GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 83- 22/10/11
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa
¿Por qué las mujeres de su edad siguen al lado de Menassa, después de 40 años?
¿Por qué las mujeres jóvenes, 30 y 40 años más jóvenes que Menassa, están a su lado?
Porque Menassa tolera la vejez y la juventud, porque para él se trata de sentirse un hombre, una mujer, de la edad que se va haciendo, porque “el alma no se arruga”.
Cualquier nombre propio no vale lo mismo que cualquier otro nombre propio, cada uno ha dejado su huella, su marca, en un número diferente de cuestiones, y aun no hablamos de la huella que ha dejado su marca en otros nombres propios.
Menassa es una escritura que hace marca, que hace que otros nombres propios lo sean, y también una “escritura critica, de todo lo que se produjo dentro de los sistemas imperantes”, una escritura que desmonta todos los mitos acerca del hombre y de la mujer, de lo que pueden o no pueden.
Las mujeres se quedan a lado de su pensamiento porque a su lado se aprende a “ir naciendo de a poco nuevamente.” También porque sus producciones acerca de la poesía, la mujer y lo grupal produce una nueva concepción de humanidad. Y porque “el arte de amar, es también, un arte del uso del dinero.”
A su lado se aprende a que “atentar hay que atentar contra todo, también contra nosotros mismos”, y también que atentar, hay que “atentar, contra toda máscara que oculte lo humano.”
Su escritura enseña que se trata de no ser “amos que pierden su vida en ser, ni esclavos que pierden su vida en liberarse”
En la escritura de Menassa, y Menassa es el que más se ha transformado en ella, la mujer abandona su idilio con la inmortalidad, y sumergida en la escritura aprende a hablar y a escribir, a trabajar y a hacer uso del dinero de otra manera que las formas que los sistemas imperantes le imponen, y también a dejar de creer que el amor es “morir juntos”.
Nos dice que el hombre tiene las claves del trabajo y de la guerra, mientras que la mujer tiene las claves del ocio y del goce, por eso que para la mujer es revolucionario, tanto aprender a trabajar y a hacer negocios, como enseñar a gozar y a hacer múltiples tareas. “Todo debe de ser vivido de nuevo.”
Menassa tiene la “maestría de enseñar una nueva manera de morir.”, lo cual conlleva una nueva manera de vivir.
Si Menassa escribe “La palabra de mi padre ¿no fue acaso el estallido de la bomba atómica? ¿no fue el hongo mutilador que me separó de los brazos de mi madre?”, no nos podemos preguntar si ¿la escritura de Menassa, poesía y psicoanálisis, no será lo que nos separe de nosotros mismos, esos mismos que fueron construyendo para nosotros los “impotentes” que no quieren el poder sobre sí mismos y sobre sus sentimientos sino el poder sobre lo que otros desean, el poder sobre el deseo de los otros, es decir lo que los llevará a su propia impotencia?
Sin escritura nadie llegará a alcanzar la humanidad que propone esta escritura, aunque tenga dinero, aunque tenga poder.
Porque Menassa ha construido un mundo donde todo es posible sin que lo imposible deje de ser imposible.
Las mujeres que se quedan a su lado, o bien, que comienzan a estar a su lado, es porque desean que haya en el mundo una inteligencia como Menassa, un creador como él, con una libertad como la que él es capaz de producir y dar, una libertad de un sí mismo, una libertad lejos de un pasado sin significante, una libertad con escritura y trabajo. Porque Menassa no sólo enseña que existe el trabajo sino que enseña a trabajar, no sólo enseña que hay otros modos de lectura sino que enseña a escribir, y eso produce amor y goce, un amor y un goce que si no se los produce no se los conocerá.
AMELIA DÍEZ CUESTA
“TANTO LUGAR DE NO LLEGAR NUNCA…”
Enrique Molina
Sobre el dorso de un otoño
se derrama
inundado de viento
tu tiempo.
Ráfagas su canto
imposible retorno a puntos cardenales del olvido
siegan las aguas del crepúsculo.
Un paso
aliento en vilo
entrecruzando sombras
inconclusas batallas
lejanos anhelos
e irrumpe la vida.
Claire Deloupy
EN VANO ME AFERRO A LOS BARROTES DE LA EVASIÓN
(verso de Vicente Huidobro, Altazor)
En vano tiendo la extensión de mi cuerpo
sobre el vacío cielo de estrellas
y estorbo el porvenir de los hombres
que atraviesan la sinrazón del tiempo.
Un sordo latido irrumpe
anunciando la honda traición
a la sangre vertida en otros versos.
