sábado, 23 de enero de 2010

TALLER DE POESIA DE LOS SABADOS 23-01-10


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA NÚMERO - 41 - 23/01/10
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa





Cuadro: Besos.Magdalena Salamanca

LA TERCERA PREGUNTA

Son las 5 de la mañana y el latido de la noche me ha desvelado,

un reguero de preguntas acometen con terquedad e interrumpen sin sueño,

la paz del descanso, huye con fuerza, de los contornos acústicos de su armonía.

Hay espacios de la habitación que me miran, esperando una respuesta,

yo permanezco quieta, en silencio, intento distraer sus ansias con mi indiferencia,

pero sus ojos son como llamadas punzantes al corazón.

Inquieta, me deshago entre las sábanas, hasta caer en las garras del poema,

esta vez, viraré los prejuicios y sentiré el resplandor de sus pasos en mis manos,

tocaré las tecla con firmeza y si fuera necesario, coseré mis dedos sus letras.

Han pasado casi treinta minutos desde el comienzo y nadie se ha dado cuenta,

la oscuridad que respiran las paredes de una casa en la soledad

me recuerda que aún, no he encontrado la voz para el futuro.

La tercera pregunta se esconde, como la muda palabra, que furtiva de mí, me condena.

No tengo respuestas, pero quizá las tuviera, quizá fueran las miradas

que me hicieron levantar hoy, a las 5 de la mañana, para escribir, este poema.

Quizá las respuestas sean la incertidumbre, la zozobra que desgaja la vida,

ese misterio que se coagula en el amor de aquellos que se fueron para siempre.

No quiero saber si la razón o la muerte, son las culpables, sólo quiero vivir.

Vivir a tu lado, al lado que se alegra y comparte, al lado que se tiñe de odio y comparte,

vivir en tus palabras, en la terquedad de una ilusión, en la planicie de los días al pasar;

dejar de llorar este silencio, que me aleja de aquella que me mira, desde el final.

Magdalena Salamanca


Cuadro: Sobre fondo blanco. Carlos Fernandez

EL TERCERO NOMBRA

Una antorcha de aire detiene su libertad de vuelo.

Llega la imagen impresa en el suelo de la voz.

La moneda cruza la mano en que respira la herida.

Comienza el juego.

Y cuando llega el frío, es abrigo la letra de lana en el pecho,

el duelo, un guante de cuero envuelto en versos,

la locura, un cascabel de lágrimas regando el invernadero.

Continúa el juego.

El error del acto se hace eco en el martillo yunque del estribo,

cayendo el delicado velo de las primeras impresiones

en el vacío margen del doble espacio entre los cuerpos.

Las reglas son el juego.

La terna pregunta es un título que nombra desde la altura lo hecho.

Su lugar de partida, un olvido nuevo, catarata de serpientes

que no ceja en vítores el risueño rostro del aplauso.

Todo infinitivo es juego.

¿Importar?…todo se importa: el hueso de la nariz y

la rosa del tiempo, el astro número que te nombra

y el pétalo interlocutor con quién se está leyendo.

Carlos Fernández


Cuadro: Doblaje cinematografico. Miguel Menassa


¿LA TERCERA PREGUNTA?

En esta tarde aciaga donde

no zarpo hacia las muchachas.

Las sirenas de hielo deshuesan las horas

¡Que talle de virgen padecen!

Como si las hubiera pintado,

desde otra historia que se repite,

la misma mano.

Esta sombra tres veces proyectada.

Manuel Menassa de Lucia.



Cuadro:El sueño dorado. Miguel Menassa


LA TERCERA PREGUNTA


Sigilosa, cómplice de un Morfeo

siniestro e implacable

se presenta la tercera pregunta,

un murmullo que dice:

soy la tercera, ¡exijo una respuesta!

Como una liana peligrosa,

salvaje,

constriñendo palabras que, en tumulto,

se lanzan al abismo de una respuesta.

Vacilante, detengo las palabras,

que ahora, suavemente, danzan.

Pilar Rojas


Cuadro: Hojas de otoño. Miguel Menassa

LA TERCERA PREGUNTA

Te espero tomando un café.

