GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 102, 09-02-2012
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO 102, 09-02-2012
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
Dibujos: Miguel Oscar Menassa
SI HABLAR ES LA
MUERTE NO ES HABLAR
Dice la Muerte:
“ ¿Qué piensas tú, hombre, que el otro morirá y tú te quedarás…”
De -“La danza de la muerte”-del códice del Escorial
Le contesta el poeta:
“Cada vez nuevas palabras,
nuevas
combinaciones,
me
alejan de la muerte.”
MOM
Desde tu primer vagido
antes de la primera palabra
puso su dedo en tu piel.
Te pretende desde siempre
Pero, cuídate de caer tan pronto en sus brazos,
porque sería para ti,
antes de tiempo,
la última danza.
Poniendo palabras a la noche
a los murmullos de la carne
al cotidiano vivir
vamos toreando a la muerte
alargando un camino
cuyo final nos une aparentemente a todos.
Pero más nos unen las palabras,
los caminos de las letras,
que nunca acabarán.
Su peso ligero capaz de desviarnos del abismo
ganará al final la batalla
porque la poesía
y sus palabras
de boca en boca
nunca se callarán.
Claire Deloupy
SI HABLAR ES LA MUERTE
Quererte,
como canta el cantor
cuando la mano empuja los olvidos,
tropieza con el lote de la vida
y nadie pierde la razón por saludarte
haciendo practicas con el sol.
Empecé con los pies
tirando piedras
alertando a la verdad para que viniese
a acomodar la lentitud
pasos deteniendo las cifras
que envuelven mi cuerpo.
Si hablar es la muerte,
paseo en el anden
con el aliento del tren
mirando muy lejos.
Muerdo el vuelo del pájaro
con fuerza salvaje,
letras aprendidas al azar,
cuerpo entero diciendo la verdad.
Clémence Loonis
SI
HABLAR ES LA MUERTE NO ES HABLAR
Si es cerrar las cortinas
de un siniestro confesionario,
y anticiparse al silencio de la oscuridad
con un estrépito de ilusiones... no es hablar.
Acertar las fechas finales
con el índice del sueño
como un pescador sonámbulo entre redes... no es hablar.
No es precipitar en otra substancia
ni crecer por el abismo humano... es la raya
continua demarcando, abriendo estúpidas cifras en el alma:
Ayer, mañana...
Hablar es abrir las cortinas
del viejo confesionario y terminar
con cada frase en su lugar. Antes que llegue
la oscuridad hasta la lengua
replegando el final con sus acentos.
Kepa Ríos Alday
SI HABLAR ES LA MUERTE, NO ES HABLAR
Con el eco de los mares desiertos,
visto la huida de estos huesos desordenados de
palabras,
y me abandono a los días en la fugacidad de
las horas.
Las paredes del silencio se agrietan al
atardecer.
Un viento firme para acunar las heridas
y las páginas se precipitan en lunas
solitarias,
nocturnas, haciendo cuerpo el latido de la
noche.
Busco exiliarme en abanicos vibrantes de sumas
en el costado de la sombra,
donde el poema se hace caricia imposible
y los viajeros sedientos de cadenas
vencen mi piel gastada.
Soy apenas es nostalgia peregrina que amanece
entre talismanes,
esa palabra inestable que se ancla bajo el
diluvio,
ese aliento enmudecido.
Soledad Caballero Castro
SI HABLAR ES LA MUERTE, NO ES HABLAR
Si
recorres la moneda que te acuña la mano esperando ácida la caída
y sueñas
cara a la muerte, habla tu fortuna en el bolsillo,
aprende a
esperar o vete.
Si la
tarde compañera del murmullo que siempre hay en la piel
te unta la
mirada de juegos horadando el real de plata
habla el
revolver de la voz.
Si detengo
la burbuja de olvido que respiras y desde el fondo del pozo
solo surge
el eco, espera que la lluvia de otoño, ahogue tu desnivel de tristeza
en el
brocal de piedra que te circunda el pecho.
