GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 39- 09/01/10
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
EL HOMBRE SE PREGUNTA
¡Qué extraño guardapolvos, sin cinturón,
custodia la noche hermética de los armarios!
Piezas de museo reclinadas como el escorbuto
miran los verdes limones que contabiliza la máscara de la nuez.
¡Qué extraña colección de monedas, vitolas y colchón de morera
en la metamorfosis que alcanza lo invertebrado de la imagen volar.
Palabras de plástico y letras al hierro atadas al palo mayor, otean
desde los hombros del sastre, el destierro de cada frase invernal.
El hombre se pregunta en el zaguán donde pinta óxido,
el somier escarchado del amor,
en aquella garita escarpada del vacío donde descubre
la muerte mariposa que plena de polen germina al viento su tesoro.
Soy el hombre que se pregunta por las construcciones del deseo
el extraterrestre baluarte que examina el temblor de la sombra y prende
la hoguera versátil del relámpago, con su dote de voz, en el columpio del tiempo.
Soy el negro potro de tinta,
la blanca yegua de papel y
el verde longevo del limón.
Carlos Fernández
Cuadro: Encrucijada.Miguel Oscar Menassa.
“¿POR QUÉ NIEVA EN ENERO?”
Nieva en enero
después de una cálida navidad
para traer el año nuevo.
En enero abren los cielos
las puertas del olvido
y caen los recuerdos en forma
de nieve azucarada.
Blanco para cubrir los pecados
para pintar la noche
y embellecer la luna
que muere en diciembre
para nacer
mujer de blanca piel.
Cruz González Cardeñosa
Cuadro: Miguel Oscar Menassa. Mástiles de antaño.
¿SERÁS, AMOR, UN LARGO ADIÓS QUE NO SE ACABA?
Pedro Salinas
Se asoma a los labios la voz que te nombra
desde nadie.
¿Serás, amor,
un largo adiós que no se acaba?
Me pregunto, te pregunto
Íntima
desde el otro lado de la muerte.
Llegas palpitando con tu carne de viento.
¿Adónde ir?
¿De dónde sale esa mirada
alta marea
sin lógica aritmética
pero con todos sus aromas?
Sostiene la mano tus pasos distraídos,
iris de piel nocturna
en anónimo diálogo de nostalgia.
Te pondría distancia y olvido.
Juega mi corazón con el misterio del verbo
que se desnuda, amor, tan lejano en tu adiós.
Mónica López Bordón
Cuadro: Alucinación. Miguel Oscar Menassa.
¿QUIÉN SERÁ CAPAZ DE ESCRIBIR TU EPITAFIO?
Yaces entre arenas del desierto clavadas con estrellas,
orilla del mar que amanece entre olas,
donde fuiste hombre y mujer al mismo tiempo.
Buscabas la inmortal sonrisa,
espuma mensajera de un espejo,
que la brisa nocturna arrojó a los acantilados.
Vivir en pleamar para seguir viviendo,
no morir en bajamar no!
contagio de una desgana de hombros caídos,
hermosura de anciano
que echó sus primeras canas,
cuando golpeándose la frente,
comprobó que la mar salada,
tenía sabor a impaciencia de mujer esperando.
¿Lloras? ¿Ves algo?
La hora cárdena se acerca
y el polvo del camino
esconde el viejo jardín sin alma.
Un recuerdo no más,
Un ¡quiero vivir! y aparece la muerte.
Un ¡quiero ver! y se apagan los ojos.
Y esta vaga quietud
preludio del sol que esperas
rasgue el denso velo de la niebla,
que cubre el horizonte.
Un instante, unas alas arrastrando
la dilatada curva de tu hermosura,
el temblor de la sombra de un tigre en tu mirada:
imposible vivir en la tierra,
sino existiera el mar.
Vicente Prada Gómez
Cuadro: Amores de invierno. Miguel Oscar Menassa
¿POR QUÉ, POESÍA, TE DEJO EN EL ÚLTIMO LUGAR?
