lunes, 11 de abril de 2011

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 09-04-11


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 69- 9/04/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


Todos los dibujos son de Miguel Oscar Menassa

HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA

Prendida del bolsillo donde el reloj detenta sus horas

ahueco la panoplia de un esqueleto desordenado

allí donde la nostalgia embarga cualquier suspiro.

No fueron adoquines agrietados por el sabor de lágrimas milenarias,

no fue el sonido del llanto que quebró la palabra,

ni los desamparados de una tierra seca

que alimentan las fauces del olvido,

voraces, como la primavera que arrasa las nieves.

No fue una sacudida telúrica lo que movió mi espíritu

ni existe la pereza en el temblor que recorrió mi cuerpo.

Hoy los harapientos legajos de la suerte,

me muestran las pequeñas miserias que arañan mi vida.

Pilar Rojas

HOY ME HE DADO CUENTA…

Desciendo uno a uno, todos los escalones necesarios,

para subir del infierno que acompaña esta soledad sin nombre,

este espejismo sin sombra,

que despoja el plural movimiento de las nubes, la vana espuma del adiós.

Arrastro perdularias obcecaciones, peste atribuida al color de mi odio

y también todos los milagros mentidos sobre la tierna piel

de los próximos siglos, en esta yerta tierra,

donde la cárcel era hospicio y la universidad un convento de ejércitos

invencibles, servidumbres del patrón, con su hidalga burla por condena.

Ofrezco tus espaldas y mi pecho al futuro postor, para que el látigo

caiga preciso sobre la parrilla costal, firmando cicatrices como dianas

para el rayo vengador que hiende en su tronco inhiesto

la melodía del pelotón desfilando su penúltima ejecución.

Carlos Fernández



HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS

MISERABLES DE MI VIDA

De ese vacío innecesario cuando camino sus nombres

y me detengo en la guerra, en los mares del sur y

me como la tempestad. La agarro, la miro, la detengo

y bailo en sus huecos sin congoja, sin herida.

He visto también, a la noche derrotando la tristeza,

a su luna riendo como una nube que desaparece

en el amanecer de la ternura.

Hoy, en estos ojos, dejo el odio en su oscuridad,

lo abandono con sus miserias y silencios.

Una lenta lluvia me avisa de la transparencia del mar,

sin amargura. Me inclino ante el sueño de agua dulce,

el rocío, la sangre viva que habla conmigo y me consuela

de ese vacío innecesario cuando camino sus nombres

y me detengo en la guerra…

Mónica López Bordón

HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA

Desde esta emboscada que me tiendes

con tu red de palabras, acepto la partida

y dejo atrás los juegos de pared y sobresalto.

Entrego la tristeza a nuevos pensamientos,

transcurro en otro tiempo.

Soy el sinsentido de las horas,

papeles enredados en la savia del mundo.

Un hombre, una mujer

y el eje que gira sin descanso.

Aspectos miserables de mi vida

hablan de las mutilaciones.

Cruz González Cardeñosa

HOY ME HE DADO CUENTA

DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA.

Hablar sin contención y sin retención era mi destino.

Construir silencios propios y ajenas combinaciones.

Distribuir los dados y las nostalgias como fuentes y prados

en lontananzas y rugidos de bosque por tu piel enervada.

Hilos de azufre y sueño, azúcares de azabache y musgo

enardecidos por la nostalgia de otros sueños sin reposo.

Acústicos e insonoros los días avanzaban sin aviso

sin curtir la savia y la lejanía que anochecía en mí.

Erraban sin destinos y sin lujuria que arrostrar

palabras antiguas nunca pronunciadas alcanzando

el temblor de una mano, impidiendo el paso

un silencio encerrado en una espera cegada.

Volverá a caer la manzana en otros labios

en otra pétrea oscuridad que no cambia,

insaciable viene del mar y rezuma fuego

en los bajos remordimientos y en la furia.