Si
hablar es la muerte, no hay terceto en la representación del adiós
y
entonces, nadie llora de rodillas en la esquina sombría del cuarto oscuro
allí donde
el amor te expulsó.
Y no me
vengas con la elegancia del barrio donde chocaron nuestros huesos,
que
deletrear puedo con diferente acento vuestro nombre propio con pulso firme
y los ojos
cerrados.
Si hablar
pudiera el muerto, párvulo ignorante se declarase el mono
y tres
calaveras mintieran al océano frente al silencio.
Carlos Fernández
SI HABLAR ES
LA MUERTE, NO ES HABLAR
Frente a frente las cucharas batían combinaciones imposibles,
las bocas se abrían, la
camarera caminaba,
los bebes dormían, un
murmullo a la nada
y una pareja creyendo que
hoy en su amor anidaba la vida.
Las palabras rebotaban en los muros,
Las palabras rebotaban en los muros,
la cuenta era dejada con
desdén sobre la mesa
y el perdón justificaba otro
próximo encuentro con el odio.
Cientos de rayos emanando energía
Cientos de rayos emanando energía
y ninguno era capaz de
interrumpir ese discurrir frente al espejo,
lucha de las palabras por no
escapar de Dios
mientras el reloj avanzaba
victorioso hacia las 12 en punto.
Los zapatitos, la carroza y la corona desaparecían,
Los zapatitos, la carroza y la corona desaparecían,
y las manos frescas de
pintura,
y su cabello en torno de su
rostro lo entregaba todo al viento,
su primera palabra
quitándole el tiempo al tiempo,
mientras amábamos y
comíamos.
Dame fechas, nombres, dame el espacio,
Dame fechas, nombres, dame el espacio,
el veneno de la noche
serpenteando por la colina solitaria,
mi sonrisa es porque espero,
dame tu alma que la mía no me basta,
me la pegaré al cuerpo, diré
que es mía,
que nunca me pediste un
verso
y volaré como una loca
alucinada en la sombra gris de tu espesura.
Me toco el pecho por creer que alguna sensación abriga y lo creo,
Me toco el pecho por creer que alguna sensación abriga y lo creo,
y creo que hace frío bajo la
tierra
o que la muerte solo es un
corazón dejando de latir.
Cuanto creer en la maza del juez que yerra en su testimonio,
Cuanto creer en la maza del juez que yerra en su testimonio,
cuanto creer en la sirena
que desvela la cárcel
en que un preso ha invertido
su historia antigua de quebrantos,
cuánta soledad entre sus
muros de piel.
No son las ruinas las que guardan mi resurrección,
No son las ruinas las que guardan mi resurrección,
es el habla del mañana, una
mujer hecha de tu voz.
Susana Lorente
SI HABLAR ES LA MUERTE, NO
ES HABLAR
Pálida rasgadura, queda el color en la mirada.
Océanos de palabras se hilvanan,
impronunciables,
frente al espejo de la esperanza.
Acuarelas proyectadas en el vacío sanguíneo,
agotan, persistentes, las fibras de
la traición.
Se incendia el lamento, mece en pétreas
pupilas
la muerte, novia infernal de los silencios.
Desteje el ceñido nudo que ahoga los versos
en delgados pasadizos donde estallan los
cerrojos.
Cadencia desatada del amor, germina el
arcoíris de la voz,
vívida lección que combate el vagido final.
Helena Trujillo
SI HABLAR ES LA MUERTE, NO ES HABLAR
Cuando callas te noto como ausente,
ya lo dijo el poeta,
pero si hablar es la muerte,
prefiero tu ausencia,
el vértigo de la lejanía
los fríos filamentos de tu indiferencia.
