sábado, 29 de mayo de 2010

TALLER DE POESÍA GRUPO CERO DE LOS SÁBADOS 29-05-2010






GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR :
MIGUEL OSCAR MENASSA (Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010)
NÚMERO - 49 - 29/05/10
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa

Todos los dibujos son de Miguel Oscar Menassa


HEMOS RECIBIDO LOS SIGUIENTES APOYOS A LA CANDIDATURA DE MIGUEL MENASSA AL PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2010:

MIGUEL OSCAR MENASSA UN ESCRITOR QUE LA ESCRITURA

NO OLVIDARÁ

El primer paso es abandonar la representación habitual del conocimiento

Heidegger

En cada una de las obras de Menassa, incluso en cada uno de sus poemas o textos podemos encontrar una manera de pensar en acto que nos muestra y demuestra que si es posible escribirlo es posible vivirlo, es posible vivir en ese pensamiento.

Poesía y psicoanálisis es psicoanálisis, un territorio marcado y estructurado por la “incertidumbre de saber: El hombre vive desgarrado en su ser; pero nunca sabremos ni las dimensiones ni la geografía donde anida dicho desgarro”.

Poeta de la poesía, poeta que junto a Hölderlin no se marcha hacia el futuro sino que vuelve de él, porque sólo en el advenimiento de su palabra se hace presente el futuro.

Sería erróneo pensar que llegará el tiempo de Menassa cuando todo el mundo entienda su escritura, porque se trata de una escritura que no tiene como destino adecuarse a los tiempos. Escritura precursora, no puede perecer, porque su escritura permanece como algo que es siempre presente, superando toda caducidad.

Una escritura que abre destino a otras escrituras, una escritura que abre posibilidades de nuevos destinos para el hombre y la mujer, que transforma sin romper, que inaugura sin destruir.

La poesía nombra las cosas, genera lo que no había, lo que tendrá secuencias y consecuencias, abre puertas de existencia y cierra puertas que no existían, por eso que poetizar sobre la poesía no ha de ser una tarea que se haga sin un poeta que toda una lengua ha requerido que lo sea, sin que la historia misma de la escritura haya producido esa demanda.

En el movimiento del verso, las imágenes se abren. “El mal es nada. Como el águila su presa/ alguien debiera encarnar esta verdad.”, nos dice Hölderlin. y Menassa lo rubrica: “Quiero para mí un hombre mejor” o “Hoy murieron casi cien personas en esa sorda guerra que/ no acabo de entender./ Murieron sin saber que la guerra que la guerra también es una ilusión.”, donde ilusión se refiere a que con la guerra, con el mal, nunca se consigue lo que se pretende. Y más aún se muestra en estos versos, cuando Menassa era un joven que no había cumplido los 25 años y sin embargo está decidido a ser un poeta de la poesía, un nuevo poeta en la poesía: “Sé que en otros territorios, fuera de la familia, me esperan/ los halagos de la comprensión. Sé que mi cuerpo sería/ amado por diosas y princesas. Sé que nadie dudaría de/ mi maldad./
Y SIN EMBARGO ME QUEDO CON NOSOTROS/ elijo nuestra miserable costumbre del pan y la palabra/ elijo la cárcel donde mi cuerpo morirá cuando nadie/ pronuncie mi nombre/ elijo datos la vida, me quedo con ustedes, pronuncio/ vuestros nombres.” , un poeta que acepta la realidad humana producida hasta ahora sin aplaudirla y sin repudiarla, un poeta que acepta vivir entre otros, que no desea poetizar los ideales que matan o esconden lo humano sino a lo que hace nacer. Y escribe:“Conmigo están los que no mueren nunca, conmigo están mis versos.”

El a-bismo es el sitio instantáneo del “entre”.

Un poeta del “entre”, de lo nacido y lo que está por nacer, un poeta que trabaja entre lo pensado y lo impensado.

“He cortado todas las raíces, suelo por las tardes quedar/ suspendido en el espacio.”

“Pequeñas estrellas brotan de nuestras manos y se/ deslizan/ silenciosamente hacia el abismo donde acontecen los/orígenes./En ese lugar la luz de las pequeñas estrellas es insuficiente./ Buscamos el sol. Nuestro destino/ la palabra.”

