sábado, 6 de marzo de 2010

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 06-03-10

GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 46 - 06/03/10
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


HEMOS RECIBIDO LOS SIGUIENTES APOYOS A LA CANDIDATURA DE MIGUEL MENASSA AL PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2010



Cuadro: Recuerdos encubridores. Amelia Díez

LOS MANIFIESTOS EN LA OBRA DE MENASSA

En el año 1971 se firma el Primer Manifiesto, data de 1975 el Segundo, ambos publicados en Buenos Aires. El Tercer Manifiesto aparece en 1978 en Madrid y es en la misma ciudad donde previamente, en 1977, como editorial de la revista Grupo Cero, nº3 se publica el Primer Manifiesto Internacional: “Entre tantas, una manera de comenzar”. En todos y cada uno, la escritura de Menassa, se rubrica como Manifiestos del Grupo Cero. En el verano de 1999 escribe Manifiesto del 99 o del Poeta Condenado donde Buenos Aires y Madrid son dos ciudades conversando sobre el nuevo milenio.

Según La Real Academia de la Lengua Española, Manifiesto es: un escrito en que se hace pública declaración de doctrinas o propósitos de interés general. También se dice del documento que suscribe y presenta, en la aduana del punto de llegada, el capitán de un buque procedente del extranjero, y en el cual expone la clase, cantidad, destino…de las mercancías que conduce. Otra acepción da cuenta del Santísimo Sacramento cuando se halla expuesto a la adoración de los fieles.

Tal vez un poema publicado en “Yo Pecador” en el año 1975 muestre: lo imposible de ser hallado, la contingente joya descuartizada, el necesario objeto de conocimiento, la precisa puntuación que produce sujetos de la lectura en el arte grupal de lo posible. Me refiero al poema MANIFIESTO

Albatros, albatros celestiales cantores de mis penas.

Sufro porque no conozco el África negra

porque nunca vi brillar en la espesura de la niebla

diamantes o rubíes o flores escarlatas.

Sufro por el dolor de las mujeres

completando su ser en mi mirada.

Por mis hermanos muertos

de los que sólo cuatro murieron en la guerra

el resto murió al amanecer

de tanto hacer la paz por las cantinas sucias

empolvadas de mierda o de los suaves olores del orín.

Me place mirar a las mujeres.

Me placen las llanuras

allí donde mi amada –potranca azul-

tiende definitivamente su cuerpo al viento y sacia su sed.

Amo yerbas y especias orientales

cálidos aromas

que no diré que me recuerdan precisamente mi infancia

pero si la infancia de mi padre.

Infancia de los cuentos donde siempre hay un sabio

bajo la forma de niño, de loco o de cantor.

Porque no quiero que me devuelvan regalos

ni ninguna de las fortunas concedidas.

Porque quiero leer tranquilamente

en el balcón de mi casa mis poemas. Besar tranquilamente

los senos de mi mujer en las cuatro estaciones del año.

Porque de nada me separo y a nada me adhiero.

Porque cada movimiento será sin lugar a dudas

un movimiento completo que gozará de incompletud

para que no le sea preciso detenerse.

Porque cada vida será porque en el principio fue la muerte

y será completa e infinita hasta morir.

Porque buscar, buscar eternamente no carece de nada.

Tengo y lo sé, esa es la verdad.

La valentía en libertad, “cantor sin dueño”, es un decir futuro que se puede leer, en los Manifiestos de un escritor, siempre grupal, autorizado por la poesía para leer en el privilegio de las ciencias más revolucionarias de los últimos dos siglos: marxismo y psicoanálisis, las tesis del sujeto del arte que anudando el sujeto social y el sujeto del amor permiten pensar la producción y distribución de cultura allí donde sólo existía el pasado. Y así cuando Menassa escribe “yo” habla un grupo y cuando dice “nosotros” siempre es un significante que representa al sujeto para los nuevos comienzos.

Por ello me adhiero a la candidatura de Miguel Oscar Menassa para el Premio Nobel de Literatura para el 2010.