Si hablar es la muerte y tú, el portador de su
guadaña,
esperaré sentada en mi trono de paja
que las crecidas aguas de la distancia,
entonen caricias en la ribera con la maldad
que habitas.
Aqueronte guiará tus pasos al otro lado
para que la soledad perturbe los tímpanos de
tu mudez,
desnudo y solo, alejado de la vida,
tu sexo se convertirá en mástil de algún barco
a la deriva.
Magdalena Salamanca
SI HABLAR ES LA MUERTE, NO ES HABLAR
Te veo surgir de la penumbra,
acostumbrada a regar el mundo
con tus lágrimas.
Te veo, acongojada por tu dolor,
separar el bien de lo demás,
para resistir los ataques del destino.
Era tu patria el deshonor,
tu refugio, el desaliento.
Rasgabas tus vestiduras
a la intemperie, mendigando
amor por las esquinas.
Fue, tu entereza, una ficción
en la que agonizabas cada noche,
sola, vestida de princesa.
Ningún color restituyó tu sonrisa,
ahogada por la costumbre de caer
fuera del mundo de los hombres.
Era, tu vida, el escondite perfecto:
un voto de silencio
que
te mató.
Carmen Salamanca
SI HABLAR ES LA MUERTE, NO ES HABLAR
Un cataclismo en la gramática y el lenguaje
tiritando de frío
enloqueció en el naufragio de la palabra
muerte.
Un ritual de vocablos sin sombra estalló
en la aventura de aquella pasión en el espacio
que rumoreó frases sin palabras cayendo en la
hendidura
que no suturó ningún relámpago.
El acróbata saltó cayendo de pie sobre la
pista mágica,
arenas avanzando con sus olas sin vida
donde agonizaba sin saber el último poeta.
Todas las lenguas están muertas
si no son resucitadas por las risas,
por el ruido del río que corre sin destino
estallando en la cítara del pecho,
si no se mojan en mares no nacidos
para que hable con una voz llena de eclipses y
distancias
que desfonda en la noche la roca del insomnio
y vuelve convertida en pájaro llamando a la
mañana.
Hay palabras que quieren arrastrar los cielos
a la lengua
y otras que atraen los tesoros del abismo y se
descargan como vagones llenos de carbón de piedra sobre el alma,
que no saben sino caer en el silencio,
un llano despoblado donde a veces habitan las
palabras
que vienen del silencio y traen la nostalgia
de ser barro o nada,
un vértigo cayendo en la fragilidad de un
sueño,
que observa con desprecio tu mueca de dolor
y tu mirada de perro aullándole a la luna
sólo por ser un átomo desterrado
con una ventana por la que te mira.
Pero no mires con ojos engañosos mi doble
catadura,
ni me injuries con la palabra muerte
porque no puedes ver el mecanismo de mis
desplazamientos
ni la fábrica debajo del párpado
donde el angel yace desvanecido perdiendo la
cordura
pero todo lo mueve,
y hay tempestades dentro de una risa
y agonías disueltas en una enfermedad de
nubes,
y una inquietud de astros en los versos
que hablan y hablan para espantar la muerte
y protestar por la injusticia que quieres
endilgarme,
porque hasta Dios me debe su existencia.
Norma Menassa
SI HABLAR ES LA MUERTE, NO ES HABLAR
Háblale al deshielo,
al aliento que corre detrás de ti,
a las partículas que son cenizas
que el viento vuela lejos.
Habla a la insuficiencia del fuego,
a la luz tenue de la luna.
Irrumpe en las mañanas,
antes de llegar al horizonte.
Escucha como cae el agua de la lluvia,
y recuerda que el cielo navega a tu favor.
Pronuncia una sentencia,
Quédate con los que sueñan.
El rayo no tocará tu sangre,
ni será imagen de ninguna tierra fértil .
Hay semillas que mueren antes de nacer,
y nadie se da cuenta.
Lento es el dolor que no alcanza a tocar
el manso fluir de las primaveras.
