sábado, 28 de febrero de 2009

TALLER DE POESIA DE LOS SABADOS. 28-2-09



GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 6-
28/02/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa.





Cuadro: Como un viejo silbido. Miguel Menassa

INVOCACIÓN A LA CRUZ DEL SUR

En la llanura con olor a noche miro a lo alto
y dejo que pasen a mi lado los que andan y ruedan
mientras sube un vapor de pastos estrujados
y se oye el silencio de pájaros dormidos.
Manso y de pié como un monarca enardecido
muestra la bestia el anca descansada
y fluye como luz alumbrando una desdicha,
una explosión astral que quedó quieta,
una escritura de astros que al sur llama
y que busco insaciable noche a noche
tratando de encontrar la solución de una ecuación sin dueño.
He aquí la cosa vasta de ese alto vivir sobre la tierra,
despreciando el rumor del mar lejano que sólo puede gozar a ras del suelo,
en tanto lo inefable se separa y huye llenando con frescor de abismo
mi frente descubierta.
Es hora de postergar cualquier pedido,
la Cruz del Sur está sobre la pampa y el estuario es inmenso,
el camino esta hecho y no está hecho,
lo dicho no está del todo dicho,
hubo un desgarramiento en el inicio, el mar tembló de miedo,
se ordenaron las órbitas, y ascendió la edad sobre la tierra,
pero quedaste ahí, marcando mi destino, mi propia cruz,
mi cruz iluminada
señalando el camino de mis futuros versos.
Norma Menassa

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Cuadro: Buitres sedientos de mi sangre. Fabián Menassa

SELVAS DE INFANCIA

Había desviado el cauce de mi vida,
lejos del río, la densa selva
ocultaba todos los caminos posibles,
se había vuelto verde el cielo de mi alma.

Todo movimiento era quietud,
se entrelazaba a ella en el olvido;
era un sueño inenarrable,
colgado de la horca de las noches sin fin.

Clavé mi bandera verde en territorio liberado,
me hice buscador de oro en minas de carbón
y fui cercando mi hombre entre las bestias.

Porque hay una pieza más para este puzzle incompleto;
Siempre la infancia vuelve, amor
como el rayo que atraviesa los sentidos, vuelve la selva.

J. Fabián Menassa De Lucia



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Cuadro: Abismos imposibles. Miguel Menassa




ESQUEMA DE UN PAISAJE

Cruzo un desierto, sus páramos
y crepúsculos de infinitos sueños.
Miro alrededor y no tengo respuestas.
De todo lo que amo trazo un esbozo,
paraísos del alma,
estaciones sembradas de auroras y jardines.
En mi cuerpo están las huellas del alba,
su voz y una cantata sombría
por donde vaga la muerte
invitando a su fantasma.
Hoy tengo el espesor mudo del mar
y un largo llanto
los ojos vacíos
un vuelo de pájaro
y un largo lamento.
Escribo el dolor sin nombre.
Abandono toda promesa
y bailan sobre un hilo
los cristales de las ausencias.
Nadie lo sabe
pero en mi tristeza,
envuelta entre tus brazos,
brota una flor.

Mónica López Bordón




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Cuadro: El mercado de las palabras. Miguel Menassa


DIÁLOGO EN LA SOLEDAD

Ante ti, en esta soledad de años
que los ancestrales sabios proponían,
subida en el palco austero de un diálogo sin palabras
que se rompen en vibraciones infinitas,
astilladas por vientos ajenos a la perspicacia,
me descompongo en los aciertos de tu voz.

Asomada al balcón del quinto satélite lunar,
allí donde la mirada es siempre noble y perversa,
oteo el paradigma humano que rodea la soledad
y gime, enaltecida, su virtual presencia
aún cuando, todavía la ceguera no es condenada,
pero sí culpable de las negruras del alma.

Sola, en este desafío voluntario de vanidad,
santiguo el minucioso trabajo de la tierra deshabitada
y, con milenaria potencia, rompo las cadenas que te lloran,
desconecto las argucias proclives al amor ultraterreno,
para comenzar, como alud de potencia máxima,
un diálogo de pasiones humanas que entierre esta soledad.

Magdalena Salamanca


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Cuadro: A solas con mis versos. Miguel Menassa.



FANTASÍAS DEL PAN

Tierra de todos,tierra de nadie
exterioridad y sustancia
costumbre,
fantasma de abundancia.
Pensaba en la poesía como pan.
Lo que todos necesitamos y a la
que pertenecemos.
Pan, poesía
como oro perpetuo
sin guerras ni fronteras
lengua del universo
sin archivos.
Solamente patrimonio
de estar vivos.




María Chévez


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Cuadro: Estricta asimetría. Amelia Diez



EL COSMONAUTA

Soy el cosmonauta, el que navega,
rujo bajo los atormentados y sus pasos,
soy el que abre las puertas a la lujuria,
el que salta como nadie hacia lo múltiple.
Único y divisible, verdeo y perturbo
lo que crece y lo que a ello se resiste.

Cosmonauta vorazmente incansable,
infinito hasta el límite de una coma,
estoy dispuesto entre canto y ficción.
Parto desde donde los espejos no registran,
inventor de caminos sin meta final
espero tranquilamente una frase más.

Cuando la soledad me habita suelo cantar
la noche y sus lamentos lúgubres y blandos,
tierra mojada de infortunios que laten
sobre las cornisas de la dicha eterna,
lujuria inapetente, desierto salvaje,
cúspide oculta tras lágrimas infames.

Huesos y cenizas buscan el beso
y sus secuaces labios yertos huyen
cuando la sangre bate a retirada
sin subterfugios ni sutilezas,
cuando ninguna mano se salva,
escalando abismos y alturas.

Cuando una luz se apaga
llora la parca y el golpe triunfa,
todo cede ante sus pasos inertes,
sus falsos sueños acuden al llanto
rescatando gemidos de ayer y de ahora.
Fulminando amarguras, todo es asombro.

Amelia Díez Cuesta

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Cuadro: Acontecimiento. Miguel Menassa.



ADAN, TIERRA QUEMADA.

¿Por qué me incitaste a venerar tu cuerpo?
Podría haber sido el espejismo donde
la noche nunca se quebrara.

Pero tu pasión me obligó
a vencer las dudas.

Ajena a lo que tocan mis manos,
te alejas alegre.

Tu distancia no muere en ningún
rincón del mundo porque eres
la Diosa de los enigmas,
mujer acompañada de versos,
que incitas a crear otros universos.

Puedo volver a soñar
porque eres la heroina que perdura
en la memoria del guerrero.

Inmune al paso del tiempo
me cercas con tus palabras.
a no contraer el corazón,
a compararte con la luz eterna
que yace en los ojos,
de quien ha visto morir los cuerpos
cuando el soplo del viento duele.

Yo te espero en la llanura, con riente boca
en el apacible camino de la lealtad.

Esta vez no tacharé tu nombre
ni cruzaré la mirada cuando vengas
a decirme: esta tierra, Adan, tu tierra
está quemada.
¡Levantate y echa a andar!

Miguel Martínez Fondon



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Cuadro: Como si fuera eterno. Miguel Menassa


AMARGURA DE LA POESÍA

A Antonio Machado.

