domingo, 26 de abril de 2009

TALLER SÁBADO 25-04-09



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h

-revista virtual-

COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 13- 25/04/09

Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa






Cuadro: El oficio de poeta.Miguel Menassa

Noche 960

“Llegué hasta aquí, dejando en el camino todo lo que tenía. Los caminos eran tan abruptos, que hasta mi ser me pesó y tuve que dejarlo”.

Veredas ardientes marcaron mis pasos con mi primer estremecimiento en busca de armonía.
Quería el equilibrio de un destino claro.
Una interrupción de tinte metálico me devolvió a las sombras de lo incierto y tambores de sangre me avisaron que estaba en mi país.
Apostados como hienas contra las ruedas de una estación en primavera, me veían pasar como a la última pasajera que atravesaba puentes de la tierra de las sombras.
Insistían en el intento de corromper el pudor de una juventud que ponía a la paternidad entre los paréntesis de hierro de una jaula.
Un golpe de saliva sobre el adoquinado barajó corazones pintados de rojo y de tristeza.
El rey de la muerte acometió con su profesión de “ser” del desahuciado comprobando la fatalidad de la distancia.

Cual párpado caído llegué atravesando el vértigo de mariposas esparcidas en el angosto pasadizo que separaba a los ricos de los pobres. Llegué hasta la caja de caudales donde encontré solamente a un niño arrodillado llorando sobre miniaturas, que tenían el alcance de una rueda lanzada en un alambre de carril que transportaba sueños de asaltantes con antifaces rociados por el sol del mediodía que iluminaba el barrio.
El rey de la codicia acometió con su profesión de “ser” de porvenir eterno y me mandó a unirme a extraños cazadores de piojos comprobando una vez más que dos caras tiene la moneda.

Una mujer pequeña asomada al desierto buscando el ocio en los hoteles, alucinados por la fiebre que imponía el amarillo, me devolvió una llave y el poder del ocio se transformó en cólera escapando como cataratas de bestias con ojos salidos de las órbitas que buscaban ser únicos a golpes en mi pecho. Pedí a los desesperados la esperanza para que borde sobre mi corazón monogramas de amantes entontecidos separados del reino del deseo por violar a ángeles distraídos que vacilaban con su “ser” de selva virgen perdidos en sábanas claudicantes que sin rozar ningún cuerpo caían amontonadas a los pies de la cama.

El rey del hambre acometió con su profesión de “ser” arrodillado y tuve miedo que mi boca loca se llenase de espuma e inundara con su aliento la guarida de un pesebre encantado, desprendiendo de mí al intruso que ya sin fuerzas ni pasión sólo quería dormir debajo de los árboles, comiendo el pan de las comuniones festejadas siempre a sus espaldas.
Y mis comarcas quedaron capturadas entre las contracciones de la tierra y de la noche que agujereaban tejidos desiertos de la sangre con una crueldad de miseria y estropicios que hicieron rodar los grandes escrúpulos alimentados de promesas incumplidas de un cielo bifurcado.

Uno a uno pesaban en mi espalda, el ser del desahuciado, el ser de porvenir eterno, el ser de selva virgen, el ser arrodillado, y en un intento de encontrar el sitio de mi mortal destierro, dejé mi propio ser en la insaciable tiniebla de este mundo, sin lágrimas, como sepultado en la tierra bajo el brillante musgo del olvido.

Norma Menassa

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Cuadro: Serpiente acuática, de Gustav Klimt. Reproducción de Alejandra Menassa


MORIR PARA NACER EN CADA VERSO.

“Un poema que todo lo contenga y que todo lo destruya a la vez”
Miguel Menassa. Aforismos y decires.


“La destrucción de un objeto no lo aniquila, nos enfrenta con una nueva realidad del objeto, la carga de un sentido que antes no tenía”.
Aldo Pellegrini. Fundamentos para una estética de la destrucción


Hablábamos con Dios esa mañana,
Dios había muerto, yacían entre mis manos sus cenizas,
me dijo entre pavesas: haremos el mundo en siete libros.
Yo no quise renunciar a lo imposible, obnubilada por su brillo.

Comencé por mostrarle al horizonte
mi propia capacidad de aniquilamiento,
diluí mi alma en el tintero,
olvidé ideologías y nostalgias.

Puse luciérnagas al rostro de la noche,
me vacié los bolsillos,
busqué un corazón prestado
para latir a un ritmo universal, desconocido.

Perdí mi paso vacilante, de poeta apenas hecha
y otros hombres, que antes que yo hicieron sus caminos,
me cedieron sus pasos, y caminé con ellos por la letra,
con su cadencia de siglos en la cadera izquierda.

Mi mano renunció a juegos sexuales, a goces paroxísticos,
para intimar al punto con el verbo desasido,
un cuerpo de vacíos que entregaría al poema,
poniendo fin a un celibato de siglos.

La letra debe ir a la letra, como los ríos
al océano,
así, mi cuerpo ha de morir en el poema,
para nacer de nuevo en cada verso.

Y así, sin más Dios que el del verbo,
sin nada que recuerde mis maneras, sin manos y sin cuerpo,
roto el antiguo corazón a martillazos,
me dejaré bautizar por un líquido verso iluminado.

Esa poeta que soy, la hicieron estos versos,
la de ayer, yace como cenizas en mi mano,
quería hacer el mundo en siete libros,
le bastó con dejarse nacer al poema.

Alejandra Menassa

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Cuadro: Aparición del rostro de Afrodita de Cnidos en un paisaje. Dalí. Reproducción de Olga de Lucia.


HAY PÁGINAS ESCRITAS


Hay páginas escritas que resultan
imposibles de encarcelar en un tiempo,
de atarlas sin piedad a la lógica celeste
que enmascaran los sentidos.
Son palabras que vuelan sin materia
y se filtran por poros microscópicos.
Hay un hombre en el texto
que desprecia su hombría,
una mujer que se despoja.
Un pensador que nos inquieta.
desmorona ídolos anquilosados
por la fuerza servil de la costumbre
y ensaya nuevos cantos sobre melodías
que cantaron los vates desde antaño.
Pequeños desvíos, son necesarios para la poesía.
Un hombre se pregunta por la guerra,
el sexo, la droga, la locura.
Un hombre que filtra el amor
por el caleidoscopio de la ciencia.
Un pensador que escudriña el alma
en sus más ocultos vericuetos.
Que observa desde un tercer ojo
y nos hace caer en la certeza de lo humano.
Mi mano de arma líquida
dibuja en alba página su nota silenciosa
y al punto pregunta, cuándo será el tiempo
en que caigan las vendas de los ojos.
Un ser que nace en la palabra,
atraviesa lo ignoto,
se brinda cual oasis en el desierto de la vida,
capaz de hacer crecer bellas rosas en la arena.

Olga de Lucia


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Cuadro: Mi pequeña Geisha. Miguel Menassa

UNA TARDE CUALQUIERA



Hoy quiero agradecer las mil vidas vividas,
los combates ganados,
las veces que mi cuerpo se batió en retirada,
las largas madrugadas volando en un celeste espacio inexistente.
Ruidosas consonantes fueron mis compañeras,
débiles vocales me indicaban la ruta y
mi destino fue mover un milímetro palabras olvidadas,
abrir sentidos, nuevas combinaciones
y caer, con alegres sonidos en un vacío imposible de llenar.


