sábado, 8 de mayo de 2010

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 08-05-10






GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 48 - 08/05/10
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Todos los dibujos son de Miguel Oscar Menassa


HEMOS RECIBIDO LOS SIGUIENTES APOYOS A LA CANDIDATURA DE MIGUEL MENASSA AL PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2010:





CARTAS A MI MUJER

Un libro de Miguel Oscar Menassa, publicado por la Editorial Grupo Cero en noviembre del año 2000, formando parte de la colección “Narrativa 2001”

Cincuenta cartas fechadas de octubre de 1997 a octubre de 2000, en diferentes ciudades: Benalmádena, Málaga, Madrid, Mar del Plata, Buenos Aires, Arganda del Rey de nuevo Málaga y Madrid, en diferentes épocas del año a un metro del mar, cerca de una ventana, en un casino, en el restaurante y siempre como un extranjero:

“Yo mismo soy el que no tolera todo lo que se transformó mi vida.

Yo mismo soy el que no tolera separarme de la gente para escribir, para pensar.

Yo mismo soy el que no tolera ganar y gastar tanto dinero en mantener mi propia inteligencia.

Yo mismo soy el que no tolera ser amado por tantas personas a la vez.

El psicoanálisis, también, habla para mí. Estoy contento.

Un pequeño sol ilumina todo el mar. Así me gustaría que fueran mis versos”

Cartas encadenando soledades que una vez escritas son decisiones: “decidimos, entonces que, una vez instalada la vejez, el amor es, también, un entretenimiento, pero el amor no sabe cómo llegar a la vejez”

Cartas escritas por un poeta que viajaran sin rumbo por el mundo, buscando su lugar, su patria y nada encontrarán, y así nos dice: “escuchad, el mundo es, verdaderamente, de quién lo piensa” Cartas donde “juventud y vejez son dos argucias de los sistemas del estado moderno”

Cartas a mi mujer cuyo destinatario lector desde la portada plasma un perfil al óleo que permite la posibilidad de estar y de no estar al mismo tiempo, como posibilidades únicas de lo humano donde: “uno debe sentirse un hombre de su edad (una mujer se entiende)” Y si el lector se anima a preguntar ¿quién es mi mujer? “Hombre, mujer, las dos primeras décadas del 2000 dependerá, sencillamente, de trabajar o no trabajar” Cartas a mi mujer, donde “mi no existe a menos que huya de él o lo busque”

Cartas donde palabra y acto son acontecimiento de lo nuevo que determina el futuro de cada sujeto. Cartas donde el poeta reconoce: “me doy cuenta, me doy cuenta: HABLÉ DE MÍ, HABLÉ DE MÍ TODO EL TIEMPO” tal vez porque “dicen los luchadores que grandes soledades abren grandes caminos pero que solos nunca podremos algo grande”

Cartas que rescatan “Lo nuestro fue posible porque venía en un poema. Un poema os explico: una manera diferente de concebir el horizonte, el límite, la zozobra, la caída”.

Cartas que rescatan el valor del trabajo: “la felicidad, lo poco de felicidad que nos permite la vida actual, depende del trabajo de cada uno. El que no sea capaz de trabajar por su felicidad no tendrá ninguna felicidad” y en otra carta insiste. “el valor, terminé pensando, es lo que no se ve, por eso es fácil suprimirlo del pensamiento. El valor de las cosas, el valor del trabajo, eso ya nadie, casi nadie lo tiene en cuenta” o en otra carta: “nada de lo que se ve, tiene el valor que se le da”

Cartas donde se despliegan tesis para ser trabajadas, así por ejemplo:

“El silencio de los pueblos es el comienzo de su propia destrucción”

“Nadie concibe el futuro como determinando nuestro presente”

“En un sociedad justa el trabajo es un don”

“El pensamiento inconsciente es, en el límite de su libertad, la POESÍA

Cartas que incluyen diferentes proyectos de vida porque lo puro es ciego y el poeta, entre otros, vive en el exilio: “Soy un extranjero. A los hombres les hablo de amor. A las mujeres las mando a trabajar” Proyectos de vida para treinta, cuarenta años como bromeando en sus cartas pues: “son los años que necesito para que los psicoanalistas cuiden la salud mental de los poetas y para que la poesía sea la encargada de transmitir el psicoanálisis”

