-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 70- 16/04/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
HOY DESCUBRÍ UNA VETA MASOQUISTA EN MI PERSONALIDAD
Hoy descubrí una veta masoquista
en mi personalidad incrustada,
sucia veta que surca la amatista
corrompiendo la red acrisolada.
Cual abyecto gusano habría muerto,
enroscado al punzón, acurrucado
en la pequeña cuna del tormento,
si al masoca no hubiera confinado.
Esta vena de cómico suicida claudica.
Menos mal, más vale tarde
que siempre fracasar haciendo alarde
de un dolor previsible y homicida.
¿Por qué dejar hablar a un ignorante?
¡¿Por qué dejar gozar a un mal gozante?!
Kepa Ríos Alday
HOY DESCUBRÍ UNA VETA MASOQUISTA EN MI MANERA DE SER
Mis maletas tienen el peso majestuoso
de un cristal blanco etiquetado.
Acaban de posar sus alas
a lo largo de los andamios
que dibujan mi vida.
La mirada ha envuelto los ojos
y el aire torna, cresta abajo,
una emboscada milenaria;
hoy y mañana tirando sobre el músculo.
Un viejo collar hace de estrellas,
tira su disfraz y desprovisto de papel
riega la urgencia y se vuelve herida.
Habitación esplendida donde se conjugan
los gemidos que salen del espejo
se deslizan apresurados sobre la rendija.
El estaño ama su tormento,
inalterable al aire,
deposita el oxido en la escalera;
un pensamiento se retrasa y cae en sueño.
Mis maletas parecen esperar otra orilla
con mesas de seda, con zapatos de tránsito
pasan filas y derraman la sangre de mi mano.
Mi rostro, en el anden, cojea con los ojos abiertos.
Clémence Loonis
HOY DESCUBRÍ UNA VETA MASOQUISTA EN MI PERSONALIDAD
Pensar del viento que me cruje
que me baña de espaldas
que me mueve la hipocresía y la templanza
y me abraza desde la eternidad y me miente.
Que me quita los días
las válvulas incandescentes de la locura
la belleza inaudita de los porqués
vertida al infinito de los sueños.
Pensar del mar que me encoge
que traza de estrellas
la cuna de peces inservibles
que me asalta la compostura
y estampa la melancolía de las olas
en mi boca.
Como camelias
de botella vacía de sol
volando del revés
a la humanidad.
El destino de los perros
sorprendidos por un semen de venganza
en que hierve la aurora de los pobres.
Que ha bordado sobre el oro
el manto triste de la muerte.
Virginia Valdominos
¿SEREMOS?
Divisible,
intermitente,
de a trechos,
por instantes,
algo geométrico que respira
una cuarta dimensión inexplicable.
Siento una cierta
milenaria identidad
y en ti
la dispersa evocación
del dios buscado.
Ven,
cierra los ojos para ver.
Excavemos a fondo
en las cortezas,
crezcamos,
para que un día,
hoy mismo quizás,
perforemos las murallas
y como saetas
saltemos como espléndidos caballos
al espacio,
estallando en sonoro festín…
como dos cuerdas.
Rosalba Pelle
HOY DESCUBRÍ UNA VETA MASOQUISTA EN MI PERSONALIDAD
Hoy, al levantar los ojos hacia el cielo,
sentí bajo mis párpados la pesadez de la muerte.
Grité, hasta aullentar las tormentas
que humedecían las aceras solitarias,
y la luna, con su blancura, cego mi visión.
Cuando nadie quiso la pena,
arranqué de mis labios los dulces arrullos
y me vestí de dolor.
Cruz González Cardeñosa
HOY DESCUBRI UNA VETA MASOQUISTA EN MI MANERA DE SER
Explorador de fondos, descubrí peces sin color y
hundidos buques de guerra en mitad de la nada.
De lo imposible hice desierto ocultando la arena
y al fuego conjuré la sierpe envenenada del amor.
Comulgué puntos y desfilé todas las capitales
sembrando la peste lupanar en cada calabozo y
en las cunetas, los besos libres de toda promesa,
derraparon, bajo tu falda, la pasión de la espesura.
Hoy descubrí una veta en la siniestra espalda
una cruz sin parábola entre la escápula izquierda y
el amo diestro que ordena y condena aventuras:
cómo los cuentos de infancia que a la luna le ladran
cómo los lobos que abuelo bautizara para que fueran manada
cómo la quiebra furtiva que asola, en solar, una casa.
Hoy descubrí en mi manera de ser
escombros del ayer y en el mismo instante de ver,
madrugaron las palabras.
Carlos Fernández
HOY HE DESCUBIERTO ALGUNA VETA MASOQUISTA EN MI PERSONALIDAD.
Soy la que sólo sabe dolerse,
la esclava que goza al chasquido del látigo,
la que aplaude el golpe cuando el golpe
se precipita sobre su fracaso.
Soy un volcán que pide la lava de tus caústicos besos,
la quemadura de oro sobre la piel del tiempo,
el incendio que acabe con su sutil belleza.