Cuadro:Versos de oriente. Miguel Menassa

SOBRE CANTO A NOSOTROS MISMOS TAMBIÉN SOMOS AMÉRICA, del poeta Miguel Oscar Menassa, presentado por la IWA (Asociación Internacional de Escritores y artistas, de Ohio)

Para situar “Canto a Nosotros mismos, también somos América debemos recordar dos fechas. 1978, año de la primera publicación, en plena dictadura militar en Argentina. Menassa hubo de emigrar en l976 a España, donde escribe y publica este libro que escribió en su mayoría en un intenso y creativo fin de semana, en Torrelodones a treinta kilómetros de Madrid, hacia la sierra.

La segunda publicación, Chant a nous´mêmes, sommes aussi l´Amerique, traducción de Hélene Barnier, en 1995 bajo los ecos de la conmemoración del 5to centenario del Descubrimiento de América.

Un libro que recuerda el “Altazor” de Huidobro, ya que en él, Menassa viaja en manos de la poesía, dispuesto a no callar nada, a dejarse decir. Su para-subidas se desplaza en un recorrido histórico por las raíces de América Latina y lo hace bajo una consigna:

Ya lo sé señores

Yo mismo lo dije

La libertad no existe

y sin embargo, el poeta

ama la libertad.

Es un libro fuerte, valiente. Una mirada que devela los significantes que organizan la ideología actual, los intereses de los estamentos de poder, la represión que padecemos, la ignorancia que nos ciega, el desprecio por la vida, el abuso de poder, los oscuros caminos para negar la presencia irrevocable de la muerte.

Amo la libertad, dice, basta de muertes

Tampoco por la patria.

Subvierte todos los valores, amor, patria, familia, no para que no existan, sino para que ellos se organicen bajo una nueva ética, fuera de la dialéctica del amo y el esclavo, la vana elección entre la bolsa o la vida, cuando en definitiva habremos de morir.

Un libro anticipatorio, y eso lo decimos porque han pasado treinta y dos años desde su publicación, que dedica a la futura explosión de Latinoamérica, es decir su unión, a América del Norte porque la poesía canta también, a todo lo que muere, a la vieja Europa y la Europa segunda porque temo por el futuro en general del hombre, a los conquistadores, a la familia, a La Pasionaria, a Evita, a los poetas malditos, a los surrealistas, para decir que, así como ellos no hay que ser, que todo debe ser transformado.

Escribir dice, un verso más que ellos. Claro, no cualquier verso sino aquél que lleve en la sangre los cinco siglos de historia, que abra un nuevo sentido, que subvierta la ética del poder, de la religión.

El escritor altera sus sentidos

sabe que fueron necesarios

un siglo entero de mujeres,

cinco siglos de Dios,

para que el poeta se deje llevar

para que vuele.

En canto Undécimo, o canto final, cuando habla de los Indios, los que murieron en la conquista dice:

El odio fue necesario para vivir

La vida alegre una esperanza.

Opusieron al canto de nuestros sexos al aire libre

las marchas nupciales,

el bautismo,

el sórdido ruido de metralla.

El poeta sólo quiere cantar, dice y América canta en el poeta.

Asentimos con Menassa que Más allá del Último Canto Volver es Imposible.

Esta vez, para acallar el canto del poeta, habrá que matarlo y si intentan matarlo, el poeta ahora parece una bandera, asesino inmortal de toda la blancura, amante de la destrucción de toda la pureza no deja de cantar.

Y luego nos reta: transfórmenos de vanguardia en élite, revolucione su vida.

No soporte más el peso de las palabras. HABLE.

Y se despide con el Tercer Manifiesto del Grupo Cero, repudiando la guerra, asegura en este viaje tener un destino, poeta, una guerra de las palabras contra la biología, contra la física moderna.

Somos los bárbaros, expresa,

Venimos para decirlo de alguna manera

a pinchar los globos.

Me recuerda las palabras de Freud al pisar tierra Norteamericana: No saben que le traemos la peste.

Psicoanálisis, poesía, grupo. Creceré, seré millones.