Al lado del verso de Hölderlin: “¡No me habléis de vuestra felicidad!”, Menassa escribe: “No tuve paz y sin embargo fui feliz”, o bien al lado del verso de Quevedo: ¡Alto ahí!¡Que me queréis herir con vuestras nadas!”, Menassa escribe: “porque ser feliz es una argucia del sistema”

Un poeta amigo de la vejez y sus estragos: “Ver y amar desesperadamente la destrucción de nuestros/ cuerpos.”, o bien, “Hacia una vejez sin dogmas: el alma no se arruga”.

Menassa es un poeta para el que lo que es posible “venía en un poema”, lo que puede aprenderse “venía en un poema”. Por eso “todo es paso a paso”, “las cosas se arrastran en el tiempo, son cosas de larga duración, no se pueden fabricar de un día para otro.”


LEER A MENASSA


"Yo, antes de conocerlo, me creía viviendo". Este verso del poeta, parece
más bien la frase de uno de sus lectores. Aunque, más bien diría: "Yo,
antes de leerlo, me creía leyendo".

Y no es que lo que hubiésemos leído no sirviese, o que la lectura de la
obra Menassa deje insignificantes, en la comparación, a todas las
anteriores lecturas. Es que Menassa introduce un nuevo concepto de
lectura.
En Freud y Lacán hablados, Menassa plantea la lectura como producción:
"Toda escritura es producto-efecto de haber elaborado una lectura. Uno
lee, elabora la lectura, y produce un escrito". "Cuando se trata de la
poesía, la lectura es el escrito y es en el escrito que se producen la
lectura, el escrito y la poética."


COMENTARIO DE AMORES PERDIDOS.



Amores perdidos es un poemario de 1995, dividido en siete apartados. Comienza con el poema Amores perdidos, donde el poeta canta a la vida, donde morir no es tare fácil aunque " quise morir con tanto amor perdido, con tantos trozos arrancados de mi propia carne. Después no pude casi nada, mucho menos morir, era hombre duro, por lo golpes y tuve que vivir.

Cuando murió mi padre yo estaba en las montañas. Y me quedé donde había llegado, sin moverme, y tuve ansias que la mano negra del destino, se partiera en mi rostro, segara mi existencia, pero no fue posible para mí, sino seguir viviendo.... Cuando murió mi madre ya no había montañas y yo mismo, estaba al borde mismo de la muerte. Haciendo infinitos esfuerzos por salvar mi vida no pude darme cuenta: amada madre había muerto. Ante cada pérdida, el poeta reflexiona y avanza, no olvida porque algo de lo perdido vive en su escritura. Luego vino perder Buenos Aires, mejor perder la patria que la vida y le tocó al poeta el exilio. " Ya estaba claro cuánto habia perdido, en apariencia solo quedaba mi juventud, mis hijos, mi fuerza de trabajo intacta, mis pobres versos al viento de la tarde." Consiguendo un puesto en el mercado de palabras, el poeta ganó algunos cuartos que le permitió algunas aperturas para su vida. Este poema condensa casi treinta años de su vida en 19 cuartetas junto a un verso final. El poema se cierra haciendo referencia a la pérdida de su hijo Pablo. " Y ya no hubo ni sueños, ni montañas, ni dolor suficiente, ni siquiera palabras, ni los grandes jefes indios bajo el cielo, ni gargantas de odio, ni manos de venganza. Sólo estos versos sueltos, esta nada de nada."

Amor perdido. Buenos Aires. Poema I

"Me arrastré por las calles del centro, olfateando, sobre el tibio asfalto del otoño, mis viejos pasos.

Algunas huellas primitivas de mi pasada juventud, algunas gotas de sangre perdidas para siempre."

Menassa evita la melancolía a través de la escritura. Amor perdido Buenos Aires, hace pensar a Menassa, se pone triste ya que la tristeza para él, tiene una luz que ningún otro estado del hombre puede alcanzar. " Una o dos mujeres se dieron cuenta que algo me pasaba" aquí, la poesía habla, se da cuenta del estado del poeta y " me dijeron secamente, la muerte está solo en tus ojos. Aquí, el sol nos ilumina y la brisa otoñal llama al amor. Hay niños entre nosotros, crecen sin muerte, sin pasado. Cuando se consigue este estado de tristeza, en este estado hay una luz particular que permite ver a los fenómenos del universo tal cuan son, pero lo dificil es alcanzar la pureza de ese estado de tristeza que le da al hombre en la aceptación de su existencia material finita.

