sábado, 5 de junio de 2010

TALLER DE POESÍA SÁBADOS. 05-06-2010




GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 50 - 05/06/10
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa



Todos los dibujos son de Miguel Oscar Menassa


HEMOS RECIBIDO LOS SIGUIENTES APOYOS A LA CANDIDATURA DE MIGUEL MENASSA AL PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2010:






MENASSA, UNA PLUMA A FAVOR DE QUE EL HOMBRE ALCANCE SU HUMANIDAD

"El signo distintivo de un escritor verdaderamente grande es que da expresión a lo que las masas humanas piensan o sienten sin saberlo. El escritor mediocre no hace más que escribir lo que cualquiera hubiera dicho."
Lichtenberg
Menassa es la voz de los sin voz, es el alcahuete de la historia actual para los hombres futuros, su poesía, no es ornamento hueco, sino que es humana palabra, humana voz, latiendo enardecida entre los versos.
En una conferencia publicada con el título de psicoanálisis y poesía, acerca de la escritura, nos dice el poeta: “En el impacto del choque con la interpretación del deseo inconsciente en los procesos de creación, el poeta queda absolutamente convencido de que el arte poético es absolutamente inconsciente y que él muy responsable de eso no es. Elabora en esta situación, una posición de la escritura como mandato social. Es escritor, en realidad por mandato social, es ciego al mandato y a los productos del mandato, … hasta dónde llega la responsabilidad de haber escrito un verso.”
Menassa es en el poema la voz de todos aquellos hombres que fueron torturados, a las víctimas de las dictaduras, a aquellos que hubieron de matar para acallar:
En psicoanálisis del Lider escribe: El dolor de espaldas es fuerte….
Pienso que un dolor de espaldas no es mucho comparado con la muerte…
Las torturas más salvajes pueden, porqué no, significar un dolor de espaldas insoportable…
Ellos creían en las mismas ideas que yo…
Informaciones últimas acerca de la tortura en general, hablan de que a uno le ponen una media de mujer en la cabeza y después le hunden la cabeza en un recipiente lleno de agua. Al levantar la cabeza del agua, el hombre o la mujer sometido al experimento, y querer respirar para vivir, la famosa media mojada lo ahoga.
Tal vez el dolor en los músculos respiratorios, es una especie de adhesión silenciosa, de silencioso respeto por todos los muertos en esta infame tortura.
Ayer escribí un poema que me gustaría dedicar a los poetas muertos durante las dictaduras.
También da voz a los indios despojados de sus tierras, sus mujeres violadas, sus niños asesinados, lo hace entre otros libros en amores perdidos:
“Yo soy, de piedra, el indio americano,
que no mató España en la conquista.
Vengo de un cielo, cálido, sin dioses.
De una llanura fértil, casi sin límites.
Soy el sangrante y hablador guaraní,
la pura lágrima, límpida del maya,
el surco abierto, con firmeza, por el inca,
la tristeza, infinita, de lo que no muere.”
Y en su libro La mujer y yo da voz a la mujer que aún no ha pulsado la cítara, que aún no ha tocado el violín, la que no ha escrito aún sus primeras palabras:
“A ver, mi amor,
me dijo ella al borde del enfado,
un verso llano, posible, cerca de la tierra
sobre el que se pueda caminar sin sobresaltos.
Un verso que nos diga la verdad de la vida,
que nos hable con claridad del dolor,
de la pequeña esclavitud de las mujeres,
un verso, querido, que haga la guerra
y que lave los platos con nosotras.
A ver querido, un verso, que me libere de ti
quiero verte decir, sereno, en algún verso
que tu amor podrá sostener mi libertad.
Y el poeta le responde:
Amo su libertad, mi amada señora
y más que eso,
la pienso todo el día en libertad
y nunca pude comprender porqué
te quedabas, sumisa a mi lado
esperando que yo consiguiera
alguna libertad y te la regalara.


Y así con todos aquellos que han sufrido la explotación del hombre por el hombre, la aniquilación de su derecho a la palabra, el repudio social: los ancianos, los niños, los exiliados… Menassa denuncia la injusticia, porque como dijera Bertolt Brecht: La injusticia pone ronca la voz, por eso el poeta es la voz de los más necesitados de voz. En la escritura de Menassa hay un hombre que repudia la guerra, que a la envidia le opone la generosidad, un hombre que ama a sus congéneres, aún sin conocerlos, un humano posible de producir en un tiempo futuro.