Pilar Rojas


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Cuadro: corazón de Fuego, de Miguel Menassa



HOY TODO ES CONFUSIÓN

Hoy todo es confusión, reorganización.
Llega lo nuevo y lo cambia todo,
también lo que no tenía que cambiar.
Mi mente se nubla, no sé cómo organizar
algo que ya tenía su organización.
Cierro puertas, está claro, para abrir otras,
pero avanzar hacia lo desconocido abruma.

Tomo los nuevos instrumentos entre mis manos
y aún ellas se muestran extrañas en su presencia,
añoran el tacto pasado,
el sonido de las teclas que tantas veces escuché.
Todo muere y todo nace
dando paso a este infinito.
Acosada por el tiempo
me entrego a esta novedad buscada
que crea un nuevo hombre, una nueva mujer.

Helena Trujillo Luque






Cuadro: El espejo roto. Miguel Menassa.


LA POESÍA NO LE TEME A LA MUERTE

Es hora de hablar con la muerte
sentarse frente a ella
y abrir los ojos sin detenerse,
dejarse llevar, vestirse de fuerza,
emprender un vuelo de altura infinita,
sin horizonte.

Abrí los ojos.
Hice del abecedario una sonata
de primavera, sin miedo.
dibujé su punto y aparte.
La poesía no le teme a la muerte…
su sangre se transforma en el próximo verso,
al llegar el alba y tocar, de la mirada,
su nuevo despertar.

Soy de tu sangre
la que resplandece en el amor.

Abrí los ojos al mundo.
La poesía no le teme a la muerte.

Mónica López Bordón


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Cuadro: Duda de Amanecer. Miguel Menassa



ELLA NO TEME A LO DESCONOCIDO

“ La poesía es de todos ,
y darme cuenta de eso me hará bien”
MOM

…Y dieron pasos pensando andar
y comieron pensando alimentarse
y vivieron pensando vivir.

Las palabras se quedaban atascadas entre sus dientes
sus manos nunca alcanzaban el horizonte
y sus ojos ciegos de luz
no veían más allá de sus manos quietas
asustadas por el próximo movimiento.

El dinero se acumulaba en sus bolsillos
mas no eran ricos.
Les pesaba tanta libertad al alcance de la mano
y la destruían de día como de noche
con pequeños martillos de nácar azulado
aprisionando sus sueños
aprisionado sus hijos
por falta de palabras.

No es que les faltasen palabras.

Las palabras las amontonaban en gruesos diccionarios
las estereotipaban en pesadas academias
se las tiraban a la cabeza
como si fuesen pompas de jabón.

Del amor hicieron una cárcel de lujo
“A ti …mi amor, para toda la vida.”
Mas no tenían vida.
“Te querré hasta la muerte”.
Y la muerte para ellos
no era más que un inmundo agujero negro
disfrazado como mucho de cielo o de purgatorio.
La muerte era de otros
ajena
pornográfica.

Hablar
hablar con las palabras humanas
les resultaba una tortura.
Mas hablaban todo el día para no hablar;
del tiempo
del dinero que no tenían
del vecino que no amaban
de “sus” hijos que no educaban para vivir.
Hablaban con palabras que parecían palabras
pero no eran palabras.
Del próximo fin de semana
de las próximas vacaciones
del próximo amor
de la próxima vida.
La música había invadido el mundo
y no se escuchaba nada.

Sólo unos pocos locos empecinados
seguros que iban a morir un día
jugaban al juego infinito de las palabras
que dejaban plasmadas sobre
pantallas
hojas inmaculadas
libros
para que un día quede algo de ellos
para otros.

Claire Deloupy


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Cuadro: Imprecisión. Miguel Menassa

EL HOMBRE VIVE ATERRORIZADO, PERO DE SÍ MISMO*.

*aforismo 913 de Aforismos y decires, de Miguel Oscar Menassa.

Cercado, acorralado, discontinuo e informe
descubro el aire que hace del amor un viento incontrolable
y discurro entre las avenidas como un ser inexacto,
oblicuo, desnivelado.

Bandeo las caderas y soy un elefante amurallado
con alas a los lados. Escapo de tu rostro deforme
y caigo sobre el asfalto.

Los coches siguen circulando
y un transeúnte que pasea tranquilo
por las cercanías de la ciudad
se va quitando ropa, rompiendo espejos,
dejando colgados de los árboles pestañas inservibles,
ojos gastados por la lluvia o el frío,
y el miedo a ser ese
que decide
seguir adelante o caer.

Cruz González Cardeñosa


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Cuadro: Rebasando el límite. Fabián Menassa

INSOMNIO

"Se va perdiendo el tiempo,
porque se tiene la ilusión de tenerlo.
Si no se tiene, el tiempo no se puede perder. "

Miguel Menassa

Necesito dormir,
ordenar mis ideas,
iluminar la noche con mis sueños,
mas soñar no quiero.

Las piedras tampoco sueñan
caricias de viento en el rostro;
el precipicio me atrae,
me abrazo a todas las caídas,
caigo irremediablemente.

Sempiterna mirada detenida
en el tiempo de nacer
nada quiere saber de su hombre
en todos los objetos que analiza.

Soy el que no muere nunca,
el que nunca puntúa su existencia,
el creador de sueños;
indómito huracán sobre tu centro,
magmática implosión en tus entrañas,
Soy... el que no duerme nunca

Fabián Menassa

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Cuadro: El frescor de tu voz. Amelia Díez.


DESPUÉS DE LEER


Cuando la soledad me rodea
por los cuatro costados,
cuando quedo abandonado,
me sublevo y rompo el blanco
contra la nostalgia de otros cuerpos
contra la parsimonia del volver,
contra la ilusión de ser uno,
contra los verbos y proverbios,
contra el azul y sus cubículos.
Contrariamente a lo esperado
distanciado de los finales
acudo a la palabra que acuerda
y avanzo sin mirada, escucho
sin remedio, el murmullo de tu voz.
Ella danza para que yo pueda
alejarme de mí, de ti y de aquello
que no gira bajo el ruido del verso.
Yo no quería impedir que aullaras
ni tampoco quería encontrar tu sed,
solamente, no podía dejar de querer.
Cuando la noche interpone su color
como senda de huellas sin rostro
me apiado de mi mismidad,
olvido lo leído y escribo.
Quisiera escribir como si leer
hubiera transformado mi mano
en mil manos y una soledad,
palabras mínimas y una beldad,
y mi lejana mortaja dice ?nunca más?.
Este siglo mece sus años en carnes
maceradas entre inocentes e ignotas
informaciones enlatadas en formatos
ultramodernos, humus y detritus.
¡Qué siglo y qué sustantivos
avanzan sobre el yo y sus sucedáneos!
¡Qué infancia tan crepuscular y oceánica!
Sólo queda el caminar del hominis putrefactus.

Amelia Díez.


