jueves, 6 de octubre de 2011

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 01-10-11




GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 82- 06/10/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


Dibujos de Miguel Oscar Menassa




LIBRE DE ESTOS LIBROS

Enigmática como el silencio de una sombra,

espiando entre las ventanas de la vigilia

el movimiento de los pájaros en la lluvia,

preparo mi partida hacia el nocturno vacío

- relámpago inalcanzable -

que avanza entre los fantasmas que reclaman mi voz.

Escaparates de memoria intraducible,

separan rincones del alma

condenados a jugar en el exilio de los profetas,

mientras el naufragio

siembra las orillas de brazos

que a kilómetros de memoria,

evaporan los besos disputados en la invasión

de la pálida lejanía.

Soledad Caballero Castro

CUENTA EL POBRE LOS FÓSFOROS Y EL RICO SUS PALACIOS. (Carilda Oliver Labra).

Nada es bueno en el hombre, nada es malo.
Cada acto lo nombra y lo bautiza con un nuevo adjetivo.

¿Quiere el hambre asentarse en el estómago
de aquel que ya agoniza de una ausencia
que es empacho de otro en su repleta mesa?

¿Quiere la mugre abrazar los tiernos cuerpos
desolados, enroscarse en los pálidos costados,
y vencer a mordiscos el brillo de las pieles,
mientras otros lustran sus plateadas vajillas?

¿Quiere la enfermedad yacer con el enfermo
hasta extinguirlo, mermar sus fuerzas
y agotar su alivio mientras otros,
salubres, lo desprecian?

¿Por qué nos dicen que está el bien a un solo lado
del mundo que se queja y que rezonga,
sin conseguir siquiera una limosna, un consuelo, una mano?

¿No será que el hombre decide a cada paso,
si empuña un arma o es la pluma lo que alza,
si tira lo que sobra o lo reparte
si ha de dar muerte o abrigo al que es su hermano?

Cuenta el pobre sus fósforos,
y con el mismo entusiasmo,
cuenta el rico sus palacios:
los dos sufren la mezquindad del cálculo.

Alejandra Menassa

POR PRIMERA VEZ

“Con una vasta piedad, con una insistencia dolorosa,

lo infinito del cielo quiere unirse a mi alma”

E. Molina

Cuando mi sangre me abandone.

Cuando plural y omnímodo me desangre

por caminos que mi conciencia desconoce,

y no sepa ya ni las letras de mi nombre.

Cuando el delirio de este otoño

se ahogue en un rictus de hielo,

columbrando en su flor el largo invierno.

Cuando mi juventud deje de latir

con su inquietud y su zozobra,

pestañeando incrédula ante la muerte,

y sienta cómplice la soledad y sus silencios.

Cuando el tiempo descifre lentamente

el enigma que grita desde el fondo de la noche.

El cielo abrirá su párpado gigante,

su enorme y negra boca planetaria,

para que yo circunde,

como un cadáver que se deshace,

sus inmensas vastedades.

Entonces, por primera vez,

la sangre se alzará unánime,

deshaciendo en trenzas sus cloacas.

Romperá las cadenas que la ataban,

como la sombra al potro que salta,

como el sudor a la víctima que escapa.

Ruy Henríquez

“EMPLUMADO RESPLANDOR DE LA LUNA”

Enrique Molina

Llegó una tarde de septiembre a mi vida,

apenas comenzaba el otoño y las hojas favorecidas por el sol,

se resistían a caer.

Yo me acercaba a la puerta entreabierta que evocaba un misterio,

algo que jamás se develaría sin la mirada de una mujer.

Un vapor de nube yacía en el gemido de la tierra que no habla,

pero bate la historia, enturbiando por su posibilidad inaudita de ser, un latido real.

Mi corazón en la elasticidad de sus venas,

queriendo alcanzar quién sabe qué final en donde la lluvia se recrea

y las paredes brillan y el crisol descansa,

y la cueva abre un pequeño pedazo de tierra en el que despierta la luz

que me dejó ciega, más no en la oscuridad.

La máscara que rodaba por la palabra, ya no era máscara,

el sueño que inventaba la soledad, acabó en sus brazos abiertos que dicen sin decir,

me abraza en la tiniebla que mira, pero que no está.

¿Acaso me vuelvo loca o salgo de la soledad?.

La escalera es inerme hasta que la música del tacón arranca los primeros pasos.

No importa la noche que viene y se va,

hoy solo tu risa abriéndose paso en la espesura,

entre ramas y diques que ahogan el río por su propio fluir,

y que a la vez, son el emplumado resplandor de la luna.

Susana Lorente Gómez

¿QUIÉN ME NOMBRA EN LA NOCHE?

Enrique Molina

De quién es esa voz

que viene volando

desde la parición de mi destino,

que le franqueo la puerta

para que repose

en mis oídos.