Una verdadera propuesta para cambiar la visión del mundo.



Cuadro: Vendrá la mañana. Miguel Menassa

LA MUJER Y YO, DESPUÉS DEL POEMA 10

La decimotercera es también la primera. J. Lacan

Cada poema de este libro inaugura y abre nuevas cadenas significantes y por tanto nuevas realidades de lo humano.

En el poema 11, Ella se muestra en su razón dividida:

“Es capaz de dar la cara al universo y,/ al mismo tiempo, dar la espalda al mundo.”

Y todavía, “”Pero cuando dice adiós/ se cierra el corazón de la noche/ cruje la montaña sensible al dolor/ y mujeres y dioses enamorados/ piden que no lo haga./ Más ella, ya estuvo arrepentida,/ ahora/ lo único que quiere del amor/ es la libertad,/ por eso cuando dice adiós,/ aunque nos ame, es para no volver.”

Y el poema termina con el verso: “te amo hasta el delirio de sentirme/ la reina de tu boca en cada verso.”

Ella se ha despedido de algo y algo nuevo ha quedado enunciado

Ella se ha despedido, pero queda la escritura, la poesía que habla de Ella.

Por eso, cuando llega el poema 12, llega Él despidiéndose “Destierro de mi vida el llanto,/lastimero, por lo que no tendré” y aceptando “Que hubo antes de mí, hermosas mujeres/ que amaron a otros hombres, tuvieron otra piel.”, y se declara construido por la poesía y los poetas: “Quevedo aquí, Vallejo a mi costado,/ Machado doliéndose del camino hecho/ y tú y yo y el mundo, amada, que nos traga,/ si no dejamos de llorar no veremos el sol.”, y Ella le pide que sea el poeta que Ella precisa para ser histórica: “A ver, mi amor,/ me dijo ella al borde del enfado,/ un verso llano, posible, cerca de la tierra/ sobre el que se pueda caminar sin sobresaltos./ Un verso que nos diga la verdad de la vida,/ que nos hable con claridad del dolor,/ de la pequeña esclavitud de las mujeres,/ un verso, querido, que haga la guerra/ y que lave los platos con nosotras./A ver, querido, un verso que me libere de ti/ quiero verte decir, sereno, en algún verso/ que tu amor podrá sostener mi libertad./”

El poema muestra que Él desea más la libertad de Ella que Ella misma, que Él la ama, pero que Ella no sabe amar, que todo en Él depende del deseo de Ella, y de su amor por Ella, mientras que Ella todavía se relaciona con Dios y con su madre, y que respecto al dinero, Ella todavía sólo tiene preocupaciones.

La relación del hombre y la mujer está sumergida en una falsa ilusión: “Sueña que eres feliz, querido, que nunca te engañé/ que siempre fuiste sincero por tu parte, verdadero.”

Después de esta interpretación, o quizás por ella, aún se puede dar un paso más, y así llegamos al poema 13, donde el sufrimiento pasa a ser el protagonista: “Sufrir, según los pensamientos que Ella traía,/ tal vez, desde su más delicada infancia,/ a veces quedaba bien y, a veces, quedaba mal./ Por lo tanto, cuando sufrir se hacía necesario,/ se debía sufrir con todas las fuerzas posibles,/ con el alma y el cuerpo y, aun, los ideales./”, y todavía ella sufre por identificación con los que sufren y busca el sufrimiento cuando con sus palabras provoca los celos de Él y es el poeta quien le recuerda : “que hay hombres en la vida que, por celos,/ son capaces, pobres bestias, de matar./”.