Habita las montañas y tu aliento, aunque transparente,
no se derrumbará por el peñasco
nocturno de la muerte.
Es largo el desarraigo que viven los mortales
que hablan de la muerte.
Algo arde sin estrellas,
sombras del atardecer que nos dejan
atrás de nosotros mismos y golpean
al corazón milenario del poema.
Reduce la ceguera del rostro animal
que te persigue, y las heridas dirán
tu nombre mientras duelan.
La penumbra se baña con tus lágrimas,
y la lengua calla, el rancio aroma de
los puertos donde nadie parte.
La memoria respira vida,
en un amor privado de los días
que afirman delante de ti, tu presencia.
Inventa hombre huérfano tu medida,
la muerte no golpea las puertas,
entra invisible y sola a buscar los harapos
que dejan las pisadas leves,
y el hambre del invierno no hará de ti
florecer tu nombre en ningún asesinato.
Escribe el color del silencio,
y ella no podrá tocarte,
escucha la voz que viene andando
detrás de ti, y ella no será tu amante.
Lucía Serrano
SI HABLAR ES
LA MUERTE NO ES HABLAR
Cicatrices
de besos que nunca he dado
Vértigo que
resuena entre cráteres sin voz
Nostalgia
sin pudor de lo apremiante y lo intangible.
Si hablar es
la muerte no es hablar.
La muerte
rige los destinos, grandes o pequeños,
es un sonido
sin rumbo y de un solo sentido,
no quiere a
nadie, ni batalla ni se esconde.
Yo sé bien
que muchas veces,
ni avanzo ni
retrocedo en la vertiente
de la
vanidad más acuciante y más brillante,
otras veces
la prisión de mis sentidos como una jauría,
dicta prisa,
cólera y bravura entre vergeles
sin reposo,
ni ordalías, que mezan el espanto
de haber
nacido humano.
Y
cuando un temblor recorre mi cuerpo, mis piernas…,
no es
enamoramiento sino mortalidad,
y es ahí
cuando comienzo a hablar.
Amelia Díez
Cuesta
SI HABLAR ES LA MUERTE, NO ES HABLAR.
En la mina, entre el carbón humilde y el
precioso diamante,
En ese averno
perforado por las picas de solemnes mineros
al
fondo de lo negro, más negro que una noche de robadas estrellas
donde Lucifer canta sus últimas tonadas,
Y el azufre ya no hiede al fatigado olfato.
Tu amor hace una tumba para mi amor lejano.
Allí, donde contemplas la espalda de los
muertos,
catacumba de tantos que horadaron la roca,
entre torpes luciérnagas en cascos adheridas,
Barrenas que perforan los macilentos muros.
Tu amor hace una tumba para mi amor lejano.
Allí
donde condujo mi torpeza de siglos,
Mujer con un cuchillo entre los dientes,
Mi lengua de serpiente puso en tu sangre
cruel veneno mortal en la incipiente herida.
Tu amor hace una tumba para mi amor lejano.
Allí donde la muerte, que es blanda y es
viscosa,
ha reptado silente entre aceradas sílabas.
Por agitar el aire con anhelos y ruegos,
el hacha del verdugo, descabezó a la bella,
Y su cabeza dice, abre la tumba, amor,
que aún respiro, y hablemos un momento.
Puede esperar la muerte, nos reclama el amor.
Alejandra Menassa de Lucia.
SI HABLAR ES LA
MUERTE NO ES HABLAR
I
Si hablar es
la muerte
no es
hablar,
me dijo ella
algo
impotente
esa mañana
quejumbrosa
que el alba
quiso
recordarme.
La noche
anterior
pasada la
media noche
el lujo del
semen enluteció.
Se hizo
casposo el escorzo
de la
semilla del viento
y el
poseedor de la noche
algo
somnoliento
triste y
pobre
como los
mendigos de tus ojos
me sonrió de
lejos
y sugirió el
amor.