Cartas donde el primero de mayo del año 2000, día internacional del trabajo, escribe: “vengan a mí los libros, es el mundo que amo”

Cartas a mi mujer, un libro que habla de los medios de difusión cuya tendencia política dentro del campo de la cultura, la medicina y el arte, niegan, ocultan o no dan a conocer que la mujer, el hombre, antes del psicoanálisis, no sabían nada acerca de cómo se producían: LA POESÍA. LA CIENCIA. EL AMOR.

Cartas a mi mujer un libro escrito por el Director de las revistas: “Las 2001 Noches”, “Extensión Universitaria” e “Indio Gris”

Un libro que la editorial donde se publica, en su última página, decide escribir: Miguel Oscar Menassa “A la búsqueda del Nobel”



COMENTARIO AL POEMA LA MUERTE DEL HOMBRE, DE MIGUEL OSCAR MENASSA

La poesía de Miguel Menassa alcanza una de sus cimas más altas en el poema La muerte del hombre.

Poesía y vida quedan discriminadas, diferenciadas en el poema: el sujeto de la vida, el hombre, y el sujeto de la poesía, el poeta, conversan, habitantes de un mismo cuerpo mortal, o quizás el poeta solo vive en sus versos.

Esta discriminación entre poesía y vida, recorre toda la obra de Menassa. El verso o fórmula: “Si es posible el poema, es posible la vida”, hace a la escritura condición de posibilidad de la vida, pero también distingue vida y escritura.

En el poema arte poética, confiesa: “Poesía, lo sé, mientras te escribo, dejo de vivir” ¿Y qué es dejar de vivir?: el poeta nos responde: “Entrego, mansamente, mis ilusiones,

mis pobres pecados proletarios,

mis vicios burgueses y, aun,

antes de penetrar tu cuerpo,

-tapiz enamorado-

abandono mi forma de vivir,

miserias,
locuras,
hondas pasiones negras,

mi manera de ser.

El poeta debe dejar de lado su hombre para pulsar las cuerdas del poema.

El poeta es ese que “deja que la historia del hombre
irrumpa con la violencia de su sino, su noche”.

El poeta es ese que no calla: “Desde hace millones de años
el hombre vive de rodillas.”

El poeta es ese que le cede al hombre su voz: “Somos ese hombre hambriento y sediento, poeta
cantad con nosotros”

El poeta es ese que no puede desear otra cosa que escribir: “necesito
hundirme entre las letras
mi hambre
mi única sed.”

Menassa también nos lo dice en su libro Monólogo entre la vaca y el moribundo:

“Pienso, serenamente, que mis veros siguen siendo mis versos ocurra lo que ocurra en mi vida. Mis versos son fuertes, bastante más que yo, no entiendo porqué tengo que ser yo, y no mis versos, los que enfrenten los inconvenientes del vivir”

El hombre debe dar un paso atrás, debe callar ahora para que el poeta hable.

El final de este poema lo dice magistralmente:

“Un poeta asesinó su hombre para escribir este poema, y eso es un hombre”.

Y ahí, donde parece acontecer la diferencia definitiva entre poeta y hombre, también nos dice el poeta que la humanidad que es capaz de alcanzar ese hombre del que habla el poema, es una humanidad que incluye la posibilidad de la escritura.



AMORES PERDIDOS (primera parte)

Libro dividido en seis partes, seis amores que, por perdidos, quedarán inmortalizados en esta escritura.

A modo de prólogo, un largo poema que da título al libro, donde Menassa algo explica. Versos medidos, calculados, formando una síntesis rotunda que va introduciendo al lector en materia, y donde la primera cuarteta actúa de piedra angular:

"Cuantas veces quise morir con tanto amor perdido,

con tantos trozos arrancados de mi propia carne.

Después no pude casi nada, mucho menos morir,

era hombre duro, por los golpes, y tuve que vivir."

Para el poeta, la vida es escritura, única manera de enfrentarse a la pérdida. Muerte disfrazada de vacío, de adioses infinitamente repetidos, de nostalgias prendidas en el tiempo, de raíces arrancadas sin piedad.

