-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 60- 15/01/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
CAER ES TAMBIEN ENAMORARSE
Caer, hasta los espacios despoblados,
una desnudez del tiempo ensayando juegos nocturnos.
Un poema de guerra ensaya un crecimiento para abajo,
un cielo transformado en lava orgánica,
y un centro hecho furor en los volcanes
hipnotizando al fuego
que hace imposible el horizonte.
atrayendo a todo lo que fuga.
¡Cuantas veces soñé entre sus ronquidos,
la angustia de no poder firmar mis cartas y
pedí que me diesen a besar labios de mármol,
o acunarme en brazos infinitos,
con la promesa de creer en la fecundidad
de las montañas y en su experiencia de sombras.
Caer como el águila que dio la vuelta al mundo
y se muere llegando al punto de partida,
con un miedo que es una especie de columpio
movido por un viento huérfano de dirección
que suena a violoncello.
En un paisaje desprovisto de riquezas, se vuelve inútil la mirada
y el cielo comienza su maltrato, tirando ángeles
que vuelan a mi pesar, y entonan lejanas letanías,
en un coro que atenúa las pequeñas circunstancias
elevándose con pesadez de un ancla,
y atando el tiempo a los cuerpos con vida.
No es la fatalidad, ni es la desgracia,
una caída más es también otras,
la que está en el final, no tiene historia,
es un tiempo alterado.
Se desprende una nota sin sostenido, que acaricia la piel que se debate
en un encuentro amoroso.
Norma Menassa
LOS DEMONIOS DEL SUR
Arremolinada en el centro del abismo
te invité a emerger de los demonios del sur
para convencerme de tu pureza.
No pude saber si eras él o ella,
si me prendí de tus besos
o si encadenada a la locura, imaginé besarte,
sólo sentía el aliento de tus manos
refugiándose entre mis pechos,
detenidos en el tiempo.
Aquella situación me consternaba,
lánguida de mi,
descansaba entre los sueños
mientras volvía a la vida intermitentemente.
Eras una máscara y también eras un ave,
no sabía mirarte, los ojos me enceguecían.
Pausas y respiración
volcaban mi vientre,
con tan sólo imaginarte.
Un verso me borraba de ti.
Sentada sobre las estrellas
leía a los poetas malditos:
amé los demonios,
de ellos aprendí a continuar.
Magdalena Salamanca
POEMA DE AMOR
Rastrojos de la luna cambiante
recojo y cuelgo a secar
hasta la noche.
El balcón misterioso
se abre
y las estrellas funden su color
en sombra.
Rueda por el blason de tu corbata
el parapeto errante que tu nombre arrastra.
No seas miserable,
no maldigas tu corazón
ni tu cintura.
Baja de tu azul arquitectura,
deja sobre la tierra
aderezos de amor y de ternura.
Cruz González Cardeñosa
“ES DE ESE HECHIZO QUE HABLO”
Enrique Molina
De la calle empedrada y húmeda por la lluvia,
la palabra digna de una historia,
la mirada preguntándose por el pensamiento
que sucumbe a lo tangible.
La curiosidad que no termina de entender
la soledad del que escribe,
arruga en los pliegues de la frente,
fantasías pujando por ser.
Confianza en la ciega tinta
que acaba con la pureza,
idea rota que deja morir la recreación.
Vidriera desde la que nunca sabremos
lo que los muertos piensan,
impavidez de espanto del vivo,
blanca, sellada y perpetua.
Una condena y una posibilidad de ella,
un vacío intrépido, un goce absoluto.
De la pérdida del verso ya perdido
donde la voz del pueblo sacia su garganta,
silencio de escritura eterna,
solo pasión de fuego que la arrasa.
Ella abraza tiernamente la aorta,
sin herir a las víctimas en el horizonte,
ni marchitar el musgo al paso rítmico
de ejércitos decididos a morir por libertad.
Porque el sol resplandece
y la humedad baja de su instancia celeste
a acariciar los verdes tallos donde descansa el alma.
De noches de resplandores,
de imperfecta creación divina
que no nos funde iguales en la muerte.
De ese verdor de antaño que no fue fuego
sino en la mirada de luz que llevan los
ojos a la juventud.
No, no hay más esperas, ni más treguas,
no hay más 63 años sin escritura,
sin rebeldía, sin amor.
QUÉ CALAMIDAD DE LLUVIA
Qué calamidad de lluvia,
ningún recuerdo de lágrima
conquista la memoria mía,
cristal de oscuro presentimiento
esta lluvia que no sirve para llorarla.
Busco el tiempo del mundo
en el cuerpo de los libros
y en la uña de cualquier acertijo
donde la piel es otra piel
que nos abraza.
¿Por qué lejos?
¿Hasta dónde?
¿Hasta cuando la dicha
por no encontrarte y seguir buscando?.
POEMA DE AMOR
Vagas sombras sostienen el encuentro
mientras la luna recorta el perfil de una veleta
ajada de lluvia en el centro de los temores conocidos.
Sierva de un ignorado zozobrar
sumerjo el llanto en cálidas olas de un mar ansiado
enmascaro el dolor borrando los recuerdos y
busco tu rostro en boscosas multitudes.
Ópalo de fuego que siembra rescoldos, tus manos recias,
alambicadas de sudor y magia, seducen al crepúsculo
cuando el sereno cauce de tus palabras borra los aullidos del tiempo.
Pilar Rojas
CUANDO BAILA TU CUERPO EN
Tanta sombra en el cuerpo
tanto silencio sin fiesta y tanta ceguera en la frente...
Partitura gramática del invisible arpegio.