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Cuadro: Piedra Astral. Miguel Menassa



VOCES NOCTURNAS

A veces se presentan las noches
navegando por las aguas del silencio.
Siempre el mismo derrotero,
la misma oscuridad, plena,
donde el corazón vive aprisionado, sin amanecer,
con su ritmo de muerte,
y sus mil caras pintadas sobre almas compungidas,
socavando la angustia,
impregnando las paredes tapizadas de voces interiores,
que ocultan su rostro,
pasto del recuerdo.

Otras veces, las noches son tus bellos ojos
mirando el brillo de mis labios,
donde el carbón no es negro,
ni las estrellas teoremas del pasado,
donde los verbos indecisos preguntan:
¿subir es ir hacia arriba?
¿descender es ir hacia abajo?.

Beso tu boca de yegua encandilada,
no tengo sed,
vivo entre versos,
el camino de los hombres.

Un silencio mortal
y me alejo de mi voz,
ya no soy quien escucha,
ya no soy quien espera,
ya no soy quien escribe.


Vicente Prada Gómez

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Cuadro: Besos. Magdalena Salamanca.


UNA PÁGINA EN BLANCO

Es fuego el resplandor de tu blancura
la llama ausente de tus versos
se define en lazos de mirada tenue.

Son caléndulas los bramidos de tu reflejo
y la pluma, la mancha de tus desaires.

Mecida por las horas
tu palidez se torna difusa,
rauda magnitud aquiescente
que fusiona, en vertientes,
el vacío y su decadencia.

Sé tomarte entre mis brazos
y rumiar, sigilosa, tu inmensidad,
puedo convertirte en estallido, en habitación,
pero desconozco el destino.

Has de producir intervalos,
robustecer fuerzas y
anudar palabras a tus pies,
palabras que conmuevan la paz,
que destruyan la soledad,
que, como nácar, brillen opacamente,
en este arrecife de coral.

Magdalena Salamanca


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Cuadro: Sueños de la prisión. Miguel Menassa


TENGO SED DE PALABRAS

Por las noches, donde abunda el silencio,
tengo sed de palabras,
que imagino guardaron los encierros.
Busco en los umbrales de un corazón
acostumbrado a vivir entre las sombras,
resplandores inciertos.
Quiero beberme el horizonte entero,
Brindar con los ídolos muertos,
Salir al sol como un siervo,
y que nadie me vea llegar de ese planeta,
barnizado por ángeles que nunca existieron.
Esta sed, suplica un espacio que no tenga lleno.
Recuerdos bajo la luna llena, una noche de invierno.
Visiones que armaron las palabras mirándome al espejo.

Lucía Serrano

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Cuadro: Carlos Fernández. Detrás del espejo.



FUTUROSCOPIO

Una vez ubicado el margen de la lente
y los pies abiertos en escápula fiel
amplifico en tres órbitas el vacío ostensible del rasgo.

Cuando ella quiere, la sombra es un batallón de hombres.

Sutil canto, acariciar con el dorso de la mano diestra
el vientre de mujer
y en cóncava palma llegar al misterio
de la piel afiebrada en turbulencia.

La espera quiso que fueran dos espaldas
para defender más seguro el abordaje.
La izquierda aguarda la orden precisa,
al caer el grito de tu frente entre los labios.

A veces pido nada, a veces nada quiero
y obtengo un portentoso descubrimiento:
el hombre construye puentes y el río después tuvo riberas,
y el agua sonríe el valle dividido como cuna del pasado.

A veces no escucho tu canto, me arrastro cual salvaje por
el silencioso perfume, le canto a la luna
y mirando por el futuroscopio: me veo bailando con las estrellas.

Carlos Fernández del Ganso


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Cuadro: Torbellino de fuego. Miguel Menassa

DE LIBRE INSPIRACIÓN ESTÁS HECHA.

No hallo la mezcla de lo que estás hecha.
Suenas a música, oleos de amor, versos. Cercanía.
Enigma de vértices que calman la inquietud de la noche.
Nada se parece a tu sombra. Luna llena.
Reflejos de ti. Escritura.

Trato de acompañarte en tu danza.
Tu cuerpo, templo de la aurora,
esclava que se ata al aire de la noche.
Imagino tu vuelo secreto,
desvanecerse en tu nombre,
contaminar la ciudad de tus versos.

Quebrar el dolor, dejarlo huérfano de dueño.

Sentir cada paso de vida, encontrándome con mis defectos,
amamantar la esperanza de un paraíso a tus pies,
crear una estela de estrellas para tus manos cansadas.

Y en la lejanía, sentir tu respiración calmada,
agotando la vida, cada pulso, cada mañana,
cercano a tus seres.
Amando la inspiración
de la que estás hecha.



Miguel Martínez Fondón



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Cuadro: Las cuatro estaciones. Carmen Salamanca.


RUMORES DE MADRUGADA


Aforismo 939- Miguel O. Menassa
A una pasión, sólo puede oponerse el vértigo de otra pasión.


Incandescentes rumores de madrugada
preparan, con frenesí, el encuentro
de ajenos límites, detenidos
en el hueco rumor de tus encantos.

Salpicada por el humo de la vida,
repaso ínfimos desenlaces del amor,
al abrigo de alguna escucha.

Rémoras en entredicho, superfluas
configuraciones de algún dios ensimismado
en la desdicha de vírgenes oídos,
para saciar sospechas.

Sutura de párpados y renglones, decían,
sofoquemos el odio en su despiste,
marca inaugural para futuras víctimas.

Héroes de un espacio a la intemperie,
sólidos recovecos de la razón al descubierto,
olvidamos el desastre, sólo,
cuando el recuerdo abraza la pasión.

Carmen Salamanca
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Cuadro: Latitudes de la locura. Manuel Menassa.
LUNES

Llovía un lunes húmedo el parabrisas de su coche.
La pena ardía el habitáculo de hierros y huesos
y guiaba instintivamente las manos y los pies.

Las lágrimas huían
como antes hubieron de haber huido en el bar
recordando a alguien.

Qué solo se sentía aquella mañana
en la butaca giratoria, metáfora del mundo.

Llovía un lunes trágico, acelerado
La nivea inocencia de la piel apareció
Un angel de doce cruzaba la calle
Sus trenzas eran rubias o morenas.

Una nube de paraguas se acercó a la pequeña
fue inútil, la sangre caía de abajo para arriba.

Del otro lado de la calle
la pena se va con la niña,
la culpa se apacigua, se enrostra.
Manuel Menassa

sábado, 18 de abril de 2009

TALLER DE POESÍA SÁBADO 18 DE ABRIL 2009



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA


NÚMERO - 12- 18/04/09

Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa



Cuadro: Crecida en el tigre. Miguel Menassa.



UNA VERDAD TITILANTE

Era una idea persistente
una ilusión capaz de levantar
las más altas paredes,
escalar cumbres .
Si abría mis ojos
el sol nos alumbraba
si los entrecerraba
nos perdíamos de penumbra.
Era un amor que vivía
en todos los seres amados
y aún ardía
en mundos distantes
hacía mucho tiempo
desaparecidos...
Era una verdad titilante
a veces,
otras
verdaderos relámpagos alumbrando
eternidades y noches.
Una verdadera certeza
que iba conmigo
mostrando el camino
los hitos, los escollos
un verdadero faro
en la niebla de los navegantes.