Bajo un cielo corrompido,
de metralla y agonía,
de pueblos cautivos y martirios a quema ropa,
un 22 de Febrero de 1939,
te llegó la hora, Antonio.

Tiempo lúgubre,
donde los pájaros,
postrados a la cabecera de tu lecho,
cantaban sin cesar:
“caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Un último poema descansaba en el bolsillo de tu gaban,
dos tristes sillas sostenían el ataúd,
que arropado con la bandera tricolor,
gemían plegarias desesperadas.
Y la poesía, con amargura,
suplicaba una oración para el desesperado,
para el abandonado.

Portador del secreto de las sombras prisioneras de la tierra,
de la amistad del desierto,
de los amores fulmíneos,
de esos campos de Castilla,
tan indelebles, ardientes, vibrantes,
de altas cumbres, valles hechizados y lagos dormidos.
Encinares de oscuras malezas y pardas encinas,
olmos secos, viejos, heridos por el rayo.

Ni el tiempo, ni los inquisidores, ni los buitres,
salpicaron siquiera uno sólo de tus versos.

Setenta años después,
tu buzón está lleno de cartas;
¡no mueras, te amo tanto!
¡quédate hermano!
¡vuelve a la vida!
Y otro poeta, de nombre César Vallejo,
dejó escrito con voz estrangulada
y perturbadora densidad,
un verso que bien vale un epitafio:
“tanto amor y no poder nada contra la muerte”.

Vicente Prada Gómez.


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Cuadro: Húmeda sed.




CREACIÓN


¡Tantas veces he perdido el aliento entre vocales!
He viajado en un instante a las galaxias
acompañada de signos ortográficos.
He esbozado una sonrisa tras la coma
al compás de palabras que surcaban mi carne.

Las lágrimas brotaban con el punto y seguido,
conmovida por un hálito finito.
Tardes acariciando cuerpos de rimas
que amaba con pasión desatinada.

Ellos, pequeño hombrecitos, transfigurados por letras
mostraban sortilegios que atropellaban mi vida,
rompían de mis huesos pesados eslabones
inundando mis sueños de juegos malabares.
Rotas las cadenas, volaba por los mundos,
frágil pluma, a voluntad de un verso.


Pilar Rojas


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Cuadro: Judith II, de Gustav Klimt, reproducción de Alejandra Menassa




INSISTENCIA DE LA LLUVIA

Diamantinas gotitas coronan tu frente,
son la destilación de tus deseos,
cinturas y caderas combinándose bajo la aurora atroz
El horizonte nos recorta como nube o silencio.

Me empapo en tu noche de azafrán y de almizcle,
me enamoro de tu lentitud,
me llueves insistente,
te soy infiel hasta la muerte.

Tu pecho: nimbo azul desnudando la certeza,
de mi noche: cúmulo incierto.
Esquivamos a la muerte,
le hicimos verónicas al sol.

Rompimos en dos el calendario,
provocamos que el tiempo envidiara nuestra luz,
nos enamoramos del amor,
hicimos del tedio una palabra aniquilada.

Llovía detrás de mis rodillas,
ríos mansos corrían los tobillos,
la garúa empapaba nuestros patios.
Y ya me lluevo toda en tu esperanza,
y ya te llueves todo en mi cintura,
Nos escurre la mano del tiempo,
nos sacude el galope.

El crescendo de las voces,
de las respiraciones, de las velocidades,
muere en la lluvia última,
en las exhalaciones de la gruta del tiempo.

Insistes en mojarme toda con tu sonrisa,
insistes en regar la última magnolia,
insistes en llevarte las penas como río,
y yo te dejo insistir, enamorada de tu lluvia.

Alejandra Menassa


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Cuadro: La madera del tiempo. Cruz González.




EL VENDEDOR DE FRUTAS Y PÁJAROS

Parece Prévert con sus juegos de letras
y la alegría de tanto movimiento.

No viene de Francia sino de Colombia.
Viaja con su cesto de flores,
frutas de estación y pájaros
de países exóticos.

Le acompaña un cuadro de Gauguin
y un poema de González Tuñón
que habla de la isla de Papeete,
esa donde el pintor escribió sus libros.

Desea por sobre todas las cosas de este mundo
y del otro, que no sabe si existe pero igual
desea por sobre todo, viajar.

No le importa el sol sobre su rostro
cuando sonríe a las muchachas que pasan
moviendo sus caderas al ritmo de su cantinela,
o cuando llega al mercado y los chiquillos
jalean su entrada con gritos de bienvenida
y carreras de allá para acá.

No está mucho tiempo en cada ciudad.
Conversa con cada habitante hasta que uno u otro
le compra algunas flores para el balcón
-que bien pudiera ser el del poema-
le dice a quien acaba pagando un poco más
para llevar una o dos flores y un pájaro.

Lee cada noche y al atardecer
sentado sobre alguna piedra del camino
saca de su bolsillo izquierdo una quena
y la hace sonar.

Antes de dormir escribe algún poema
no vaya a ser que los tiempos cambien
y alguien que él no conoce tal vez le encuentre
y le pida que lo lea.

Por las dudas cada noche después de escribir lee en voz alta,
tan alta que hasta le podrían escuchar las estrellas,
y mira las flores y los pájaros y escucha
una gran ovación que alegra su corazón
y duerme hasta la mañana.

Cruz González Cardeñosa


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Cuadro: A solas con mis versos. Miguel Menassa




PRELUDIO DE FALSA PRIMAVERA

Ambiciones y ensueños,
humillan
una vez más la soledad del mundo.
Confusiones y amarras,
viejos sabores sobre la tierra
precipitándose bajo el cielo.

Días incontrastables,
días donde las temperaturas
aumentan hasta confundirnos,
templados días de invierno,
naturaleza contrariando sistemas.

Llega el veranito de San Juan,
al sur del trópico de capricornio
en Argentina, Chile y Uruguay.
irrumpiendo desde el norte,
cálido clima inesperado.

Veinticuatro de junio día de San Juan
en medio del crudo invierno
se adelanta el calor
para vernos gozar,
una anticipación más.
Preludio de falsa primavera.


Lucía Serrano

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Cuadro: Lipchitz y su esposa. Marc Chagall


A LOS SOLDADOS DE FRANCIA

“Los asesinos sólo tienen armas contra nuestros cuerpos,
cantemos, con los versos, no saben lo que hacer.”
MOM


“Cuentan los que los cruzaron en el camino.
Los vieron pálidos, temblando, hundido en lágrimas,
arrastrándose hacia el prematuro encuentro con su muerte.”
Crónica anónima *



¡Oh! Soldatitos de Francia que subían al frente
llorando desconsoladamente
en la fria bruma del otoño.
Niños de apenas 20 años
que caminaban sollozando hacia el matadero
¡No os puedo borrar de mi memoria!

Soldado de carne y hueso
de esperanzas y porvenir
de dulce novia esperando
¡No te quiero olvidar!

Soldado de todas las patrias
das tu valiosa vida
por un trozo de tela
por nada.

Ahora yaces inerte
tu bello rostro hundido en el barro
sin vida para siempre.

Soldadito,
deja tus balas de metal.

Agarra las palabras certeras
empuña la pluma
dale sin piedad a las teclas.

Hoy, tu única patria
el territorio sin fronteras
Poesía.