Acaba el espacio virulento
donde un ser aniquilaba otro semejante
sin pasión devoradora
ni afán de perpetuación.
Pugna entre hermanos,
locura del verbo impronunciado
frente un cañón polvoriento
que arroja, ahora, pétalos renacidos.
Despavorida búsqueda de razones
consagran un mundo sin estreno
ni estallidos en la oscuridad del sueño.
Grata mueca en mis labios
traduce la henchida emoción,
rompe los barrotes de la violencia
aferrándose a esta nueva ilusión.
Helena Trujillo
Mujer, si caes te levantas,
que ya te lo dijo Almafuerte,
en sus medicinales sonetos.
¿Quién te niega la vida?
¿quién suspira condenas en tu oído?
¿quién ensucia tu nombre, sino tú misma?
Huye de ti, huye del pasado,
la libertad te ha reservado un asiento de primera,
tu vuelo está a punto de salir,
corre, corre, más tarde conquistarás el cielo,
ahora te toca, hacerte tierra.
Polvos acrobáticos de mis colores
sentencian tu futuro,
camina más ligera, no temas la locura,
el viento, ya es libre, y no está loco.
Magdalena Salamanca
ES DE ESE HECHIZO QUE HABLO
de E. Molina
Es de ese hechizo que hablo.
Es de esa ilusión,
de esa figura,
de ese descalabro
que en la sien
sacude tus entrañas.
Planea en tus ojos
el ala torva,
la codicia desatada
que busca con la punta
del cuchillo
el corazón que la ata.
Ella viene con un rayo
a matar lo muerto
que en ti calla,
el horrido albur
que te penetra
hasta los huesos.
Tatuaje feroz,
es una letra
que te sangra
por dentro,
confundiendo
las negras metáforas
que te hablan.
Es de ese hechizo que hablo.
De ese locuaz artificio
que te engaña.
Ruy Henríquez
HIERE LA MAÑANA
Saludas los días trenzados en brazos del salvaje horizonte.
El vaivén del misterio, muere hasta el furioso amanecer
donde los hombres posan inmóviles contemplando la niebla.
Atravieso el umbral de la tarde,
vacío mis pies de noches empedradas,
y levanto la fatiga de las horas hacia la mañana,
donde el alba aguarda con piel de tibio sueño
la herida que parte el sol en colinas de incienso.
Soledad Caballero Castro
RECUERDO EL REMOLINO
Entre el ojo y la noche,
sobre las cumbres pequeñas,
en los umbrales de altamar,
allí recuerdo el remolino.
Allí donde el lenguaje,
construye amablemente los silencios,
allí donde desvanecen las arenas del desierto,
donde las águilas esperan detrás de las mezquitas,
allí recuerdo el remolino y espero.
Allí donde toda la ola,
lucía iluminada,
y era blanca la espuma,
y feróz el movimiento de las aguas,
allí recuerdo el remolino y pienso,
en las entrañas mojadas de las vírgenes,
en el sudor de la piel azulada,
allí donde las mujeres
lavaban el oro y
cuidaban a los niños,
allí bailaban, un paso hacia delante,
y giros alucinados hacia la izquierda,
y así llegamos al centro del remolino
allí las estaciones conocidas, el tiempo.
Lucia Serrano
ME TRAGA
Me desnudé, escribí una nota escuchando a Beethoven y salí a la terraza a sentir el beso de la noche.
¿Mi verdad o su locura? ¿Su verdad o mi sueño?
He visto una cavidad desconocida.
El mecanismo que funciones libremente es vertiginoso. Por cada poro de mi piel, la velocidad ácida del sexo se dispara contra lo material. Seguramente, el acto de un vuelo entorpecido por su boca en mis ingles. Pequeñas mariposas, húmedas mariposas, silenciando el adiós. Y las manos en las cejas del viento, siendo el alarido que surge de las sombras en inmensa forma de mujer, gozosa y mítica.
El goce lacrimógeno disuade de poseer una máscara tal, como puede ser un gusto así, tan escondido, tan imantado a nuestro cuerpo.
Mi lengua de mujer, en su oráculo de mujer. Coño del tiempo en nuestros seres pegados a la realidad.
Un resquicio donde el tiempo e la tribuna del amor en que se esconde la mercancía: la esencia femenina debe andar a las márgenes del río, pues los amantes jóvenes se guarecen.
Claro que entiendo la ironía. Va al baño, mea tranquilamente, se mira retocándose el cabello, siempre sensual y submarino, y se derrama en un nuevo precipicio.
Vamos a trabajar. Vamos a producir la imagen que no te pertenece, la dimensión de la palabra.