"Madre desde que estás lejos", cuerpo a flor de piel entre canciones de amor, palpitantes labios de fresa y maduros trigales. Madre, reina del vacío, incierto, de un futuro atado a las palabras. "Porque vos fuiste la que quiso que yo fuera poeta". Verso-trampolín al infinito donde siempre habrá victoria: "Será un coloso tu hijo, cayendo de los espejismos de la gloria." Trepidante ritmo donde el poeta "quisiera poder un paroxismo inexistente,/ secar la última lágrima del último hombre".

Después, los indios. Seis poemas por donde desfilan historia, sangre y oro. "Indios que fueron lo perdido primero", antepasados de piedra, soberbios ante la humillación, firmes en la palabra, orgullosos, capaces de morir sin pedir piedad, de esperar sin bajar la mirada, sin derramar una lágrima "los gritos enloquecidos de dios arrepentido."

Y porque tiempo es una lengua, una escritura, ese Indio poeta viene del futuro. "Expulsado del centro mismo de la tierra", sangriento cobre ametrallado, sin templos, tesoros o mujeres enamoradas, dispuesto a perpetuar "esa civilización imposible."

Americana voz que puntúa acotando distancias: "Madrid no es Europa ni lo será en mil años/ Madrid es trozo central del gran diamante americano".

Haciendo uso de esa tristeza infinita de lo que no muere, Menassa deja testimonio del propio desplazamiento; exagerando la metáfora. Tupacamarú de los tiempos modernos, el poeta.

Tercero de la pérdida, Buenos Aires. Más que punto de partida , centro de diversos retornos. Del paisaje, apenas unas calles del centro, algún tango y ese bandoneón inevitablemente prendido bajo el sol de Pompeya.

Más que ciudad.-lugar, es "una multitud abriendo a puñetazos, un futuro". un volcán de afectividad, una canción hecha con el propio cuerpo. Frases de piel adentro donde "una vez sacudida la nostalgia, el miedo", arrancadas de cuajo todas las raíces, el porta confiesa:

"Amo, claramente, mis ser entre montañas,

atesorado de máscaras y últimos misterios,

me decreto: soldado de lo que no se nota."




MENASSA Y LO GRUPAL I.

Maestro de la palabra intenta a lo largo de su prolífica obra una relación entre la poesía como función poética y el psicoanálisis como interpretación. Intento que en muchos casos consigue dado que como él mismo afirma: “el acto psicoanalítico es un acto de escritura que, en todos los casos, tiene que ver con la poesía”. Psicoanálisis y poesía actos exquisitamente colectivos.

“Mi pensamiento es un pensamiento comunitario” afirmaba Menassa en una de las conferencias impartidas en La Habana (Cuba) en 1995.

Idea que comanda lo grupal: “siempre entre varios que no necesariamente tienen que estar juntos. Ni siquiera de acuerdo con las ideas que se desarrollan en el proceso” escribió en 1979.

Por tanto, a partir de este momento, todo pensamiento individual queda modificado en acción social.

“La comprensión de cualquier manera se me escapa de las manos, porque la comprensión no puede tenerse en las manos de ningún integrante” escribe Menassa.

Esa pertenencia a lo grupal desarrolla en Miguel Oscar Menassa una escritura que arrasa los conceptos y los arrastra a los abismos –fondos sin nivel- para ahí dar un primer paso, pequeño paso donde en primera instancia un viento huracanado golpea en el rostro al hombre y lo golpea y otra vez lo golpea.

Después en ese viaje, en esa aventura del pensamiento escribe: “lo imposible se hace voz sin dejar de ser imposible. Tajo, pero en la nieve, sólo se abre para no permanecer abierto. Clausura que en realidad es latido. Oscuridad que no se ve, luz que no ciega”.

Propuesta de un hombre cuyo hacer abre la ventanas de lo múltiple, se transforma en un estratega y se tiende en los brazos de la inestabilidad perpetua, donde los pactos en primera instancia no son ¿con quién? sino ¿con qué pensamiento?