Claire Deloupy Marchand

* Uno de ellos era Alain Fournier
El joven y entrañabale escritor
Autor del mítico “Le Grand Meaulne”.

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Cuadro: El diluvio. Carmen Salamanca.



AUTOGÉNESIS

Allí, donde severos cónclaves desmenuzan comienzos sin espuelas,
efímeros intentos deambulan por enrevesadas opiniones,
decididas, ante la insospechada magnitud de lo efímero.
El centro exacto de una discordia transitada
bordea carantoñas desviadas del recto proceder,
descoloridas imágenes que arrebatan, del tiempo,
su imperfecta simetría, entre aranceles de oprobio.
En el extremo inferior de la conducta, Amor calcula
su estricta diagonal de rostros nunca imaginados,
rescata cábalas y alquimias de rastro indisoluble,
sórdidos calambres y resbaladizos secretos
que exhalan, a punto de renovar expectativas,
la verdad de un sueño conseguido.


Carmen Salamanca

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Cuadro: El cumpleaños, de Marc Chagall. Reproducción de Carlos Fernández



RÉQUIEM POR UN ZAFIRO NEGRO

Despidiese el letrero, de señal triangular,
un aviso:
cada apuesta destinada por caminante
dirige todas las huellas clausuradas
por el pasto salvaje del viento,
en una suerte única de azar y fortuna.

Las letras no confunden el engaño
si firmas valiente, por anticipado,
el final de la cosecha.
Quedarán en los arcenes olvidados
artículos de trapo en la lengua trama del saco,
cuyo fondo cosido asegura el linde.

Ya devuelto el caldero, bien agujereado de sol labriego,
por las hendiduras de un cristal amarillo pobre,
y salpicado de cal y salobre, los viejos estores,
aplaudirán alegres golondrinas el recuerdo en los rincones.

El cuarto es negro y el ángulo oscurece
el acentuado balcón por donde caen
tus trenzas negras, cual lianas, en pleno vuelo
sobre un tambor de fuego en mi pecho inflamado
por el marfil de tus muslos de baranda.

Réquiem canta el minero: en el centro del deseo todo es zafiro negro.



Carlos Fernández

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Cuadro: A mi madre. Miguel Oscar Menassa.




ORÍGENES
…Qué bello es estar ciego
y qué bello amar a la oscuridad.
Nazim Hikmet

Cuántas veces somos ciegos a nuestros orígenes,
matamos en un verso,
ponemos el mundo a nuestros pies.

Somos gusanos devorándose a sí mismos
incapaces de la generosidad,
matando el pasado que anida en nuestro ser.

Creamos nuestras particulares cárceles
por miedo a la libertad,
a la conjugación del verbo.

Cruel destino para hombres
que no toman su herencia
ni son capaces de dar.
La muerte corroe nuestras entrañas,
nuestras almas miserables no descansarán.

Negar de dónde venimos y cuánto debemos
no sólo es pobreza
sino cruel destino.

Helena Trujillo Luque


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Cuadro: Allí donde los caminos se bifurcan. Olga de Lucia


AMISTAD
Convoco a los duendes
que tallaron en mis pupilas,
la luz de tu mirada
a través del tiempo.
Porque sé que estás,
aunque mi mano no esté
al alcance de la tuya.
Porque fuimos infinitas palabras
descubriendo los avatares de la vida
y nos tendimos al sol mansamente
y gozábamos de nuestro crecimiento.
Celebro esta confianza,
me dejo caer en tus palabras
que sé, no traicionarán mi deseo.
Porque eres bálsamo de mis heridas
amigo
porque nuestro pacto está más allá
de las pequeñas traiciones cotidianas.


Olga de Lucia.



Cuadro: Más allá de la tierra. Manuel Menassa.

MANOS DE UN HOMBRE


¿Crees que eligió la oscuridad y la pobreza?
Solo sé que se marchaba y dejo de irse.
Algunos le lloraron y otros le rieron,
nadie escucho sus palabras,
porque su mirada era un pozo amargo
donde el mismo conflicto,
con las mismas fuerzas, se repetía.
¿También tú, temes que otros murmuren?
Un poeta solo teme la quietud de la mano
cuando la arboleda enmudece, y el silencio
de los lobos, transpira lánguidos reclamos.
¿Es tu mano la culpable?
Mi mano es la soledad en toda esperanza.
Mi mano es casi nada, tendida al sol,
huella del nombre y la palabra.

Manuel Menassa

sábado, 21 de febrero de 2009

TALLER DE POESÍA SÁBADO 21 DE FEBRERO DE 2008


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h


-revista virtual-


COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA


NÚMERO - 5- 21/02/09
Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa.





Cuadro: la cueva de Altamira de Carlos Fernández

NO VALER YA, ES MÁS DOLOROSO QUE NO HABER VALIDO NUNCA


¡Creed en la Materia,
concreción de la sabiduría!
Germán Pardo García


Tabular la minuciosidad del artesano
en el barro de sus manos,
en la oración nocturna de la sombra
que vuela en todo sueño
sobre la columna del odio,
agujereando del futuro lecho
las tejas del calendario.

Equilibrar con el horizonte
la asimetría podálica
que mantiene sobre todo plano,
quebrado y roto,
el verde cielo azul, el ocre verde pienso,
sobre un lienzo de pluma infernal
en los brazos del tiempo.

Puntuar cada comienzo desde el final,
leyendo con la piel herida,
el viento firme en el diafragma
como cúpula y suelo marítimos,
donde la fusta de la crueldad custodia:
la ausencia del alveolo en la materia gris,
y su vacío, ese barco de nada que seremos.

Carlos Fernández

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Cuadro: Todo el misterio de Miguel Menassa



LO QUE SIRVE NO ESTORBA

Hoy te denuncio, que todo el mundo sepa que eres voraz y caprichosa
que eres la fiera que me habita,
que te sirvo y me pongo de rodillas pidiendo para mí fuerzas al viento.
El aire hace un jadeo, sube y baja por mis estrechos músculos buscando
escalas que me aprietan, que rompen mis vestidos.
Pero jamás te interrumpo en tus ausencias,
tampoco me impaciento tanto,
te espero en tu capricho, tal vez estés cansada,
mi amor protesta tanto que siempre te deja sospechada,
y corres, corres por mis sueños hasta tu próxima llegada.

Cuando viene es terrible,
mi mano arde en letras del teclado,
miento que no la fuerzo y viene amable
a conversar conmigo y somos dos sabios bajo el árbol.
A veces la espero de rodillas mirando como piensan las estrellas
y no le digo nada
ella pasa desenvuelta envuelta en polvo
y altiva sigue como enajenada
rompiendo los adornos con que intento en mi retórica sellarla.
Ella no sufre, son todas cosas mías,
yo quiero ribetearle el alma con pálidos romances,
con lujo de mis venas alteradas,
con crímenes de guerra o simple asesinato.
Pero quien dijo muerte,
de un jardín abrumado nacen llagas y ella es sólo un bálsamo
que cura las heridas, que no me estorba nada.
Sólo octavas y flores campesinas,
versos que caen como flecos dorados en mi cara,
ésta, la misma que sonríe y tomo entre mis manos.