" Hay jóvenes en nostros que no quieren olvidar ni vengarse. Hay poetas que no dejaron de cantar poesía un sólo instante y hay mujeres dispuestas a vivir para que haya una Patria. Aquí el poeta, nos muestra cómo en la tristeza se da el porvenir de una nueva armonía, que habla de la concordancia entre el pensamiento y la acción. Tal concordancia que no sería dos estados separados, sino que pensamiento y acción serían la misma cosa, es decir, Menassa , para producir un pensamiento concreto, alcanza primero el estado de tristeza, estado sin el cual, el hombre, el escritor no puede producir pensamiento concreto, pensamiento que transforme la realidad.

" Deja, hombre, de morir, con lo que ya murió, sal de la tumba, siempre abierta, del pasado, anímate a nuestras voces, plenas de porvenir."

Todo encuentro con la verdad es un encuentro con la muerte y del sentimiento de tristeza, como bien nos dice el poeta, parten todos los caminos de la creación. se trate de cualquier creación, pictórica, escritural o psicótica.


MIGUEL OSCAR MENASSA MUESTRA EL RETRATO DE UNA MUJER LIBRE, INDEPENDIENTE, TENAZ Y QUE TOMA DECISIONES

Si quisiéramos definir la mujer que estudia Miguel Menassa y que plasmó en la última obra que llevó al cine titulada “Mi única familia”, vemos que es una mujer libre, independiente, tenaz y trabajadora. Un homenaje a la mujer en clave de cine después de 40 años estudiándola y que entre otros está basado en su libro La Mujer y yo”. Un libro editado por la Editorial Grupo Cero y que ha dado lugar a varios congresos internacionales.

Cuando Menassa escribe que “cada mujer es distinta a cada mujer” abre un mundo de posibilidades para las mujeres, un mundo posible de ser vivido, como por ejemplo el mundo de la poesía.

Tanto en la película, impregnada permanentemente del saber de Miguel Oscar Menassa realizado siempre en la suma de psicoanálisis y poesía hoy encuentro también una forma de conjugación con la obra poética de Octavio Paz, premio Nobel de Literarura en 1990, en esa suma de poesía, amor, erotismo…la llama doble que él estableció con sutileza exquisita.

Un encuentro entre dos autores que enriquecen la poesía, la creación y el arte más allá del corazón. Intelectuales y poetas que dan otra dimensión a la palabra. Escribe Menassa en Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista: “Yo tuve ganas de decirle:/ Soy el poeta, el grande/ el creador de la palabra Mujer/ y no le dije nada”.

EL ARTE DE LA CONDENSACIÓN

Un comentario sobre el libro La maestría y yo, de Miguel Oscar Menassa.

Este libro que en principio puede llamar la atención por su brevedad, es un ejemplo magistral de condensación. En sus páginas el autor nos dará una lección sobre su forma de entender la maestría. El maestro, más allá de enseñar a leer y escribir, / un día deberá / detener su propio crecimiento / para que en el mundo / un niño se haga hombre.

La maestría y yo se presenta entre figuras humanas, rostros que miran al lector y acompañan los versos que vertebran el libro. Festejando sus sesenta y dos años el poeta parece anticipar las dificultades de estos tiempos. Y vendrán cataclismos y ciclones, / inundaciones y guerras por doquier / y yo, sentado, escribiendo mis versos, / haciendo del cataclismo mi guarida, / del ciclón mi aliento y, de la pólvora, / mi inseparable compañera, / las alas del adiós.

Nos adentramos en las páginas y nos encontramos con un título que llama la atención: LA POESÍA NO SE ENAMORA NUNCA, dedicado a sus hijos, discípulos y afines. Cuántas veces hemos querido, como lectores, como alumnos, que el maestro se acercara a nuestras cosas, que viviera nuestra vida y caminara a nuestro paso, en lugar de aprender algo de él, entender la distancia, la diferencia. No me hagáis correr vuestras carreras / ni me hagáis volar en vuestros vuelos / ni me hagáis hacer vuestros trabajos / ni, tampoco, amar vuestros amores.

