domingo, 23 de enero de 2011

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 22-01-2011





GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 61- 22/01/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa


Todos los dibujos son de Miguel Oscar Menassa

LUMÍNICA PRESENCIA

Hoy hay mucha luz

estruendosa y fría a la vez

me ilumina el corazón,

el alma, la mente.

Te amo, estás aquí conmigo

fundámonos en ese abrazo

-sencillamente-

sabemos que es el amor

lo que nos une

a plena luz.

María Chévez



LUMÍNICA PRESENCIA

Llegó escondido en un verso

entre signos e interrogaciones.

Todo temblor y desvarío

desconocía la dimensión de los espacios,

el vacío del tiempo.

Anónimo, se fue poblando de misterios,

de noches sin estrellas

atravesando los silencios entre seres desconocidos.

Nunca supimos ni su origen ni su destino,

lumínica presencia, no hacía el amor,

era el amor.

Un día se cansó de ser todo y ser nada,

compró un billete de salida

e inauguró un nuevo viaje,

otro poema.

Helena Trujillo


“LUMINICA PRESENCIA”
M.O.M.

Ejercité mis labios

hasta que tocaron tu voz

un instante.

Después

no pude despertar.

Y aquí estoy

encerrada en ese sueño

intentando una y otra vez

la pirueta imperfecta

el implacable lazo

la ternura.

Cruz González Cardeñosa

LUMÍNICA PRESENCIA

Era una presencia bestial

que se retorcía,

carretera abajo, con la vana excusa

de cuestionar costumbres,

hábitos que cumplían

con el desahucio masivo de almas.

Empedrar el esqueleto

frente al perfil de aquel esclavo

y su fórmula de gestación,

no parecía fácil.

La paz apenas exhalaba susurros

de aquel héroe inventado,

que manejaba la hebra,

inquebrantable, de lo íbero.

Lejos de los patrones

donde la esperanza

mengua sin remedio,

una muerte en paralelo

empañaba lo poco que de razón

quedaba en nosotros.

Primero fue el impulso,

después, en acto de servicio,

fuimos lo dicho

y su inapelable transmisión.

Aquella presencia

desdibujó la venda que ponía,

en nuestros ojos, el yugo.

Carmen Salamanca

LUMÍNICA PRESENCIA

I

Destello con nombre propio

y centro de ardiente almíbar.

Multitud

presente y concisa

en un punto lejano

de la piel. Es a ti a quien

ordeno en mí,

sin esperanzas.

Luz del poema certero,

imperceptible como la luz

que el sueño otorga...

Yo también he sondeado la noche

en busca de esa frágil

oscuridad que te teme.

Tu silueta no es un recorte

en la luz, es el foco

de donde brotan las formas.

Lumínica tea de azabache,

crujiente rayo de vida,

curioso resplandor que radiante

el mundo mira.

II

Ave cuya silueta al cielo

ayuda a sostenerse,

tu silbido lunar, magnético fluye

del centro mismo de los polos,

y en tus esferas orbitamos,

lúbricos, insatisfechos,

en torno a conocerte.

Lumínica presencia, mi abecedario,

te invoca cada rato, como al recuerdo extraño.

Estás cuando poeta te produzco

a un ápice de nada y, nodo único,

en mil ramas te hallas cual tímido

paraíso por construir

en medio de las llamas.

Kepa Ríos Alday


LUMÍNICA PRESENCIA

Todos los días se levanta uno con la muerte compañera,
ella, que yace junto a nosotros en las noches,
y se yergue como sombra en la mañana, pegada a tu silueta,
insobornable fantasma de los días por venir.

Arrojo un pedazo de mi carne, una palabra, como presa
para alejar tu aliento, para que vayas desesperada como un perro
tras ese fragmento y en ese gesto, se borre tu memoria,
y olvides para siempre tu misión de exterminarme.