Norma Menassa


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Cuadro: Recuerdo cercano de Miguel Menassa

LA SOMBRA DE LA PATRIA

“Los pueblos no pueden pasarse sin ídolos;
pero tampoco pueden pasarse sin devorarlos”.
Almafuerte
Frente al vacío atómico y delirante
donde decidir si hay que matar o morir
quizás por un deseo prohibido,
soy esclava del vértigo.
Ser desencadenado
en todas las direcciones imaginadas.

Se oyen gritos heroicos y asesinos,
angustias, desvaríos, locuras…
Belleza fatal de soldados solitarios
fusilados en la palabra y la letra.

¡Quiero salvarme!
Entre ideales y pasiones rotas
olvido, de los días, el recuerdo vago
de las flores marchitas.

Estaban todos muertos,
devorados por la selva indómita
de la tierra.


Pasa el siglo decadente, el pueblo mudo,
la patria devorada descendiendo a las sombras.

Pronuncio el destierro de la soledad
atravesado como un cadáver
muerto a solas.

Mónica López Bordón


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Cuadro: Quedar sin fuerzas de Miguel Menassa

UN GRAN DESTINO

“A veces, un gran destino está dormido
y viene el dolor y lo despierta”
Almafuerte


Soy la daga hirviendo
clavada en el corazón de los hombres,
el bienestar de los androuides
que pululan por las calles de mi nombre,
un suspiro alegre para ti
que borrado por el odio, nace nuevamente,

Una condena sin pena de muerte
sin juez, sin condenado,
un gran destino dormido,
apaciguado por las ascuas del tiempo,
una diosa que de noche
vende su piel a la locura.

Soy el verso que alberga
en las entrañas, un futuro,
la dulzura de unos pasos
escritos en la planta de mis pies,
el regocigante aleteo que anida
la cuenca de tus ojos.

Abreviado sexo conspicuo,
disociación hábil,
aliteración para el deseo
aterrado por el dolor.
“A veces, un gran destino está dormido
y viene un dolor y lo despierta”.


Magdalena Salamanca


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Cuadro: pequeñas balsas enamoradas de Miguel Menassa



EL ALMA DE LOS PUEBLOS ES UN MISTERIO
Aforismo de Almafuerte

Era la frase soñada
Y apenas entrevista.
lo siempre buscado
y fugazmente-casi relámpago-hallado.
Destellos de grandeza,
Profundidades de apariencia infinita
lo que casi nadie piensa
aún cuando anuncia su presencia.
Misteriosa ausencia cuando huye.

María Chévez
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Cuadro: Navios musicales de Amelia Díez

EL QUE PONE MANTELES DE SEDA EN LAS MESAS AJENAS
SE EXPONE A CARECER DE PAN EN LA SUYA PROPIA
(Almafuerte)


Era un hombre nacido antes de tiempo
cuando habitar la tierra era duradero.
Era una mujer cansada de haber nacido
cuando las leyes en la tierra no existían.
Ya era tarde, ya era pronto, nunca era
el tiempo en que los sueños hablan
y las artes están al alcance de una mano.
Corría en el calendario un tiempo
inexpertamente anciano y en las calles
los soles dibujaban hombres y mujeres
vestidos de sombras voraces buscando
frases que entonaran sus manos con letras
que aplacaran su canto cualquier tarde.
Cuando la necesidad altera la razón
y las conversaciones, todo se empobrece.
Pongo sobre esta página una mano
temblorosa y no dejo que nada detenga
el curso de los días y su canto.
El crujir de los días avanza
sobre mis palabras y sus abismos
cierran y abren las cadenas
que nunca cederán su prisa.
Restos de ningún naufragio
avanzan sobre mi lecho de muerte,
y una y otra vez, nazco y muero.

Amelia Díez


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Cuadro: Luz de noche de Miguel Menassa



JUZGUÉ SUS LABIOS

Hoy desperté ensombrecido,
caminé por los senderos de tu alma,
crecí desnudo.
Habitado por el silencio que acusas
perpetúo mis manos, con caudal
de tiempo y acaricio
un estertor robado a la noche.

Podría fingir más tú hallarías
una razón para desvelar,
como guardo mi mirada
en los plieges de tu sonrísa.

Universal de amor,
crecida entre bestias,
agonizante manera de besar
los minutos,
que nos separan de la vida
por una frágil pared de vientos.

Hoy, mañana, de tarde vendré
oscurecido de un quizás o un tal vez.

Tu rostro de laguna
ojos como hermanos
que no se ven.
Miguel Martínez Fondon
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Cuadro: huellas de la pasión de Miguel Menassa


QUE TODOS TUS PASOS…

Fuiste conducida bajo los pasos de una terca y obstinada lluvia,
el vértigo de lo desconocido,
repetía incesantemente atmósferas de soledad,
donde tu cuerpo desnudo,
vivía de costado,
se tornaba extraño,
y tu ansiosa boca,
buscaba respuestas que mostraran algún destino todavía por descifrar.

¡Qué difícil resulta!
¡Calmar la sed de un corazón temeroso,
el alma de ruínes desafíos!

Brusco ruido revolotea en los labios del viento,
canta entre furtivas lágrimas seductoras,
golpe de ola contra el acantilado,
delirante silbido de la brisa acariciando tu piel,
para que todos tus pasos te alejen de mí,
como la espuma olvidada en la arena,
cuando el mar abandona la orilla.


Vicente Prada Gómez.

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Cuadro: Esta pelea infinita de Miguel Menassa



A VECES UNA GRAN DESTINO ESTÁ DORMIDO

Dormido, entre brumas y esperpentos,
amarrado a pesadas palabras galopas el futuro.
Desesperado, giras en círculos enmarañados y
caes, estrepitosamente, en un magma
que devora el camino y ahoga lamentos.

En vano invocas tu nombre,
sorprendido del eco que tu boca propaga.
Vuelto hacia ti de nuevo intentas escaparte
enganchado en el pico de un águila real.

Sueños vanos de un mundo incierto,
recorren tus días y tus noches,
atrapado en laberintos, calles, encrucijadas.

Pero un día, de repente, despiertas
y un hálito de vida aleja tu muerte.
Y el milagro, es tan solo que, a veces,
un gran destino que está dormido, despierta,
en un segundo, el instante preciso de la decisión.

Pilar Rojas


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Cuadro: Hygieia, detalle de La Medicina de Gustav Klimt, reproducción de Alejandra Menassa


EL QUE CUENTA LOS QUE SE VAN, SE HACE ESCLAVO DE LOS QUE SE QUEDAN Y DA LA


RAZÓN A LOS QUE SE VAN


Vivimos entre montañas, la consigna:
amar por sobre todo la poesía,
las combinaciones imposibles,

Hicimos entre montañas, los amores,.
Espléndidos licores extremos , las palabras,
nos embriagaron para siempre.

Fuimos la oreja de occidente,
el goce era en nosotros torbellino de luz,
presencia imposible y abierta, nuestro territorio.

Muchos no aguantaron la tortura:
La humanidad llevada al paroxismo
de su posibilidad de ser.

Abdicaron su corona de reyecitos muertos,
e hicieron de sus vidas, otras vidas,
lejos de las montañas.

No los lloremos cuando lloremos,
ni tampoco hagamos vanagloria
de nuestra permanencia.