En el poema 14 llega el poeta y nos dice: “os diré, camaradas, que en mis versos/ la vida no se vive y ella es la poesía/ o la mujer en general o la muerte./” Y nos habla de Él que se despide de su delirio por Ella, y de sus besos en medio del delirio: “Recuerdo cuando, al despertar,/ tenías un collar de arena en tu cintura/ y yo te creía la Diosa del desierto/ y montado en mi camello tornasol/ te invitaba a que me permitieras/ besar tus pies, en el justo momento/ de la arena de tu cintura partiéndose/ en finos cristales de amianto y de pureza./” y nos cuenta la historia de Él: “Hay días enteros que me lo creo todo,/ su perfume, esa inteligencia submarina/ que puede con un beso, sólo con un beso/ llegar, sin más, al centro de mi ser./” . Y nos habla de alguna de las verdades sobre Ella: “El Dios que siempre la acompaña,/ en lugar de enojarme, hoy me hace gracia/ diría que me excita que ella, en su belleza,/ para poder gozar me confunda con Dios/…” Pero el poeta quiere escribir, para que algún día sea posible, “…un gran poema/ donde el amor,/ enloquecido y tenaz./ reina, también, sobre el amor./”, el poeta quiere que la historia del amor reine sobre el amor.

Llegamos al poema 15 y ahí, Ella le dice la verdad, “no debes preocuparte por mi goce,/ gozar, en mí, es algo natural,/ me pasa siempre, hasta cuando me gritas./”, sólo los celos, sólo el deseo hace enmudecer su goce, “De golpe se detuvo y fue piedra, dolor,/ enmudeció su goce y dijo:/ ¿Por qué con ella tal o cual cosa/ que conmigo no?” Y es así que llega al beso.

En el poema 16, Él habla de Ella y nos dice: “Hablar con ella y hacer el amor con ella/ eran dos tareas absolutamente diferentes:/ Cuando hablábamos, ella quería decirlo todo,/ cuando hacíamos el amor, ella quería que yo/ lo hiciera todo, deseo y baile, todo para mí./” Y no solamente eso, Ella dice ser la causa de la escritura en el poeta: “ama con pasión esta quietud y escribe.”

El poema 17 nos muestra que “nada le alcanzaba para seguir sufriendo.” Y que Ella “no estaba en el mundo”, sin embargo no cesaba de soñar: “Y se engañaba a sí misma todo el tiempo,/ se miraba en el espejo y se decía:/ Soy una mujer, y se engañaba a sí misma ,/ cuando decía: soy una mujer independiente.// Y cuando se daba cuenta hasta con dolor/ que no era ella misma la mujer de sus sueños/ y que, ella misma, no era para nada independiente/ dijo con pasión: Así es la vida, siempre nos engaña.” Y cuando jugaba a existir decía: “Soy ese trozo oculto para mí,/” , “y tú no existes/ a menos que esta mujer que soy/ lo quiera.”, y “hablaba del mundo como si ella/ no estuviera en el mundo.”, “Hablaba de los hombres de las otras mujeres/ como si ella fuera extraterrestre o divina”, y , ahí, se muestra “…esa pasión de soledad.”

Y llegamos al poema 18, donde el poeta nos dice que todo en el ser humano es una propuesta de la mente, nada hay en ellos, nada puede ser escuchado sin que esté presente lo psíquico, hasta ser viejo o rico, es una propuesta de la mente.

A partir de este poema, su final hace surgir un nuevo comienzo.



Cuadro: Murallas del tiempo. Miguel Menassa


COMENTARIO DE: NO VE LA ROSA

Autor: Miguel Menassa

Editorial Grupo Cero

Madrid 1989, 284 pag.

Primera impresión: La vida puesta en palabras, mérito del lenguaje que nos ha sido otorgado para que atestigüemos lo que somos.

Hablar supone un poder oír que no es precisamente su consecuencia, sino que es el supuesto previo para hablarnos. Desde este momento en que somos una conversación, la novela ha sido su semblante. Actos, episodios, tragedias, imaginaciones puestas al servicio de una épica, todo lo que transcurre, todo lo que la vida o el pensamiento lleva y trae, un moverse en el tiempo, un transcurso o un devenir que no es del todo suficiente, ya que no alcanza el estatuto de lo que permanece, porque que lo que permanece es lo que funda la poesía. Juntarlos es arribar a ese entrecruzamiento donde la diacronía es interrumpida por la sincronía de lo que emerge de tanto en tanto como la llama que alumbra o el alma que asoma como un poema en medio de las relaciones que formarán el relato. Esta fue la intención no intencionada de este poeta escribiendo una novela.