El local está abarrotado.

Ellos no te buscan, ni siquiera

nunca te soñaron.

La taza humea y mi cabeza,

parece que también.

Hoy nada claro hay en mí.

El mundo se debate

entre un presidente descafeinado

y otro con mirada sádica.

Entre un motor diésel o gasolina,

casa independiente o adosada.

A mí qué se me importa.

Yo sólo quiero escribir un poema decente.

Desbaratar la tarde y empezarla de nuevo.

Olvidar todas mis preguntas

para que alguna nueva nazca.

Desvirgar todas las palabras

que nunca pronuncié

y dárselas a la página.

Helena Trujillo Luque


Cuadro: El poeta llega a Madrid. Miguel Menassa

¿QUE ES UNA MUJER?

Tu cuerpo es un río extendido que no deja de pasar,

y de sus orillas gozo, mirando al fondo de tus ojos,

vida y canto que me llama.

Siento la creación de un reflejo junto a tus pies

y adoro ese gesto tímido cuando naufragan

tus pétalos de labios sobre mi frente ávida

de ti.

Entonces, siento el mundo más cercano.

Tu disimulo es goce de pecho enfebrecido

que solo pide el brillo de la luz.

Y todo es sorpresa.

Navegas con ardor

sobre mi ansia erguida

y ligo mi latido a un concierto de aves

que revolotean bajo tus caderas,

y noto como asciende el amor

en nuestra morada, estallando

en una dicha sosegada,

que arrebata tus suspiros,

en un placer que nunca acaba.

Miguel Martínez Fondón


Cuadro: El poeta llega a Madrid. Miguel Menassa

El pajarito

A Paco Urondo

Todos duermen.

Plácidamente todos los otros duermen.

Dejan caer sus cabezas

Decapitadas por la noche.

Y duermen.

Pero hay agujas clavadas en mi sueño

En todos mis sueños.

Y aleteo con alas ajenas.

Y es penoso decir te amo

Con una voz extranjera.

Y me pregunto:

Cómo vivir sin este sol

Sin este mundo

Sin este brazo derecho

Sosteniendo tu bandera?

Cómo ser habitual o simple

Cuando muere un pajarito

Y eras vos?

Todos duermen,

Plácidamente todos duermen.

Dejan caer sus cabezas

Decapitadas por la noche.

Y duermen.

Y cómo pueden?

Cuando se muere un pajarito

Y era yo?

Marcela Villavella



Cuadro: La cueva de Ali Baba. Olga de Lucia

MUJER ¿POR QUE CALLAS?

¿Por qué callas?

Te busco, te reclamo, te convoco

y sólo encuentro soledades

partiendo entre las dunas,

perdiéndose en el dorado reflejo de la arena.

¿Por qué lloras?

¿Por qué cristalinas perlas ,

resbalan por tu rostro,

si no conformaran un oasis para tu alma,

ni estremecerán corazones de hojalata.

¿Por qué te niegas?

Brutal, inhumana, omnipresente.

Majestad de las tinieblas,

te consumes bajo el signo de tragedia.

Olga de Lucia


Cuadro: miradas en la cumbre. Miguel Menassa

LA TERCERA PREGUNTA

En tu melodiosa desnudez

escribo el estallido que no te abandona:

¿cómo escapar?

Luz y pregunta

en tu cabeza acostumbrada

a la rebeldía del cabello

ondeando los misterios del mundo.

Tiene el alma su división

iluminada en heliotropos abiertos

que partirán mañana

como si fuera la última lluvia,

la última gota abrazando

la respiración de la noche.

Vuelan las gaviotas

y nadie responde

en el fondo de mi garganta.

Mónica López Bordón

Cuadro: El cañon del Colorado. Alejandra Menassa


¿Y SI YA NO ME PREGUNTARA NADA MÁS?

No preguntes por el camino,

pon el pié, y anda.

No le preguntes si te ama,

ámalo.

No preguntes cuántos son los pétalos de la rosa,

déjate embriagar por su perfume.

No preguntes si es hoy o si es mañana,

siempre es hoy.