Tanto goce, tanta humanidad,
nos traspasaron el alma,
somos nosotros, los de la montaña,
los que nunca podremos vivir en la planicie.

Los que nunca podremos dejar de beber
la leche del conocimiento guardada
por siglos en las doradas ánforas del saber.

Nos tocó el goce el alma,
nos transfiguró la mirada,
nos transformó para siempre en humanos de letra

No hay marcha atrás
cuando en el corazón penetran
las saetas de la poesía,
el veneno de un saber incalculable,

cuando la mano se hace diestra
en desvirgar la blancura
de una hoja o de un lienzo,
cuando entre nosotros,

hablar es un deseo,
ser escuchado, una condición del sistema
escribir, una bandera,
pintar, un regocijo

y no está permitido callar,
ni envilecerse, ni morir joven,
ni dejar de escribir,
bajo ningún concepto.

Alejandra Menassa


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Cuadro: Encrucijada de Miguel Menassa


TU REPARTIRAS JUSTICIA ENTRE TU PUEBLO

Llegarás una tarde sin insignias
y esperarás el nuevo día
para sembrar los campos
al alba muy temprano.

No habrá que huir
desesperado entre sombras,
ni habrá que soportar
extraños rumores.

Piensa que dios es grande,
y olvida la vileza de los pobres,
la miseria de los mentirosos,
la maldad de los tontos.

Tú llegarás maldito,
y serás bienvenido entre los hombres,
¡A trabajar muchachos!
que ya no habrá más amargura
en estos campos nuestros.

Tú repartirás justicia entre tu pueblo
y contarás los días con tu oficio,
para esperar la eternidad viviendo.

Lucía Serrano

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Cuadro: El nacimiento de Venus (detalle) ded Boticcelli, reproducción de Claire Deloupy




LA VOZ QUE REGRESA


“Tan indigno del hombre es fingir penas
como averiguar si son ciertas.”
Almafuerte


Jeremías de poca monta pueblan la tierra.
Desde siglos y siglos se lamentan.
Con poco ingenio se quejan.
No aman a la vida.
¿Sufren o fingen que sufren?

¿Por qué te quejas tanto?
¿Acaso no estás viviendo?
¿No comes todos los días?
¿Pasas frio? ¿Duermes en la calle?
¿No vives acompañado?
Entonces…
¿Por qué tantas quejas?
¿Tantos sufrimientos para qué?
¿No tienes delante de ti años de vida posible?
Además si tanto te quejas
¿Por qué no preferir la muerte?

Deja de rascarte las heridas.
Uno no se rasca sin avivar la pena.

No grites tanto…

Habla.
Pon palabras a tus penas
Ya no serán penas.
Serán palabras.

Habla en voz quieta.
Ella te escuchará.
En las palabras está la voz.
Habla…


Claire Deloupy Marchand

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Cuadro: Hacia el sol de Carmen Salamanca


TODO LO QUE ANDA, APLASTA ALGUNA COSA
(Almafuerte)

Lo que anda cabeza abajo, por riscos,
peñascos, orquídeas maltrechas y pompas asesinas.
Eso que desplaza su inútil caricatura,
sin sombra ni indumentaria para las costillas.
Y se endereza o gira, tuerce y masculla,
indolente bajo los astros, cansado de atusar
ajenos espíritus bajo la almohada.

Se endurece y vacila, escapa, recula y arroja
constelaciones de atronadora magnitud,
resabios como úlceras abandonadas al azar
de suburbios infectados por el odio. Supura entredichos,
desahuciados instintos de no supervivencia
bajo mínimos enfoques carcomidos
en el resuello de una madrugada en declive,
olor inyectado entre los nervios
y cánulas desprendidas de toda utilidad
en la posterior reventa de consumidas almas.

Todo eso aplasta años, edades, sueños,
tiernas veleidades huecas, rastros ufanos y melodías,
rudimentos y leyendas, arquetipos contrariados
como arácnidos contenidos por la pereza.
Intrincados eslabones de una ruta por domesticar,
rápidas concesiones al abismo.
Brotes de insubordinación recíproca,
escarapelas de alta resolución
labradas en el extremo opuesto a la verdad.
Rabiosas celosías del honor y la desdicha,
encumbradas espuelas atronando entre el hombre
y su destino, siempre postergado.

Lo que vacila, sufre, huye, respira o siente,
mira y dispara légamos de consternación
antes de caer o rodar, maldecir y contrariar su suerte,
su estampa lacrimógena y desigual…
En fin, todo lo que anda, aplasta alguna cosa.

Carmen Salamanca

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Cuadro: Yo y la aldea de Marc Chagall, reproducción de Cruz González


¿NECESITAN LOS PUEBLOS CREER EN TIPOS HUMANOS PRODIGIOSOS?

Dejo a la mujer que a veces soy en el cuarto de al lado
con sus cosas de antaño, esas caricias breves que con el tiempo
desaparecen de la vida y ya nadie recuerda.

A ratos viene y me susurra frases indescifrables
con colores de tierra y fuego estampados en el alma.
La miro tiernamente y ella desaparece, encogida,
arrastrando los pies sobre un suelo de ceniza.

Escribo de algún sueño querido, una figura esbelta
que vendrán a ser los años futuros, y descubro una mujer
que nunca seré sino en un entre discontinuo y ajeno.

Intento imaginar un hombre a mi lado, como en tiempos
imaginaba un elefante blanco cruzando la ciudad,
o las bombas transformándose en gotas de lluvia,
alguna combinación imperfecta sobre un decir cotidiano.

Ellos están en la calle, en las fábricas, en los oleoductos,
construyen puentes y zanjas que cruzan la ciudad
distribuyendo gérmenes o vísceras,
esqueletos de algún moribundo transeúnte.

¿Los pueblos son aquellos de mi país natal,
o los pueblos indígenas de una Latinoamérica
donde renace el canto y se estrellan las noches de luz?

Están al otro lado los señores de bigotes grises
con grandes sonrisas complacientes
y las damas con escotes y pieles y sus dientes tan blancos
que deslumbran el hambre de los alrededores de la ciudad.

Un tipo prodigioso sería aquel que diese vuelta el mundo
desubicando el odio y creando colegios donde había cuarteles,
desubicando el hambre y sembrando los campos de amor.

Un tipo prodigioso que al mirarte no te haga sentir ametrallada
que al besarte descubra ese cuerpo dormido y sin destino
que al hablarte deje caer las palabras de sus labios sin intención.

Un hombre prodigioso, aquel
en el que cada pueblo
necesita creer.

Cruz González Cardeñosa


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Cuadro: paseo a plena luz, de Olga de Lucia



LAS PEQUEÑAS VILEZAS, LOS PEQUEÑOS MANEJOS


Si no fuera humana diría
que nunca cometí una vileza
ni tampoco traté de manejar
en mi beneficio, ninguna situación.

Pequeños resquemores, celos operantes,
intrigas palaciegas, envidias soslayadas,
donde toda la inteligencia se gasta
en el afán de venganza.

Manejo las esperas con habilidad de sátiro,
me río como idiota cuando un semejante falla,
me siento superior porque yo lo determino,
quiero lo del vecino, aunque no me interese.

Salto al vacío, disfrazando a la infame
que sonríe en mis ojos clavados en tu vientre.