Nosotros,
nos divertíamos como locos.
Mientras
amábamos cantábamos.
Los polvos
inolvidables de los siglos
derramaban
sobre nosotros
las arenas
del tiempo
y decidíamos
amarnos
por siempre
y entonces
lo eterno se
desvanecía entre los hilos
que el
tiempo
traía de
nosotros
hacia el
tiempo.
Nos desnudábamos
a carcajadas
un día la
aurora
sonriéndonos
desde su rincón inoportuno
nos insultó
diciéndonos:
miserables,
me habéis robado
lo único que
tenía.
El sonido
fulgurante
de la
pólvora se oyó a kilómetros
el hombre,
el pobre hombre,
había volado
de sus sesos
los cabellos
que hacia nosotros
el tiempo
nos traía.
II
Y yo le dije
sonriente
esa mañana
en que el césped de sus miserias
envolvía el
karma de su ausencia
madre, mujer
abandóname
déjame
marchar enmudecida
y mírame a
los ojos
cuando me
digas
que tus ojos
y mis ojos
enredados
son del
mismo dueño.
Los
nocturnos pájaros
los sueños
del inquietante letargo
los sueños
de los sueños donde está su ombligo.
Germen del
tiempo, naces en los hombres.
Naces en la
miseria de los hombres, en los hombres del hombre.
Germen del
tiempo,
Germen de
las cadenas
de los
inquebrantables huesos
milenarios
de la palabra
que ha
caído.
El hombre
quién es?
Soy una
mujer escribiendo en un ordenador,
joven,
cronológicamente
polimorfa,
morfológicamente
perversa
pervertida
por la palabra y la cicuta.
Sobrevuela
(sobre mí) el paréntesis de tu nombre
oh padre
celestial
que viajas
en el tiempo del reloj.
Los tiempos
taciturnos del olvido
naufragan
mientras las miserias
rebocan la
barca con los náufragos.
El otoño les
guareció de la proa
pero la
tormenta era tan amplia que nadie pudo salvarlos.
Fueron
míseros condescendientes de los pobres
y ahora, se
revuelcan con su aparato genial sobre los pedregales
entre las
miserias de las conchas marinas
que
soliviantadas en su entereza
soliloquian
con el coral.
Los mares
del viento,
de los
hermanos desaparecidos
para que en
esta carta
en esta
despedida
estemos tú y
yo
oh, madre
patria muerte
oh poesía de
hielo.
Sin embargo,
yo soy la estatua
el vértigo
se apodera de mí
y no puedo
contestar a su pregunta.
Soy un
estafador profesional.
Vengo del
más allá para deciros
que
transcurro en otro lugar
donde no soy
seréis
el donjuan
del oro
y el llanto
de Inés.
Verdes
serpientes que despojaron la
duda
de quién es
quién
en la
historia del amo.
Y, sin
embargo, nada alcanza.
Su ferocidad
perfecta
es del orden
de la palabra
y su
tremenda soledad
tremenda por
artefacta
por humilde
no podría
ni
traducirse,
se revienta
para
vestirse de recuerdo.
Virginia
Valdominos.
SI HABLAR ES LA MUERTE NO ES HABLAR
Hablo para
cambiar tu nuca por un nombre,
la claridad
de las mañanas por el turbio vaivén
de los
desencuentros a media luz.
Traigo la
sombra sobre mi piel
como un
manto de muerte
y al
nombrarla el cielo se abre
para mirarte
y descubrir
que no te
conozco
aunque nos
hayamos besado
y me hayas
jurado que por mí
serías capaz
de una noche de ensueño.
Apenas sé tu
nombre y conozco de ti
uno o dos
rasgos que me permiten
arder como
tea y sentir
que el mundo
está poblado de nosotros.
Me dices que
al hablar,
la muerte se
te mete entre los dedos
y me nombra.