El poeta viene a conversar con nosotros, a transmitirnos su enseñanza, a mostrarnos que el que repita lo hecho jamás la alcanzará. El camino no será fácil, como tampoco lo fue el suyo: Habrá en vuestros caminos, no lo dudéis / emboscadas, traiciones, viles injusticias. Porque, siguiendo las palabras del maestro, la poesía no necesita ni pocos ni muchos lectores, ella se conforma con una hoja en blanco y si la hoja en blanco es la propia vida del poeta, mejor.

La escritura de la que nos habla no se alcanza de cualquier modo. Para el poeta sólo una apuesta, saber elegir, entre los mejores, los mejores. Tomando prestados unos versos del libro El hombre y yo: La poesía tiene el don / de combinar, alegremente, /lo bello con lo feo, / lo muerto con lo vivo, / el dolor con la risa, / el corazón ardiente / de una noche de fiesta / con la serpiente alada / que no puede morir.

En su enseñanza, al lado de la poesía, nuestro amor, el trabajo como don, como medio necesario para ser. EN UNA SOCIEDAD JUSTA EL TRABAJO ES UN DON. Lejos de esto, el mundo nos enseñó a cuidarnos de nuestros hermanos, a temer al extranjero, a descargar en otros nuestras obligaciones, a querer librarnos de aquello, que por humanos, nos toca. Pero el maestro Menassa nos enseña que el poeta, a la inversa de un líder, debe realizar todas las tareas que se propone, no debe delegar en nadie sus funciones. Nadie podrá como él, en todo dejará una marca. No sólo las calles se llamarán con su nombre sino que, también, la propia poesía se llamará con su nombre. Entre nosotros, lectores, candidatos a poetas, candidatos a psicoanalistas, todo es un nervio permanente y el que no soporta esa fuerza desestabilizadora dentro de él, todo el tiempo, no puede la poesía y, tampoco, aprovecho esta ocasión para decirlo, el psicoanálisis.

Tomando el aforismo 179 del libro Aforismos y Decires del mismo autor: No es bueno esperar que las cosas vengan del cielo, no es bueno esperar que otro haga por mí lo que ni siquiera yo soy capaz de hacer. El trabajo permite modificar la naturaleza, la vida del hombre, sus propios sueños. Y, en una sociedad llena de injusticias, nuestra pasión tiene que estar puesta en el trabajo para vivir la vida, para que en el humano mundo haya señas de que nosotros estuvimos.

De la poesía y del trabajo, llegamos al sexo. EL SEXO NO CAE. Es hombre y es mujer y nada sabe del amor. / Y quiere ser mujer cuando le toca hombre / y quiere ser un hombre cuando le toca niño / y madre quiere ser cuando es mujer / y, si mujer le toca, quiere ser niño, / serpiente o bruja quiere ser y puta / y cualquier cosa quiere ser / con tal de no saber nada de eso.

Tomando los versos de Cesare Pavese: Al principio es todo naturaleza: la ciudad es un paisaje, son rocas, alturas, cielo, claros improvisados; la mujer es una fiera, una carne, un abrazo. Después se vuelve palabras: lo natural era sólo un símbolo y al conocer lo selvático verdadero, hay que aullar. Dice el poeta Menassa: Mis amores son muy apasionados / no puedo encontrar en ellos, /aunque la hubiera, / ninguna inteligencia y / mi propia inteligencia está trabada, / por falta de pasión. El sexo no cae, pero no puede ser la luz que ilumine nuestro camino. Sin un trabajo sobre la obra, el arte que parecería al sexo, no dejaría huella. La labor con la poesía alterna entre la creación y el trabajo de oficina.

Y con esta enseñanza sobre el trabajo llegamos a los versos finales del libro: Vivir acompañado / no es un consejo, / es la única manera de vivir. Recordando los versos del poema El Verdadero viaje: La tierra que promete / la poesía siempre es la misma. / Se llega o no se llega. / Ella necesita reyes / centauros / sólo se deja sembrar / por revolucionarios y fanáticos / por hombres que en su tierra / construyen su casa y su familia / sus grandes ilusiones. Y es por eso que podemos alcanzar los versos de Miguel Menassa, pero alcanzar lo que un alumno, un discípulo producirá será tarea imposible para el maestro.

PRIMER ENCUENTRO CON LA ESCRITURA DE MENASSA

Con la valentía de Don Quijote y la tenaz fidelidad de Sancho Panza, se dirige el escritor, allí donde la pluma le lleva. No existe un camino trazado previamente, se trata de un camino por hacer, en construcción, una línea divisoria, marcada por el horizonte de la máquina de escribir con la vida: Escribiendo, robándole esas horas a la vida, así hemos vivido nuestra vida.

