lunes, 7 de noviembre de 2011

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 05-11-2011


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 84 05- 11-2011
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta


Miguel Oscar Menassa



Por qué las mujeres de mi misma edad o parecido siguen a mi lado después de cuarenta años? ¿ por qué las mujeres 30 ó 40 años más jóvenes que yo están a mi lado?

Una mujer, de casi su edad, le conoció hace 44 años y no sabe si podrá transmitir la multiplicidad de sentimientos que, tratando de responder a la pregunta acerca de la permanencia a su lado desde entonces, iluminan un largo recorrido ¿Por qué me quedé a su lado?

A mis veinte años me impresionó su apuesta figura, su penetrante y sagaz mirada, su saber, su energía, la pasión por todo lo humano, la pasión por la mujer, su pasión por entregarse a la escritura en aras de avanzar hacia la construcción de un pensamiento crítico-constructivo sobre lo que la civilización debiera cambiar para conseguir una convivencia digna, una sociedad más justa, un desarrollo de la potencialidad que le es negada al sujeto por la presión de la corriente de opinión y la opresión del sistema que detenta el poder.

Le descubrí como escritor cuando escribía “Los otros tiempos”, 1970.
Mi vida fue como bailar un tango en los brazos de aquél que sabía conducir a una mujer, que soportaba algún pisotón y que siempre daba otra oportunidad.
Aquél que me construyó como mujer deseante, que me dejó hablar y me permitió crecer.
Aprendí que los afectos obnubilan, que la ideología debe ser psicoanalizada, que sin psicoanálisis uno desconoce las posibilidades del ser, que el yo se construye y el amor si no se trabaja para reavivarlo, se apaga.

Amo a Menassa porque a su lado aprendí a gozar, con el sexo, con la escritura, con la pintura, con la maternidad, con la libertad que se puede conseguir cuando el otro es consciente de nuestra naturaleza mortal y las asociaciones que el deseo trama para unirnos a la vida, al deseo de vivir.

Vivir cerca de Menassa es apostar por el goce y por el saber. Es someterse a una forma de vivir que cuestione desde el psicoanálisis los celos, la envidia, el odio, el amor, como sentimientos infantiles que entorpecen la vida de los sujetos cuando no se los tiene en cuenta.
Amo a Menassa por su sentido del humor y su pujanza, le amo porque ama vivir, le amo por la mano siempre tendida al otro, al semejante.

Le amo por su escritura, por su pensamiento que me abre la puerta a otra dimensión, por su firme certeza en que lo grupal es la máquina hominizante productora de deseos.
Por formar una familia particular donde lo que se privilegia es la creación, donde el trabajo es la única posibilidad de inscribirnos como humanos, así como la palabra forma sujeto.
Pienso que no hay edad para alistarse en un movimiento que gira alrededor de una escritura y que no hace falta una cercanía para sumarse a su manera de pensar. Generador de un movimiento liberador, creativo, novedoso y alentador, con rigor científico y alas para alcanzar la poesía, el cine, la pintura, sin ocho para atrás, sin caída.
Olga de Lucia.


SIN MOVIMIENTO NI DETENCIÓN

El camino que sube y el que baja son uno y el mismo.

(T.E.Elliot)

Beso sencillo del tesoro, distrito al que ofreciste, quitándole al velo del clavel tu ira, tu escándalo de sensatez y bello resonar.

Sonar tu boca apagada en el bullicio. Sol, en los hornos de la descendencia. Quizás un cénit de rituales, o acaso el matiz fatuo de la nada. Pues todo es tiempo.

Tiempo es mi soledad, el hilo que pende de este escollo y el horizonte entre mis muslos. También habito en lo que burla al níquel un día aferrado a la certeza.

Esquirlas y coral.

Libro de fuego en mi interior, vertebrado y extraño sobre el mismo duelo hecho de lo humano.

Ventaja, para descifrar, sin utensilios, el lugar exacto del amor.

Ilusión puntiaguda, perpendicular a formular el tiempo, con pisapapeles de sangre.

Un día la descendencia de tu sombra, olvidará la ley.

En esa soledad no habita Dios, ni el hostil milagro de los ríos, pero el mar es una dicha azul en que los muertos desaparecen, fríos ariete y bandera al mismo clímax.

Alfiler por el que pasan las avenidas ayer. Ahora nos detenemos frente al soñar de los esclavos. Un día más, un quehacer más y el solsticio, como si el rojo fuera el torbellino de la risa o el cuerpo violado de las prostitutas.

