silbido lunar, magnético fluye
del centro mismo de los polos,
y en tus esferas orbitamos,
lúbricos, insatisfechos,
en torno a conocerte.
Lumínica presencia, mi abecedario,
te invoca cada rato, como al recuerdo extraño.
Estás cuando poeta te produzco
a un ápice de nada y, nodo único,
en mil ramas te hallas cual tímido
paraíso por construir
en medio de las llamas.
Kepa Ríos Alday
LUMÍNICA PRESENCIA
Todos los días se levanta uno con la muerte compañera,
ella, que yace junto a nosotros en las noches,
y se yergue como sombra en la mañana, pegada a tu silueta,
insobornable fantasma de los días por venir.
Arrojo un pedazo de mi carne, una palabra, como presa
para alejar tu aliento, para que vayas desesperada como un perro
tras ese fragmento y en ese gesto, se borre tu memoria,
y olvides para siempre tu misión de exterminarme.
Porque sé que terminas en un punto es que te vierto,
vida, en esta copa, y te bebo con lujuria, elixir o veneno.
Burbujas de los días forman hileras que escalan las paredes del vaso,
y el anillo de oro del fondo es el deseo que las crea.
Todos los días decido abandonarte y tú me sigues,
todos los días reclaman mi cuerpo en el depósito,
alguien cincela un mármol con mi nombre
y los cipreses se multiplican en el bosque de mis visiones.
Todos los días te beso en la boca, vida,
todos los días me esquivas y mis labios topan otra vez con la muerte.
¿dónde poner el pie para el próximo paso?
¿cómo esquivar arenas movedizas y lianas?
Te olvido, y en ese gesto, te hago mía para siempre,
me como tus vísceras más nobles, amante de cadáveres,
prostituta harapienta y voraz entre gusanos,
mercenaria del tiempo, lumínica presencia, te bendigo.
Alejandra Menassa
LUMÍNICA PRESENCIA
Hay días aciagos que caen como lápidas
Opacan el brillo de los ojos
Desganan los zapatos que me llevan.
Días como de película de terror
Con los nervios desnudos
Expuestos a la sinrazón, a la barbarie.
Entonces vino la poesía , lumínica presencia
Y me dijo: Desrealizar,
Es el bálsamo de mi alma.
Olga de Lucia
PRESENCIA LUMÍNICA
Piedra en que crecen los extremos de lo humano
Encadena de amapola mis íntimos de arena
salpicados de vértices de sol.
Fiebre de candelabros, no del almizcle:
¡de antílope defendiéndome de tu nombre!
Viscosa y pérfida costumbre de amurallar la flor
bajo la tierra hundida en mi cintura.
Hubo una vez un hombre,
fantasma con que rasgo las estrellas,
envenenado por mi voz.
Huyó del mar
y sal y escalafón y alturas del vacío,
como los cerdos en la ligadura de la muerte,
empuñando una especie de estrella
de cal y cifras esparcidas en el horizonte,
cubriendo de vertiente mi estatura.
Cual cítara cuestión de serpentina,
lejana telaraña es hoy.
En su crisálida certeza
atrapado en la barba de la especie
extirpa los gajos de sirena
con que la suerte estudia mi fortuna.
Vértigo equilibrista donde se corona la alegría,
presente como del viento su carencia
dos selvas trepadoras a una torre
doblete de corazones sobre el roble.
Barniz del corazón con el que pienso
en gesto vertical, al pájaro de vela
vientre quimérico de las constelaciones
sin músculos, sin tregua,
sin hombre.
Virginia Valdominos
LUMÍNICA PRESENCIA
La noche corre, tras tu ignota presencia,
que se desvanece en la agitación del átomo por el alba.
El hábito cubierto de un tiempo que existe
en los labios abiertos de la paradoja.
Y ese agua encadenada al hielo, esclavitud
de la pretensión del viento que sin lograr repetir,
repite como el corazón anhela latir, su soplo.
Hoy, me sabe a poco el amor,
los días por compartir son treguas de la cultura,
y sin embargo, nunca dejas de estar ahí.
Susana Lorente Gómez
LUMÍNICA PRESENCIA
Ayer casi toco el amor con mi piel
Miguel Oscar Menassa
Sí. Cierras los ojos.
Es tu paso entrecortado
por caminos imposibles
lo que hizo pasar la vida.
Pasar por la encrucijada
de escribir mil colores
en la oscuridad de la noche.