MENASSA Y LO GRUPAL II


Más allá, siempre hay un más allá escribe Freud. Así Poesía y

Psicoanálisis, para Menassa, más que aproximaciones metodológicas

resultan ser un destino. Luz cuyos rayos penetraron los dos agujeros de

nuestra cultura actual: La Mujer y los Grupos.

Menassa convierte el equilibrio inestable en táctica, tiempo que construir,

travesía del desierto, propuesta que ambiciona nuevas formas de vivir la

realidad. Un sujeto que tiene confianza en sí mismo. Sabe que para ganar

hay que esperar el tiempo necesario. Tiempo creativo que todo grupo

genera.

Tajo en el pensamiento que abre una grieta en la materia y establece un

trabajo continuo, grupal, articulador central donde una premisa “el trabajo

se trabaja” ofrece una discriminación de un obrar diferente.

“La única manera de ser libre es tener el pensamiento de los pensadores”,

nos dice Menassa, pliegue de una filosofía que comporta un modo, un sitio

y un tiempo diferente donde el paso siguiente tiene que producir

transformación y donde la seña de identidad que impregna su escritura es

para dar cuenta del estado de las cosas.

Como dice Heidegger “sólo cuando nos volvemos con el pensar hacia lo ya

pensado, estamos al servicio de lo por pensar”. En Menassa este concepto

es una propuesta continua y constante en el tiempo.

Su obra, escrita lejos de los brillos de una conciencia focal demuestra que

las producciones son lentas, viajan en largas temporalidades históricas,

fisuran cualquier idealización y el modo en cómo se trabajan se va tejiendo

entre los escritos.




EN UN POEMA UNA TEORÍA ACERCA DE LA ESCRITURA

Menassa también es el nombre de una teoría acerca de la escritura, una teoría que se engarza en la historia de otros poetas que poetizaron acerca de la escritura. En el poema “Arte poética” se muestra en todo su despliegue.

Nos dice Heidegger que es necesario que el mundo cambie de raíz, que cambie desde el fondo del abismo. Hay que experimentar y soportar el abismo del mundo. Para eso es necesario que algunos alcancen dicho abismo. He aquí la tarea de los poetas, para que se produzca un cambio entre los mortales.

Para Menassa “no puede haber mundo diferente si nadie piensa el mundo diferente”

“Poesía, lo sé, mientras te escribo, / dejo de vivir.”

Es necesario para alcanzar el abismo del que Heidegger escribe. Larga y difícil es la palabra del poema, “su paso va contra el abismo/ de los hombres”, dice Hölderlin, y “contra” significa: en dirección hacia el abismo. Al poeta le está asignado durar tenazmente en el decir de la palabra del advenimiento “para que tenga/ su haber”, el haber como lo propio, la carga que le toca mantener, es decir permanecer y durar en la necesidad del decir. Pero lo suyo no le pertenece al poeta, lo suyo consiste en que el poeta pertenezca a aquello para lo que se le necesita, para que aparezca lo nuevo, que necesita de la palabra del poeta para su aparición, para que empiece a ser lo nuevo en su aparecer. Y no sólo deja de vivir, mientras escribe, sino que tiene que haber un vivir que dejar, que dejar aparecer, en esa forma de ser, de ser entregado:

“Entrego, mansamente, mis ilusiones, / mis pobres pecados proletarios,/ mis vicios burgueses y, aún, /antes de penetrar tu cuerpo / -tapiz enamorado-“

Con “-tapiz enamorado-“ da un paso, que anuda el poema a otros poemas, Quevedo y su “polvo enamorado”, es ahora tapiz, tejido, lanzadera, otro nombre de lo que nombra por excelencia: la poesía.

Aquí se muestra que el que escribe es otro que el que vive, por eso que el que escribe está más allá de la sobredeterminación inconsciente o sexual, y más allá de la sobredeterminación de clase, el que escribe tiene todas las edades, todos los sexos, y todas las clases sociales, es el guardián de lo que la poesía o la función poética ha generado, escribe en el tiempo de lo humano, el que escribe, nos dice Menassa, es el que dice: yo soy la Humanidad.