No es que la vida y la escritura se confundan en el horizonte, es en ese pliegue infinito donde la palabra escrita dibuja la huella indiscutible del hombre:

La poderosa muerte unida a los vocablos más sutiles.

El cruel espanto, el dolor más extremo, besados por la luz.

El verso más antiguo bordado en tus cabellos.

Entre palabras, por túneles secretos, hacia lo no sabido.

Pero Menassa no abandona nada, calcula la trayectoria, visualiza el objetivo y sin mirar atrás, camina de frente, hacia el futuro, en busca de lo desconocido, fiel al deseo, a la escritura, al decir valiente de un hombre que se busca y en esa búsqueda encuentra a la humanidad misma.

Hoy como nunca amé mi cuerpo en soledad.

Hoy como ayer fui el amante infernal.

Hoy no llegué muy lejos.

Caminé todo el día,

dando vueltas adentro de mi pieza.

Una sincera fuerza de libertad, sobredetermina la escritura de este poeta, nacido de la madre más universal; la poesía y del padre más humano; el psicoanálisis, es por tanto, arquitecto de vidas cimentadas del mejor armazón; la palabra. Esa es su valentía: hablar, amar, escribir; conquistar océanos de vida y transformarlos en poderosa belleza para todo ojo: Ojos del mundo ¡Escuchadme!

Y nos dice: La muerte es, para un escritor, un punto y aparte. Y, si es más que eso, el escritor tendrá que psicoanalizarse.

Reflejo de un saber, la escritura de Menassa es un compendio de hazañas diagnosticadas a tiempo: Mi escritura, cada día que pasa, es más que yo.

En sus libros encontramos un tiempo para el lector, lector de una escritura atemporal, aunque como nos dice uno de sus aforismos: La poesía no necesita ni quinientos mil lectores ni una potencia sexual exagerada. Ella se conforma con una hoja en blanco y, si la hoja en blanco es la propia vida del poeta, mejor.

Escritura y escritor se forjan como metáfora cuando de lo propio se produce lo ajeno y otra vez lo propio, nudo imborrable que se repite como una constante en la vida poética de Menassa, o como diría Aristóteles: "Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto. Es un hábito."

Y esta superior calidad o bondad que nos acerca Menassa como hábito, no es sino la expresión máxima del amor. Trabajo, trabajo y más trabajo el de este poeta entregado a la poesía y al psicoanálisis, a la escritura y a la ciencia, aunque el mérito, en este caso, se lo debemos al poeta: El poeta es, en nosotros, el que desata los nudos más lejanos. La soledad, más que un hábito, es una condición de su trabajo.

COMENTARIO AL LIBRO DE MIGUEL OSCAR MENASSA AMORES PERDIDOS

Libro dividido en seis partes, seis amores que, por perdidos, quedarán inmortalizados en esta escritura.

A modo de prólogo, un largo poema que da título al libro, donde Menassa algo explica. Versos medidos, calculados, formando una síntesis rotunda que va introduciendo al lector en materia, y donde la primera cuarteta actúa de piedra angular:

"Cuantas veces quise morir con tanto amor perdido,

con tantos trozos arrancados de mi propia carne.

Después no pude casi nada, mucho menos morir,

era hombre duro, por los golpes, y tuve que vivir."

Para el poeta, la vida es escritura, única manera de enfrentarse a la pérdida. Muerte disfrazada de vacío, de adioses infinitamente repetidos, de nostalgias prendidas en el tiempo, de raíces arrancadas sin piedad.

"Madre desde que estás lejos", cuerpo a flor de piel entre canciones de amor, palpitantes labios de fresa y maduros trigales. Madre, reina del vacío, incierto, de un futuro atado a las palabras. "Porque vos fuiste la que quiso que yo fuera poeta". Verso-trampolín al infinito donde siempre habrá victoria: "Será un coloso tu hijo, cayendo de los espejismos de la gloria." Trepidante ritmo donde el poeta "quisiera poder un paroxismo inexistente,/ secar la última lágrima del último hombre".

Después, los indios. Seis poemas por donde desfilan historia, sangre y oro. "Indios que fueron lo perdido primero", antepasados de piedra, soberbios ante la humillación, firmes en la palabra, orgullosos, capaces de morir sin pedir piedad, de esperar sin bajar la mirada, sin derramar una lágrima "los gritos enloquecidos de dios arrepentido."