Y me ama. Ama dulcemente lo que vuelve una y otra vez contra mi cuerpo, y lo estrangula con sus niñerías y lo lame.
Y el río derramado de su ausencia sobre mi vanidad, mira desde arriba, pegado a las glándulas en que los tejados confunden un proscrito mar entre ataúdes.
La muerte es un corazón palpitante entre los puños.
Y el viento en esta piel, poderoso Otetonte, que vigila.
Virginia Valdominos
“LA TIERRA ME DEVUELVE DE GOLPE TODAS NUESTRAS CARICIAS”
Enrique Molina
La niebla, seda de sol de bruma y flexible
baja desde el amor hasta la máscara del abandono
se anquilosa a la losa en la que germina,
reflejo de compañía en el gesto atemporal de la noche,
mientras que la amante peina sus rizos sobre la arena, en la corriente de la ola,
con su borde espumoso de ángeles marcando el ondular.
Poblaciones fértiles son teñidas por su nombre,
¡hacia delante!, se levantan las llamas desvaneciéndose en el hueco del espacio
en la ternura del costado ámbar que nos abriga
despojada de fantasma.
¡No vasta con hablar, no vasta con temblar!,
empecinada ola que retorna sin encuentro,
los muebles están rotos,
el moho enmudeció sus chirridos quejumbrosos en el pasillo,
en la cama, en el misterio del jardín solitario que busca.
Aullidos de clemencia,
compás arrítmico cloqueando la hoguera,
febril sosiego meciéndose una vez hacia tu aura
otra hacia la raíz que alimentas bajo el muro.
Susana Lorente Gómez
PORQUÉ MUJERES DE MI EDAD, O PARECIDO, SIGUEN A MI LADO DESPUÉS DE 40 AÑOS, Y PORQUÉ MUJERES QUE SON 30 Ó 40 AÑOS MÁS JÓVENES QUE YO, ESTÁN A MI LADO.
La retórica de esta propuesta, como a Josefina en No ve la rosa, me ha cautivado hasta el punto de examinar todos los escenarios posibles para su posible contestación. De entre todos ellos, he elegido el más directo y, sin embargo, el que más complejidad comporta: Menassa es un escritor y, por tanto, la respuesta a esta cuestión debe hallarse en sus libros, su escritura.
En diciembre de 1989 (el mismo año en que conocí a Menassa), en la ponencia inaugural del 2º Congreso Internacional de Poesía y Psicoanálisis, titulada La cosa de la carne, Mom alude a D. Artemidoro con las palabras siguientes:
"Don Artemidoro se había dedicado desde su más tierna juventud a fabricar mujeres y Marlem, de última, era, si no la mejor, como ella misma pensaba, la más cercana a los ideales primeros."
En esta frase se muestran claramente las dos claves del asunto:
Por un lado, a Menassa le gusta "fabricar" mujeres, y esto, más que remitirnos a la producción en serie del sistema capitalista, nos remite a la creación de seres libres, aunque encadenados a pactos; diferentes, aunque semejantes a sus congéneres; y hablantes, aunque la mayoría también practicamos, y en algunos casos preferimos, la escritura.
Por otro lado, ella, la mujer, cualquier mujer, tiene la libertad de sentirse la mejor, pensarse la mejor, y esto es posible porque la idea de mujer que maneja este escritor, inseparable del psicoanalista, es múltiple, abierta, posible.
Podríamos decir que el tema de la edad es una maniobra de seducción, por parte de Menassa, es decir, al formular dos extremos, juventud y madurez, con un margen de edad de 40 años, lo que se disimula es la verdadera pregunta: porqué las mujeres están a mi lado.
Y la respuesta final es muy sencilla: porque, a su lado, podemos ser mujeres, que es algo que ninguna de nosotras sabe qué es, pero estamos seguras de que usted sí lo sabe y, además, lo va a conseguir.
De cualquier manera, en mi caso se da una circunstancia que, todavía, no sé si me beneficia o me perjudica, a la hora de opinar de estas cuestiones: por más que lo intente, no puedo incluirme en ninguno de los dos grupos sometidos a estudio.
Ni tengo la edad, o parecido, de Menassa, ni llevo con él 40 años ni soy 30-40 años más joven que él. Mi cifra es otra: hace 22 años que estoy a su lado y 22 es también nuestra diferencia de edad.
Y yo, desde esta situación que, por un instante declaro privilegiada, me atrevo a decir que la formulación de la pregunta no es, para nada ingenua, puesto que los términos están ordenados de manera, digamos, natural para el pensamiento:
Si hay mujeres de su edad, o parecido, que llevan a su lado 40 años, inevitablemente las mujeres más jóvenes saben que existe ese precedente, pueden mirarse en su espejo y crecer para conseguirlo.