EL SEXO DEL AMOR,

UNA NOVELA SOBRE EL PSICOANÁLISIS Y LA ESCRITURA

Esta novela contribuye a la historia de la Humanidad, porque el sexo y el amor forman parte de la vida de cada sujeto y en esta novela se trata del psicoanálisis del sexo y el amor, de la producción de nuevos sentidos. Nuevos sentidos, más allá de los cuatro sentidos establecidos desde la Edad Media: literal, alegórico, moral y anagógico, nuevos sentidos como nuevas vías de acceso a los significantes primordiales.

Una novela que ha quedado estructurada en 31 capítulos y donde los personajes se despliegan y se pliegan para mostrarnos el psicoanálisis de un hombre y el psicoanálisis de una mujer, y su relación con la escritura.

En el primer capítulo, El Master, psicoanalista y poeta, el escritor de la novela, se presenta como el psicoanalista de Evaristo. Evaristo es un escritor producto del psicoanálisis, personaje de 58 años, que vive como si tuviera 30 años y la vida comenzara mañana. Nada consigue apartarle de la realidad, lo cual, tal vez, quiera decir que un escritor debe incluir siempre la realidad significante, y escribe porque “si lo escribo hoy, lo viviré mañana”, muestra que concibe la escritura como productora de nuevos sentidos, que sólo después de escritos podrán vivirse.

Si estudiamos el personaje de Evaristo será como estudiar el concepto de escritura que mantiene Menassa a lo largo de toda su obra, en cada poema, en cada texto, en cada libro, y también la manera de concebir el psicoanálisis de un hombre. .

En el último capítulo, capítulo 31, el psicoanalista y poeta llevará el nombre de Menassa, y el psicoanalizante será una mujer, Ella. Ambos capítulos comienzan con una interpretación. En el primero El Master interpreta el temor de Evaristo de ser denunciado como perverso, por el temor de ser denunciado como sexualmente menos potente.

El último capítulo Ella cree que se ha enamorado de una mujer. El psicoanalista le dice que “la cuestión es enamorarse de alguien”. Abandonado su pánico homosexual, entra en su verdadero desear: quiere convertirse en “sujeto singular con voz”, quiere ser escritora. Si estudiamos el personaje de Ella podremos estudiar la concepción acerca del psicoanálisis de una mujer.

El temor a la impotencia sexual en el hombre y el temor a la homosexualidad en la mujer, son los escollos que se van a encontrar en el acceso a la vía de la escritura.

Cada nombre de hombre mostrará el psiconálisis del hombre y el acceso a la vía de la escritura del hombre, y cada nombre de mujer mostrará lo mismo para la mujer.

Menassa, psicoanalista y poeta, está analizando y escribiendo acerca de otras problemáticas, después de 22 años de exilio se da cuenta que cuando cierra los ojos es un español. En Buenos Aires aprendió a amar. En Madrid aprendió a vivir, después, también, tuvo amores en Madrid y vida en Buenos Aires.

“Soy el hombre que se piensa a sí mismo todo el tiempo y vivo de eso.

Y cuando ella, un personaje mujer, me mire como si yo fuera un fanfarrón que hablo por hablar, le tiraré la vida a sus pies y no la alcanzará. Le pondré el amor delante de los ojos y ella responderá que no ve nada, ni siquiera la rosa. Y cuando le diga la palabra dinero, ella se desintegrará.”

Pareciera que el problema de la mujer fuera la vida, el amor o el dinero, pero en realidad su problema es el sexo: “- No entiendo por qué soy una mujer.” .

Su problemática se muestra en este relato:

“Toda ella será sólo su falsa manera de pecar. Ella siempre se siente atada a una silla, en alguna sala de algún hospicio de provincia. Podría haber sido una princesa, una jefa del hospicio. Y, ahora, ahí, en la salita jugando a las muñecas. Atada, con las piernas separadas como esperando que algo entrara o saliera.” Y no es que no se quiera, sino todo lo contrario: “Y cansada de quererse tanto… - Bueno, será así. Soy una mujer y eso no se discute. Y caía en una depresión brutal…”, hasta que él le daba su pija, y cuando ella llegaba a sentirla suya, podía decir: “- También me gusta ser una mujer” Y todavía no será suficiente para que decida trabajar, ahora será necesario que alcance la mortalidad, y su llanto será interpretado como el llanto por su propia desaparición. “Amar de la muerte lo que en la muerte nace”, “Aquellas tardes de pajera soledad, encerrada en mi historia de princesa incomprendida, aquellas tardes no volverán.” A lo cual le interpretan: “- Bueno, el hospicio tampoco volverá”

Aceptando su ser sexuado y mortal, después de haber renunciado a entregarse a la locura, e interpretado el escollo del pánico homosexual, nacerá a la escritura y al trabajo.