Y porque tiempo es una lengua, una escritura, ese Indio poeta viene del futuro. "Expulsado del centro mismo de la tierra", sangriento cobre ametrallado, sin templos, tesoros o mujeres enamoradas, dispuesto a perpetuar "esa civilización imposible."

Americana voz que puntúa acotando distancias: "Madrid no es Europa ni lo será en mil años/ Madrid es trozo central del gran diamante americano".

Haciendo uso de esa tristeza infinita de lo que no muere, Menassa deja testimonio del propio desplazamiento; exagerando la metáfora. Tupacamarú de los tiempos modernos, el poeta.

Tercero de la pérdida, Buenos Aires. Más que punto de partida, centro de diversos retornos. Del paisaje, apenas unas calles del centro, algún tango y ese bandoneón inevitablemente prendido bajo el sol de Pompeya.

Más que ciudad.-lugar, es "una multitud abriendo a puñetazos, un futuro". un volcán de afectividad, una canción hecha con el propio cuerpo. Frases de piel adentro donde "una vez sacudida la nostalgia, el miedo", arrancadas de cuajo todas las raíces, el porta confiesa:

"Amo, claramente, mis ser entre montañas,

atesorado de máscaras y últimos misterios,

me decreto: soldado de lo que no se nota."

Característica de la escritura de Menassa es la manera en que el lector queda atrapado, prendido en las palabras que, de una manera u otra, impregnan toda realidad. Así, resulta inevitable quedar tocado por los últimos versos del poema VII con que cierra Buenos Aires:

"Nadie vuelve de su propia vuelta,

nadie retorna de su propio retorno,

nadie muere, exactamente, en vano."

Perdida casi por decreto, la juventud engloba 14 poemas donde son varios los interlocutores. Y no es exactamente un periodo de tiempo lo que se trasluce en la lectura desde los primeros versos. Hay, podríamos decir, una ética de la vida, una peculiar manera de enfrentar el amor, de enfrentar la muerte.

Suave comienzo "Al ir viviendo y sólo por vivir/ lo fui creyendo casi todo", que irá tomando la intensidad de lo que, para ser escrito, tuvo que ser vivido.

Embrujo de la niela, la poesía, terca serpiente atada a la garganta, pequeña diosa sin habla. El poeta avanza con una fuerza incontenible "sin saber dónde voy, mas voy contigo/ y eso, aunque nada sabe, tranquiliza."

Avanza, sin llamar la atención, sin deudas, sin nerviosismos, "sin respirar siquiera, sin pensar en el tiempo, sin fe". Porque "lo mejor de todo es no servirle a nadie/ y trabajar duro, por las dudas nadie te sirva a ti".

Y, "porque de alguna manera ya hemos muerto", vivir, vivir en el deseo. Viejos del mar, ciegos amantes del sol, "es para no vernos partir/ que la noche se alumbra de dolor". Lo grupal, engarzado en una conclusión desgarradora: "Nadie se resiste a nuestra manera de gozar, por eso quieren eliminarnos."

Íntimas confesiones enfrentando "una ley propia de la vida", allí donde otros, como el mismo poeta, recorren sus juventudes, aman sus triunfos. Pequeña y controlada rebelión "por voluntad extrema de no morir."

Cambiando de registro, dos poemas donde Ella reclama, más que respuestas, verdades imposibles: "¿Es tan brutal la vida?" El poeta es llevado a reflexionar sobre el amor desde una perspectiva en el tiempo.

"Decir, no se lo digo, mas lo siento

múltiples heridas hacen pensar mejor.

La dicha fue brutal, vana la gloria,

el amor se moría o quedaba maltrecho"

Hay a lo largo del libro una tácita, callada sinonimia entre pérdida y muerte. Y hay también una firme y decidida voluntad contra el olvido, muerte por excelencia.

"El hombre muerte apenas si otro hombre lo nombra", verso con entidad propia, columna vertebral de la ética a que aludíamos en principio.

"Te nombro, pequeño niño, Pablo amado,

para oirte vivir cuando te nombro.

Te nombro para que ya la muerte deje de ser,

el centro de mi voz, la vida posible de mi canto."