La desolación de las camelias estallando al volumen del suspiro, un esputo de fe y el sonido roto de nuestras espaldas.

Revolver las cartas del tejado pensando el tiempo de sus hijos, ronda el cuello del ruiseñor que enhebra en silbos, antes de hibernar, brotes de sangre en la tierra de la palabra.

Virginia Valdominos



POEMA EQUIDISTANTE

No sólo querían dominar al que caía de sus propias manos,

querían su claudicación por escrito y en lengua extranjera.

No sólo querían inventar el mundo y la política,

querían que no existiera nada antes de ellos mismos.

Parsimonias incesantes cautivaban sus regazos,

vértigos carismáticos se escudaban marchitos

en una sucesión interminable de decisiones rotas

que latían a espaldas de cada miembro incivil.

Pueblos insolentes y aburguesados

se escondían entre escombros de diseño,

hablaban de lo incomprensible y se abandonaban

en las garras majestuosas de la falta de misterio.

No reces y trabaja duro, no pienses y lee poesía,

no recuerdes y escribe, no dudes y aúlla sin parar.

Después cuando crezcas en esa dirección desconocida

te darás cuenta que eres un existente, una ráfaga

imperturbable, una cuestión sin puertas,

un hombre, una mujer, naciendo en todas direcciones.

AMELIA DÍEZ CUESTA


¿POR QUÉ MUJERES DE SU EDAD SIGUEN A SU LADO DESPUÉS DE 40 AÑOS? ¿POR QUÉ MUJERES DE 30, 40 AÑOS MÁS JÓVENES QUÉ EL ESTÁN A SU LADO?

A los que se pregunten sarcásticos o envidiosos qué tiene Menassa que no tengan ellos y que caigan quizás en la tentación de reducir la diferencia a una cuestión de tamaño les aclararemos ante todo que: Menassa no es ningún Don Juan que las toma y las tira de una en una. Menassa no es ningún Pigmalión que las educa a su manera. Menassa no es ningún dios que las modela a su imagen y semejanza.

Menassa es un trabajador, un trabajador de la palabra: un poeta, un psicoanalista.

Y eso es lo que las hace vibrar, lo que hace vibrar en ellas lo que desconocían de sí mismas.

A ellas, nuestra sociedad judeo-cristiana proponía como únicos modelo una mujer sin sexo, dolorosa, de escasas palabras o una mujer desbordada por su propia sexualidad, culposa y rechazada por la sociedad. En todos los casos una mujer viviendo a la sombra del hombre, incapaz de ganarse la vida.

Y así, casi se la tragó su madre, enamorada de sí misma en ella.

Casi se la tragó la familia, pidiéndole entregarse por completo a un papel exclusivo de esposa y de madre

Casi se la tragó la religión, desgarrándola entre la palabra virgen y la palabra puta.

Casi se la tragó el amor, a ella que no se podía ni amar a sí misma.

Vino la Poesía, a través del poeta y le trajo la posibilidad de volar: volar por los escritos y por las páginas blancas.

Vino el Psicoanálisis, a través del psicoanalista y le trajo su ansiada libertad.

La fue liberando poco a poco de sí misma, de esta sí misma condicionada desde siglos por la especie, la familia, la sociedad.

Libertad de ir ganándose la vida, de construir con su trabajo, con su escritura, otro mundo, otra manera de amar, de convivir.

Ahora, como lo escribió antes el poeta, anticipándose siempre a la realidad: una mujer construye la tierra donde vive.

A través de la escritura de Menassa se descubre a sí misma, va descubriendo en ella esta “energía secretamente guardada” que nombra el poeta, este fuego que antes sólo le servía para quemar sus propias alas.

El fuego ya no la devora, se vuelve deseo, se vuelve letra; va haciendo el universo.

Ella que buscaba por todas partes una vida posible va aprendiendo que palpita en ella una vida, una alegría por construir.

Ella que tejía y deshacía lo tejido en solitaria, esperando siempre un imposible puede ahora tejer un destino: un mundo heterosexual, humano, con palabras.

Un mundo donde cada uno tenga su lugar, el lugar que le permita su propio deseo.

Mientras ella aprende del poeta , el poeta reconoce aprender de ella. No cesa de amar lo que ella construye sin saber.