Mil veces caeré en la misma piedra,
mil equívocos que denotan mi ingratitud.
Por qué, poesía, te dejo para el final.
Por qué agoto los plazos,
huyo empecinadamente del tiempo
para caer, rendida, a la evidencia de tu poder.
Cuanto mayor es el espacio, mayor es la condena.
Crueles designios de un destino desaprovechado.
¿Soy, acaso, la reina del postre?
¿La que se deleita con el final de las citas?
¿La que resiste en el campo de batalla
para ver morir al último hombre?
¿Qué crueldad esconden mis versos?
Descúbrete, pierde la virginidad de tu vergüenza.
Entrégate al primer verso y sé toda suya.
Acepta tu verdadero dueño
y déjate soñar en su regazo.
Helena Trujillo Luque
Cuadro: Erupción en la bruma. Alejandra Menassa
¿SE ACABA EL AÑO?
El año no se va, lo hicimos palmo a palmo,
fuimos poniendo penas de hilo rojo en su ribete,
fuimos dejando amores sembrados en sus márgenes,
fuimos palideciendo de tanto invernear
por las lúgubres esquinas de la página en blanco,
de encenderle fogatas con nuestros versos
refulgentes de sangre y ataviados de espanto o de dulzura.
Una de cal caliente y otra de arena efímera,
una de amor rompiendo las estrechas baldosas
por donde ronda la muerte,
otra de muerte echándole capotes a la vida.
Fuimos haciendo el año, amasando su pan
de noches tiernas, y su pan ázimo sin lágrimas
que hagan subir la masa en su mortaja de fuego acompasado.
El año se deslíe: lo cumplimos, redondo,
como una uva dorada, lo cumplimos a pulso y dentellada,
lo cumplimos 365 veces,
nos levantamos felices los números impares,
y los pares…felices.
Y ahora romperemos la cáscara para asomar
briosos al 2010 que nos espera.
Porque somos la sabia renovada,
el hallazgo de verso en plena vida;
El correr de las horas hacia metas ignotas;
crecemos hacia el verso, el sol nos ilumina.
Este año no se termina, no, recién lo hicimos nuestro,
recién lo hemos bailado de Enero hasta Diciembre,
y suena a cascabeles enlutados, a rioja regando
los decires, a mazapán caliente y a tus labios,
tus labios que beso, poesía, tus labios tan amados…
que en ellos me pierdo cada año.
Alejandra Menassa de Lucia
Cuadro: Espacio en vuelo, Miguel Oscar Menassa.
¿PARA QUÉ QUIERO PROGRESAR?
Como si de un comienzo se tratase
hice pliegues con los surcos de la noche
y marqué, empecinadamente, sus fisuras.
Soy el futuro, nada más que eso,
una piel sin usar que se hace nueva para mí,
un deseo recortado en el sentido de las olas
la astucia embebida por la soledad.
Sí, la soledad, esa nada casi completa
que desnuda las horas, para nadie,
el silencio de los días pasando de costado
al bies casi muerto de un reloj de oro.
¿Para qué quiero progresar?
Como si de un robo se tratase
hice la señal de la cruz sobre mi pecho,
aniquilé cualquier pensamiento
y recé compulsivamente hasta el amanecer.
Abrí mis ojos al sol de la mañana
y supe la verdad; ella no existe,
ella es una fusión de frases nunca pronunciadas;
acuerdo misterioso de los Dioses.
Ella es todo por hacer.
¿Se podrá entonces progresar?
Ella nunca dice no,
es la salvaje figura astral
que tiende su mirada hacia hombre,
que se muestra siempre desconocida
y consigue, del después, un tiempo sin transcurso.
Es la dama de inestables cabellos
que vive en nubes de papel
para no ser niebla, para sellar los diques,
que algún día, serán límites perfectos;
trazos de acuarela extendiéndose sobre ella misma,
para que su cuerpo, nunca más sea su cuerpo.
Magdalena Salamanca
Cuadro: La flor carnívora. Olga de Lucía.