Después de leer esta novela aprendemos sobre la mujer, que “Ella hace lo que quiere con todos los hombres”, por eso que el poeta y psicoanalista dice: “Tendré que ser otra cosa que un hombre, para que Ella no haga conmigo lo que quiera.”

Ella dice:

“Tengo miedo a romper el cerco, salir de la concha de mi madre. Formar parte del mundo, que no es otro que tu mundo.”

“No soporto que me vaya bien, porque no soporto lo que imagino tener que pagar por eso…”

Y leemos las dos últimas frases, donde se condensa la dimensión del psicoanálisis de una mujer: “- Entiendo, dijo ella, romper los moldes, las cadenas sobre mi voz. Amarlo, si es necesario, sin esperar nada.

- Bueno, yo igual le voy a cobrar, aunque me ame.”






EL POETA ES UN CANTOR

El poeta es un cantor,
sin dueños y sin banderas,
que baila mientras nos dice
que este mundo es un pañuelo.

Algunos, los poderosos,
se limpian su lindo culo,
mientras nosotros nos quedamos
sin vida y sin derechos.

Manejan nuestro dinero,
nos roban y nos engañan,
y luego la culpa la tiene
el primer tonto que pasa.

El poeta no se calla
y censura este modelo.
Si seguimos así
no habrá futuro nuevo.

Yo canto y bailo sin ningún desenfreno,
porque si seguimos así
sólo nos quedará
para comer, veneno.

Mujeres, niños, viejos,
olvidar la timidez,
démosles en el culo
una patada al unísono,
que se olviden de nosotros,
gobernaremos el mundo.

El poeta es un cantor,
sin dueños y sin banderas,
cantemos todos con él
que este mundo es un pañuelo.




TRILOGÍA: La poesía y yo, La mujer y yo, El hombre y yo

En el año 2000 la Editorial Grupo Cero publicó el que sería el primer libro de la trilogía de Miguel Oscar Menassa: La poesía y yo. En el año 2003 llegaría la publicación de La mujer y yo y, finalmente, en el 2005 El hombre y yo.
Según el diccionario trilogía es el conjunto de tres obras literarias que constituyen una unidad. Si nos atenemos a dicha definición y analizamos uno por uno cada libro y sumamos el conjunto poético vemos que el resultado es una visión muy completa y global del pensamiento y de la escritura de Miguel Oscar Menassa.
Autor firme del decir humano escribe de la poesía, de la mujer, del hombre. La humanidad con sus alegrías, miserias, errores, guerras, deseo, felicidad, amor…todo tiene su lugar en la poesía revolucionaria y social de Miguel Oscar Menassa, y lo digo porque llama a cada cosa por su nombre sin miedo, trabajador y defensor incansable del castellano nos ofrece juegos de imágenes y metáforas que nos llevan por el decir del poema, a veces, sin respirar, con la contundencia de las palabras elegidas sin lugar para el azar, escribe: “A mí la poesía me lo permite todo/ y yo hago con ella lo que quiero./ A veces me dejo llevar y Ella/ me envuelve en su torbellino/ palabra contra palabra/ un cuerpo a cuerpo/ insostenible./
Ordena el mundo sostenido siempre en la poesía, se queda a solas con el tiempo, con el amor, con la muerte…y escribe, dibuja, pinta, conversa: “Hombres de mí,/mujeres de mí,/ niños y ancianos de mí,/vida y muerte de mí,/ os convoco al poema. / El poema es, también, el aire que corre./ Miguel Oscar Menassa hace para otros con su escritura y pensamiento de autenticidad y grandeza de su talento creador.