María Chévez


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Cuadro: Te amé. Carmen Salamanca.



CALCINAR EL TEDIO

Calcinar el tedio, inmiscuirse
entre vagámenes ocultos
tras el desamparo esencial de la noticia,
dilapidar el horror con su máscara
en tenues carcajadas a media luz,
como especímenes desorientados
en las entrañas del tiempo.

Sin saber quién guiará el tumulto,
reunir entresijos y blasfemias,
parcos entredichos bajo la tenue mirada
de este universo, transversal y conspicuo,
eterna revolución bajo los dedos.


Carmen Salamanca



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Cuadro: Llamaradas. Miguel Menassa

LA VERDAD DE TI SE ALCANZA.
Olas como bocas, ancestros y aquelarres
en la tarde última de tus dias.
Tu mirada se desmorona -ribera curtida,
por olor a savia- endulzando mi corona.
Gélida mano, que toca el rubor
de calladas auroras.
Te piensas, ensimismada en dulces nieves.
De lejanía, tu recuerdo yace en la memoria
las veces que grité mi soledad.
Un viento calmado, invadiendo las horas,
traspasa los vértices de mi cuerpo,
deshaciéndome cada noche, sumergiéndome
en polvo de estrellas,
invadiendo tus sueños,
pervirtiendo la castidad de tu reposo,
fingiendo ser letras.
Late en mis sienes el dulzor del silencio.
La carne de la brisa huye desesperada
y los espejos, quebrados por tanta luz
anochecen, interrumpiendo mi sigilosa
huida hacia tu lecho, retornando de nuevo
a tu cuerpo fantaseado entre mis manos,
una vez mas, hecho aurora.
Inquietante tu mirada, ante mis frágiles destello de angel caído,
que con frenética pasión se entrega a un mundo
de crisálidas nocturnas.
Pero esta vez el amor,
no mandó caer.




Miguel Martínez


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Cuadro: La mirada de los siglos. Amelia Díez

AQUELLA VERDAD


La verdad se bate en retirada
funda el debate y se aleja de la batalla
desencadena la cadena y nace sin origen.
Cuando convoca a debate, sólo te abate.
Entre ficción y fricción se anuncia
sin previo aviso y sin hondura.
La verdad no saluda ni se despide
sólo se esconde si la buscas,
te carcome si la niegas
te denuncia si la oprimes
no consiste pero insiste.
Sin embargo, la verdad poética
habla de todos y para todos
por ella se habita la tierra
por ella se funda la palabra.

Amelia Díez Cuesta

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Cuadro: Fuego en el bosque. Carlos Fernández




TODO NÚMERO, TODA CIFRA HUMANA

No, no detengas tus manos en lunes,
haz del negro sobre el blanco
letra de una canción, declaración de honor en un sobre gramado
al son jovial de las nuevas generaciones.

No, los aleteos de la ilusión no calman el vientre
de la templanza, ni alteran la ceguera del tiempo.

¡Cuánto galopa tu corazón al ritmo de clarinetes,
son tambores bien afinados, los que marcan el paso!

Firme y sereno se muestra, en el espejo, cuanto te mira.

No, no urdas temor en la noche, que solo a ella, amada mía,
le pertenece, esa caricia que mis labios, temblando,
deslizan sobre la piel de su cuello, su cuello…
el ángulo de su cuello, un resto diurno para mis sueños.

Todo número contiene la verdad de una eternidad.

Y todo canto disipa el cielo en confeti
tapizando en su caída prevista, un ruiseñor de portada.

¿Cuántos amaron al escuchar cantar un ruiseñor?
¿Qué techo sostiene de lontananza la mirada impar?
La pregunta, una cifra de ser la muerte, que nunca se podrá vivir.
Los números cantan, su sabiduría, al leer despacio lo realizado.



Carlos Fernández


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Cuadro: Sin salida. Manuel Menassa



TEMPORALIDAD

Delineo parte de una noche cualquiera,
trazo el contorno inacabado en una huella.

No es la música de la noche lo que escucho,
es la noche, mas reiría si pudiera,
ya que es tan absurdo mi reflejo
que antes de apenarme, me divierte.
No es cosa grave,
pasó otras veces y volverá a pasar.
En definitiva, llegar, no es detenerse.

Manuel Menassa de Lucia

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Cuadro: Pampa lejana. Miguel Menassa





UN HÁLITO POÉTICO

Nueva y fugaz, eterna para el hombre,
alejada del verbo cotidiano que produces
atraviesas la gélida muerte, vacías el averno infinito,
y clamas, indómita, al solsticio de la vida.
¡Cómo saber de ti si no en ti misma!
Veraz, deshaces impostura fatuas,
creces, como brote vernal, siempre esperado,
vacías de sentido las palabras y recoges el fruto de la ausencia.
Combinación imposible que funda el tiempo de lo humano,
tu voz no se esclaviza en arengas ni proclamas lujuriosas.
Constructora imparable, delicada en su forma, brutal en su apariencia
apenas has nacido, tu fuerza se despliega arrasando y sembrando un mundo nuevo.
Nada será lo mismo y haces que exista ese mismo que matas al decirlo.

Pilar Rojas



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Cuadro: Amanecer de pasión. Magdalena Salamanca





TE ENCONTRÉ AMANDO LAS MANOS DEL POETA

Te encontré amando las manos del poeta,
besabas sus dedos mientras cubrías tus ojos de cielo
y desgarrabas los vestidos que anillaban tu cintura.

Sedas y amor deslucían los rincones de tu cuerpo,
nadie sabía que sus pliegues serían el sonido del acordeón
y, a la vez, la ruidosa catarata cayendo hacia el monte
donde se esconden horas de pasión y virtud.

Dios vibrando entre caricias por un diamante perdido,
ajeno al vivir busca entre las ruinas del amor,
un vestigio de cordura.

Vivir, sí vivir,
nenúfares y aguas brotan de tu sexo
se vuelcan con fulgor hacia el futuro,
manteniendo tu frágil estructura de coral,
Danubio consternado, amante sin razón.

Eres la selva,
el magnífico recorrido de las horas,
plasma y sangre,
albergue taciturno para el misterioso juego del ajedrez.

Sígueme,
el caudal de mi boca,
desprende relativa incertidumbre, algún aplauso,
colores descomunales deslumbrando el atrevimiento
de una gama sincrónica de matices.

Esta noche azucenas y gladiolos
se pretenden diferentes,
bajo las estrellas.

Magdalena Salamanca



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Cuadro: Peces Dorados. Gustav Klimt. Reproducción de Alejandra Menassa.


LA TECLA DE LA VERDAD LA TOCA LA POESÍA.

La muerte nos escupe a la cara su negritud,
hemos sido arrojados al vacío sin nombre:
mortalmente heridos por la parca,
con el curare de la palabra paralizando nuestros músculos,

La libertad está en matar todas las aves que anidan en nosotros,
enjaularlas entre humanas palabras,
para que recuperen el aliento vital,
instilarles el hálito del deseo,
atarlas sin piedad al verbo.