Olga de Lucia

sábado, 14 de febrero de 2009

TALLER DE POESÍA DE LOS SÁBADOS 14 DE FEBRERO DE 2009. DÍA DE SAN VALENTÍN


GRUPO DE POESÍA DE LOS SÁBADOS A LAS 18:00 h
-revista virtual-
COORDINADOR : MIGUEL OSCAR MENASSA
NÚMERO - 4- 14/02/09




Semana a semana iremos mostrando en este blog el producto del trabajo realizado en el Taller virtual de poesía los sábados a las 18:00 h de la Escuela de Poesía Grupo Cero, coordinado por el poeta Miguel Oscar Menassa.









Cuadro: Naranja otoñal, Miguel Menassa


MIENTRAS VIVAMOS, JUGUEMOS

Caen inexorables los días,
recortados en la recta arena de un horizonte roto
dejando en mi mirada un rumor de sorpresa traído por el viento.
Jalonada por vastos continentes,
alejada del hito de las rocas,
ne propongo nadar hasta sentir exhausta la palabra,
jugar al arbitrio de las letras,
saludar la mañana apostando al batir de las olas
saltar entre atisbos de peonzas,
caminar hojarascas jugando a sortear los escondites
entonar el ritmo de un pausado latir.
y un verso, sólo un verso para apostar de la vida su jugada.


Pilar Rojas





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Cuadro: Llantos del exilio. Miguel Menassa

UNA HOJA CAE, ALGO PASA VOLANDO

Nunca lamentaste sostener entre los puños la daga,
el vértigo arrebatado de un reloj de agujas inquietas
pronunciando un silbido aterrador, para este lunes lluvioso.

Frente a la condena del diario vivir,
como hoja que cae hacia una laguna inerte
mientras refleja el eco del gavilán en sus aguas,
hablo a la escritura tenue, magia para la noche.

No lamentes los ocres acordes de esta sátira
que camina hacia la muerte,
como cortejo aquiescente en época de soles.

Amanecen, tatuados en la frente, los años,
el viento primaveral que ciñe por la cintura los árboles
que brotan de tus ojos, como eternas palabras
inermes, ante el cuerpo roído del hombre.

Cuando una hoja cae, algo pasa volando...

Magdalena Salamanca

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Cuadro: Joya del Nilo. Miguel Menassa

YO QUERRÍA ESE MAR PARA MI SED


No era preciso recordar ningún oráculo
después de la catástrofe es inútil contar los resultados,
mañana alguien hará rodar su corazón como un velero
sin temor a las maniobras de fantasmas.

Es tarde para avivar el fuego que ilumina la noche,
es tarde para dejar caer el horizonte que se tragó la bruma,
es un decir demás que los monstruos habitan soledades
porque los veo allí sentados en la silla mirando el sol detrás de los rosales.

Crujen maderas desgarradas que se lleva de prisa la corriente,
mas allá se agita todo el mundo en su protesta interminable,
inquieto corre el viento sin saber de dónde viene pero lo mismo anda,
y ahora tengo el mar debajo de la mesa
ahogando mis estrellas anhelantes que beben

los minutos prendidos a mi vida.

Ato a mis caderas las piedras de la edad y un cráter rompe la luz
sin resolver ninguna geología,
pero oceánicas olas despiertan un ejército asesino
y quiero tirar piedras a la noche para que te despiertes
y abras los ojos buscando el sol que acalle los tambores del orgullo

y vuelvas a ser dulce en la rompiente

y me saludes otra vez a mí, que a veces como vos, quiero tragarte.

Norma Menassa.






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Cuadro: La jóven virgen de Gustav Klimt, por Alejandra Menassa









UN ABISMO SE OCULTABA EN MEDIO DE LAS NUBES

Era el quinto día del naufragio,
entre las sábanas estábamos
perdidos en tempestades de lujuria
yo buscaba una honda para derribar a Dios
para que cesara de caer esa lluvia insistente sobre los dos
era el día del hacha y de la rabia,
yo tenía en el pelo una orquídea amarilla y en la liga
el cuchillo del alba.

Era el quinto día de la muerte del sol,
yo buscaba una hormiga que en la almohada
fundó su campamento
y tu explorabas para encontrar las migas del amor
que atraían insectos a libar el licor de nuestros sexos,
ya éramos en la noche las sombras del averno,
el descenso sin retorno al abismo del tiempo,
que se ocultaba quieto entre las nubes,
como callado espectro.


Era el quinto día del relámpago y del trueno,
una luz eléctrica proyectaba en la pared
nuestras sombras, que como un torpe gigante
hacía huir a los fantasmas,
llegaste con la pala de los días,
a abrir surcos en mi piel buscando el mineral
la precisa distancia entre los cuerpos,
la fruta madurada a costa de libarla.

Era el quinto día y tocaba a su fin esta batalla,
la lucha cuerpo a cuerpo,
la huída en desbandada al pais de los ayes,
el recorrer de una esquina a otra la ciudad de la cama
los altos edificios del placer,
las farolas nocturnas erectas e irisadas,
el final de salivas y de savias destiladas
cómplice suicidio de manos, voces y miradas.




Alejandra Menassa de Lucia






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Cuadro: El árbol de la sabiduría. Carmen Salamanca






NO FUE DEL TODO BIEN

No fue del todo bien:
sin historia, sin malla invisible
sosteniendo esta fugaz agonía sin palabras,
su eterna melancolía de violín enamorado.
Nadie fue responsable de aquel aliento,
entrecortado por el vaivén infinito de las horas.
Degollada espera, dividida en su espesura
de mármol, aquietado por la costumbre.
Eterna rebeldía entre los dedos,
ese destapar, sin tregua ni cartón,
deshilachados algoritmos de noches sin espuelas.
Horizonte divisorio en legítima y vertical estampa
como quien escucha su atronador desafío: la vida.
Soberana y gastada pantomima de los siglos
cuando tu imagen rebotaba sin parpadeos especiales
a la luz de aquél traspiés inoportuno.
Vacilante y sin cornisas, henchida
de rigor apasionado entre nubes de ausencia,
repito: no fue del todo bien y, sin embargo…


Carmen Salamanca






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Cuadro: Mujer con sombrero. Henry Matisse, reproducción de Carlos Fernández

UN OJO SE ABRE FRENTE AL ESPEJO

Tengo tanta necesidad de ternura que ubico mayúsculas
las letras en cada inicio, razón asnal de respirar,
con la boca cerrada para dibujar sobre el espejo, el vaho
de tu mirada, cayendo en pentagrama una lágrima.

Tengo tanta necesidad de ternura que he visto
agitar la alas rojas del horizonte capitaneando
la firma en blanco del oleaje que alcanza
tu silueta de odalisca en la playa desierta.

Tengo tanta necesidad de ternura que, he regalado
mis ojos verdes al balcón donde desfila virgen
y desnuda la mujer de la cabellera incandescente,
la mujer que desnuda mis sueños y esconde
en su cintura de otoño, mis deseos, ardiendo la noche.

Por todo ello, y después de tanta y tanta necedad
sin arbitrio ni góndola, decidí escribirte en la roca el legado
de todos los escombros donde habito, levantando mis brazos,
como saluda en el puerto un amante que se queda
frente al futuro ojo de buey que se abre al naufragio de perderte.