Ese abrazo

que viene volando,

desde que vio la luz

del universo,

y tiene huellas profundas

de nostalgia…?

Ese beso, ese abrazo,

se ahogaron

en sempiternas lágrimas.

Apenas contaba historias,

amanecía siempre

con quejoso acordeón

en el entrecejo.

La emoción la escondía

entre los muros

que levantaba cada día.

El “te quiero” enmudeció

en su adolescencia

y la caricia, ausente,

siempre ,

siempre ausente...

Pienso desaforadamente,

tiernamente, broncamente,

en él, en su morir absurdo

a cincuenta pasos

de su adorado mar del sur

No pudo

el salto mortal, ese,

para modificar el rumbo...

no pudo

y la bronca

le acumuló el cerebro.

Él me nombra,

él, osco y lágrimas,

ternura y roca,

él, me nombra en esta noche

desde quién sabe que rincón

del planeta azul que nos contiene,

mientras la amante oscura

está llegando nuevamente.

Rosalba Pelle Mancuso

COMO TU BRAZO SOBRE LOS OJOS CUANDO DESPERTABAS

de Enrique Molina

Así es nuestra noche

un recuerdo de plumas

con el cabello suelto

deslizando caricias allí

donde tu ciencia y mi credo

se confunden de trenza

en fortaleza de espalda templada

en el telar de los sueños.

Así es nuestra noche de amor

un despliegue de contornos y caderas

heridas buscando sus restos

lobos diurnos aullando

con muecas a la muerte

en cumbres de luna y vientre contra vientre,

forjando las cadenas

donde la libertad de palabra son

eslabones de fiebre.

Así es nuestra noche de amor y furia

un jardín de olvido y magia,

semillas de naufrago extranjero

disfrazando las galerías amotinadas de pasión

que ruge

¡pan para los pájaros!

¡pan para los pájaros extraviados!

y música de cucharas entre la rejas

acompasan la ceremonia del condenado

que con sus manos jalea el concierto.

¡pan y música!

como tu brazo sobre los ojos cuando despertabas.

Carlos Fernández

MI SOLEDAD ESTÁ HECHA DE TI

Tantas veces salí a buscarte y no te hallé

que cobraron vida los burlones bufones del destino.

Llegaste un invierno cualquiera, esperarte no fue anticipo,

transformaste mis presagios, todas las frases.

Atravesando hondos precipicios de incomprensión,

me hiciste acompañar por príncipes renacidos,

ilusiones engarzadas al fulgor de tu cuerpo,

bocanada de vida en un ser moribundo.

Capataz de un ejército de obreros,

levantaste gruesas cadenas que me ataban al destierro,

alumbraste mi propio nombre, presagio de un nuevo destino.

Incandesdente, patrono del nuevo verbo,

me has hecho llegar a la verdadera soledad,

después de ti yo soy otros.

Helena Trujillo

ES TAN EXTRAÑO PERDURAR

Enrique Molina

Es tan extraño perdurar, y tan acuciante,

que derramo mi vida sobre tu piel

para que todo sea eternamente efímero.

Quiero vivir sin esperanzas y sin justicia,

sin libertad aciaga y sin igualdad rasante.

Vivo en un mundo donde nadie se parece a nadie,

cadenas unidas a otras cadenas, ritmos oceánicos en cada pálpito.

Ha dejado de interesarme la distancia a tierra,

el fulgor perecedero, la ruina de aquella sonrisa.

Es tan extraño perdurar entre luces enmohecidas,

entre luces que claman la intensidad de las vestiduras.

Renuncio a mi boca y su sabor amargo,

a la dicha anónima y su rigor formal.

Es tan extraño perdurar en la página,

tan remoto el futuro cercano,

que en este momento soy feliz.

Amelia Díez Cuesta


QUIZAS

Quizás te amenazan las flores.

Quizás tu enemigo es el viento.

El gusto ansioso de una fruta.

El volcán negro de tu sexo.

Enrique Molina

Quizás nunca te enteres del perfume

De los cuerpos sobre el césped,

Ni del oficio de una bestia inocente,

Ni de las olas que golpean furiosas,

Cuando el amor se detiene.

Quizás no te acostumbres

A los lujos pueriles,

Ni al fuego intenso

Que tienen las fogatas

Quizás ningún relámpago

Iluminó tus pasos

Amenazados siempre.

Era en abril la memoria y el insomnio,

De los días que alejaban la ternura

Y el tiempo se detenía

Como un perro acobardado.

Este espejismo de niebla,

No tiene caricias ni lejanía.

Retomo con la cabeza

El perfecto círculo

De tus movimientos

Y tomo vino

Para mojar mis labios

Que alejan los demonios

De tu entierro.