Doblé la hoja y mi espalda de plumas se hace halada
sosteniendo sobre su mano zurda todo el peso del tintero
y aquella que en su aleteo, de mi boca, rozó el veneno
firma, bajo sentencia diestra, un renglón más de premio.
Heridas que no se muestran, son caídas, del incesante intento.
Buscar hermosas palabras de relleno?
no necesita la pícara almohada, ni licor de almendra el más plebeyo.
Extender sobre el lecho, de diferentes autores sus versos y
en la mesilla nunca olvidar papel donde envolver el recuerdo.
Después todo queda en su lugar, las sábanas mudas,
desconcierto en el suelo y la música repitiendo el eco
que no pudo el indulto al besar la brisa mi rostro marinero.
Experto en puertos bebo el licor de la distancia
que destila el azar del hechizo en tu voz de daga
cuando baila tu cuerpo en la memoria.
Carlos Fernández
AMOR A LA POLÍTICA
En la lentitud de las aceras
llueven esqueletos de ideales
y esquiva soltería.
Mi padre me enseñó a hacer el pan.
Recogió los frutos a un lado
para plantar al amanecer
fórmulas metacarpianas,
aguaceros de colores
sujetando la cabeza
del diablo al que aprovecho a recordar.
En segundos, llega el destino
de los que se marcharon
y huelen mi ceguera
embajada de alegría.
Las horas pares componen arco iris
de amor con su sombrero.
Acaba de llegar.
Está atrapado en el hombro del mundo de la izquierda
sobre el que vuelan grillos y submarinos nucleares
y victorias perdidas en el bolsillo.
Acaba de llegar.
Sujétalo pues si no existe
tendrá tus ojos.
Virginia Valdominos
ME LIBERAS, ME ATRAPAS.Verde bosque que ardes
en la noche que sostengo en mi vientre,
tierna herida que acoge tu desasosiego,
desfiladero en el que mueren tus masculinos ríos.
Tu amor es una esfera que me atrapa,
una red de palabras, por cuyos orificios
destila la frescura de mil almas.
Tu amor es una estrella titilante y decidida,
que conspira para hacer agujeros
en el manto de la serena tarde.
Dime que no es verdad que el sol se acaba,
y que no basta un solo corazón para encender
candiles que cieguen la esperanza.
No encuentro en mí las huellas de las conversaciones,
ni el humus negro en que fermentan
los verbos pronunciados.
Ha llegado la calma y ha arrastrado
como bravío mar el humo de la fragua.
Ha borrado fronteras de la cama.
Una pluma de pájaro, blanca como la sal de la mañana,
surca el cuarto, resto de ave, girón de la batalla.
Alejandra Menassa de Lucia
POEMA DE AMOR MÁS LARGO
No sé si será como la música
o levantar un puente,
o si encontrarte será
como olvidar. O tejerte de nuevo
en una fuente.
No sé cómo se dice
en mi idioma, tu idioma...
...si en ti se oirá como un mundo
la llamada agonizante del vacío,
el sordo zumbido de un sepulcro
abierto ante mis ojos.
Tu cuerpo,
aromas musicales de orquestas,
bajo tu apariencia se abre
un majestuoso arpa subterráneo de inmensas columnas
tensas y vibrantes...
¿Ensordeceré,
o brotarán al fin las alas
o caerán al fin, y seré silencio
en la labor oculta de tus ojos?
¿Y si al tocarte
descubro que existes
y yo también me extraño...?
¿Será un punto y seguido
en el poema de los siglos, o
habrá versos para disolver
como piedras en el agua de la eternidad?
¿Habrá en tu cuerpo
más que una breve inscripción?
¿más que la fútil caricia
perpetrada por un triste sol perdido
en la dulzura de la noche?
Kepa Ríos Alday
POEMA DE AMOR
Etílico y fluvial,
el sol derrama
néctar de luz
sobre las flores.
Teatro de líquenes,
suaves azogues,
anticipando está
tu corporal ausencia,
sumergida ya
entre las piedras,
tu inmortal belleza.
Ruy Henríquez
POEMA DE AMOR III
Ahuyentando espíritus
del mal y la desazón,
caí en tu mirada con mi imagen inicial.
Había vagado con soltura
entre tumbas,
espejismos donde tu piel
no retumbaba en el eco de mi estirpe.
Comercié con intrusos,
peregrinos de honor taciturno,
rémoras de gloriosas civilizaciones
donde crecían imponentes guerreros,
apostados tras la cornisa de mis sueños.
Todo fue en vano.
Ardía mi garganta
entre pavorosos espasmos,
híbridos delirantes
para una entrega sin secuelas.
Aprendí a cerrar ventanas
cuando la noche apenas despuntaba,
a entablillar corazones caídos en desgana
con la firme premisa de mis labios.
Supe desatar mis alas
cuando la razón escondía veredictos
bajo el perfil de sombras ajenas,
y tu voz escaseaba sin remedio.
Después, nada pasaría desapercibido.
Minucias y rencores,
cual camaleón de la esperanza,
rodé por el borde de mis ojos
y caí, otra vez más,
en el blanco océano de una página.
Carmen Salamanca
AMO LOS VIENTOS
Amo los vientos que traen tu recuerdo,
tu tibio perfume,
el eco de aquellas tardes despidiendo el sol.
Amo la esperanza de volver a encontrarte.
Esta insistencia que me da la vida,
el anhelo de abrazar mi desvelo nocturno.
Mil veces he vuelto al lugar de los encuentros,
repetido los mismos corporales rituales.
Nunca pude alcanzar tu vuelo,
tu rostro fresco, el torbellino de tu voz.
Te amo, alimento esta hoguera
que prendiste en mi cuerpo
y que sólo tus palabras,
podrán sofocar.
Helena Trujillo Luque
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