LEYENDO A MENASSA. COMENTARIO 1 SOBRE “AFORISMOS Y DECIRES”. GUÍA PARA LA VIDA

1. Si es posible el poema, es posible la vida.
Leo y releo un libro que bien merece ser llamado, guía para la vida, entre otras cosas.
Porque, qué vida es esa que está producida por la escritura de: si es posible el poema, es posible la vida.
Porque la vida, después de estar escrito este aforismo, es otra vida, en esta vida.
Pero, ¿quién es exactamente el que escribe? El autor, nos dice en la tapa del libro: Miguel Oscar Menassa.
¿Quién es este autor? ¿Quién es el que verdaderamente escribe, el sujeto de esta escritura?
La vida del poeta nada tiene que ver con la vida del sujeto que la escribe.
Menassa es el nombre propio de una escritura. Una escritura producida íntegramente por la poesía y el psicoanálisis.
487. La mía es una inteligencia psíquica. La primera inteligencia producida íntegramente por la poesía y el psicoanálisis.
Este libro de “Aforismos y Decires”, puede ser varias cosas a la vez: una teoría de la escritura, (o varias), un tratado de lógica, una nueva filosofía que se desprende, un texto teórico psicoanalítico…
Me imagino un arquitecto, con todo esto en la cabeza. Un publicista. Un político. Una mujer. Y, por supuesto, un artista. Un libro imprescindible, y esto no es una frase comercial. Esto es una verdad. Un libro de texto para los jóvenes. Un manual para padres y madres. Una enciclopedia de la vida, no sólo para los grandes momentos , sino para el cotidiano y cruel vivir. Un libro. 150 páginas. 1560 aforismos y decires, publicado el día del 68 cumpleaños del autor.
Estaba un día conversando con un joven afligido por una situación amorosa. Abrí el libro, y mirándole a los ojos le leí el aforismo 366. A cuanta mujer se le cruce por la vida, usted le dice que la ama. Y nada de que está partido y de que usted es un fragmento de hombre, y que sus pedacitos están esparcidos en el corazón de cuatrocientas mujeres. De ninguna manera. Usted se para delante de sus ojos y le dice que ella es la única. Si usted se lo repite, junto con el “te amo, te amo, cada día te amo más, nunca pude soñar con tanto amor”, ella terminará dedicándose a otra cosa, y usted quedará en libertad.
Me miró entre perplejo y sorprendido. “¿Quién es ese autor?”, me preguntó. Miguel Oscar Menassa. “Me compras ese libro, eh?” Y se fue, tan contento, a amar la vida, a amar el mundo.
Una teoría del amor. Una nueva manera de pensar las relaciones humanas. Condensadas en una frase, que además de poética es psicoanalítica, es decir, teórica, la maestría se hace carne, es decir, también y además, ideología.
Hay un momento en la producción de una ciencia, que es el momento de la investigación. Luego está el momento de la exposición, el de la escritura. Y un tercer momento, en toda una ciencia, del que se desprende una ideología. En Menassa están juntos estos tres elementos. Maestría, porque el lenguaje se desliza, es un hálito. Y porque en el momento de la escritura, sabemos que no se ha salido de los estrictos límites de la ciencia que fundó Freud. Es más de lo mismo, podríamos decir, es psicoanálisis y poesía.
O sea que el siglo pasado un tal Freud nos mandó a psicoanalizar a media humanidad. ¡Qué digo! A toda la humanidad. Y ahora viene el señor Menassa, candidato al Premio Nobel de Literatura 2010 y no se le ocurre, nada más y nada menos, que esa misma humanidad, además de psicoanalizarse se ponga a escribir. Pero, ¿qué queréis?
El problema, queridos amigos y críticos, es que esto está escrito. Y ya sabéis, con el asunto de la escritura, no se juega. Es un nudo que no se puede deshacer. Es un nudo que es un agujero. No cualquier escrito es escritura, y en este caso sí lo es. Además, una vez producido es actual.
¿A dónde vamos a ir a parar? ¿A dónde nos queréis llevar?
Menassa, desde la página 57, impasible nos responde:
531. En poesía siempre estoy perdido, verdaderamente perdido y, a la vez, seguro de estar en el camino correcto.









SEGUNDO ENCUENTRO CON LA ESCRITURA DE MENASSA


Quizá si la crème de la crème del surrealismo francés; André Breton, Louis Aragon, Paul Éluard, etc, hubieran podido decretar el surrelismo, no como un moviendo sino como una disciplina científica cuya base hubiese sido el psicoanálisis, hoy todavía podríamos hablar de escuelas surrealistas donde la formación de sus integrantes pasara por la ciencia, la literatura, la pintura, en definitiva, la creación.

Pero, a pesar de que esto no fue así, hoy en día descubrimos en el centro de Madrid, una escuela que desde hace más de 30 años, consigue que la ciencia y la escritura convivan bajo el mismo nombre Grupo Cero, y si bien, el significante es este, un significante representa a un sujeto para otro significante. La escritura de su director, Miguel Oscar Menassa, nacida de la unión del psicoanálisis y la poesía, consigue lo que allá por el 1946, otros no pudieron.