Ruge la pólvora y con ojos

De fiera enjaulada, imagino

Prender el pasto seco

Que rodea la cabaña

Y partir por las huellas

De todas las pisadas.

Espera el universo

En mi garganta,

quizás

Un hombre y una mujer,

Sobre estas sábanas blancas.


Lucía Serrano

LA JAULA DEL PÁJARO Y EL HUESO DESNUDO

Busco tu vuelo en los destellos de una ecuación.

Una palabra desborda sobre tu nombre.

Balancea la posesión sus articulaciones

y desde las vías, corren los estremecimientos

yéndose las manos, siguiendo las maletas

depositadas en plena ciudad,

abriendo ventanas sobre los amantes

con cabeza de nácar, haciendo vacilar

el perfume del amor, peldaño a peldaño,

aceras donde el golpe

inquieta el fantasma que se ama.


Clémence Loonis

“AL MAR TAMBIÉN LE DUELEN
LAS PIEDRAS QUE LE CIÑEN”

Enrique Molina

Marcaron sobre tu pecho los días de la desidia.

Hasta quitaron a tu sangre su color de fuego.

Alas pusieron a tu llanto.

Yace entre tus sueños

alumbrada,

prendida a los soplos tibios de la noche,

la dulzura.

Tus pies no llevan a ninguna parte

oasis del mar donde no alcanza

el tumulto de tiempos revueltos

bañados en la locura.

Claire Deloupy


EL CRÓTALO DEL HORMIGUERO QUE SE RAMIFICA

Enrique Molina

Al amanecer comenzaba el juego, apuestas y descartes

entretenían los días, construyendo una partida de la que no conocía el final.

Gestos cotidianos robaban al paisaje las sombras tenebrosas

mientras en las esquinas el aroma de las magnolias inundaba las calles.

Un día el crótalo del hormiguero que se ramifica socavó la tierra de su casa,

puso en su mirada la nostalgia, robó de sus labios las palabras

y un gélido viento heló su mirada, perdida en un pasado cruel a la demencia.

Tenía tu cara y sin embargo

sentí el dolor de la ausencia ante ti, siniestra mascarada

donde columpia la razón de una vida.

Pilar Rojas


BAJO LAS MISMAS ALAS

(Olga Orozco)

¡Se inmortal!

Exangüe dentellada de la muerte en los familiares, lubricas de prontitud tu inmenso olor de acechar roído, capítulo en que nos comimos la envidia, la noche más bien barata, del cartón.

Supieron de las diatribas, los capilares. Apenas piedra, ni material de fisura pobre, como los vagabundos que florecían tras morir, sus vistosos rastros.

¡Aléjenme este frío piso de mar! No hay ojos en la arcaica saturación de la nada, siempre de los amantes, cuando al besar sus desgastados cuerpos, de masacre inaudita de las odres, el diagrama de los siglos, algo amarillo de retorcida letra, cual molécula compartida con los muertos, atentaba gris.

Tal vez unos cuantos retazos más, unas cuantas caricias de noche, hubieran restablecido el infinito batir contra el horizonte esta cartera gris, que ensordece detenida en un montón de guerras, trenzadas por los amantes.

Detenida sonrisa de los sonajeros, la caja vacía se acordó de ti. En esta frialdad, una voz, un eco resonando en la mirada, digo, un fulminante eco de no servir en esta esquina, pulsa un entender del arco iris, más bien fino que torturado, más fluido que un pájaro de cuerpo en su actitud. Cuando un amigo fiel te perdonaba era por lo imposible. Acabo, acabo ahora que te pienso, el nivel de alcoba, el estatuto de la impunidad, a modo de grandes capitales que velaban por los dientes en los espejos, no en la libertad del mar, ni tampoco en el roto agua de tus pies, sino en esos tristes y grandes lagrimales rociados de despedidas y de albatros, repletos de estranguladas horas, acechando maricas, esta noche de galones inhumanos.

Y dirás que una pequeña lágrima, un cantar amarillo de estruendo y fisionomía más bien calculada, de estructura alpargata este septiembre, en la paciencia de los ideales, fue la Otra de Dios. Manos longitudinales al compás raudo de la caña y el oleaje superfluo de los cuerpos, a la manera del vencer, siempre vencer.

Virginia Valdominos

1 comentario:

  1. Tabaco


    Como cigarros ansia se consume,
    tintes morados, tétricos del humo,
    sonrisas cómicas, angustias zumo,
    en mil caladas vida se resume.

    Aíre es mugre, cal soplo difume,
    marchándose a volar vida consumo
    quedándose la tos con gusto fumo,
    todo olor de recuerdo es tu perfume.

    Como vida la muerte en nicotina,
    dolor de aliento lápida engrandece,
    uno tras otro gira tu rutina.

    Vicio nunca rezando lo envejece
    secta clavando alcayata doctrina
    colgado el corazón, sangre enrojece.

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