Y si algún día dejas de preguntarte

¿en qué planeta vivo?

¿de qué materia el verso?

¿qué palabra me hiere y

cuál otra me consuela?

¿cuánto mide el amor?

¿cuánto pesa el deseo?

¿qué color los amantes?

¿qué destreza preciso

para desembarcar con el navío indeciso

de mis labios en la tierra prometida de los tuyos?

Y si algún día dejo de preguntarme,

quizás sean ceniza mi lengua y mi garganta,

quizás haya dejado viuda ya a mis palabras,

un aire mortecino recorrerá el recinto,

y entre tú y yo la parca, habrá hallado su sitio.


Alejandra Menassa


Cuadro:Horizonte de otoño.Miguel Menassa



EL MÁS PROFUNDO DE LOS DESCUBRIMIENTOS

Un interminable escalofrío recorre un mundo lejano,

lentas sacudidas de frentes de cristal,

deteniendo relojes de horas simétricas.

Cuerpos caídos, sorprendidos por el despiadado sueño

del que emergen cada mañana.

Sembradores de la angustia,

gritando que es posible zarpar,

hacia el país del descanso.

Y la alegría de vivir atada a columnas derribadas.

Un sudor frío empapa los semblantes desesperados,

la sombra de los viajeros,

la quietud de las puertas,

que muestran el camino recorrido.

Y esas almas se emocionan,

ante la sencillez del poeta,

que escribe del dolor para ahuyentar a la tristeza,

que sus gritos de muerte convocan al amor.

Versos donde Dios se rinde,

y el corazón se parte en mil pedazos,

al paso de un viento tenue,

donde borrar el rostro que se contempla a sí mismo,

se hace necesario.

Versos desde los que partir,

a la búsqueda de caminos paralelos,

al encuentro de nuevas formas,

de amar la vida.

Vicente Prada Gómez



Cuadro: Observando la experiencia. Miguel Menassa


LA TERCERA PREGUNTA

No habían sido tantos los pecados cometidos,

y sin embargo, temía que la tercera pregunta nos delate.

Me imaginé llegar muy livianita en la primera nube de la mañana,

sin demasiado cuerpo, sabiendo que era fácil vernos pasar,

y recordando el silencio de las estrellas íbamos al encuentro

de aquél sabiondo tribunal.

Al entrar en el salón, una esfera luminosa giraba enloquecida

frente a mis ojos extraviados,

y ya no sabía de donde venía el miedo.

Revisaba la textura de mis cabellos y los sentía ordenados,

después quería escuchar mi nombre,

esa voz que me llamaría para realizarme la tercera pregunta.

Haber aprobado las dos anteriores no nos salvaba de nada.

Era imprescindible responder con celeridad esta última oportunidad,

para ser absuelto, para no tener condena,

para escribir en el aire, las grandes obras, como los parias.

Rama desnuda.

Cruz transparente.

Nocturna mariposa apoyada esperando en la rama del antiguo árbol.

Toda luz.

Tierno cáliz.

Lucía Serrano



Cuadro: Infinitesimal. Amelia Diez

LA TERCERA PREGUNTA

La tercera también es la primera.

Rueda sinfín de una eterna circularidad

sin retorno, asimétricamente perfecta,

impúdica y voraz, como sus sedientos

soportes humanos, terrestres renovables,

incipientes músicas queriendo alcanzar

sus propios labios, sus próximos latidos.

La tercera vez que he nacido

sobre la faz de la palabra y sus redes,

silencio clamando su puesto y su despertar

callado por los que nunca habitarán

sino entre calles vacías o barcos sin deriva.

Era una lluvia que no conocía el desierto

ni la confusión propia de la indecisión,

¿era acaso una pregunta acercándose

sin pudor a mi puerta,

que espero me sea dada en mi propio vacío?.

Una vez más me pregunto por mí

y la respuesta no se hace esperar,

no sería sin lo múltiple y lo simple

arrebatado a las cornisas afiladas

de aquella noche de invierno.

Mí no sería sin las calladas letras

que me cortaron sin parsimonia

entre página y página, entre mirada y voz.


Amelia Diez Cuesta

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