En cuanto al psicoanalista, prosigue incansable su investigación, la investigación de Freud que supo crear un espacio donde Elisabeth pudiera decir: “¡Déjeme hablar!”; de Freud que hasta el final de su vida se preguntó: “¿Qué quiere la mujer?”.

El psicoanalista prosigue la investigación de Lacan que se atrevió a afirmar: :”La mujer no existe.”, pensando lo femenino desde otro lugar.

Para Menassa “lo que quiere la mujer” irá apareciendo en las palabras que se deje ella misma pronunciar y combinar: en su escritura, en su poesía, transformadora de la realidad y en constante transformación…

Queremos subrayar que en mundo donde suele dominar a menudo la envidia y los celos , las mujeres que acompañan a Menassa pueden mirarse entre ellas, respetarse, pueden incluso amarse, pueden construir juntas; porque hablando y escribiendo cada una ha ido aprendido a amarse y respetarse a sí misma.

Por eso mismo, a medida que vaya circulando la escritura de Menassa, cuando su poesía vaya penetrando por las ventanas de la universidad, por el aire de las escuela primaria ya no será un grupo aun reducido de mujeres de 30 a 75 años que acompañarán con su alegría, su trabajo y sus palabras al poeta sino también niñas en edad de escuchar y de leer y ancianas centenarias que le acompañarán más allá de sus últimas palabras,

Entonces estaremos más cerca de un mundo heterosexual, donde hombres y mujeres, semejantes y diferentes, puedan combinar, sus palabras, sus colores.


Claire Deloupy


POEMA

En la sombra dialoga el cuerpo

con la tinta de sus múltiples

perfiles planetarios.

Domadoras del aire,

tus manos se aferran a la sangre

y a su cauce de estrellas,

al vendaval tardío

con que ciñe en horas

sus jornadas.

Ellas indagan en tu nombre

por el rubro de las cosas

y secan en tus ojos

la impiedad de una emoción.

Alimentando sombras,

Bautizan con sal y fósforo

el surco que en la piel

descubre su morada.

Ruy Henríquez

EL INCUMPLIMIENTO DE LAS LEYES MORALES Y/O RELIGIOSAS CASI NUNCA IMPLICA UN DELITO, SIN EMBARGO...

Sin embargo, vivimos cercados por leyes tras las cuales subyacen esas mismas cuestiones morales y religiosas.

En el código penal que rige nuestro país, no es difícil encontrar supuestos que responden a alguno de esos códigos de conducta.

Hay ejemplos muy claros, tomando como referente los diez mandamientos de la religión católica:

No matarás (asesinato, crimen, homicidio); no robarás (malversación, cohecho, desfalco, apropiación indebida); no cometerás actos impuros (incesto, bigamia); no levantarás falsos testimonios ni mentirás (prevaricación, calumnia, abjurar, fraude, falacia) se traducen en penas o castigos de diversa intensidad.

Estos son, digamos, ejemplos directos, aunque también se contemplan conceptos más abstractos que tienen que ver con la normativa cristiana:

Animus necandi (deseo de matar), puesto que sabemos que también existe el pecado de pensamiento. Y con los pecados de palabra, obra u omisión, encajarían el daño moral y la mala fe, por nombrar algunos.

Por otro lado, las leyes morales trabajan de una manera muy simple: Recompensan siempre el comportamiento moral y castigan el comportamiento inmoral.

Sabemos que la moral es un conjunto de reglas mediante las cuales los hombres distinguen lo bueno de lo malo. La ciencia que estudia esas normas es la Ética y sus conceptos se exponen mediante los llamados juicios del valor

Las normas morales varían con las creencias religiosas y con las sociedades donde rigen; a pesar de su diversidad, algunas de ellas se han universalizado. Por ejemplo, casi todas las sociedades coinciden en condenar el asesinato o el robo, hasta el punto de considerarlos delito.

En resumen, hasta aquí hemos dicho que hay delitos que implican el incumplimiento de ciertas leyes morales o religiosas, pero ¿qué pasa con los incumplimientos que no acarrean delito? ¿En qué terreno nos estaríamos moviendo? ¿Dónde encontrar ejemplos?

Contestar a esto último es sencillísimo: en la mejor enciclopedia de la perversión moral y religiosa que existe: los medios de comunicación.

Nada de honrar a padre y madre, mejor descalificarlos y anular su trabajo para con los jóvenes.

Nada de respetar a los mayores, su experiencia, su saber, cuanto antes vayan a parar a los asilos, mejor.