Caerá otra vez la lluvia sobre tu corazón

ensordeciendo nostalgias vanas y laceradas

lágrimas sumidas en noches sin retorno.

Hoy me he dado cuenta que escribo poco.

Amelia Diez Cuesta

HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA.

Yo era un hombre sin más y sin menos, sin comienzos y sin finales, de esos que se ven todos los días entre bastidores, de esos que no se deciden a nada, de esos cuyo deseo está encerrado sobre sí mismo.

Aquel día entré en la habitación sin saber qué hacer. Siempre había tenido y seguía teniendo inconvenientes para los comienzos, incluidos los comienzos más cotidianos, los comienzos del día o de la noche; de los otros comienzos no quiero ni hablar, la primera vez que “conocí” a una mujer, conocer en el sentido bíblico, fue una tarea interminable, no sólo yo era virgen, también lo era ella, dos vírgenes y ningún prejuicio. No solo éramos vírgenes del sexo también lo éramos de la mente, nos encontramos en la situación sin saber qué hacer, nos besamos y mientras yo pensaba qué hacer después del beso, ella acercó su boca a mis genitales y mis genitales comenzaron a tener vida propia. Su boca se detuvo para preguntar: ¿Y, ahora, qué hago? Toda la vida que anidaba en mis genitales se fue como había llegado. A partir de entonces cuando una mujer se acercaba a mí o yo me acercaba a una mujer se repetía sin pausa el nacimiento y la muerte de mis genitales. Y no sólo me ocurría con mi vida genital, toda mi vida estaba signada por esa forma de vivir y por esa forma de no vivir.

Había calculado el tiempo que estaría en la habitación, lo cual me hacia pensar que mi vida era una vida calculada; el tiempo de mi vida era un tiempo calculado, siempre iba por delante del tiempo, nunca dejaba que me empujara, ni siquiera que se escapara, me aferraba a su cálculo como estaba aferrado a mí mismo. Sin embargo yo era mi mayor desconocido, nada sabía de mis gustos, ni de mi ideología, ni siquiera si tenía criterio acerca de algo o de alguien, mi único interés residía en encerrar el tiempo entre las manecillas del reloj, podríamos decir que yo mismo vivía entre sus manecillas. Mi vida era una vida sin manos y sin pies, no había dado ningún paso, tampoco ningún paso atrás.

Hoy me he dado cuenta de algunos aspectos miserables de mi vida, era considerado un gran hombre, generoso socialmente y rico culturalmente, lo que nadie sabía era que yo nunca estaba en nada de lo que era mi vida, yo no existía porque todo mi deseo estaba en el deseo de calcular el tiempo de mis cosas, yo ya estaba muerto antes de nacer, por eso mi vida era desde siempre y para toda la eternidad, yo era el que calculaba el tiempo, el que hacía existir lo que no existía, yo era imprescindible. Hoy me decido a comenzar a vivir, el problema es que todos dicen que sólo me quedan minutos de vida, he cumplido cien años y he dejado de calcular el tiempo, y todo porque no queda tiempo que calcular. Fue entonces cuando alguien desconectó el aparato que me sostenía en vida y todavía tuve tiempo de escuchar una voz que decía: Antonio, era un miserable, hubo que decidir por él hasta el día de su muerte.

Amelia Diez Cuesta

¡CUANTAS VECES CORTÉ MIL ALAS!

Cuántas veces corté mis alas,

cobarde renuncié a cielos desdibujados

como una lejanía sin límite,

como una floreciente alegría arrebolada

para ausentarme en dorada jaula

que huele a silenciosos deseos infantiles.

Tender la mano en la oscuridad,

Encontrar en el tacto el ojo de la noche lujuriosa,

las babas lubricantes, los pactos imposibles.

Alcanzar del goce,

su efímera presencia inagotable.

¡Oh, noche de brujas, incendio y sosiego

te esperan a la puerta de un universo nuevo.

Olga de Lucia.

HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA

Cómo hay que dar al yugo su alimento de bueyes,
y coronar las viandas con generosos vinos,
el alma necesita también de las palabras.
Aceptar o morir gritaba el condenado.

La verdad se retuerce en las entrañas,
pugna por instalarse en vísceras secretas.
Perdemos lo que fuimos,
un pensamiento antiguo brilla a la luz
de un nuevo amanecer.
Pero duele la miseria de saberse egoísta,
de haber querido todo para sí,
de haber sido celosa hasta los tuétanos
de haberse dejado arrastrar por el carromato de la envidia.

Pero uno no es nunca del todo miserable,
siempre brilla una estrella en el fondo del ojo,
siempre hay un corazón que arrojar a los perros,
el hombre es hombre porque se sobrepone a su miseria,
hace nudo con otros y eso lo salva,
lo sostienen los libros, los discursos,
lo apalea la vida, la palabra,
hasta signar con fuego su caduca belleza,

Hasta que aprende a amar.

Alejandra Menassa

LOS CUERPOS SE JUNTAN

Boca abierta mirándome desde la suavidad de los dedos

deslizándose sobre el dibujo de mi pecho.

El cuello en carne viva

sobre el sexo de tu respiración,

atravesando las vértebras del pasado

como la brisa que retorna del océano

hasta la punta de mi lengua.

Qué alcanzas en el sueño cada vez que te vas

para ser iluminado por una luz de noche antigua

donde nos besamos sin realidad.

Tengo sed del camino por donde huyes de la noche,

me aterra la desnudez del tiempo,

la cobardía del incauto,

la nada del deshabitado

acercándose por el recuerdo desatendido...

mas no enmudecido.

Terror por la pasión del encanto en el desencuentro.

Te desbordo para existir en las fronteras de la ilusión

donde hostigo a lo perros que velan la fractura,

tu presencia ante mí.

Me rindo y te insulto,

me desvanezco y florezco,

me ato a las mil palabras que me esperan

en la mirada del niño que corre con su juego hacia la crueldad.

Y vuelvo a ser el hambre,

el amor a la muerte que te da la vida,

un muro derrumbándose sin dejar de ser prisión

desde donde me revuelvo como un animal herido

por el fraguar invisible de un hálito.

Susana Lorente Gómez.

HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS

ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA

“Si no fuera por mi, yo sería perfecto”

M.O. Menassa

Aspectos de una vida.

¿Miserables o en el fondo de mí?

Canción que se mueve

y revuelve el parpadeo de la ignorancia.

Burbuja que pide cuentas

que pronuncia la palabra pecho

tira de la cortina

y el paisaje del latido denuncia al agua temerosa.

He visto salvar al perdón,

sollozar a la sequedad cuando muere en mi regazo

rozar brillos de escamas porque se accidentaron en una falsa alarma.

Até las imágenes de la lluvia donde flotaba mi cuerpo

cuando la esperanza enfurecida bajaba a la carne

y se estrellaba abrazando la terquedad, la lágrima del destino.

Cuando ciega, veía desaparecer el deslumbramiento.

Aprendí que decir pasado es un reflejar donde reina

el silbido de la carcajada.

Amar, arena transparente, cascabel en el pie,

arqueando la desnudez que te pide a gritos: otra vez.

Cada giro, perfumado, encuentra mi cuello para el asesinato.

Clémence Loonis

HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA

En mi interior,

nuevas revoluciones pugnan por estallar

bajo el inalterable aspecto de mi nombre.

Hubo tiempos

donde el temblor era todo cuerpo, entre víscera

y sentido absorbía instantes y añoranza de futuro.

Miro a mi alrededor

y encuentro descalabros y oropéndolas,

henchidos contratiempos que nada consiguen.

Hoy lo supe,

entre lo peor y la verdad, siempre gana

el que se arranca el corazón y, sin embargo, sueña.

Carmen Salamanca.

HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA

Hoy algunos aspectos miserables de mi vida son pescado en el mercado de los hombres. El beso de la tierra puede esperar.

Morir es envasar el alma. Ver los muros y buscar los buques, catedrales en suelo de enfermos que mudan de jardín.

Sanguijuelas viviendo en mi interior que no saben de mí. Ni de vuestros corazones de viento yodado asustando al televisor. Balada de pájaros quejumbrosos recostados en misiles aliados.

Si nos engañan los túneles inmensos descafeinados y malolientes, si nos engaña una cuerda muda y torpe como la guerra, una hora profunda antes de arrodillarse, antes de tragarse el mar…

Una bolsa y un carguero soportan el planeta y nadie lo sabe. Una bota y un juez mueren apaleados y nadie lo sabe. Y tú, soledad, un número en una caja de papel a distancia supersónica del verso.

El sol brilla y la energía nuclear y los virus del general y las dos mil y una noches cerradas todavía en las mesitas de los hospitales.

Agitando banderas de paraísos y tucanes.


Virginia Valdominos.


MISERABLE

Sordo rumor de transeúntes me separa de las sábanas.

En mi soledad, miserables sentimientos hacen brotar

cataratas de mis ojos, agotados ya en esta noche interminable.

Indomables ideas acabaron con la calidez primaveral,

venganzas urdidas entre sueños.

Voces del pasado escapan del olvido,

reclamos de la infancia perdida.

Agotada, mi desnudez es el único tributo.

Miserable, cuerpo hecho pedazos,

deshilachadas ilusiones sin rumbo.

Tibios rayos de luz me llaman al presente,

rajan la espesura del sordo habitar nocturno

nublado de emociones.

La vida me llama a su regazo,

horas marcadas por el devenir de los encuentros.

Aprendiz navegante de una biografía

estrena la mañana,

abandono la nostalgia, los abrazos maternales.

Soy una nueva mujer, llena de esperanzas.

Pacto con la muerte una nueva vida.

Helena Trujillo Luque.












IMPACIENCIA

La impaciencia,
reside
aun
en mis resquicios,
y vibro
con cierta extrañeza,
al mirarte.

Tu vuelo:
sorprende
mis propositos diarios,
a la hora de dormir.

En otro siglo,
las historias
eran más claras,
nos despojábamos
de la infancia,
lamíamos nuestra ropa,
a deshora.

Lúcidos espejos
de pulsaciones votivas,
entre tu desnudez
y timbales abiertos.

Con agasajos ceremoniosos,
contorneábamos
túnicas de pescadores,
en el prólogo del oleaje.

Címbalo
impar
arrastrando cuerdas,
pierde
en mar abierto,
incalificable,
mudable y móvil,
tu dislocada
jurisdicción serena.

Perduran
besos de bandoneón,
imantan pezones
arrancando amarras
convertidas en palabras,
y tu ausencia,
infinitamente,
cómplice.

Tengo en mi piel,
sonidos
y lechuzas agoreras,
hipnotizadas
por el ojo
lateral
de la serpiente.
Pactos
deslizándose
en gargantas,
mientras desaparece
la quijada fatal
de heroína,
bajo los puentes.

Jaime Kozak

HOY ME HE DADO CUENTA DE ALGUNOS ASPECTOS MISERABLES DE MI VIDA

Pensé que daba igual ir con un brazo

sano en cabestrillo; me haría gracia

esa minusvalía voluntaria…

¿O le tenía una envidia tan atroz

a un posible yo mismo, más pudiente

que el de ahora, que le ponía piedras

en mi camino, que lo detuvieran?

Pues debo castigar al delincuente

cuyo mayor delito es castigarme.

¡Basta de torturar al miserable!

No habrá mejor condena que olvidarme

y hacerme trabajar para otra gente.

Contento, sin sufrir, sin ser culpable,

cobrando mi trabajo normalmente.

Kepa Ríos Alday




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