Y en este conseguir, la especialización del método se convierte en rutina, en formación constante y continuada para los integrantes de dicha institución. Y no se trata tanto de comparar, sino más bien de parar con, es decir, parar con la ideología prosaica que nos bombardea desde cualquier medio de comunicación, parar con la distancia entre lo bueno y lo malo como condición extrema para la vida que, nuestros dirigentes, sobre todo los más “conservadores”, se esfuerzan en implantar como discurso único. Parar con la cultura, sí, con la cultura que no permite la entrada a sus aposentos de los más aptos, quizá porque teme romper la miserable concepción de intelectual, sinónimo de consumidor de nada aunque adicto a todo, que tan fielmente conserva desde siglos, también, parar con la perversión de la sexualidad, del dinero, del amor, de la política, de la vejez, del trabajo que, desde cada uno de los lugares de poder, nos atribuyen como propia, no señores, ser normal es una posibilidad para todos, y normal, no quiere decir común, o simplemente en estado natural como dice una de las acepciones de la Rae, sino más bien, normal en relación a la norma. Menassa dice: La rectitud con respecto a la ley frena toda maldad.

Por eso, y también por una infinidad de motivos que podríamos enumerar durante años, la escritura de Menassa merece un lugar en el mundo, y como el mundo todavía no está preparado, la recomendación, es empezar por nosotros mismos: Mucha ambición y poca capacidad de trabajo, es malo y enferma.




MENASSA Y LO GRUPAL III





Miguel Oscar Menassa define con exactitud el inconsciente: “soy el ojo acústico, escribo y hablo al mismo tiempo. No sé si alguien podrá utilizar mi saber inconsciente, pero a mí me pasó”.



Saber inconsciente como acontecer grupal, diseminado en nosotros mismos como destino e invención del azar.



¿Un juego quizás? Donde el descubrimiento sirve de base para una reconstrucción, siempre estandarte de un deseo en movimiento, nunca de un rompecabezas para armar.


Nos dice en unos versos de su poema “después de la muerte”:



Navego como navegaron los grandes navegantes,



a ciegas,



con el pulso detenido por la emoción de cada instante,



y así,



otra vez el mar y el profundo cielo permanentemente.


Concepto de trabajo que desde la desrealización que provoca la función poética transforma, descoloca de su nivel y le da un nuevo relieve, novedoso, imprevisto en toda su dimensión.


Más adelante, en el mismo poema escribe:


En los pasos siguientes me desorienta


ver mi nombre en el nombre de las calles,

indicando la dirección deseada.


Brutal encuentro conmigo mismo y sigo andando,

porque seguir andando hacia otro descubrimiento cada vez,


después de los primeros pasos se hace costumbre.


Invitación a bucear por caminos o derroteros donde no hay respuestas que definan nada, sino preguntas que aperturan la capacidad de interrogarse. Crea un sendero epistémico para ir transitando.


Conocedor del sistema tiene la virtud de pensarlo desde fuera para escribir:

“Virtud de todo sistema actual es ocultar, sistemáticamente, todo aquello que pueda mostrar alguna posibilidad de transformación del sistema. Y dichos sistemas imponen a todo creador, para no dejarle ver lo que es capaz de transformar, el desorden. En apariencia, comodidad creativa pero en verdad, espesa cortina de humo sucio sobre todo lo que nace para crecer diferente”.


Otro gran pensador Albert Einstein podría añadir a estas palabras:

“Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.





“EL HOMBRE Y YO” DE MIGUEL OSCAR MENASSA
En una conferencia dictada en Santander en 1990 y titulada Poesía y Psicoanálisis, Menassa escribe: “No es un verso el que nos salva, sino la poesía como un verdadero instrumento de conocimiento post-Spinoziano, que modifica para transformar en otra cosa la realidad que lee.”
Desde esta frase me adentro en las páginas del libro El Hombre y Yo, publicado por la Editorial Grupo Cero en 2005.
Comienza desplegando interrogaciones que nos interpelan mientras vemos desfilar por los versos hombres atrapados en una búsqueda de la felicidad, de la libertad, hombres solitarios rodeados de amor, deslumbrados por vanas ilusiones. Quizá, tras estas primeras interrogaciones una pista de aquello que nos propone el poeta:
Belleza la de un hombre/dejándose llevar/por una palabra fracturada,
partiéndose,/también él, en su sonido.
Y mientras una multitud va deslizándose ante nuestros ojos: hombres, mujeres, niños, ancianos dispuestos a habitarnos aunque no sepamos, como dice el poema “cual de estos hombres será mi dueño un día” el poeta nos contesta: “Fueron palabras / todos mis odios, / todos mis amores, / el sexo y la locura / fueron palabras / hasta la libertad, / sólo palabras”.



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