Palabras estremecedoras para remontar el vuelo, abandonar las brujas, "los agitados y tercos demonios de la carne y el fuego2, en pos de una sencilla, serena existencia, más allá del dolor y la nada.

"Cuando ya no me quede para rememorar ninguna tristeza,

ningún muerto, entonces viviré como viven las águilas,

al viento, perpetuando los sonidos de su propio vuelo."

Firme posición la del poeta. Cuando todo tiembla, "Aún puedo decir amor". Veinticinco años al borde de un futuro imposible, enjambre de luz cantando los hechos fuertes de la vida. "Como esos sencillos terremotos

que, sin saber,/ contienen la inmensidad, el ruido de lo eterno". Lo que fue y lo que no pudo ser, voz de hierro para un siglo envenenado, titánica fuerza de odio contenido, porque "siempre hay una carne que no muere".

Concluimos con toques de amarillo y turquesa sobre la enrevesada realidad, esperanza por los cuatro costados, donde hasta lo negro brilla en el espacio.

"Siempre habrá con nosotros,

una palabra fuerte que hará posible el canto,

un canto poderoso que hará posible el amor,

un amor lúcido, estremecido, el nuestro,

que aunque no quede mundo para poder contarlo,

nos hará vivir."

LA CULTURA EN EL POEMA ADIÓS CULTURA MI SEÑORA, DE MIGUEL OSCAR MENASSA.

La cultura tiene más que ver con enseñarles a los ciudadanos a pintar que con enseñarles los museos.

MOM

En este poema, del libro La Patria del Poeta, Menassa dice claramente que no hay cultura si no incluimos lo femenino, y por eso nos dice entre admiraciones: “¡la mujer a la poesía!”, tampoco hay cultura para este pueblo si es solo para pocos, para aquellos que ostentan posiciones de poder.

En aforismos y decires podemos leer: “La cultura es gratis, si no consigo ser rico, al menos tendría que ser culto”. Y aquí en este poema: ¡La poesía al pueblo! Que cada hombre trabaje para poder producir su poeta.

También parece decirnos que un hombre culto, debe latir al ritmo de su tiempo, no puede hacer oídos sordos a los humanos gritos, la poesía es denuncia, es la voz del pueblo, el final del silencio, el legado de la historia para los hombres futuros, “canta en el propio centro del silencio mortal, -que me sobrecoge para matarme-“percibimos los aullidos de Hiroshima, empobreciendo cualquier dolor.”

El poeta no ama ningún gesto, porque es diferente a todos los gestos, nos dice en Psicoanálisis del Lider. Hace la cultura, no está sólo inmerso en ella, sino que la genera: “Mi señora, guardaré en mi corazón las huellas, de haber hecho el amor con usted”.

Es la felicidad posible de ser vivida, humana: “Yo fui feliz entre sus carnes de violetas”. Aunque esta confesión nunca se la perdonarían.

Es una cultura que incluye el trabajo: “Y viajé por las sílabas buscando la longitud exacta de la noche. Y calculé el destino de una vocal durante años.”

Y es grupal: “Yo crecía y mis amigos crecían”

Aconseja vivir en las palabras: “de los grandes poetas, los mejores versos”.

La cultura no puede ser la misma después de haber hecho el amor con este poeta, pero tampoco para él será posible, después del encuentro, permanecer igual a sí mismo, su vida sería, desde aquel encuentro, toda para la escritura, para la poesía:

“Ella deformó su ser en el encuentro, y yo, entregué mi vida en el adiós.”

ASOCIACIÓN PABLO MENASSA DE LUCIA.

AULA DE POESÍA Y PSICOANÁLISIS

En nombre de la Presidenta, doña Olga de Lucia Vicente, y de toda la junta directiva de la Asociación es nuestro deseo adherirnos a la candidatura de Miguel Oscar Menassa al Premio Nobel de Literatura para el año 2010.

Miguel Oscar Menassa, es uno de nuestros más prestigiosos socios y el más firme impulsor de su fundación en 1998 cuando, en el Museo Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, anuncia la creación de la Asociación con el lema:

“Soy lo que vuela.

Encadenadme y seré lo encadenado que vuela.