El amor, cuando no es a la letra,
empoza el alma, ciega y ensordece
con su clamor, los ojos más preclaros,
los más altos oídos.

La riqueza está en el camino,
pero ella no son los labios para el último beso,
ella no es el objeto del abrazo final,
su brillo es ácido para los ojos ciegos.

Es a ti poesía, a la que amo,
porque tú me enseñaste a amar al hombre,
a bendecir los partos de la tierra,
a recibir los restos de tu nombre en los jirones
de la ropa raída del poeta.

El poeta sabe que respira por tu boca,
y sólo tu presencia es su luz,
el poeta sabe que mira por tus ojos,
y en esa hendidura por la cual el mundo
se le muestra, deposita las larvas de sus versos.

En este piano que es el mundo,
este concierto de veleidades y de máscaras,
sólo la poesía toca,
con maestría irrepetible,
la tecla de la humana verdad.

Alejandra Menassa de Lucia



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Cuadro: Palabra sin rumbo. Claire Deloupy




CHISPAS AL VIENTO

“Es amarga la verdad
Quiero echarla de la boca…”
Quevedo
Qué valor el del poeta
entregado a sus palabras.
Qué valor desnudarse
en versos ante el universo .
Qué valor escribir a fuego en la arena.
Es preciso mucho valor para escribir
a los cuatro vientos
reconociendo su miedo
y transformarlo en verso.

Amarga y dulce verdad
sin ti no hay poesía.

Ese sabor a verdadero
hace posible los versos.
Ese sabor a verdad.
Un humano habla
y aunque cante la soledad
incluye otro humano.

Poesía que todo denuncia.
Poesía que no renuncia nunca a expresarlo todo
aunque no lo pueda jamás.
Poesía que traspasa los límites
y siempre cabalga en plena libertad.
Poesía, lo más verdadero del hombre
Eres las huellas que quedarán
sobre su boca para siempre.

Ese color de ti, poeta,
no palidecerá nunca.
desafiará un día la extrema palidez
de la muerte.

Claire Deloupy



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Cuadro: Late materia inanimada. Olga de Lucia.

CUANDO DEJO DE PENSAR…


Es cuando mejor escribo; los pensamientos,
en todos los casos, son conciencias perturbadoras


del verdadero pensamiento inconsciente.
De “Aforismos y frescores” M. Menassa. (Af. 177)


Hoy no me senté a esperarte.
Me sumergí en la voz de tus obreros
y llené mis alforjas con su canto.

Después me dejé estar
y las palabras sin saber
alumbraron el poema.

Mi goce fue ser
esa pantalla transparente.

Olga de Lucia Vicente



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Cuadro: Fabián Menassa. Magnolias descubiertas


LA VERDAD DEL HOMBRE



Querida Ana:

No entiendo porqué demonios te empeñas en eso, siempre la misma historia. Acabaremos viviendo un mundo geométrico, lleno de aristas; nos haremos de goma, para ser una pieza más, llena de aristas e iremos perdiendo la sensibilidad, si uno no se pregunta el porqué o el destino del temprano cosquilleo en las yemas de los dedos, se puede llegar a disfrutar de esa sensación, pero, más nos retorcemos en este laberinto de dudas frente a todo, más acusa, esta ceguera creciente que ensombrece las más luminosas miradas.
Deja de buscar la verdad, la única verdad que encontrarás, la conoces ya, y ha de dejarte de interesar cuando por fin la encuentres.
La verdad del hombre, de la especie humana, es el Lenguaje, después todo es polivalente, cadenas infinitas de palabras en todas direcciones, poesía.

Fabián Menassa de Lucia






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Cuadro: Los dos samurais. Miguel Menassa.

INACABABLE AMOR Y DESEO

Sorpréndeme las manos con titánicas embestidas
vísteme los labios desbordados de pasión furtiva
muéstrame, en los bordes de tu piel,
el cuerpo ligero y el rostro cálido,
tiernamente,
con tu distraída voz, inagotable y vividora.

Quietamente dime la verdad con dos palabras
sencillas, hermosas, vencidas en la melodía prometida,
tejida en las impenetrables manos del poeta.
Y no me preguntes nada.

Sé que dormí el deseo en el soliloquio del alfarero,
aquel que me dijo:
“Vendrá la primavera, contigo vendrá la primavera
y rozará el verso en la noche azulada,
la gloria embellecida y todas sus flores,
lirios, violetas, guirnaldas y rosas deshojadas
por un mirlo inquieto”.

Irremediablemente tienes que decirme
del inmenso abrazo agarrando nuestro pecho,
detenido en todas la bocas abiertas al mundo.

Despiértame de esas fantasías del oráculo,
del presentimiento y de las tentaciones
contra el abismo sin sentido.

Mírame,
mañana, desprovista de mi nombre,
seré en tus manos seguro azar, y un amor.

Te observo desde el umbral,
arden tus labios y los ojos de mujer.

Ven a buscarme…

Mónica López Bordón





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Cuadro: Encuentros en la bruma. Cruz González






LA VERDAD POÉTICA

Papeles en el cesto son los muertos.
Yace la noche, despierta el corazón,
el alba se estremece. Así llega el desierto
sin agua, sin banderas. Viene la desesperación,
el agujero negro, un ojo cataclísmico,
el pan del tiempo, los ordenadores milenarios
el espejo en el cual me cuelo y desde donde veo:
papeles y naranjas, un peine, unas monedas
y aquí, junto a mis manos, escrito está un poema.

Cruz González Cardeñosa



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Cuadro: Cobre de hojas rasgadas. Miguel Menassa

HE SOÑADO UN POEMA




Dormido, se deja llevar entre sus sueños,
viaja sin nave y sin pasajes,
él mismo es el vehículo y el destino.
Se encamina hacia la juventud y la vejez,
lo real y lo nunca sido, todo es posible.
Se adentra en su egoísmo,
plácido se deja atrapar.
No busca y no encuentra nada,
permanece en esa nada efímera
que le pertenece.

El poema también es un sueño,
un viaje intergaláctico que nos trasciende.
Nos transporta hacia otros mundos,
crea otra realidad.
Espejo en el que mirarnos,
nos habla para permitirnos otra vida.
Vivimos en él un sólo instante
y sigue su viaje para otros.

Sueño o poema, dos formas de creación
con efectos tan distintos.

Helena Trujillo Luque






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Cuadro: Atardecer en el lago. Miguel Menassa




ILUMINACIONES

Hoy vi levantarse entre las letras
los mejores sueños, desnudos mundos
suspirando entre sonidos
latidos de besos silenciosos.

Un paraíso yaciendo entre escombros,
brillando en la noche del poeta
como celeste origen
ultimas cenizas de la tierra.

Adorado corazón estremecido,
blancura que no extingue los poderes
y esa sonrisa ausente, sensitiva,
vuelve impertinente, aún vive.

Diamante en bruto
rugiendo en mis entrañas
clamores de otros tiempos
veracidad de una música sacra.

Iluminaciones volviendo en las palabras
a pronunciar mi nombre sin sospechas
donde no muere nadie
y el sol se alza sin sangre.