En No ve la rosa, se muestran al desnudo las técnicas de escritura y se procesa el modo de creación en el hombre, en tanto el autor escribe como si de una novelista se tratara y a su vez la novelista es un personaje de la novela.

Está escrito y esta novela lo escenifica, que las diferencias son márgenes que evitan los encuentros, pero los encuentros son imposibles de cernir, sólo las palabras pueden encontrarse y esta vez para que nuevos sentidos traigan un viento nuevo, que como viento se detendrá en algún punto, pero que no dejará de ventear.

De los personajes de No ve la rosa, sabemos lo que piensan y lo que sienten, pero también lo que hacen. Los protagonistas a veces se sitúan desde el punto de vista del narrador, aunque el autor ensaya todas las posiciones, en tanto los personajes tienen diferentes modos de presentarse y de ser presentados.

Es interesante ver como el autor instrumenta sus conocimientos del alma humana y de la poesía, en el orden narrativo, para crear los múltiples personajes que son diez y seis, que en su diferencia divergen y convergen despejando al protagonismo del rol, para que surjan esbozos de formas nuevas del protagonismo.

Menassa intenta hacer surgir mediante una novela, es decir mediante una construcción ficticia, un hombre, una mujer, que si no existen, existirán. Nos señala un proceso histórico donde se amalgaman el hombre y la mujer, aunque sus personajes no lo adviertan del todo.

Si tratáramos de encontrar un protagonista, tendríamos que decir que esta vez se trata de Mujeres, así en plural, porque lo que las define y lo que importa es que ellas entran en relación. Ellas se hablan como las palabras, entre sí, y en esta novela son varias mujeres las que habitan el universo del lenguaje.

Ante la mirada del lector se desarrolla la relación de la mujer y la creación, la mujer y el trabajo, la mujer y el sexo, la mujer y el dinero, la belleza y los celos como claves del poder femenino. Es una mujer atravesada por la escritura, una mujer que después de este encuentro tendrá otro poder, con la condición de que tendrá que querer ser algo más, porque ha arribado a la comprensión de que ser hombre o ser mujer es poca cosa para el hombre, ya que la humanidad le pasará con otros hombres, con otras mujeres.

A veces confundimos realismo y verdad, pero cuando nos acercamos a un texto literario para investigar estos términos, realizamos una operación no pertinente, que equivale a leerlo como si no fuese un texto literario.

Si se tratara de autenticidad, es más auténtica la obra que la vida de un escritor. Tiene su coherencia propia, tiene su puntuación. Los fracasos de su propio personaje, el autor, no hablan todavía de sus personajes de ficción.

Los personajes de la vida son mas surrealistas que los personajes literarios, llega a decir el autor. Hay personajes que se recuerdan por mucho tiempo y que nos hacen olvidar al autor. Josefina desplaza al escritor y el acto de la escritura queda en sus manos.

El hombre en estos tiempos, dice un personaje de la novela, ha llegado a pensar que hay una medida, también para la humanidad.

En ese punto donde la humanidad se olvida, todo lo humano le es ajeno, considera que la máquina herramienta, el ordenador, el robot, son mas potables para su idealización, son mas perfectos, mas inmortales, pero sólo se trata de la ilusión de un porvenir, porque decepcionado ante el descubrimiento de la muerte de los otros, prefiere seres mas duraderos y posibles de sustituirse rápidamente, que no lo hagan concluir. En esta novela viven como si fueran a morir, pero morir no quieren.

Vivir es sencillamente lo diferente. Y durante una semana, tiempo cronológico en que se desarrolla la novela, nos demuestra el autor que el tiempo es una encrucijada que no tiene solución, que sólo se trata de poner la máquina a andar para que se recobren algunas funciones inhibidas, olvidadas, adormecidas.