Carlos Fernández



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Cuadro: Enamorada. Miguel Menassa




BUSCO LA ALONDRA QUE ESCAPÓ DE MI PECHO

Descubro en los mares árticos
un juego para inventar silbidos de la tarde
en el canto de la alondra.

Olvido todos los nombres.

Retrocede la noche como pájaro rendido
en tu pecho deshabitado.
Se alejan los vientos del Norte
plegados en tantas cosas por encontrar.

Entre las alondras vuelan gargantas de mundo
inundadas de versos.
Engendran sus nidos
con el ir y venir de tanto viaje
siempre, para volver.

Resbalarán y caerán en mis manos alzadas,
sonámbulas de tu boca,
desnudas entre tus brazos…

Cómo apagar el resplandor de este vuelo,
la pasión de su ruta acariciando
tus labios con los dedos,
deslizándose por el horizonte abierto,
alondra que no pudo hablar.

Miro el cuerpo que anida en mi pecho
invadiéndolo todo
para encontrarme a mí misma
volando, por primera vez.


Mónica López Bordón

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Cuadro: De la mano del amor. Miguel Menassa



¡CUANTAS VECES LA VIDA HABRA RECOMENZADO!

Vigilia del otoño, pequeña herida
Que vuelve a convocar los tiempos.
Aliento perpetuándose bajo la higuera
Reclinada en la siesta
Última presencia
Caída del sol.
La vida comienza otra vez cuando te escribo,
Anónimo poema
Estatuas de cemento
Corazones amantes.
Fugaces momentos
Donde alguna glicina blanca, alguien,
Recuerdos. Presencias.
¡Cuántas veces lo mucho se hizo poco!
Y el color del apuro,
Cruzó entre cornisas oscuros escondrijos
Herrumbre
Este amor que te tengo vida,
porque te he visto renacer
fabuloso anticuario,
Última esquina, aliento de Benares.

Caminar sin rincones, todo abierto
Y apostar impunemente
A fortalecer este loco corazón
Que late condenado en poesía
Negro pasado
quiebre del espejo
Naufragio que acelera la débil voz
Alud, recomienzos

Lucía Serrano


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Cuadro: Constelación mutante. Olga de Lucia


PREFIERO ESCUCHAR LA NOTA DEL ALELÍ

Quisiera tu paracaídas Altazor
para aterrizar con tus palabras de alabastro
tu florida fauna, tus delicados arco iris
y caer de pie en esta selva de palabras,
impregnada con la vehemencia de tu sangre.
Ver más allá de los jeroglíficos
que describen las golondrinas en el aire.
Bajar la persiana de mis ojos
y que sus olas no destruyan la quietud de los nenúfares.
Que la marería no castigue la geografía de las costas
ni se lleve el torbellino las almas inocentes,
ni arrecien huracanes desterrando transeúntes,
ni aludes ensombrezcan la mirada de los hombres.
Que nadie grite el hambre, ni rasgue con sus uñas
el dolor de la izquierda, latiendo en la mañana.
Ni atronen los obúes, ni salten pedazos de humanos
cercenados por intereses espúreos.
Que se apague el estruendoso ruido de la pólvora,
que me dejen escuchar la nota del alelí

Olga de Lucia




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Cuadro: Boda en el mar de Miguel Menassa


LA RELATIVIDAD DE LA PRIMAVERA


Yo querría poner una paloma
al perverso, en mitad de la nuca,
curar al enfermo con una sonrisa,
comprar al vendedor,´
las viandas sobrantes.

Yo querría terminar
con la soberbia del vándalo,
ayudar al diestro a utilizar la zurda,
besar de las mujeres las melodías del cantor.

¿Dónde está la llave que abre el corazón del
hombre triste,
que aleja al soldado de la batalla,
sin que su pecho mutilado lleve impresa la
cobardía?

¿Quién es éste que escribe estos versos?

Estruendo mudo,
cinta de fuego en busca del Amor,
espíritu jadeante entre las hebras del deseo,
primavera vibrante lanzando rosas
sobre la tierra, polvo humano,
perenne imperfección.

Hoy siento el vértigo volátil
de andar a ciegas.

Vicente Prada Gómez


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Cuadro: Al sur de Europa de Miguel Menassa


ATADURA PRIMERA
Buenos Aires, aún te amo en aquellos años primeros,
donde la confusión vivía
erogenizando el caos palpitante
de la plena juventud. En todos los casos un desorden apasionado
pleno de sabores y aromas, de pasos inquietantes,
de decisiones sin arte ni concierto,
por las ganas y el ímpetu.
Allí avanzar era un capricho
y la mejor dirección la de cualquier hoja en el viento.
Pedía al amor que me amara, al perdón que me perdonara,
al abrazo que me abrazara y creía en encuentros previamente señalados
por un destino aposentado en mí desde el principio.
Tu tiempo fulgurante de mestizaje y arte
de surrealismo cotidiano,
tareas y amor, los días transcurrían
entre el murmullo de tus fuentes
con ritmos canyengues
y voces potentes
se derramaban
desde el Colón hasta Corrientes
Buenos Aires, aún te amo y se me nubla el alma,
cuando inevitable,
me dejo mecer por tus brazos
de lluvia vocinglera.
Qué bella permaneces
aún ahora que muestras y ocultas
las marcas, los estigmas...
Guerra sucia cayendo sobre ti
estropeando las vidas, los mármoles
dejándose el asombroso brillo de tus ojos
parpadeando entre millones de lágrimas.
Buenos Aires aún te amo
mi piel atardece y se mira en tu río.



María Chévez





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Cuadro: Salto mortal de Manuel Menassa de Lucia




YO VUELVO A TI HUYENDO DEL REINO INCALCULABLE

Desprenderme de ti
no es olvidarte,
ni comerte en cada bocado
ni beberte en cada sorbo indeciso.

Desprenderme de ti
no es construir un muro
de arpegios en los pies, ni tropezar.

Desprenderme de ti
no es contar hasta diez
ni subir las escaleras de una en una.

Mi objetivo es acabarte en mi,
que el canto del viento sur
recuerde los besos que nunca se darán.
Mi objetivo es tenerte presente
pero no en los ojos de las mujeres
Mi objetivo es imaginarte
tendida en los brazos de otro
y sonreír la procesión de dientes
y el séquito de saliva blanca
que espera impaciente
la ausencia de tu lluvia en mis sueños

Seguramente,
el proceso en ti será diferente.

Manuel Menassa de Lucia



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Cuadro: La lujuria de los recuerdos de Miguel Menassa

AQUELLA MISMA NOCHE BAJO EL CIELO OBLONGO

Tuve desmedida vergüenza,
con tu palabra última.
Soñé con besos rotos,
me disparaban piedras.

Mi tristeza, me la había robado
la noche y no pude calmar el dolor tibio,
al ver columnas rotas
que no podían sostener nubes
ocultas por lágrimas negras.

Solo el fuego calla, - me dijiste-
y mi soledad quedó oculta.

Se que una noche vendrás cubierta
de heridas monótonas
y sabré lamer tus huellas
con atemperada calma,
- desconocido dueño de mí me siento-
porque no veo tu mirada.

Me lanzo al poniente, enfrente, campos desiertos.
Te sueño vestida con trajes improvisados,
de recuerdos que yo mismo inventé para tí en la noche.