La loca de la casa llegó, casi,
a tocar el amor en el ojo del cielo,
costado desnudo del silencio
con un rostro inventado
para rendir testimonio
en la víspera de un adiós.
Armonioso tapiz de aquella sonrisa
prolongando, entre la hierba,
las sílabas que estallan
envueltas en sol.
Madre,
ilumino la última lluvia de cenizas,
ayer casi toco el amor con mi piel.
Mónica López Bordón
Amanece.
Me imagino un rojo carmín
descendiendo por las fachadas
de la vida.
Misiles y fotogramas
en blanco y negro,
descienden, también, la vida.
Calla,
anuda los ojos
a los motivos de Dios,
y ese sentimiento
dormirá a tus espaldas,
mientras el juez
dicta su sentencia.
La voz de la condena
es el pánico;
acuarela que llueve
y salpica sangre y terror.
Aquellos niños no quieren morir.
Sin embargo,
se repiten las armas
perforadoras de cielo.
Duelo infinito
desintegrado en horizontes
por las bestias.
Aquellas madres no quieren morir,
no quieren ver la muerte de sus hijos.
Entre las dunas del desierto,
las que dejaron con vida,
no hay más oasis,
ni sol, ni arena,
el gran continente
ha matado sus ilusiones.
Magdalena Salamanca
LUMÍNICA PRESENCIA
en la inexistencia del tiempo,
mientras los lobos vigilan los ecos
del corazón de un mundo
donde, tu lumínica presencia, hábil timonel,
rompe el silencio de los cuerpos
dispuestos a jugarse en una partida,
donde los naipes inventan las palabras,
el rumbo de los próximos pasos.
LUMÍNICA PRESENCIA
Soplo las velas cumpliendo así el sueño que cantan
voces amigas, negras voces del recuerdo y
para que la muerte tenga su asiento, voces de cristal,
amargas como el silencio de dios
al llegar tu voz al escenario.
Un temblor de novio trabaja en mi cuerpo al escuchar
cántaros de agua fresca por mi ventana,
en mitad de la plaza cántaros de barro sobre la cadera
-allí donde mis manos llegan-
dibujan en el aire
silueta repleta de hembra.
En lentezco los pasos del siglo,
a media distancia te silbo unos versos
y tu melena se alborota al cruzarse la sombra
de tu pañuelo con mi sombrero.
Un abanico de regalo, también una flor, un poema y
un almendro en la esquina donde se parte la razón
y comienza el tic tac del taconeo
la palmada de la pasión, el bucle entre los brazos
la sierpe de la cumplida misión.
Carlos Fernández
LÚMINICA PRESENCIA
Voy a presenciar un brillo en este instante.
Criatura, rompe la eterna disociación
de lo que cae palpitando cerca.
Mi círculo cuenta la invasión de tu cuerpo
y la cifra es un pan atroz en plena libertad.
El parpado abre la guerrera ausencia
y mis dedos son hermosos
desnudos yaciendo en el horizonte.
Malherida, la canción se agita,
contornea al espacio,
y bajo el agua atemoriza a los principios.
La panorámica ignora a la estrella.
En este eclipse atolondrado
donde se distancian las guías
podemos aliarnos un instante
escondernos en el agudo perfume
y amar un evasivo intento,
una cumbre siempre cayendo.
Clémence Loonis
LUMÍNICA PRESENCIA
Oh, lumínica presencia, que con tu brillo
haces que nazca la belleza de las palabras
que nombran luces y oscuridades, odios y amores.
Te invoco y te convoco a que bailes sobre las ruinas
incólumes de frases inmoladas desde hace siglos,
y que habitan entre nosotros, los terrestres.
Navegas sobre lo innavegable y sobre las certezas
cansadas de minar las cabezas más prometedoras
de los siglos ya venidos y de los siglos venideros.
Has roto los más bajos contornos y los más altos sonidos
que acaparan las palabras nunca pronunciadas
y también las más impronunciables impunidades.
Tragedias de una noche y comedias que no comenzaran
se han reunido para inmolarse por el silencio que anida
en lo abismal del día y en lo extremo de lo humano.
Poesía, que con tu lumínica presencia nos das el pan
y nos quitas el tiempo atrapado en el ruido de los cuerpos,
aleja de mí lo que cierra tus puertas y detiene mis manos.
Amelia Diez Cuesta
Felicidades por el trabajo!
ResponderEliminar