Ser de verdades
entre las sombras de viejos cadáveres,
hoy te dejaré sin rostro
y avanzaré íntimo, indescifrable.

Lucía Serrano






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Cuadro: Homenaje a Cuba. Miguel Menassa

¿ES VERDAD, POESÍA?

Me mandaste a encontrar la primera palabra en alguna respuesta
y te interrogo desde esta burbuja sostenida en el tiempo
donde se aloja el mundo: si es verdad.
Si es verdad que la cabeza y el cuerpo son dos razas distintas
si hay un enigma indescifrable envuelto en las pieles de los pergaminos
y en las grutas aquellas del toro jeroglífico,
si puedo preguntarle al alma a dónde va,
cuando tinieblas y la luz soldadas galopan las alas heridas de los siglos.
Entonces dime también que es un abalorio,
y que palabra incierta me pide a gritos que no de mas vueltas
que harto ya de andar eche por tierra el edificio
donde la luna se apropia del rodar y el verbo circula en el azul
y azul y luna sepultan una vida en las cenizas.
Qué verdad tienes tu, dímelo bella
recuerda que otros tiempos fueron los presagiados y reinabas
sin máscaras en los impropios años juveniles
Dime, cual verdad es la que te toca el alma
que prestidigitador fue necesario para este juego de fantomas
ilustrando el inédito relato literario del hombre y sus miserias.
Y no quiero injuriarte ni violar tus arcanos, esos en los que vives
pero tengo que interrogarte ¿qué verdad?
que juegos de reflejos ocultan los rostros tallados por el tiempo
que se asoman en los espacios de tus versos y se ocultan detrás de cada coma
siempre a punto de caer al precipicio raso de una pausa.
¿Hay alguna verdad?, o fue el sortilegio en el que te mecieron que me mandó a buscarla entre papeles amarillos, resacas de todas las respuestas
que fueron una a una desgranadas con toda la demora necesaria
para hacer de esta verdad la lluvia eterna, la que condensa lágrimas y océanos
en la nobleza de alguna voz perdida entre palabras.

Norma Menassa

sábado, 4 de abril de 2009

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 4-04-09


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h


-revista virtual-


COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA


NÚMERO - 11- 04/04/09


Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa







Cuadro: Descarrilando mi destino. Miguel Menassa




ODA A LA HORA

Otra vez volví a soñar contigo
estabas sola, tendida en el infinito,
vestías sedas de colores agitadas por el viento.

Había mucha gente de almas transparentes
que te miraba con los ojos huecos,
esperando una respuesta.

Tu cabello parecía huir de la escena
como queriendo alcanzarme,
yo dormía, pero tú, insistías en alcanzarme.

Es un sueño, me digo…

Tus manos giraban, con marcada precisión,
en torno a un eje, son las diez, las once, las doce…

Pronto las almas serán humanos conversando,
lamiendo los restos de su transparencia,
y sus huecos ojos obtendrán respuesta.

Ya son las tres, las cuatro, las siete…
hoy llegaré tarde, pero dime, ¿por qué girar
si el camino recto lleva al horizonte?

Te vi sonreír con gesto de amapola
difuminada entre la gente,
te vi soñar, tantas veces…


Magdalena Salamanca



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Cuadro: Amelia Diez. Los misterios de la carne.

ODA AL PENSAMIENTO


Hubo un tiempo donde pensar y ser
se amaban hasta el paroxismo,
eran carne del mismo cuerpo.
Soy otro que aquel que piensa
que pensar quisiera.
No es posible que sea yo
ni el otro, ni esto ni aquello
ni lo pensado, ni el pensador.
Lo que impensado avanza
rompe los límites del dos.
Oda a ti pensamiento inasible
burlador burlado por el saber.
Tú que no existes sin escritura.
Tú que sólo eres en movimiento.
Pienso que pienso y nada
conmueve ni mueve mi ser,
no pienso que pienso
y soy donde no soy.

Amelia Diez Cuesta


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Cuadro: La destreza de los dioses. Manuel Menassa


ODA AL MOVIMIENTO

De lejos traigo el desamparo
porque es allí donde está el final de la vida,
mis tiernas primaveras de uvas aplastadas,
ese tiempo de la infancia.

De lejos viene este dolor cuando evoco aquellos años,
porque llegar hasta allí es irse nuevamente.
Que lástima, allí todo está como era antes.
Ahora un musgo húmedo separa los cuerpos.

De lejos traigo el olor a pan recién hecho.
Dónde estás hoy,
dónde quedó la sonrisa juvenil y el regazo que ofrecer,
cuando la vida era el anhelo reprimido de un beso.

Oh mis primeras primaveras y todo lo que con ellas olvidé.

Manuel Menassa de Lucia


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Cuadro: Campos prohibidos. Claire Deloupy



ODA AL SOÑANTE


¿A dónde fuiste otra vez?
Hasta que reino de silencio,
¡Oh soñante que vive tu vida soñando!

¿Sueñas que vives o vives?

A veces, vives como sonámbulo
como sonámbulo recorres tu vida.

Ojos abiertos y ciegos.
¿Soñante? ¿Sueñas tu vida
O ella te sueña a ti?

Cierra los ojos.sueña de verdad.
Ahí tu deseo te espera.

En los mil espejos del sueño,
ampliados al infinito
la noche te devuelve los días.

Huyes de ti , soñante
mas te persigues
como un incesante rumor de mar.

Llevado por las aguas turbulentas de tus sueños
eres todos y también
ese paisaje sin límites
del cual nunca quieres volver.

Ahora, despierta soñante soñador.

Tus sueños saben de ti
mas la vida
de vive despierta.


Claire Deloupy Marchand


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Cuadro: Amaba lo humano. Olga de Lucia


ODA A LA MADRE

Una alfombra de rosas
para recibir el contacto de tus pies cansados.
Una diadema de azucenas
que orlen tus ancianos cabellos.
Un ramo de orquídeas en tus manos,
que hoy acarician tus 95 años.
Plenos, vividos con la altanería de tu raza
de mujeres fuertes, luchadoras, entusiastas.
Madre desde niña, madre en la nostalgia,
madre presente en las grandes alegrías
y en las oscuras noches de dolor.
Madre solícita, agradecida a la vida
madre inmensa, avanza lentamente
sin prisa pero sin pausa
atentos sus ojos al crecimiento de las flores
de los nietos, de los niños.
Tus ojos poblados de recuerdos
que parecían dormidos
se asombran de todas las vidas que has vivido,
te parece mentira que seas la memoria
de tantos que han partido.
Y aquí estás, madre querida
por amor a la vida.
hasta que tú puedas
yo agradecida.




Olga de Lucia

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Cuadro: Baile de sombras. Miguel Menassa


ODA AL TIEMPO

Ella se pasea angustiada por la casa,
espera algo que no le puedo dar,
la libertad que ella misma entregó.
Se siente perdida, agotada por los años,
con lo que hizo con ellos.
Su cuerpo es la muestra de su deformidad.
Se ve reflejada en otros deseos,
otras voces que nunca se atrevió a alcanzar.
A veces llega al borde mismo de la destrucción,
lo juvenil, lo diferente, le hace ver lo que perdió.
Ella no sabe que decidió
perderse en otros, entregarse.
No hay vuelta atrás.
El tiempo nunca se equivoca.