Miguel Martínez


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Cuadro: Mujer con abanico de Gaugin, reproducido por Claire Deloupy


PARIS, UNA ESTRELLA DESNUDA


París
gota efímera
te crees inmortal.
No eres tus orgullosos monumentos
ni arcos triunfantes
ni elíseos campos trazados para dioses
ni el obelisco soberbio robado al desierto.
No eres tu torre desafiando las nubes
ni tus puentes de orilla a orilla del Sena.

Enamorada de ti misma
entregada a tu gloria pasada
a tus mil años de vida
eres, sin siquiera saberlo
millones de palabras al viento.

“Hermanos humanos
Que después de nosotros vivirán…”
susurran los ahorcados
mientras Villon, el poeta
extranjero en su propia ciudad
abandona para siempre
tus calles ingratas.
Muero de sed cerca de la fuente
Ardiente como el fuego
Me muero de frío.
En mi país
Estoy en tierra extranjera.

Paris, no eres de piedra
eres las lágrimas de Gargantúa
inundando tus calles.

Los pasos del sabio Montaigne
llegando de Aquitania
sus “Ensayos” bajo el brazo
para el rey de Francia:
“He aquí un libro de buena fe, lector…
Soy yo mismo la materia de mi libro”

Bajo tus techos, Paris,
Descartes piensa, escribe y fundamenta:
“ Pienso, luego soy”
mientras Cyrano, el poeta,
a la luna intenta llegar.

Pero he aquí Molière
parisino de pura cepa
y su Ilustre Teatro
burlándose a sus anchas
del devoto, del avaro,
del médico a pesar suyo.
Ni del enfermo se apiada.
Imaginario lo considera

Y aquí La Rochefoucault
lúcido y cínico que advierte al lector:
Ni el sol ni la muerte
Se pueden mirar fijamente
.
Y si te quieres casar, amigo
Sepa que buenos matrimonios hay
Pero ninguno delicioso.
Así que
quien vive sin locura
No es tan sabio como se cree.

No menos lúcido La Bruyère
Que por tus calles, observando al hombre sentenció:
Hay gente, que habla un rato
antes de haber pensado.


Paris, Paris…ya lo ves, no eres de piedra
Eres de letras…
Y si no me crees, mira.
Ahí entre tus murallas nació colosal y censurada
de mano de Diderot, d’Alembert et Voltaire
La Enciclopedia, magistral.
¡Eso si que es monumento!

Pero ya viene la Revolución.
Caen las viejas piedras de La Bastilla pero
Sade siguen preso…y escribiendo.

Ves…eres de palabras

Una revolución sigue a la otra
un gran escritor a otro.
Victor Hugo con su “Leyenda de los Siglos”.
quiere verlo todo, sentirlo todo, escribir de todo.
También frase tras frase reconstruye Notre Dame,
frase tras frase tus Miserables, Paris.
Por fin, la poesía invade tus calles.
Aquí viene Baudelaire.
Crecen, exuberantes Las Flores del Mal.
Pronto sigue Verlaine.
La poesía se vuelve pura música.
“Los largos sollozos de los violines del otoño
Mecen mi corazón con monótona languidez”.
Y ahí, viene caminando desde lejos
-le esperaban desde hace siglos-
“ El hombre de la suelas de viento…”
Rimbaud.

Nos arrastra con él en “Una temporada en el infierno”
En otro tiempo…
Pasan los días y pasan las semanas
y siguen corriendo las aguas del Sena bajo tus puentes.
Apollinaire sucede a Rimbaud.
Ni tiempo pasado ni amores vuelven.
Está por nacer el surrealismo.
En las terrazas de tus cafés, Paris, se reúnen
Breton, Aragon, Soupault
"Todo miente”, lector, reza su Manifiesto…

Paris lo ves, no eres de piedra.

Aunque tus calles se puedan invadir,
los carros de guerra ocupar tus plazas,
siempre habrá un poeta para escribir sobre las paredes
que te visten, la palabra….Liberté.
Y así escribe Éluard:
Sobre las alas de los pájaros/
Y sobre el molino de las sombras/
Escribo tu nombre[…]
Y por el
poder de una palabra /
Empiezo de nuevo mi vida.

Ves..Paris…Puedes desnudarte de tus piedras,
De tus orgullosos monumentos,
puedes desnudarte de ti misma.

Ahora, ven, ven conmigo.
Prepárate a volar como el gran Altazor.
Despegaremos de un jardín,
uno de tus jardines, Paris.
Ven, leamos juntos a Prévert,
el amable poeta.
Despeguemos juntos en un beso.
Miles y miles de años
No bastarán
Para decir
El pequeño segundo de eternidad
Donde me besaste
Donde te besé
Una mañana en la luz del invierno
En el Parque Montsouris en Paris
En Paris
Sobre la tierra
La tierra que es un astro.

Lo ves Paris…Lo ves…
No eres de piedra.
Eres la voz de tus poetas.
Eres, Paris,
una estrella desnuda.


Claire Deloupy

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Cuadro: El violinista verde de Marc Chagall, reproducción de Cruz González


ALGUIEN QUE LLORABA HACÍA CAER LAS HOJAS

Alguien que lloraba hacía caer las hojas sobre mi corazón.
No era por tristeza que lo hacía, no había desesperación en su mirada,
era simplemente la manera de hablar de las mujeres de su raza.

Hacía su equipaje y lloraba. Si pintaba de azul la mañana, ella lloraba.
Andaba por el mundo como si fuese la única que quedaba,
la indígena del canto vital de la montaña.

Ella se desprendió de mí una mañana, disfrazada de mujer solitaria.
Bajó de mi caballo, se puso unas sandalias, trenzó sus cabellos
para que el viento no los volara, para no seducir con su deseo a la mañana.

Enterró con el hacha de guerra con el que había luchado en la batalla,
cada muerto querido, cada dolor acallado por el llanto, cada palabra.

Fueron de carne y hueso sus entrañas. Tuvo padres e hijos, tuvo un hombre
con el que compartir la lumbre y las madrugadas.

Su piel era tersa y sus labios fueron tomando el rojo atardecer de una mirada.

Piel sobre piel se transformó en tranvía, en bosque, fue faro del tiempo
y aire, muchas veces fue aire para que respirara aquella que lloraba,
la mujercita que cada tanto hacía caer las horas sobre su cara.


Cruz González Cardeñosa



Cuadro: El sonido de la estepa. Amelia Díez.


¿TE HA QUEDADO EN LAS MANOS UN AROMA DE SELVA?


Se me caen las manos de la nuca al suelo y me levanto
Se me acongoja el corazón entre amor y rencor
Se me ata tu mano a la cintura como hierro
Suelo dibujar en la tarde una magnolia para ti
Salgo del invierno cuando tú me llamas
Recorro el frente y la retaguardia en un solo día
No descanso nunca en cuestiones de amor y hambre
Era un siglo bendecido por los siglos
Era una noche cualquiera de un año cualquiera
Sólo faltaba yo cuando se reunieron las nostalgias
Cuando llovía sobre mil rostros olvidaba llegar
Cuando estaba enamorada yacía sobre mi mismidad
Cuando escuchaba morir no tocaban por mí.


Amelia Díez Cuesta