Los personajes nos aseguran su existencia ciudadana, Madrid, Buenos Aires, Nueva York, grandes torres queriendo tocar el cielo, pero entre ellas se eleva la poesía a la altura de los grandes clásicos. Es así como se van despejando varias incongruencias históricas, en tanto no es el saber lo que mata, no es el sexo lo que enloquece, no es la represión la que producirá mas civilización, ni nos hará mas civilizados. Cae por tierra la cronología ya que no se trata de medir la magnitud del tiempo, es otro el tiempo que queda inaugurado como escritura en la novela, donde estando aún presente las edades, las clases sociales, las diferencias sexuales, no son estos los senderos que recorre el autor, ni esta la manera que rige los modos de relacionarse de los personajes.

Son veinticinco capítulos donde en cada uno algo se retiene en la memoria, una enseñanza, un silencio que late, una torpeza que se desvanece, una interpretación universal, una noción o punto de vista que desvía para siempre la mirada porque su meta es hacer surgir el pensamiento.

En la literatura se habla de una cesura en la narración, que es el corte o la pausa que regula su armonía, donde el equilibrio se desliza del comienzo hacia el final o bien del final hacia el principio, pero en esta novela la cesura se presenta en cada encuentro, en cada página, allí donde se acentúa la caída de sentidos.

El autor autoriza a que sus palabras se digan entre ellas lo que el mismo no puede entender. Los personajes son tan verdaderos como el autor. Ellos arman una arquitectura propia que es la que sostiene la novela. Los acontecimientos y su lógica son los que hacen que se pueda seguir una serie de encuentros que hacen que la novela se resista a ser enmarcada dentro de una lógica aristotélica porque tienen la fugacidad de apariciones y desapariciones donde el relato pierde lo narrativo y gana no un final, sino sólo una interrupción.





Cuadro: Giro sin pasos. Amelia Díez


ARTÍCULO SOBRE LA ESCRITURA DE MIGUEL OSCAR MENASSA

"Bujía supersónica de luz y de misterio", la escritura de Miguel Oscar Menassa es el último artilugio de la poesía. Al leer sus libros, el lector siente por fin, haberse topado con una realidad comparable al resto de acontecimientos de este tiempo. Porque, si bien los grandes escritores de todas las lenguas (Goethe, Victor Hugo, Sakespeare...) son como estacas clavadas en el corazón de la cultura que ningún Internet, ninguna globalización cultural, podrá mover de su lugar; el resto de los productos culturales que conocemos, parecen llamados a desaparecer sin pena ni gloria, con la misma rapidez que aparecieron; ser nuevamente engullidos por el maremagnum del que brotaron...

Porque cada día escuchamos palabras en la televisión, en la radio, leemos los comunicados de empresas, instituciones, ayuntamientos, ONGs... o la publicidad, que nos habla desde todos lados, a todas horas; y la poesía se convierte en un manjar anecdótico, casi irreal; un paraíso de deseos que nada tiene que ver con nuestra vida... Un recuerdo de las pasadas grandezas de la humanidad, como las pirámides de Egipto, o las historias sobre el descubrimiento del fuego. Pero... no puede ser. Si los grandes poetas de todos los tiempos nos dicen que la poesía es tan necesaria en nuestra vida como el agua; que, en comparación con ella, dice Khalil Gibran, “todo lo demás, es vulgar y vacío”. Tiene que existir, por tanto, una poesía actual, una poesía con tanto poder de creación como poder de destrucción tienen las armas y las ideas que utilizan los hombres para someter a sus semejantes... pues bien, cuando leemos algún poema de Menassa sentimos haber topado con esa energía indestructible que sobrevive secretamente a lo largo de las épocas: La Poesía.

Podemos pensar que, si las últimas producciones de Hollywood, tienen detrás una inversión de 800 millones, cantidad superior al PIB de varios países del mundo, la obra de Menassa tiene detrás una inversión equivalente. En la obra de Menassa están invertidas las vidas y obras de los más grandes hombres que dio la humanidad; y es la punta del Iceberg que, desde el fondo de los océanos, la cultura produce desde hace siglos, para que siempre haya un hito visible sobre el nivel de lo humano.



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