Nada de hacer autocrítica, el otro siempre es un nido de imperfecciones frente al dechado de virtudes que es uno mismo.

Nada de valorar el trabajo que el otro ha hecho y yo no: como no es perfecto, según mis ideales, no sirve. El famoso "yo lo haría mejor", pero no lo hago.

Nada de lealtad ni compañerismo con los semejantes, la propia personalidad es el modelo y, si no, nadie comparte nada.

Nada de pactar con otros, nada de acuerdos, nada de trabajo conjunto, nada de repartir responsabilidades, nada de pensar en el futuro...

Y sobre todo... nada de hablar, nada de exponerse al contacto verbal, nada que interrumpa nuestro idilio con nuestra particular verdad. Nada que nos señale como humanos.

Y si todo esto no es pasarse por la piedra las leyes morales que nos sostienen, que venga Dios y lo vea.

Carmen Salamanca



VA A LLOVER ANTES DE QUE VUELVA A SER DE DÍA (FAULKNER)

Se tumbó la ilusión y dormí horas surcando los contornos de la nada,

creí que era necesario entregar el momento y sin embargo…

Había nacido de la unión de varios cuerpos,

cuerpos como espectros aparentando

dimensiones humanas que nunca alcanzaron.

Entre los restos de aquellos fantasmagóricos rituales,

sentada frente a un fuego lúgubre, surgió el miedo,

la mentira era cobijo de miradas que no paraban de reír,

resquicios de llantos adulterados por la apariencia

se fueron comprimiendo en el espejo

y la ausencia de luz me hizo dudar de la claridad.

Podía lo que podía pero nunca era suficiente,

tanteaba los límites con prudencia,

renunciaba a lo vivido para poder enfrentar el futuro,

aunque el futuro nunca era un tema de conversación.

Con los bolsillos llenos soledad

cada uno sabe y desconoce de sí,

pero los números son iguales ante el abandono,

yo no quería continuar ninguna historia.

A mí me gustaba salir al balcón de tus ojos

y desde tus pupilas recorrer el horizonte,

soñar con aromas de geranios

descender desde tus cuencas hasta el suelo

en décimas de segundo.

Amé con intensidad la caída libre hasta que un día,

impacté con el suelo a tal velocidad

que las macetas con los geranios se rompieron en mil pedazos.

Recuerdo tu cara descompuesta

ante el inmenso estruendo

que provocó mi madre al quedar esparcida entre la arena.

El tiempo pasa lento cuando la desidia acecha,

no es que la gente se conforme con cualquier cosa,

es que cualquier cosa conforma a la gente.

Delante de todos, los días trascurren entre

mujeres que sufren, hombres maltratados,

niños vejados por adultos,

adultos perversos que se dedican a escribir la historia.

¿Cómo despertar y seguir soñando?

Eran las 6 de la mañana

y el silencio de la casa aturdía mis oídos,

corrí de habitación en habitación

y de pronto me propuse volver,

¿volver a dónde?

Sumergí mi cuerpo en agua tibia

y aparecí frente a ti,

levantaste la mirada y dijiste:

“Ahora a crecer”

y sin perder más tiempo,

dispuse letras unas tras otras

y comenzaron a bailar.

Magdalena Salamanca


JUNTO A LA LUMBRE SEDENTARIA

De mano en mano,

en territorios arrancados al vacío

mis fundaciones conspiran en ráfagas

que husmean perros sobre pasos perdidos.

Una visón entre páginas,

con disfraces encorsetados

en la nuca del vértigo,

canta en la oscuridad.

A veces, no canta,

murmura traducciones

en lenguas insonoras,

me trae antiguas costumbres:

desechar usurpaciones y rapiñas.

Jaime Kozak


“Como esas incisiones profundas que dejan irse el gusto
de los días...”
Enrique Molina

La rúbrica baja del mundo, cruel lienzo bordado por las horas.

Más allá de mí, el rizo de la noche que abraza tu sueño

y la despedida de la luna, ante el nácar de sol

del que es imposible borrar su hálito de fantasma.

Tejen tus labios el viento, ondean los trajes malhumorados

pidiendo renuncias, para nada:

que el hielo abrase, que las llamas heladas.

El cuero en el que reposa la mancha de sangre,

el eco en el plato donde cae la sombra de la hoguera,

tu voz en la tormenta, en la que el animal se resguarda como una caricia

en la espalda de la gota que refresca.