Quiero arrastrar mi cuerpo por el fango,
y dejar que me marquen tus sandalias,
huellas de tu existencia sobre mis huesos frágiles.
Añoro tu mordedura venenosa en mis entrañas,
la sensación de miedo mezclada con la noche,
un goce que no alcanzan las palabras,
un goce todo carne, como de cerdos en la piara.
Pégame, hunde tu violencia de muchacho
entre los pliegues de mi soledad,
enciende mis motores con esa leña inmemorial.
Él se levantó sereno, con la mirada más cruel
de que era capaz. Sentí que hoy
por fin, me haría gozar hasta el final, me mataría
y con voz queda, pronunció el maleficio,
la llave del dolor más extremo,
la infinita tristeza, el abandono:
“Hoy, no te pegaré”.
HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA II
Sin saber nada de la vida
veo como se aleja el mar a pesar de mi insistencia en alcanzarle,
siento como me hundo hacia el infierno
donde el limbo hace de la nostalgia
la incertidumbre del flagelo en la oscuridad del viento,
pero también el túnel que da cobijo al frescor de la mañana,
aún en el medio día, en el que el sol descansa sobre un atril de luz.
Camino en el crujir de las hojas, el tacto de la reja,
me aferro, como se aferra el condenado a la prisión que le libera.
Te veo al otro lado y me doy cuenta de que no soy la que buscas,
y te siento ajeno, porque quiero hacer de mí lo que nos separa.
Quieres que negocie con los fantasmas que me acompañan,
y que escape hacia el beso humano que aniquiló
a los amantes vibrando por un vuelo de placer.
Quieres ser Dios en mis entrañas,
regocijarte del mundo sin vacío,
en un corredor que lleva el tránsito de la cordura,
sin llegar a ninguna puerta.
Me matarías sin piedad, violarías lo inviolable
solo para borrar el trazo de mi nombre,
profanarías mi cuerpo pensando que con eso
alcanzas las más altas cumbres de los Andes por amor.
Pero hoy, te voy a cuidar de mi,
y aunque sea el cuerpo de la mujer
al que vuelca la eternidad su esperanza,
no te daré la vida,
te resucitaré con un plato vacío frente al que esperas
en los ojos entornados del que entrega su goce,
con el fuego llamándote a las espaldas
en el nacimiento del poema.
Un día cuando Dios te acompañe,
otro, cuando el tiempo recaiga en la losa inscripta del porvenir,
me odiarás con el miedo del que zarpa aceptando una guerra
que sin saber hizo suya.
Y entonces me preguntarás porqué tanto odio
si nunca te prometí los ángeles,
si nunca te pedí nada cuando el mundo era el temblor
de una libertad sexual que sucumbió a la inexistencia.
Me cortaría los dedos solo por ser la sombra de tu felicidad,
pero hoy ya no puedo renunciar a tu ilusión,
y te pienso llegando en el instante
de penetrar mi cuerpo de mujer enamorada y proclive a la profanación,
en la que encuentras la generosidad del que escucha.
Mi gracia es tu futuro, mi deseo tu sexo abierto al sol,
mi corazón un fragmento de página rota por la palabra.
Susana Lorente Gómez
HOY DESCUBRÍ UNA VETA MASOQUISTA EN MI MANERA DE SER
Columpio mi cuerpo en el pretil
que asoma a la cloaca.
Aliso las arruga del tiempo
en la mirada que me fija
al azogue desvaído de la mañana.
Quiebro el frágil cristal
que fija mi latido a un ritmo
ya lejano, insistiendo en dormir el porvenir.
Descubro la veta masoquista
que alumbra mi ser.
Pilar Rojas
HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES
DE MI VIDA
Entre mis entrañas,
en esa parte íntima,
cara oculta y escondida de mis vertientes,
anidan los aspectos más miserables de mi vida.
Habitan sus adentros, las bestias y las flores,
tiburones y pequeños pececillos que, de la mar,
han tomado su furia, para desnudar, en un solo gesto,
los arrozales y las magnolias que de continuo
entran y salen salvajemente a la superficie.
Ellos son los que sin precisión continúa,
estallan y reverberan los sonidos alienantes de mis días
aplausos de explosión que emergen de la plácida nada
e inundan la soledad de mi vergüenza.
Aires miserables con consistente insistencia
que inundan y persiguen mi ser
delatando su inmundicia.
Magdalena Salamanca
HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA
Detengo las horas entre juegos de palabras.
Mundo sin sentido,
donde las mutilaciones tienden la mano
a un nuevo amanecer cotidiano de silencio.
La revolución,
hace temblar mi nombre
en pedazos de luz
que acuno entre mis brazos.
El silencio se agrieta en frenético vaivén
para llamar a mi cuerpo
entre caminos de sangre,
despertando con el eco de las voces milenarias
que desamparadas,
arrasan la palabra en piruetas efímeras,
para ocultar,
en una vuelta más,
los bordes miserables de mi vida.
Soledad Caballero Castro.
YO NUNCA HICE EL AMOR SIN TENER GANAS
Es cierto, envainé
mis lágrimas cuando el horizonte
cubría de dunas y amalgamas desteñidas
la crudeza de mi rostro.