Un poema siempre llega más allá de la época presente del poeta, largo es el tiempo que perdura, también debe estar mucho antes, el poeta debe poetizar la llegada de este presente. Anticipa la realidad, prepara la realidad para que acontezcan nuevas ciencias, nuevas realidades para hombres y mujeres.

Lo nuevo no llega si previamente no se ha preparado su morada, si previamente no ha sido escrito, por eso el verso “si es posible el poema es posible la vida” es un pensamiento condensado en un verso.

El poema continúa:

“abandono mi forma de vivir, / miserias, / locuras, / hondas pasiones negras,/ mi manera de ser.”

Y nos señala que abandonar una forma de vivir no es cualquier cosa, sino abandonar maneras de ser, maneras hechas por otros poemas, otros poetas. ¿Qué es vivir para el poeta? “La vida es materia natural, porque materia prima son los poemas de los otros poetas”.

Considerar la escritura, y la creación en general, como un trabajo, aleja a las musas del lugar de su fuente y separa definitivamente al escritor, de su obra, “prestar mi nombre propio como autor de su libro, ya que los poetas no tienen nombre propio…”

Menassa plantea que el goce de escribir está en considerarlo un trabajo, “en todo trabajo se goza, porque se goza en todo aquel lugar donde pierdo, donde rechazo mi personalidad, mi manera de ser, mis pensamientos acerca de la vida, mis compañeros y mis amantes.”

Y el poema prosigue: “Vacío de mis cosas, / abanderado de la nada, / transparente de tanta soledad, / invisible y abierto,/ permeable a los misterios de la voz, / intento,/ rasgo sonoro sobre la piel del mundo / la piel de la muerte / la piel de todas las cosas./

El poema deja su marca en aquello que toca, transforma el mundo, la muerte y las cosas, transforma lo imposible sin que cese de ser imposible.

“Poesía, sobre tu piel, rasgos sonoros, / esquirlas apasionadas, / imborrables astillas de mi nombre.”

Es la poesía la que produce el poema, el poeta y el nombre de autor.

Una manera de pensar la escritura estructurada por el psicoanálisis y la poesía.



MIGUEL ÓSCAR MENASSA, UN NOBEL PARA LA LENGUA CASTELLANA

En estos meses, desde que conocimos la candidatura al Premio Nobel de Literatura al 2010 para el poeta Miguel Oscar Menassa a instancias de la Asociación Internacional de Artistas y Escritores presidida por Teresinka Pereira, hemos tenido la oportunidad de redescubrir su obra. Muchos ya éramos lectores de sus numerosos libros y habíamos sido atrapados por la pasión y fuerza de sus palabras. Otros han conocido al autor a través de alguna de sus publicaciones o han llegado a las mismas a través de escuchar de viva voz sus versos brillantes.

Al igual que los acordes de una guitarra en manos expertas y delicadas, Menassa es un autor que rehúye de todo exceso, sus poemas carecen de decoración, transmiten con fuerza su mensaje. Como él mismo dice, es un cantor sin dueño, aunque bien podríamos decir que su único amor y dueño ha sido el oficio de poeta, al que se entrega desde su más tierna juventud. Podemos tomar algunos versos del poema El oficio de Poeta:

Envuelto en las brumas del tedioso vivir,
sólo la poesía me acompaña.

Cuando voy por la vida, Ella,
suele asombrarse de mi soledad.
Le digo que no importa,
en su presencia el mundo se detiene para mí,
el oro brilla para mí
las mujeres más altas bailan para mí,
los pájaros más nocturnos velan mi sueño.

Envuelto en los poderosos ruidos de la máquina
sólo su voz humana me acompaña.

(Extracto del poema El oficio de Poeta. El amor existe y la libertad, 1984)

Voz humana que nunca falta en la vida y la obra de este autor, fundador del Movimiento Grupo Cero, definido ya como uno de los movimientos científico-culturales más importantes de los últimos 50 años. Menassa no es un solitario en ninguna de sus facetas. Ha creado una editorial, una escuela de poesía, una escuela de psicoanálisis, de pintura, de cine. Se ha construido una vida para más de 200 años.

El hombre actual

está casi muerto

delicado amante

de su propia decadencia

no tiene fuerzas

para pensar el futuro.