Porque sé que terminas en un punto es que te vierto,
vida, en esta copa, y te bebo con lujuria, elixir o veneno.
Burbujas de los días forman hileras que escalan las paredes del vaso,
y el anillo de oro del fondo es el deseo que las crea.

Todos los días decido abandonarte y tú me sigues,
todos los días reclaman mi cuerpo en el depósito,
alguien cincela un mármol con mi nombre
y los cipreses se multiplican en el bosque de mis visiones.

Todos los días te beso en la boca, vida,
todos los días me esquivas y mis labios topan otra vez con la muerte.
¿dónde poner el pie para el próximo paso?
¿cómo esquivar arenas movedizas y lianas?

Te olvido, y en ese gesto, te hago mía para siempre,
me como tus vísceras más nobles, amante de cadáveres,
prostituta harapienta y voraz entre gusanos,
mercenaria del tiempo, lumínica presencia, te bendigo.



Alejandra Menassa

LUMÍNICA PRESENCIA

Hay días aciagos que caen como lápidas

Opacan el brillo de los ojos

Desganan los zapatos que me llevan.

Días como de película de terror

Con los nervios desnudos

Expuestos a la sinrazón, a la barbarie.

Entonces vino la poesía , lumínica presencia

Y me dijo: Desrealizar,

Es el bálsamo de mi alma.

Olga de Lucia



PRESENCIA LUMÍNICA

Piedra en que crecen los extremos de lo humano

Encadena de amapola mis íntimos de arena

salpicados de vértices de sol.

Fiebre de candelabros, no del almizcle:

¡de antílope defendiéndome de tu nombre!

Viscosa y pérfida costumbre de amurallar la flor

bajo la tierra hundida en mi cintura.

Hubo una vez un hombre,

fantasma con que rasgo las estrellas,

envenenado por mi voz.

Huyó del mar

y sal y escalafón y alturas del vacío,

como los cerdos en la ligadura de la muerte,

empuñando una especie de estrella

de cal y cifras esparcidas en el horizonte,

cubriendo de vertiente mi estatura.

Cual cítara cuestión de serpentina,

lejana telaraña es hoy.

En su crisálida certeza

atrapado en la barba de la especie

extirpa los gajos de sirena

con que la suerte estudia mi fortuna.

Vértigo equilibrista donde se corona la alegría,

presente como del viento su carencia

dos selvas trepadoras a una torre

doblete de corazones sobre el roble.

Barniz del corazón con el que pienso

en gesto vertical, al pájaro de vela

vientre quimérico de las constelaciones

sin músculos, sin tregua,

sin hombre.

Virginia Valdominos



LUMÍNICA PRESENCIA

La noche corre, tras tu ignota presencia,

que se desvanece en la agitación del átomo por el alba.

El hábito cubierto de un tiempo que existe

en los labios abiertos de la paradoja.

Y ese agua encadenada al hielo, esclavitud

de la pretensión del viento que sin lograr repetir,

repite como el corazón anhela latir, su soplo.

Hoy, me sabe a poco el amor,

los días por compartir son treguas de la cultura,

y sin embargo, nunca dejas de estar ahí.

Susana Lorente Gómez




LUMÍNICA PRESENCIA

Ayer casi toco el amor con mi piel

Miguel Oscar Menassa

Sí. Cierras los ojos.

Es tu paso entrecortado

por caminos imposibles

lo que hizo pasar la vida.

Pasar por la encrucijada

de escribir mil colores

en la oscuridad de la noche.

La loca de la casa llegó, casi,

a tocar el amor en el ojo del cielo,

costado desnudo del silencio

con un rostro inventado

para rendir testimonio

en la víspera de un adiós.

Armonioso tapiz de aquella sonrisa

prolongando, entre la hierba,

las sílabas que estallan

envueltas en sol.

Madre,

ilumino la última lluvia de cenizas,

ayer casi toco el amor con mi piel.

Mónica López Bordón

LUMÍNICA PRESENCIA

Amanece.

Me imagino un rojo carmín

descendiendo por las fachadas

de la vida.