Si hablar es
la muerte no es hablar,
por lo que
puede ser que seas tú
el que estés
muerto.
Cruz
González Cardeñosa
SI HABLAR ES LA MUERTE NO ES HABLAR
Si en el
cíngulo cruel de las pasiones,
en el altar
de la condena
tu cuerpo
tiembla y se arrodilla.
Si tienes
hambre y sed,
y nada calma
el hambre
y la sed te
abrasa
aún después
de la bebida.
Si eres
esclavo de una idea fija
que a tus
manos atan las cadenas
de antiguos
homicidas.
Y huyes y te
escondes
como un niño
que ante la
sombra de un árbol
en la pared
de su cuarto grita.
Si eres
locuaz
cuando al
silencio
la daga
bienhechora te invita
y no hablas
ni aún para salvar la vida.
Si tu cuerpo
canta
floreciente
en su agonía,
y se esconde
detrás del dolor,
al final no
queda
para hablar
contigo
ni la tumba
abierta.
Ruy
Henríquez
SI HABLAR ES LA
MUERTE NO ES HABLAR
Dijo
Shakespeare:
“No tienes
juventud ni vejez;
es como si
durmieras
después de cenar
con ambas”.
En el alfeizar
de la ventana
está acurrucado
el mundo
cubierto con
amapolas
de querer hablar
en Madrid
desde una plaza
en Buenos Aires
comiendo ostras
de Venecia.
La cabra de la
legión española
tose por la
corrupción,
mientras leo de
noche
y me recuerdas
el café con
leche y medias lunas
en Atalaya, camino del obstinado mar.
Tus señales se
toman por milagros de la voz.
Palabras dentro
de palabras,
acariciando
vientos tejidos entre fantasmas.
Susurrantes
visiones
al pie de
colinas ventosas
tras un saber de certeros paisajes
cuando nuestra
ambición
se distrae en
miradas a la deriva,
hambreando
deseos partidos
y la pasión es hablar.
Jaime Kozak
SI HABLAR ES LA MUERTE NO ES HABLAR
Hojarasca de vocales
encendidas
Doblan su esqueleto
Con su sombra y su escalera
Y la noche llena de luces
Se encienden en tu corazón
Alejando las flores de la
vida
Los labios de tu boca
Hacia otros rumbos…
Paola Duchên
SI
HABLAR ES LA MUERTE, NO ES HABLAR.
Nadie
podrá decir que sobre mi frente
hay
una luz turbia.
Mis
manos han servido un convite apasionado
pero están cansadas de esperar la señal del amor.
Se
doblegan a un dolor
donde
se apacigua un manso regar
de
lágrimas osadas,
esperando
el tiempo del olvido.
Naufragando
hacia una dicha imaginaria
dentro
de mi, ventanas espaciosas
dejan
salir hojas y viento
que
enturbian la sombra de mi alma.
No
creas que mis palabras han huido
ni
se asemejan a esa muerte sombría
con
su verdad tenebrosa.
En
mi,
en
la dicha de sus cumbres,
ni
aviva la alegría
por
falta de vigor humano.
Miguel
Martínez.
SI HABLAR ES LA MUERTE NO ES HABLAR
Que la muerte me sorprenda hablando
es la más alta pretensión de mi deseo,
pues, como humano he nacido entre palabras,
son ellas las que me amarran a la vida.
SI HABLAR ES LA MUERTE,NO ES HABLAR
Ella vino a mi casa
tantas veces.
Cuando se obstina
pidiendo muerte
cuando intempestiva
apalea mi cabeza,
cuando intenta
acribillar cristales,
en mis sienes,
atormenta.
Cierto vacío
y su viento helado
se cuela aún
por las ventanas.
Lejos escucho
clamor de gorriones
y alondras,
llega el aroma
del tilo plata
y una voz áfona
empuja,
gana la partida
a la garganta …
La radio
me espera.
Soy
palabra
o no soy.
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