El mar no puede saciar su propia sed,

poder infinito, pliegue del gesto que te dibujo como un olvido,

mientras las sábanas del nocturno desierto gozan deshojando mi talle.


Susana Lorente Gómez


¿POR QUÉ LAS MUJERES DE LA EDAD DE MENASSA PERMANECEN A SU LADO Y POR QUÉ LAS MUJERES 30-40 AÑOS MÁS JÓVENES QUE ÉL PERMANECEN A SU LADO?

Nos dan la oportunidad de preguntarnos por algo que es fundamento de nuestra propia existencia, estoy segura de que eso nos hará bien. ¿Es una pregunta o una interpretación? Pienso que no debe ser muy saludable ignorar lo que a una la sostiene. Sin la escritura de Miguel Menassa, no habría tantos otros/otras.

Es terrible vivir en este mundo, donde nos muestran el despedazamiento de un hombre por televisión una y otra vez, como si eso fuera un logro humano. Por eso, he decidido vivir en las palabras, en un pensamiento más grande que uno mismo, más fuerte que uno mismo, un pensamiento que produzca también para uno una grandeza, una fuerza, otro mundo posible. Y esa es la Escritura de Miguel Menassa. Estar al lado de Menassa es estar al lado de la Poesía y al lado del Psicoanálisis. No hay un escritor que se haya entregado con tanta pasión a esos dos significantes. Acercarse a la escritura de Menassa es acercarse a centenares de poetas y a dos de los científicos más relevantes para entender el siglo en que vivimos: Marx y Freud.

Menassa me enseñó que en Medicina lo fundamental es distinguir la gravedad de la levedad, que en pintura hay que dejarse llevar, que en psicoanálisis sin escritura no hay transmisión y que la manera de dar cuenta de cómo ha sido uno transmitido es a su vez, otra escritura. Con Octavio Paz, me mostró que la poesía es la verdadera historia de los pueblos, con Freud, que en cada hombre hay un poeta y con Pavese, que en cada libro hay un hombre.

En cuanto a la mujer, Menassa nos dice: “Poesía y Psicoanálisis, más que aproximaciones metodológicas, por lo menos en mi caso, son destino. Armas de luz que me permitieron penetrar los dos agujeros negros de nuestra cultura actual: Los Grupos, La Mujer. La mujer fue desplazada desde la quietud de la envidia al pene, a la diferencia radical de su goce que hace de ella, hoy día, única posibilidad de subversión de los actuales modelos ideológicos.”

Lo más sorprendente no es que permanezcamos al lado de Menassa, sino que Menassa nos permite, quizás por haber aceptado un maestro, hacer alianzas entre nosotras, las candidatas a poetas y psicoanalistas, poder entre nosotras algo más allá de la envidia, algo que toque lo social: los libros, los cursos, las conferencias, los congresos, las revistas, las películas, además del amor y del Goce. De 67 autores que han publicado en la Editorial Grupo Cero, 40 son mujeres, y de 196 títulos publicados, 140 son o tienen la colaboración de alguna mujer y la mayoría de los puestos directivos están ocupados por mujeres.

El pensamiento de Menassa incluye lo femenino, tanto para pensar al hombre como para pensar a la mujer, incluye la diferencia, ese es un grado de civilización casi desconocido para el mundo actual.

Para Menassa, una mujer puede, si lo desea, combinar su ser con las palabras trabajo, dinero, poder. Y si no hubiera una escritura que concibiera esto, no sería posible para ninguna mujer, para ningún hombre realizarlo.

Para mí estar al lado de Menassa se trata de una elección forzosa, de un deseo que solo se sostiene con trabajo, con la constante transformación del candidato. Si Freud le pidió a la mujer que hablara, y con ello abrió el camino de su liberación, Menassa nos pide que escribamos, como el Rey del principito, que ordenaba beber a quien tenía sed. Y eso permitirá a otras mujeres, abrir sus caminos. Permanezco al lado de Menassa porque mis ambiciones y mi sed de escritora requieren el agua de sus versos.

Menassa es generoso, escribe, pinta, interpreta, y lo más novedoso, nos dice cómo. Si hay un maestro, es posible formarse.

Los que se aburren, son los traidores, dice Menassa en el segundo Manifiesto Grupo Cero. Por eso, todo lo dicho no es más que un recuerdo encubridor, quizás la única verdad es que al lado de Menassa el Goce está asegurado. Divertirse, se trate de la actividad que se trate: psicoanálisis, poesía, pintura, cine, baile, está garantizado.