Helena Trujillo Luque


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Cuadro: Tiempos del naufragio. Alejandra Menassa.


ODA A LA POESÍA

Tú: la forma más pura del lenguaje.
Eres un hombre lúbrico y su semen.
Tú: decantación de la humana historia o su milagro,
su sostén y sus alas,
único acercamiento posible a lo indecible.
Refulgentes como astros se alzan de la tumba
tus poetas, los que moran en tu vientre,
los que haces nacer en plena página,
aquellos que pares cada día a la luz rosada del poniente.
Te arrastras por el barro con el soldado,
te me vuelas de noche con las trapecistas
gozas en la cama de las meretrices,
acompañas insomne las noches de trabajo del galeno,
te pierdes en la luz insistente de la fábrica,
en la luz tenue de los teatros,
en la luz cefálica de las minas.
Haces girar el mundo con tu ritmo,
con tus exhalaciones se pueblan las cantinas,
en tu sangre laten el poeta, el sacerdote y el mendigo.
El agujero por donde se entra al mundo,
no es ese que el pincel de Courbet inmortaliza;
son tus brazos ahuecando la muerte para que el poeta nazca,
son tus piernas abriéndose a la noche para exhalar su alma.
Eres del hombre, su diamante,
su gema maravillosa, pero también, el resto del lenguaje;
desperdicio, vacío que lo hace nacer,
el epitafio del sentido,
la muerte de la razón,
la burla de la carne.
Dama inmortal, hombre sacrílego,
muere el dolor acuchillado, en tu presencia.

Alejandra Menassa de Lucia



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Cuadro: Como si fuera eterno. Miguel Menassa

ODA A LA MENTIRA

Bengalas de Oriente
trajeron los reyes
al pequeño niño
que nació en pesebre;
cañones de tiempo
vistieron sus noches;
sus días, profundas
balas complacientes.

Silban los obuses
en la madrugada,
silencio, se escucha,
entre muerte y muerte.

No llores María,
los muertos se mueren
no van a la guerra
no huelen a sangre,
a humo ni a miseria.

Mentiras te cuento
para que te duermas,
mentiras del hombre.

Mentiras, verdades,
son esos encuentros
irreconciliables,
la noche y el día
se miran, se huyen
y no se detienen.

Cruz González Cardeñosa

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Cuadro: Alguna inquietud. Carmen Salamanca

ODA A LA AUSENCIA


Llegaste para no estar,
para enseñarme y partir por los caminos
donde acuosas miradas rubrican
la grandeza de este amor escondido en los ojos.

Hubo que olvidar y me rompí
en inconexos pedazos de rabia y desdén.
Mientras, la espina de la soledad crecía,
imparable, en mi corazón de ángel desaparecido.

Confabulaciones al borde de la idea,
restos desasidos de cordura
entre inseparables mensajeros del mal…

Llegaste para que yo conociera la ausencia,
limítrofe especulación de los dioses
rayando, en el vacío, la masa informe del desamparo.

Carmen Salamanca


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Cuadro: Más allá del horizonte. Miguel Menassa





ODA AL CUERPO

Esta brisa de pétalos
como tu piel de antaño
hace temblar al paraíso
y vuelan las caricias
y las flores se ocultan en la noche
y un amor te espera al mediodía.

Hoy te canto cuerpo mío
para llevarte siempre
entre mis joyas
para cuidarte felíz
entre la espuma
de los más grandes mares
donde descansan ángeles.

Tú conoces esta fuerza
implacable,
este afán de seguirte
a cualquier sitio
y esta eterna juventud
que nunca muere,
hermosura visible de lo cierto.

Hoy tu mundo
es próximo y sensible
y retrato sonidos implacables

Luz de los diferentes caminos
que no ciegas mis pasos
voy a tu encuentro.



Lucía Serrano


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Cuadro: Rasgado por el tiempo. Miguel Menassa.


ODA A LA MIRADA

Nace del amor la mirada profunda,
se reconoce su caminar de pétalo abierto,
las formas que resurgen en las pupilas cristalinas
de la mujer que vive, del hombre que ama,
del mundo que gira viviendo
a su manera
en la ávida belleza de los vientos del norte.

Nace tu belleza grandiosa
en la plenitud del amanecer,
sin tiempo,
rompiendo los hechizos de tus ojos de odalisca
tendidos en la telaraña de mirada y voz,
de un paisaje imprevisto en la comisura de tu labio.

Como los otros, caminas sonámbula
en las palabras vacías de una noche de invierno
y en tus manos quedó una bandada de pájaros,
un trozo de papel,
un vuelo
y el espejo del tiempo abriendo tu boca de seda.

Descubres la desnudez del sueño, el goce,
y todo se confunde, mirada, en el viaje,
el verdadero viaje de tres colores, de luna blanca,
escritos sobre el cielo de París.

En tu ocaso empujamos vertiginosamente tu huella,
tu temblor cae sobre la vida,
cae tu mirada y se la lleva.
Viva. Viva y desvelada.
De todos y de nadie.

Mónica López Bordón

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Cuadro: Abismos imposibles. Miguel Menassa


ODA A LA PERMANENCIA

Tus días no son los del almanaque,
ni tus huellas los del horizonte.
Tu camino maneja los prodigios
del quehacer, del esfuerzo cotidiano.

Las sorpresas del alba,
que cuando amanece son del mundo,
a tus pies se quiebran,
como las olas, espuma blanca,
acercándose lentamente a la playa.

¡Qué fácil resultan las cimas a tu lado!
Se viven las alturas sin fatiga,
y el trabajo pierde el color de la pena.
Y las caídas lo son menos si tu guías los pasos.

Amarte es abrazar la vida en un azar ardiente,
es convertir en un juego,
los arrabales del destino.



Vicente Prada Gómez

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Cuadro: Allí donde los caminos se bifurcan. Miguel Menassa