Todo en él

es una presencia anhelante

y carnívora

que lo devora

y lo engrandece

y, a la vez,

lo devora.

(Extracto del poema Es de noche. La poesía y yo, 2000)

Miguel Menassa es un hombre actual, moderno, pero no podemos identificarlo con esa modernidad decadente donde se maltrata al prójimo por ser diferente, donde se abusa de la tecnología sin pensar en las personas, donde se desprecia a los jóvenes por ser el futuro. Es un hombre actual porque su obra da cuenta de todas sus lecturas, entre las que podemos destacar los poetas más importantes: Huidobro, Germán Pardo García, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Maiakovski, Cernuda, González Tuñón, Miguel Hernández y un largo etcétera. Su escritura transmite cultura y genera cultura, porque todo lector que se sumerja entre sus letras vuelve la vista hacia fuera con deseos de escribir.

Toda mi verdad es la poesía,

suprema desviación sin límites.

Más allá de su cuerpo nada hay,

por eso vivo donde vivo.

(Extracto del poema Supervisión Atral. La poesía y yo, 2000)

Más allá de esta candidatura hay un largo horizonte, porque este creador promete nuevos títulos en las diversas modalidades que trabaja, poesía, pintura, cine. Los que amamos la cultura, porque alguna vez hemos sido tocados por un buen poema, una buena película o una buena canción, estamos de enhorabuena por gozar de la oportunidad de conocer y disfrutar de autores como Menassa, cuya luz resplandece más que nunca.





POESÍA, UNA MANERA DE VIVIR

Miguel Menassa es un escritor que se ocupa de todo. Escribe sobre lo que está pasando y deben saber generaciones futuras. Entre otras cosas también se ocupa de la organización cultural en España, que haya cultura para todos, poesía para todos de aquí nace uno de sus proyectos hecho realidad más humano: la creación de la revista de poesía, aforismos y frescores “Las 2001 noches” que publica lo mejor de los mejores poetas. Nos podemos referir también a su prolífica obra publicada, que es una joya para los lectores avezados que se entregan con pasión a la lectura de cada verso escrito. Miguel Menassa forma a escritores y es muy valiente: entrega toda su vida al trabajo y a la creación.

Afirma que la poesía es una manera de vivir, una manera fuerte de estar en la vida porque la vida con poesía es otra vida



MIGUEL OSCAR MENASSA. UN PENSAMIENTO IMPRESCINDIBLE PARA EL MUNDO ACTUAL

Cuantas más vueltas se le da al asunto de la crisis, y no sólo me pasa a mí sino a varios locutores de radio, más se percibe la necesidad de un “cambio de mentalidad” (palabras textuales de uno de los locutores). Si, como ya dicen los más prestigiosos economistas, la sociedad del bienestar de Europa y Estados Unidos, ha fracasado; y el mundo desarrollado, occidente, el último bastión de la cultura, la ciencia y las artes, mira exhausto hacia oriente dispuesto a ceder el relevo... ¿Serán los países asiáticos, con sus sociedades, que nuestros periodistas e intelectuales suelen tachar de “casi esclavistas”, los que impondrán las nuevas tendencias de la cultura?

Parece que los dirigentes de nuestra civilización se han vuelto a topar con un antiguo problema de la humanidad aún sin resolver. O, mejor dicho, aún sin una solución generalmente aceptada.

En su libro “La Maestría y Yo”, el maestro Miguel Oscar Menassa escribe un verso con la enseñanza más necesaria: “En una sociedad justa, el trabajo es un don”.

Esta frase soluciona un antiguo problema que, según tengo entendido, se planteó por primera vez en la Roma clásica: ¿Es posible una sociedad sin esclavos? Problema que, dieciocho siglos después, en la guerra de secesión americana, seguía sin resolverse; y que, hoy en día, a pesar de la victoria del bando abolicionista, continúa vigente, y es la causa última de las terribles crisis que periódicamente castigan al mundo desarrollado.