Quizá esto parezca una banalidad, pero forma parte de ese saber fabricar mujeres que tanto le divierte a D. Artemidoro.
Carmen Salamanca
BOCA CON BOCA DUDO SI LA VIDA ES EL AIRE O ES LA SANGRE
El futuro se extiende ante nosotros
T.S.Elitot
Quema el viento con tu voz
V. Huidobro
Yo amé en el margen del tiempo,
y en una gran ciudad,
el bellísimo silencio de la callada escucha.
Calculando el futuro susurraba el tiempo,
adquiría otra forma: las hojas del libro abierto
que no retrocede, que inunda los ojos
alejando el horizonte de los bosques,
de los hombres, de los cuerpos…
Y ni siquiera ellos pueden detener al sol.
Yo amé en los márgenes del tiempo
la conquista.
Me reconcilié, dulcemente, con el sueño de la carne
y ardí en el fuego de tu voz. Presentí la vida del aire.
Y de nuevo, alejando la tierra de los ojos
amé el futuro en el margen de la sangre,
por cualquier camino, a cualquier hora, en cualquier lugar.
Boca con boca
y siempre, siempre, siempre.
La muerte se encoge a lo lejos.
*El título del poema es de V. Aleixandre
CANCIÓN DE LA ESPOSA
Me hablaron todos del amor, la maestra de primaria me habló,
dijo que había hombres que se casaban con una mujer
sólo para llevarle flores los domingos,
y obtener a cambio una sonrisa dócil,
flores como a los muertos que descansan en paz,
y yo no entendí nada:
mujeres muertas casadas con hombres muertos.
Me lo dijo después, en el instituto, mi profesor de matemáticas,
Hay hombres que se casan con bellas mujeres
y por un poco de dinero les piden toda su libertad,
y yo tampoco entendí.
Hombres pobres con mujeres pobres, privadas de su único bien.
Después en la Universidad, algún erudito me confesó su mal:
Hay mujeres que se dejan llevar por el amor,
su inteligencia es la red que se agota al cazar su presa,
como si ese fuera su único fin:
mujeres tontas, casadas con hombres más tontos aún.
Y ahora sí que no entendía nada:
¿Para qué tanto colegio y tanto profesor de matemáticas
y tanta Universidad?
no era la carrera de esposa lo que yo quería hacer
¿Cuándo llegará el tiempo donde el amor será dejar crecer al otro
sin detener el propio crecimiento?
Ahora, ahora es el tiempo de romper los grilletes de un amor conocido,
es el tiempo de alzar la voz por encima de todos los prejuicios,
ahora, ahora es el tiempo de cantar otro amor.
Alejandra Menassa de Lucia
de Rafael Alberti
La tierra nunca extraña la lluvia sed de sus muertos.
El eco jondo insufla cóncavo el velamen
encrespando el horizonte de azul lejanía y,
estando así la mar de poseída,
cada ausencia construye un puente
donde las ruinas del amor convergen.
Ah hermano!
las gaviotas no llegaron a mi almohada
el cuenco de tu cabeza entre las manos acompasa
el zumbido de una sombra de campana
huyendo hacia la luna
el humo de la nostalgia.
En el corazón de madre late un rumor de playa,
el bramido de los cuerpos destronados de patria
sin bucanero
en la costa donde se firma la rendición de la lumbre.
No quiero recordar
¡no! los moluscos collares
cantando alrededor del misterioso mercante
en la mazmorra del destierro.
La tierra nunca extraña la lluvia sed de sus muertos.
Carlos Fernández
HOY NO QUIERO CONTAR NADA
En tu oreja el cartílago está hermoso
y te escribo por eso…
César Vallejo
Los días, despiadados, saltan de vereda en vereda,
agotando la savia amarga y diligente.
No hay sonajero que pierda el llanto
mientras el cúbito, incauto, se pierde entre papeles.
Más allá, el camino devora la noche y se esconde
en las ojeras de unos iris
que el terror no ha logrado cerrar.
Hace miles de años que los labios saciados de besos
imploran sedientos una llave maestra,
una caligrafía que segara el horror,
sin embargo, la armadura que lame tu espalda ruda,
no conoce sino el lamento de los cuerpos distraídos de espanto.
Por eso que hoy, no quiero contar nada,
solo subirme en el abecedario, sacar de mi bolsillo una uve,
y columpiar vocales que alimenten el futuro en mi voz.
Pilar Rojas
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