Misiles y fotogramas

en blanco y negro,

descienden, también, la vida.

Calla,

anuda los ojos

a los motivos de Dios,

y ese sentimiento

dormirá a tus espaldas,

mientras el juez

dicta su sentencia.

La voz de la condena

es el pánico;

acuarela que llueve

y salpica sangre y terror.

Aquellos niños no quieren morir.

Sin embargo,

se repiten las armas

perforadoras de cielo.

Duelo infinito

desintegrado en horizontes

por las bestias.

Aquellas madres no quieren morir,

no quieren ver la muerte de sus hijos.

Entre las dunas del desierto,

las que dejaron con vida,

no hay más oasis,

ni sol, ni arena,

el gran continente

ha matado sus ilusiones.

Magdalena Salamanca


LUMÍNICA PRESENCIA

El viento esparce la hojarasca de los recuerdos muertos

en la inexistencia del tiempo,

mientras los lobos vigilan los ecos

del corazón de un mundo

donde, tu lumínica presencia, hábil timonel,

rompe el silencio de los cuerpos

dispuestos a jugarse en una partida,

donde los naipes inventan las palabras,

el rumbo de los próximos pasos.

Pilar Rojas

LUMÍNICA PRESENCIA

Soplo las velas cumpliendo así el sueño que cantan

voces amigas, negras voces del recuerdo y

para que la muerte tenga su asiento, voces de cristal,

amargas como el silencio de dios

al llegar tu voz al escenario.

Un temblor de novio trabaja en mi cuerpo al escuchar

cántaros de agua fresca por mi ventana,

en mitad de la plaza cántaros de barro sobre la cadera

-allí donde mis manos llegan-

dibujan en el aire

silueta repleta de hembra.

En lentezco los pasos del siglo,

a media distancia te silbo unos versos

y tu melena se alborota al cruzarse la sombra

de tu pañuelo con mi sombrero.

Un abanico de regalo, también una flor, un poema y

un almendro en la esquina donde se parte la razón

y comienza el tic tac del taconeo

la palmada de la pasión, el bucle entre los brazos

la sierpe de la cumplida misión.

Carlos Fernández


LÚMINICA PRESENCIA

Voy a presenciar un brillo en este instante.

Criatura, rompe la eterna disociación

de lo que cae palpitando cerca.

Mi círculo cuenta la invasión de tu cuerpo

y la cifra es un pan atroz en plena libertad.

El parpado abre la guerrera ausencia

y mis dedos son hermosos

desnudos yaciendo en el horizonte.

Malherida, la canción se agita,

contornea al espacio,

y bajo el agua atemoriza a los principios.

La panorámica ignora a la estrella.

En este eclipse atolondrado

donde se distancian las guías

podemos aliarnos un instante

escondernos en el agudo perfume

y amar un evasivo intento,

una cumbre siempre cayendo.

Clémence Loonis


LUMÍNICA PRESENCIA


Oh, lumínica presencia, que con tu brillo

haces que nazca la belleza de las palabras

que nombran luces y oscuridades, odios y amores.

Te invoco y te convoco a que bailes sobre las ruinas

incólumes de frases inmoladas desde hace siglos,

y que habitan entre nosotros, los terrestres.

Navegas sobre lo innavegable y sobre las certezas

cansadas de minar las cabezas más prometedoras

de los siglos ya venidos y de los siglos venideros.

Has roto los más bajos contornos y los más altos sonidos

que acaparan las palabras nunca pronunciadas

y también las más impronunciables impunidades.

Tragedias de una noche y comedias que no comenzaran

se han reunido para inmolarse por el silencio que anida

en lo abismal del día y en lo extremo de lo humano.

Poesía, que con tu lumínica presencia nos das el pan

y nos quitas el tiempo atrapado en el ruido de los cuerpos,

aleja de mí lo que cierra tus puertas y detiene mis manos.

Amelia Diez Cuesta

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