Matadme y seré lo encadenado muerto que vuela”

Ustedes, excelentísimos señores del Comité del Premio Nobel, tal vez mejor que nadie, conozcan la ética de hacerlo todo como si fuera verdad para mantener una Asociación, sin fines de lucro, cuya finalidad es enseñar y difundir la cultura en todas sus manifestaciones. En estos doce años de existencia, hemos premiado y publicado quince libros (trece de poesía y dos de psicoanálisis). Se otorgaron tres Premios a la Mujer Trabajadora, con sus correspondientes estatuillas. La Asociación ha colaborado en la producción de doce cortos cinematográficos y dos largometrajes, impartió conferencias de medicina y psicoanálisis en colegios, universidades y centros culturales, realizó dos campeonatos de mus, ofreció antológicos recitales de poesía, participó en la Feria del libro de Madrid y Buenos Aires, realizó una Jornada de Homenaje a Sigmund Freud con un ciclo de conferencias y posteriormente otro Homenaje a Jacques Lacan y ha colaborado en tres Congresos Internacionales de Poesía.

Enumerar, puede ser como los emblemas acústicos que suplen, sin benevolencia, toda memoria en una suerte de permanencia que poco o nada dice en favor de la adhesión, si no fuera porque el candidato al Premio Nobel de Literatura, es el padre del poeta asesinado en 1993, que da nombre a nuestra Asociación Pablo Menassa de Lucia.

Podemos, poetas del norte y hombres del sur, ponernos tristes por aquello que nos diferencia y aquello que nos une. También podemos leyendo a Miguel Oscar Menassa, aprender que: “los inocentes viene a preguntar todos los días a cuántas personas deben matar para transformarse en asesinos”.

Leyendo su obra rescatamos: “vivir acompañado no es un consejo, es la única manera de vivir, y aprovecho el decir, para dejar en vuestra inteligencia la enseñanza más bella: la poesía no se enamora nunca”. Sabemos con Menassa que “un hombre que sólo sonríe cuando recuerda es un hombre muerto”. Está escrito y se puede leer que: “un hombre buscando su identidad, es capaz de destruir todo, hasta su propia identidad” y que: ”un pobre hombre que es capaz de encontrar pobreza en un gran amor, en verdad, merece la pobreza”. Sabemos y sigo citando al candidato que “el hombre hace siglos que no duerme bien y, desde hace cien años, los torturadores ya no le dejan ni soñar”.

Señores del Comité: “El hombre va siendo eso que dice ser, y es verdad, con el tiempo. El hombre va siendo eso que dice ser, y con el tiempo, es verdad”. Ahora ya lo podemos decir: Menassa publica en 1961 su primer libro, y revisando su bibliografía en estas cinco décadas vemos que tuvo más pactos que brazos, y esa manera de vivir produjo, con trabajo y disciplina, cuarenta y tres títulos diferentes, sin dejar de trabajra, pintar, dirigir una Escuela, una Editorial, una Clínica, dos películas y pintar y…

Los poetas escriben y huyen de su propia luz porque su propia luz no es la luz del hombre y así el poeta es, en nosotros, el que desata los nudos más lejanos. Tal vez por eso los poetas darían el Nobel de Literatura en el 2010 a un poeta, médico del alma, que agradeciera a todos sus muertos, pues cada uno en su morir, algo nos dice para seguir viviendo, para seguir escribiendo por ejemplo que: “Un hombre muere apenas si otro hombre lo nombra” o “un poeta asesinó su hombre para escribir este poema y eso, es un hombre”

Poniendo un límite a nuestra carta de adhesión a la candidatura de Miguel Oscar Menassa al Premio Nobel de Literatura para el 2010 y agradeciendo su tiempo les ofrendamos este poema de nuestro insigne asociado:

Es una vertiente iluminada lo que te detiene.

Ningún vacío es, ningún horror de las negruras.

Lo que te da miedo y bruscamente detiene tu camino

es simplemente, una luz, una clara visión del futuro, te detiene.

Es una catarata ardiente de palabras, lo que te matará.

Ningún puñal, ninguna daga antigua y misteriosa.

Lo que te llama a morir, lo que te mata, no es natural.

Es, simplemente, por haber gozado, que un día del futuro, morirás.

Me alegra saberte vivo y muerto, al tiempo que te hablo.

Iluminado como un gran poeta por fulgurante luz

y al mismo tiempo, enceguecido, quieto, petrificado.

Ya nadie robará tus amores porque será el deseo.

Ya nadie robará tu pensamiento porque será palabra.

Y ya nadie podrá ser inmortal, porque será el poema.