ODA A LA CIUDAD

Un cielo abierto que se torna difícil,
interrumpido por torres de cemento y espacios que se abren en todas direcciones
para que el hombre que piensa no apoye su cabeza.
Muy cerca del silencio,
ritmos acompasados por relojes de pared que gritan sobre el asfalto
otros tiempos pasados, otras historias de hombres que ya fueron.
Algunos quedaron en el bronce de aquellas calles sin cordura, esquinas, plazas
trayendo en el siempre vivo del bronce a poetas ennoblecidos, algún célebre olvidado, algún patriota enmohecido.
A veces me obligas a leer paredes que lucen una placa: Aquí vivió su profética vida, Aquí murió sin gestos de ternura,
Aquí la mano no llegó a su alcance y ni firma ni papel quedaron en la historia.
Alguna canción inolvidable saliendo de las casas, me enseña que las horas van tomando otras costumbres, que son tal vez reencarnaciones del paso del viento y sus secretos, y queda flotando un tango sin camino, en la copa de un árbol
sosteniendo el día que ahora es mío en el largo error por el que ando.
Ir y venir en la noche sin sueño hasta llegar al borde de algo
Y las calles se extienden hasta el agua de un río, un río de ciudad cantado en salmos
Un agua que nadie detendrá, un temblor nocturno de violencias calladas
Y la mano se apoya delicada sobre el corazón al entrar en la cortada,
la calle del cuchillo sublimada,
La impenitente tierra firme de las sombras,
Donde el varón pierde su equilibrio y cae enamorado en unos brazos.
Un vaso compartido a medianoche,
una elocuencia desmañada, un saber de la vida vuelto humo en cafetines que hacen caer las lágrimas.
Respuestas puras saliendo de esas bocas liberadas de dioses
donde cabalgan sueños.
En un paisaje viviente paso apretando mis muslos para no perder el paso,
y las hojas otoñales crean remolinos y formas demenciales a mis pies y la ciudad me vuelca, me vacía, y distrae mi frío,
suave cristal partido de noches entornadas.
A lo lejos y siempre está lo lejos,
alguna historia mal parida, alguna razón que no sabe de palabras,
Y echo a andar pero te miento, no estoy en ti, estoy sobrevolando
en este airado hogar, donde acontece la niebla matutina,
el canto postergado de algún gallo,
La paloma avanzando en las cornisas
El gorrión que extraña a su gorriona
El latido con pausas del semáforo.
Y esta antigua amistad tallada entre la ira y el escándalo
rociada siempre de voces increíbles, creando juegos para tocarte el alma
parados en el sol del mediodía, entrelazando brazos, corriendo por las risas,
asegurando rostros conocidos, algún encuentro hablado en el idioma de la carne,
la guardia baja para engañar al enemigo, y el salto del caballo ganando la partida
sacando chispas de otros tiempos, el hierro derritiéndose en la fragua,
los silbos convertidos en palabras, no importa el lecho
porque cuando todo calla, te encuentro en medio del cemento y de la piedra
¡Oh... valle convertido en cúpulas al aire, corriendo como corren los tiempos del progreso,
reinventando los fuegos, extendiendo los márgenes
volviendo de las sombras día a día, confabulando hazañas,
desastres y bajas naderías, políticas del hambre fracasadas,
motivos de algún plan inexcusables.
Me llevas a intentarlo una vez más,
todo vuelve a empezar,
estoy en tus comienzos,
Donde se apoya la cabeza del hombre que piensa
Muy cerca del silencio

te camino.



Norma Menassa

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Cuadro: Al caer la noche. Fabián Menassa

ODA A LA PALABRA

Tú que diste un sentido al universo,
piel de letras sobre el alma;
tú, que todo nombras y adjetivas,
letras con pasión aglutinadas;
tú que a la montaña imprimes movimiento,
oh! palabra, no podrán enterrarte en el subsuelo.

Tú que pones en todas las bocas el deseo,
tú que del cielo conoces sus estrellas
tú que diste un nombre a nuestro pueblo
oh! palabra, no podrán enterrarte en el subsuelo.

Tú que enfermas de hombre o que ríes de sed
tú que pierdes en guerra, que siempre eres fiel
tú que lloras de llanto, que pides un ser

Tú que examinas, escrutas, diagnosticas

tú que anuncias la muerte y el futuro preves,
oh! palabra el ser humano a tus pies.


Fabián Menassa

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Cuadro: Espacio en vuelo. Miguel Menassa




ODA AL POETA

Voz de infinito universal
cálida o helada
alberga
todos los matices
todas las sensaciones
y los sentimientos...
Vive en un mundo de paraíso
o de oprobio,anida en
cada palabra,en todas las lenguas
y aún en el silencio.
Callado o vociferante,el poeta
está en todos los sonidos
de una música única y eterna,
luz y también sombras.
Acude presto al llamado,
resuelve el poema
intentando la grandeza.
Habita la inmensidad histórica
de la poesía
del lenguaje
hablado,escuchado,murmurado
le da lo mismo.
Sólo quiere su oportunidad:
liberar su canto.




María Chévez


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Cuadro: Anímate a nuestras voces. Miguel Menassa

ODA A LO IMPOSIBLE

Apagadas por el brillo de la noche,
luciérnagas insomnes dibujan tu camino.
Malherido en tu nombre,
alejado del viento socarrón de los hombres,
tiemblas con movimientos que sacuden el mundo.
Innombrable avispero de lenguas olvidadas
tejes redes de araña donde atrapar anhelos,
entelequias distantes de rostros inmortales.
Tus huestes no combaten en regular batalla
cual caballero herido que ha jurado a la Dama,
lejana escaramuza fue para ti la vida.

Disonante, a destiempo, irrumpes con pericia,
te disfrazas de epíteto y riges,
en aras del futuro, los designios del paso.
Condición necesaria,
cabalgas de los hombres la destreza del tiempo,
te nombran y repliegan sus velas furiosas carabelas,
se detienen caminos, paralizas estrellas.
Regio desde tu cuna, tu rostro,
impenetrable detiene la palabra.
Tú, que marcas, del momento, la pausa insospechada
pregonero sin voz, tu aullido llena,
cual tácito sonido, el zaguán de las sombras.

Pilar Rojas


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Cuadro: Frutos de primavera. Carlos Fernández del Ganso



ODA AL BALÓN

Cuando los reyes hacían magia, o
cuando algún dios quería escuchar
o, cuando los mayores te dejaban,
el mundo era rectangular, y
saltábamos a la cancha marcada de cal.

Antes de jugar, había que ayudar al utillero:
una bomba para inflar el cuero
y grasa de caballo para untar en las costuras,
rodilleras para el portero,
espinilleras para el resto, linimento y
agua milagrosa, eso era todo el invento.

Cada cual de su casa traía los borceguíes y
los de mejor familia, tenían chándal de marca,
si ese día jugabas, te daban camiseta con dorsal
y en la foto delante, en cuclillas, los cinco delanteros
y atrás, de pie defensas, centrocampistas y portero.

Todo decidido en el vestuario, el mister lo tenía claro:
¡Muchachos! ahora toca salir al campo a jugar,
jugar y tocar, tocar y pasar
driblar, centrar y rematar, eso es todo.
Disfruten salgan jugando desde atrás y abran a las bandas.

Marcar gol: eso es todo.
Todo es voz y mirada,
y en el centro de la pupila: el balón.

Carlos Fernández

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Cuadro: Huellas de la pasión. Miguel Menassa

ODA A LA VENGANZA


Saltó del abismo de la nada,
paseando sus minúsculos cabellos
con afán de ensombrecer la sonrisa
del hombre que la amó.
Su destino le obligaba a venganzas,
a noches de solitaria desnudez,
a pasear su sombra ennegrecida de recuerdos.
Por el habitáculo donde encerrada su respiración
agitaba con desesperación los dedos
al compás de aquella música estridente
que adormecía las fieras de su corazón.

Se bañó asustada, fumándose las últimas horas
de su aburrimiento.
Abatida por el hastío del tiempo
adormecido en sus brazos,
se cruzó de piernas y mirando al infinito,
suspiró.


Miguel Martínez