Hipnoticé mi canto
al abrigo de improvisadas artimañas
cuando el dolor desprendía
fatídicos aromas de rendición y desidia.
Paralicé, incluso,
el rítmico fluir de líquido en mis arterias
cada vez que la sangre ponía mi corazón
en pie de guerra, porque había que crecer.
Es cierto, intenté
vender mi alma a cualquier postor
mientras la verdad arrasaba los límites,
pero yo
nunca hice el amor sin tener ganas.
Carmen Salamanca.
HOY HE DESCUBIERTO UNA VETA MASOQUISTA DE MI PERSONALIDAD
Mi silencio era propio de un objeto impropio,
era como una noche en un desierto que no existe,
una magnífica polémica anclada en la mirada,
giros sin letra en una memoria imperturbable.
Locura sin huellas, razón sin máscaras
recursos minados por la civilización
absorta en los cuidados prefabricados.
Desliza, sustituye, revierte, consolida.
¿Pétreo dolor o silencio petrificado?
¿Acústica insonora o voz sin palabra?
Se ha roto la distancia a ninguna parte
Se ha sellado lo cerrado y lo abierto.
Ardo tras la piel y sobre sus cavidades
más austeras y más superficiales.
Me propongo una muerte duradera
una vida incendiada por palabras.
Amelia Diez.
HOY DESCUBRÍ UNA VETA MASOQUISTA EN MI PERSONALIDAD
Hoy descubrí que inmolarse delante de todo el mundo, no sería suficiente para mí. En las cuestiones del dolor mi personalidad pide acciones extremas, algo así como una central nuclear a punto de estallar, un volcán en erupción o un pequeño desprecio surcando de lado a lado mi rostro.
Porque ¿hay acaso algo más doloroso e infame que ese salivazo arrojado con amor, casi con piedad, por aquel a quien deseamos ofrecerle nuestro amor?
Pero dejemos estos detalles de lado por un momento y centrémonos en el salivazo, en el húmedo exabrupto que se desprende casi sin querer de sus labios. Su gota milimétrica, ese océano imperceptible y tibio, cae con su ácido, quemando nuestro rostro, sin que nos atrevamos a limpiarlo con un gesto distraído de la mano.
Allí instalado, en la mejilla o sobre el mentón, iluminándonos con su radioactividad toda la cara, sentimos cómo poco a poco se va enfriando hasta quedarse helado, rígido como un balazo que nos destroza el corazón.
Su efecto melifluo e infernal, en cierto modo sugestivo, agasaja y convoca rápidamente los reproches mejor guardados, que en lugar de ser convenientemente expulsados con los insultos más apropiados, se quedan allí concentrados, atesorándolos, alimentándolos como perros rabiosos que devoran lentamente y sin piedad el cadáver incorrupto de mi propia personalidad.
Ruy Henríquez
HOY DESCUBRÍ UNA VETA MASOQUISTA EN MI PERSONALIDAD
“No te alarmes”, me dice Almafuerte
al abrir su libro al azar:
“He aquí un pájaro agitando desesperadamente
sus alas rotas, quiere alzarse sobre la tierra
donde yace, quiere volar”.
Entonces descubro esa franja
de dolor agazapado, feliz,
que quiere vivir su propia vida en mi piel.
Sobreviene el silencio.
Desde el corazón pienso que en el amor
surge algo de bestia y de diablo;
ese goce en la tristeza, en la mentira
que destapo igual que cuando veo
las olas del mar rompiéndose en la orilla.
Extraña en la travesía
abro esa vena de sangre roja
y la dejo en este poema,
desnudo en los océanos de otros mundos.
HOY DESCUBRÍ UNA VETA MASOQUISTA DE MI PERSONALIDAD
Se levanta, como un cuerpo sin dueño, camina por la estancia rumbo ausente.
Ser deshabitado, hace días que no siente la piel,
su nombre se perdió en ecos de voces desconocidas
que lo sumieron en esta desesperada soledad.
En la noche, puede uno confundirse con las sombras,
perderse en los aullidos del destierro
y embarcar en sueños de abrazos confundidos,
derrotas sublimes, frías esperas.
Cruel obrero, levantó altos muros de silencio,
privado Alcatraz para su propia locura.
Verdugo y prisionero, perdió las llaves para evitar la duda.
Quién necesita golpes si crea sus propias zancadillas.
Descuartizada espera, los latidos desoyen el vacío,
atraviesan el húmedo corredor,
última estancia de los cálidos cuerpos.
Cesa el aliento, comienza el final,
el verso se precipita en las letras. Muero.
Helena Trujillo
DESCUBRÍ UNA VETA MASOQUISTA EN MI PERSONALIDAD
Acuciada por voces insistentes
que reclaman la dureza del látigo lacerando
el cuerpo que se ofrece
impuro al holocausto.
Goza en el dolor,
empobrecido yo
enfrentado a la muerte.
Corcel enamorado de su imagen,
acorralado sin saber
en sus deseos imposibles.
Olga de Lucia
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