¿Y LA SEGUNDA DÉCADA, QUÉ?-
Suenan todas las alarmas,
los badajos se agitan a medianoche
para acallar los gritos de los que claman
por un pedazo de pan, un poco de vida.
Digamos que esta década, la pasada,
lloraron los estafadores,
lloraron los estafados
y no hubo manto de Dios
que alcanzara a enjugar tanta lagrima.
Nazco con la certeza de haber tocado fondo,
un poco ciega, tironeada por intereses espurios,
lejos de la poesía.
Atolondrada en una prosa sangrienta,
feroz en su canibalismo.
Un norte con la brújula descompuesta,
dejó a mis puertas un mundo entre tinieblas.
Deseo, en esta nueva década,
alguna cordura para el hombre.
Olga de Lucia.
Cuadro: Oquedad insondable. Amelia Diez.
¿INTERROGAR?
¿Preguntar?, ¿quién pregunta?, y… ¿a quién?
Tener a quien preguntar es más necesario que preguntar
Interrogar no es hacerme un interrogatorio,
tampoco es interrogarte o ponernos entre signos de puntuación.
Hay preguntas que me atraviesan y me hacen ser o no ser.
Hay preguntas que nunca me han hecho y otras que no dejan de hacerme.
No quiero ser una pregunta con respuesta
y menos aun una respuesta sin pregunta.
Me pregunto por la vida y se convierte en un proyecto,
me pregunto por la muerte y todo indica que ahí no hay ningún misterio.
Interrogar es un ruego entre ruegos, una forma de hablar.
Interrogar es una forma de enseñar y de aprender.
Interrogarme por mi existencia me sostiene, me invade,
me desgarra, me subvierte, me hace futuro cadáver.
Me abandono en palabras que me llevarán a otras palabras,
viajo sin hacer pie y sin ningún flotador.
No temo al abismo porque el abismo está en mí,
sólo temo comenzar porque se enuncia un final.
This is the end
Amelia Díez Cuesta
Cuadro: En cada nube. Carmen Salamanca
¿PORQUÉ?
Tras largas meditaciones,
cual Pandora desesperada, abrí
sin compasión el estuche donde bullían,
dispuestas a perforar mi yugular,
todas las preguntas.
Con rapidez,
salieron de su encierro
y comenzaron a increparme:
¿Porqué no dejas de fumar?
¿Así pretendes llegar a los 90?
¿Porqué huyes de la gente?
¿Porqué no has publicado ya una novela?
¿Porqué te gusta tanto sufrir?
¿A qué tienes miedo?
Apabullada por la contundencia
de aquel tropel insaciable,
yo intentaba elegir una,
de entre las bestias,
con la vana ilusión
de diseccionarla y encerrarla,
de una vez por todas, en esta hoja.
A mi alrededor, un humo
atávico envolvía mis manos
mientras la realidad agonizaba,
sepultada por la incertidumbre.
Una, murmuré suplicante,
sólo necesito una pregunta.
Al borde de la extenuación,
con el tiempo a punto
de condenarme definitivamente,
tuve que reconocer mi derrota.
En ese instante, con parsimonia,
de la caja, surgió la única respuesta:
¿Porqué quieres escribirlo todo?
Carmen Salamanca Gallego
Cuadro: El hada del ocaso. Claire Deloupy.
¿VIVA MUERTE
O SUEÑO VIVIDO?
Viva muerte que sigilosamente andas
por la herida alada
abrumas el alba.
Es verano aun
en la siempre viva cicatriz del tiempo.
¿Así que has vuelto a construir tu celda?
Tan sumamente tuyo
ese gesto que nunca se repetirá.
La noche nos engulle otra vez
en el territorio sin límites
desparramando por las palmas de las manos
la vida, el turbador movimiento de los astros.
Aspiro de nuevo la oscuridad,
el péndulo indomable de tus pasos .
Sobre tu piel,
en los pliegues de tu rostro desparece
de nuevo las llama imborrable.
Desaparece -fusión imposible- que persigue el silencio.
Claire Deloupy Marchand
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