Que la cultura piense que el trabajo es un don, “[...] una alegría, un bien, humano propiamente [...]” es una revolución de consecuencias imprevisibles. Si calculamos que la máxima aspiración que la cultura oficial propone al ciudadano en la actualidad, consiste básicamente en dejar de trabajar, (ni si quiera tener mucho dinero, porque los anuncios, las películas que nos venden, jamás asocian el éxito con la posibilidad de trabajar, sino que, normalmente, el dinero o el amor se consigue para que todo quede definitivamente en una calma total) podemos explicarnos fácilmente una situación mundial donde, en los países desarrollados los ciudadanos llegan a morir de obesidad, de drogadicción, de aburrimiento; mientras que en los países subdesarrollados la población vive con la única ilusión de llegar a emigrar y enriquecerse para poder pasar al bando de los explotadores: de los que no trabajan.

Lo que tiene que ser sostenible es el pensamiento. Si la economía o el crecimiento económico no es sostenible, habría que preguntarse por los pensamientos en los que se sostiene.

Una cultura donde se piense el trabajo como un don, es imprescindible para el mundo actual. Antes de la crisis ya había crisis, y seguirá habiéndola después. Estimado jurado del Premio Nobel de Literatura, salgan de su propia crisis, denle a Miguel Oscar Menassa el Premio Nobel. Háganse amantes del trabajo.



ACERCAMIENTO A UNA OBRA CLAVE DE MENASSA:

SALTO MORTAL

Buenos Aires – Madrid

1975 - 1977

I

“Salto mortales un libro singular.

Marca una ruptura en la obra de Menassa, “el florecimiento de un nuevo estilo”.

Para algún diccionario un salto es un pasaje sin transición a un estado, una situación, un momento.

En francés faire le saut es decir “hacer el salto” es decidirse a hacer algo que presenta riesgos.

El gran salto es la muerte.

El salto mortal (o salto peligroso) significa para algunos un salto acrobático, sin apoyo, consistiendo en una rotación del cuerpo en el espacio que termina aterrizando sobre los pies

Para otros el salto mortal es una empresa azarosa, arriesgada o directamente el salto de la muerte.

Menassa está ahora por cumplir 70 años de vida, 50 años de poeta.

Hace 35 años publicó Salto Mortal, un hito en su quehacer poético.

Quien busque en ese libro un diario del exilio va mal encaminado.

El salto mortal es mucho más que el paso de la tierra materna a una tierra de exilio.

Es su entrega sin retorno a la poesía.

En este libro singular que cuenta con 2 introducciones (la 2ª casi al final del libro), varias cartas antológicas, poemas fechados como páginas de un diario, un manifiesto internacional, versos retomados con insistencia libros anteriores, el poeta emprende el camino de su madurez poética.

Ya publicó “ Poesía Junta” y “Pequeña historia” en 1961

“Poemas leídos” en 1962

“La ciudad se cansa” en 1963

“22 poemas y la máquina electrónica o como desesperar a los ejecutivos” en 1965

“Los otros tiempos” en 1970

“Yo pecador” en 1975

“Psicología animal y arte” y “Perversión o la muerte de la palabra” en 1976.

Ya no es ningún escritor novel: hace más de 15 años que publica.

La propia tapa del libro lo dice gráficamente: es un libro sobre la escritura.

A contraluz, un hombre, aún joven, escribe.

“Salto Mortal”: Un salto que se extiende sobre dos años, de una ciudad “Buenos Aires” a otra ciudad “Madrid”. De un continente a otro continente: la poesía.

El salto, más allá de la vida del sujeto que lo vivió, fue al nivel de las palabras.

Las que se animó a escribir.

“Quisiera escribir algo sencillo

algo que me hiciera saber acerca de lo que me pasa.”

Así empieza el libro.

Desde las primeras líneas podemos seguir el proceso de la escritura:

la vida –materia prima- transformándose en escritura.




MERECIDO PREMIO

Una voz madurada precozmente

bajo la luna austral de los suburbios.

Una mano abierta
una mirada profunda que atraviesa las almas.

Un ser médico
persiguiendo la luz en la tiniebla.

Y hubo también una mano cálida
entregada al amor en cada abrazo,
una sed de saber
un deseo de transformar
el aciago rumbo de la humanidad.
Una tea iluminando un saber desconocido.
Todo está dicho en la escritura de Menassa










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