Alejandra Menassa de Lucia


LA POESÍA Y EL AMOR FUERON MIS ÚNICOS REFUGIOS

Residuos, lo olvidado que retorna

Miguel Oscar Menassa

La poesía y el amor dibujaron sobre mí

el epigrama de mis únicos refugios.

No sabía dónde encontrarte,

dónde encontrarme.

Reluciendo en cada borde de luz

vi florecer de nuevo el tiempo, los días.

Seguí despierta para poder volar y nacer de nuevo

en la carne del verbo.

Mi amor asume el mundo

y la piel se estremece.

Espero desde este lado de la vida.

Siembro rosas.

Mónica López Bordón

AQUÍ ESTÁ MI ALMA, CON SU EXTRAÑA INSATISFACCIÓN, COMO LOS DIENTES DEL LOBO

de Enrique Molina

Un día de lluvia, de esos del charol recuerdo,

caminando iba por la vereda de robustos castaños

con sombrero de fieltro cordobés,

y gabardina de negro satén.

Silbando una canción sureña, mi alma cierra los ojos,

al percibir el olor de castañas asadas.

Un hombre azuza el incandescente hierro

y antes de cruzar el océano que se desliza calle abajo

como un velero sin patrón,

huye mi paraguas.

En esa situación las piernas ancladas hacen puerto

y en esa midriática precisión de aguacero

levanto los brazos para brindar con otros náufragos

la imposible huida.

Una ventana con rejas a ras del suelo

ilumina el rostro de una anciana que golpetea

los cristales y con el índice señala

donde custodiar las sombras

sin cuerpo.

Carlos Fernández





Cuadro: Susana y los jueces por Artemisia Gentileschi

SUSANA Y EL ADULTERIO.

A Susana Lorente en la celebración de sus 38 brillantes años.

Tu nombre, flor de loto signando los sarcófagos,
tu nombre, en el que germina la alegría,
tu milenario nombre de mujer.
En tus manos se tejen con dulzura las redes del futuro.

Delicada y tenaz como tela de araña que envuelve en
su belleza y cuya sutileza esconde resistencia de cóndores en vuelo.

En una mano la caricia y en otra el látigo del verbo,
que golpea la injusticia.

Egipcia mía, tantos pintores reprodujeron
la infamia de tu falsa acusación,
fue más famoso tu adulterio irrealizado que todos los otros consumados.

quizás por eso, engañas con tu pluma al orden establecido,
sacudes sus cimientos con tu verbo,
agitas tu cabellera ensortijada como bandera de libertad,
y entregas tu exuberante anatomía a la página en blanco,
sembrando el mundo con la semilla de tu naciente genio.

Alejandra Menassa


NO CREAS EN LOS VATICINIOS DEL ZODIACO.
(Vicente Huidobro)
El solitario acumula el tiempo
en el abandonado banco de la plaza
Hace añicos las ilusiones cuando
atraviesa con sus pupilas húmedas
la ventana del lejano edificio
buscando la silueta que nunca encontrará.
La tarde acumula el vacío de voces
arrinconadas hojas como caducas ofertas
de empleos vacantes a los que nunca optó.
Su permanencia fue ahuecando
la insomne madera sólo habitada
por la invisible presencia de aquel
a quien nadie ve, nadie escucha.
Futuro nunca escrito por la vacua obcecación.
Frío que corrompe el arrugado cuerpo,
corvo en su espera, nube trágica
que presagia el final.
Lo oscuro invade todo, verbo que muere
de estar cansado de latir.

Helena Trujillo Luque




BARRIOS DE SOLES TURBIOS Y LUNAS OXIDADAS

Una larga hilera de hambrientos corazones

Baja por la pendiente sin esquinas de la vida

Hombres de cráneos agujereados

Piratas, parias y buscavidas.

El alquiler y la tarde taciturna

Una taza de té y una cucharadita de azúcar,

sólo una, por favor.

Cualquier café en una esquina cualquiera

De una urbe europea.

Una señorita de labios rojos e imposibles tacones

Con el sombrero azul y las medias a tono

Elegante en los suburbios europeos.

Son los caminantes de la Tierra

Los famélicos hambrientos del Universo

Abanderados de la nada

Los huesos que roen algún misterio

Sinfonía azul de este poema.

Paola Duchên

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